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SI ... de RUDYARD KIPLING


SI ... de RUDYARD KIPLING, cuyos cuentos y poemas figuran en lugar eminente en la literatura universal contemporánea, traemos a nuestras páginas, en la admirada versión castellana de Os Secco Ellauri, una de las más hermosas, más sentidas y más humanas de sus grandes composiciones poéticas, "Si", la que precisamente en esta hora, víspera de una paz sobre cuyas bases se asentara una sociedad mejor organizada, más acorde con los nuevos tiempos, adquiere un nuevo y profundo sentido orientador para la joven generación, al par que alienta los sentimientos más ennoblecedores de la que lleva sobre sus hombros la responsabilidad de este período crucial de la historia.

SI... log ras conservar intacta tu firmeza
cuando todos vacilan y tachan tu entereza;
si a pesar de esas dudas mantienes tus creencias
sin que te debiliten extrañas sugerencias;
si esperar puedes inmune a la fatiga
y fiel a la verdad, reacio a la mentira,
el odio de los otros te deja indiferente
sin creerte por ello muy sabio o muy valíente;

SI sueñas, sin por ello rendirte ante el ensueño;
si piensas, más de tu pensamiento sigues siendo dueño;
si triunfos o desastres no menguan tus ardores,
y por igual los tratas como dos impostores;
si soportas oír tu verdad deformada
para trampa de necios por malvados usada;
o mirar hecho trizas de tu vida el ideal
y con gastados útiles recomenzar igual;

SI el total de victorias conquistadas
arriesgar puedes en audaz jugada,
y aun perdiendo, sin quejas ni tristeza
con nuevos bríos reiniciar puedes tu empresa;
si entregado a la lucha con nervio y corazón
a un desfallecido, persistes en la acción,
y extraes energías, cansado y vacilante
de heroica voluntad que te ordena, ¡adelante!

SI hasta el pueblo te acercas sin perder tus virtudes
o con reyes alternas sin cambiar de actitudes;
si no logran turbarte ni amigos ni enemigos,
pero en justa medida contar pueden contigo;
si alcanzas a llenar el minuto sereno
con sesenta segundos de un esfuerzo supremo
lo que existe en el mundo en tus manos tendrás
y además, hijo mío, un hombre tu serás.

Alberto Santos Dumont


Alberto Santos Dumont
Alberto Santos-Dumont portrait.jpg
Información personal
Nacimiento20 de julio de 1873 Ver y modificar los datos en Wikidata
Santos DumontBrasil Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento23 de julio de 1932 Ver y modificar los datos en Wikidata (59 años)
Guarujá, Brasil Ver y modificar los datos en Wikidata
Causa de muerteSuicidio por ahorcamiento Ver y modificar los datos en Wikidata
NacionalidadBrasileña Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
OcupaciónAviador, inventor e ingeniero. Considerado un pionero de la aviación.
Miembro de
Distinciones
  • Pantheon of Fatherland and Freedom
  • Comendador de la Legión de Honor Ver y modificar los datos en Wikidata
FirmaAssinatura do Santos Dumont 2.png
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Alberto Santos Dumont (20 de julio de 1873 - 23 de julio de 1932) fue un pionero de la aviación, inventor e ingenierobrasileño.

Santos Dumont fue el primer hombre en despegar a bordo de un avión, impulsado por un motor aeronáutico; algunos consideran a los hermanos Wright como los primeros en realizar esta hazaña, debido al despegue que ellos manifestaron haber realizado el 17 de diciembre de 1903. Sin embargo, Santos Dumont fue el primero en cumplir un circuito preestablecido, bajo la supervisión oficial de especialistas en la materia, periodistas y ciudadanos parisinos. El 23 de octubre de 1906, voló cerca de 60 metros a una altura de 2 a 3 metros del suelo con su 14-bis, en el campo de Bagatelle en París. En menos de un mes, repitió la hazaña delante de una multitud de testigos, recorriendo 220 metros a una altura de 6 metros. El vuelo del 14-bis fue el primero verificado por el Aeroclub de Francia, de un aparato más pesado que el aire en Europa y posiblemente la primera demostración pública de un vehículo levantando vuelo por sus propios medios, sin ser impulsado. El 14-bis tuvo un despegue auto-impulsado, razón por la cual, Santos Dumont es considerado por parte de la comunidad científica y aeronáutica (principalmente en su país de origen, Brasil) como el "Padre de la aviación".
Heredero de una familia de prósperos caficultores, se pudo dedicar al estudio de la ciencia y la mecánica en París. Al contrario de otros pioneros de la aviación de la época, dejaba sus descubrimientos en el dominio público y sin registrar patentes.
La casa donde nació Santos Dumont está situada en el municipio de Palmira (hoy llamado Santos Dumont en honor a él), a 240 km de Belo Horizonte y 220 km de Río de Janeiro. El sitio fue transformado en el Museo de Cabangu. También existe un pequeño museo acerca de su vida y hazañas en la ciudad de Petrópolis, en donde Dumont tenía una casa.Primeros años y familia[editar]
Alberto Santos Dumont nació en la localidad minera de Palmira, sexto hijo del matrimonio de Henri Dumont y Francisca dos Santos. Sus abuelos paternos fueron François Dumont y Euphrasie Honoré, ambos de nacionalidad francesa. François viajó a Brasil en busca de piedras preciosas para los negocios relacionados con orfebrería que tenía su suegro. Allí tuvo tres hijos, y falleció prematuramente. Henri Dumont se formó en la "École des Arts et Métiers" (Escuela de Artes y Oficios) de París, gracias a la ayuda de su padrino, especializándose en ingeniería. Al volver a Brasil, se empleó trabajando en el servicio de obras públicas de la ciudad de Ouro Preto. Se casó en 1856 con Francisca dos Santos, mudándose a Palmira debido al trabajo en la construcción del ferrocarril Don Pedro II (Central de Brasil), que unió Río de Janeiro con el estado de Minas Gerais, asumiendo la construcción del tramo ubicado en la Sierra de la Mantiqueira, instalando su campamento de obras en la localidad de Cabangu, cerca de Palmira. Allí fijó su residencia junto a su esposa y tuvo a su hijo, Alberto Santos Dumont.

Francisca dos Santos era hija del comendador Paulo Santos y de doña Rosalina. Henrique y Francisca se casaron el 6 de septiembre de 1856, en la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, en Ouro Preto. La pareja tuvo ocho hijos: Henrique (1857, Ouro Preto, Minas Gerais), Maria Rosalina (1860, Hacienda del Congo Soco, Santa Bárbara, Minas Gerais), Virgínia (1866, Jaguará, Rio de las Viejas, Minas Gerais), Luís (1869, Jaguará, Rio de las Viejas, Minas Gerais), Gabriela (1871, Jaguará, Rio de las Viejas, Minas Gerais), Alberto Santos Dumont 1873, Sofia (1875, Casal, Valença, Río de Janeiro) y Francisca (1877, Casal, Valença, Río de Janeiro)

El nacimiento de Alberto Santos Dumont ocurrió el día en que su padre cumplió 41 años. Pasados seis años, cuando se concluyó el tramo ferroviario, la familia se mudó para la localidad de Casal, en Valença (actualmente, el municipio de Río de las Flores), dedicándose al cultivo del café. Allí, Alberto fue bautizado el 20 de febrero de 1877 en la Parroquia de Santa Teresa. Henrique Dumont compró la Hacienda Arindeúva, a unos 20 km de la localidad de Ribeirão Preto. Llegó a ser considerado en esa época el rey del café por tener plantados, en esa propiedad, cerca de cinco millones de cafetales. Además de eso, la hacienda tenía siete locomotoras y 96 km de ferrovías, con el fin de sacar las cosechas al ferrocarril de Ribeirão Preto, que en esa época era considerado el más moderno de América del Sur.

Alberto Santos Dumont aprendió a escribir y leer gracias a su hermana Virginia. Además estudió en la ciudad de Campinas en el colegio Culto a la Ciencia, en São Paulo en los colegios Kopke y Morton y en la Escuela de Ouro Preto. En su infancia, Santos Dumont también estudiaba con profesoras particulares provenientes de Francia contratadas por su padre, directamente de París. Observaba las nubes y las aves; también se interesaba por los libros de Julio Verne y las demostraciones con globos de las fiestas juninas. En 1888, pudo ver por primera vez un globo traído por franceses para una feria realizada en San Pablo. Alberto se interesaba por la ingeniería y más tarde, en su adolescencia, pudo conducir las locomotoras de la hacienda de su padre, autorizado por él. También colaboraba en el mantenimiento de las máquinas de producción de café y las máquinas de coser de su madre. Analizando el funcionamiento de las máquinas de vapor, los engranajes y la transmisión por poleas, aprendió a lidiar con equipamientos mecánicos. Siempre buscando información sobre hazañas aéreas, conoció las experiencias con globos de aire caliente hechas por los Hermanos Montgolfier en el año de 1783 y la de Jean Pierre Blanchard y John Jeffries que realizaron en 1785 al atravesar el Canal de la Mancha en un globo.

En 1890 su padre sufrió un accidente en una carreta y, por razones de su tratamiento, vendió su hacienda. En 1891 viajó con su padre a París y observó por primera vez un motor a gasolina, diferente de los motores a vapor que él conocía. Llevó para Brasil un automóvil Peugeot a gasolina, el primero de su tipo en todo el país. Al año siguiente, su padre le dio parte de su fortuna y la emancipación, aconsejándole estudiar ingeniería en Francia, para que Alberto pudiera desarrollar su potencial.

Francia y los globos[editar]

Santos Dumont a bordo de uno de sus dirigibles.
Ya establecido en Francia, se dedicó a los globos, interesado en desarrollar mucho más el invento, que en esa época no tenía mucha facilidad de manejo. Sin embargo, los vuelos eran muy costosos, cosa que lo hizo desistir por un tiempo de volar y más bien dedicarse a los automóviles, participando incluso en algunas carreras. Poco tiempo después retomó sus estudios sobre los globos y la manera de maniobrarlos. Estudió con el Profesor García, humanista de origen español con un vasto conocimiento en física, mecánica y electricidad. También estudió en la Universidad de Bristol (Inglaterra) como alumno asistente y después regresó a París. En 1897, construyó un motor de explosión de dos cilindros, el cual adaptó a un triciclo.
Santos Dumont ascendiendo en el globo Brasil. París, 4 de julio de 1898.
En uno de sus viajes de regreso a Brasil, encontró entre algunos libros sobre globos, uno que hablaba sobre un señor de apellido Lachambre, constructor de globos, que junto a Machuron, habían construido un aparato (con el que realizaron una expedición al Polo Norte). Tiempo después conoció a Machuron, y el 23 de marzo de 1898 Santos Dumont realizó su primera ascensión junto a él en un globo de 750 m3, saliendo del Parque de Vaugirard en París y volando durante dos horas hasta el parque del Castillo de La Ferrière, recorriendo aproximadamente 100 km. Después de este primer viaje, Santos Dumont compró un globo a la tradicional casa constructora "Lachambre". Asistió a todas las etapas de la construcción, para aprender las técnicas y también añadir innovaciones. Santos Dumont hizo énfasis en que su globo fuese construido con seda japonesa para reducir su peso. Tenía un cesto para una sola persona y era de dimensiones reducidas (103 m3); por esa época, se decía que Santos Dumont había construido un globo que podía llevar en su maleta.

El 4 de julio de 1898 ascendió al cielo el "balão Brasil", que sorprendió a los parisinos por su pequeño tamaño. Santos Dumont comenzó a pensar en el problema de la maniobrabilidad y propulsión de los globos. Proyectó entonces su Número 1, de forma alargada como un tabaco, inflado con hidrógeno e impulsado por un motor a gasolina. Diseñó este propotipo de manera que las aspas de la hélice del motor y el tubo de escape no fueran a entrar en contacto con el hidrógeno y produjeran una explosión. En el primer intento de despegue, se estrelló contra unos árboles, debido a la sugerencia de algunas personas de realizar el despegue a favor del viento. Por tal razón, fue que el 20 de septiembre de 1898 realizó el primer vuelo de un globo autopropulsado; partió del Jardin d'Acclimatation, voló sobre París en contra y a favor del viento. Tuvo un pequeño accidente al descender, sin mayores consecuencias. En 1899, realizó vuelos con los dirigibles Número 2 y Número 3.

Con el éxito de los vuelos de Santos Dumont, el magnate petrolero Henry Deutsch de la Meurthe, ofreció un premio de cien mil francos a quien partiese del parque Saint Cloud y sin ningún tipo de auxilio en tierra, rodease la torre Eiffel y regresara al mismo punto inicial en no más de 30 minutos. A este reto se le denominó Premio Deutsch.

El aviador rodeando la Torre Eiffel de París con su dirigible «Número 5» el 19 de octubre de 1901.

Santos Dumont realizó sus primeras pruebas con el dirigible Número 4 (septiembre de 1900) e intentó ganar el premio a bordo del Número 5. En el primer intento, el 13 de julio de 1901, despegó, rodeó la torre, pero una falla del motor del globo hizo que perdiera el control, chocando contra los árboles del parque Edmond de Rothschild. El 8 de agosto lo intentó de nuevo. En este segundo intento, contó con la presencia de la Comisión Científica del Aeroclub de Francia, rodeó la torre Eiffel y continuó su camino de vuelta al parque Saint-Cloud, como exigía el desafío. El dirigible comenzó a perder hidrógeno y las cuerdas de suspensión comenzaron a ser cortadas por la hélice, cosa que obligó a Santos Dumont a detener el motor. El globo cayó y chocó contra el tejado del hotel Trocadero, causando una gran explosión. Santos Dumont se salvó porque se amarró a la quilla del dirigible, quedando suspendido en el aire, colgado del edificio del hotel; fue rescatado por los bomberos de París.

El 19 de octubre de 1901 convocó a los jurados del Aeroclub de Francia pero, debido al mal tiempo, sólo llegaron 25, entre ellos el que ofreció el premio, Henry Deutsch de la Meurthe. En 29 minutos y 30 segundos, el Número 6 realizó la prueba y cruzó la línea de llegada. Sin embargo, hubo una polémica: la prueba había sido alterada y el nuevo reglamento decía que el desembarque también debía haber sido realizado dentro de los 30 minutos que exigía la prueba. Santos Dumont había desembarcado de su dirigible en 30 minutos y 29 segundos. La polémica continuó, hasta que el 4 de noviembre, el Aeroclub de Francia decidió declararlo vencedor. El premio de 129 000 francos que recibió, lo distribuyó entre su equipo y los empleados que tenía en París. El presidente de Brasil, Campos Salles envió otro premio del mismo valor, junto a una medalla de oro con su efigie y una alusión al escritor y poeta portugués Camões: Por céus nunca dantes navegados (Por cielos nunca antes navegados).

Alberto Santos Dumont en el dirigible N° 6 en 1901, Coteaux de Longchamps.

En 1902, Alberto I de Mónaco le hizo una generosa invitación para que continuara realizando sus investigaciones sobre el vuelo y los globos en su Principado. Le ofreció un hangar en la playa de "La Condamine" y todo lo que fuese necesario para su comodidad y seguridad. Entre 1902 y 1903 fabricó otros dirigibles; el Número 7 para realizar carreras, después el Número 9, obviando la construcción del Número 8 por superstición contra el número y el mes de agosto. El dirigible Número 9 se hizo popular en París por ser bastante pequeño en relación con otros dirigibles y por la buena cantidad de demostraciones que Santos Dumont realizó en él; se dice que lo usaba para ir de visita a la casa de sus amigos y descendía en las calles con él para luego entrar a tomar algo en los cafés de París.

El 14 de julio de 1903, participó en la conmemoración de la Toma de la Bastilla desfilando con su dirigible. En esa celebración, Santos Dumont permitió conducir por primera vez a otra persona: la cubana Aída de Acosta. En junio de 1904, fue a los Estados Unidos para participar en la carrera de dirigibles de Saint Louis; desafortunadamente, sufrió la mano criminal de saboteadores, que dejaron inservible al dirigible Número 7.
Más pesado que el aire[editar]

«Número 19», uno de los Demoiselles de Santos Dumont.

Santos Dumont continuó construyendo dirigibles: el Número 10, con capacidad para doce pasajeros. El Número 11 fue un bimotor que además tenía alas. El Número 12 era semejante a un helicóptero. En 1906, realizó experiencias con el Número 13 y en ese mismo año construyó el Número 14 que utilizó para realizar los primeros intentos de vuelo con su primer avión el 14-bis que inicialmente despegaba acoplado a este dirigible.

En ese año fue instituida la Copa Archdeacon por Ernest Archdeacon, para un vuelo mínimo de 25 metros con un aparato más pesado que el aire y autopropulsado. También fue instituido el Premio Aeroclub de Francia de 1500 francos para un vuelo de 100 metros con un aparato de iguales características a las del premio Archdeacon. En el mes de abril de 1902, viajó a los Estados Unidos, donde visitó los laboratorios de Thomas Alva Edison, en Nueva York y fue recibido en la Casa Blanca de Washington por el entonces presidente de la nación norteamericana Theodore Roosevelt.

El vuelo del 12 de noviembre de 1906 en el 14-bis.

El 23 de octubre de 1906, hizo un vuelo de 60 metros en el campo de Bagatelle, conquistando la Copa Archdeacon, siendo considerada la primera vez que una aeronave carreteó y despegó sin ningún tipo de ayuda y utilizando solamente sus propias fuerzas. El 12 de noviembre de 1906, se reunió con Gabriel Voisin y Louis Blériot, quienes habían construido una aeronave para competir. Santos Dumont les dio tiempo para que pudiesen despegar, pero no lo lograron; él en su primer intento a las diez de la mañana tampoco lo logró, pero en su cuarto intento realizó un vuelo de 220 metros estableciendo el primer récord de distancia, ganando el premio Aeroclub de Francia. También construyó una aeronave Número 15 con alas de madera, una Número 16 que era mezcla de dirigible y avión y las Número 17 y Número 18 que eran deslizadores acuáticos. Descontento con los resultados de estos últimos propotipos, hizo una nueva serie de aparatos de menor tamaño y más perfeccionados, llamados Demoiselles, que iban del número 19 al 22.
Después del 14-Bis[editar]

El éxito de los vuelos de Santos Dumont y el hecho de que jamás patentó sus inventos con la intención de motivar las innovaciones aeronáuticas, incentivó a los ingenieros e inventores a desarrollar nuevos proyectos. Voisin fabricó junto a Léon Delagrange un biplano que voló en Bagatelle en los meses de marzo y abril de 1907. Blériot también realizaba pequeños vuelos con sus modelos. El 2 de noviembre de 1907, Henri Farman superó el récord del 14-bis al volar 771 metros en 52 segundos a bordo de un avión construido por Voisin. En septiembre, Santos Dumont, llevó a cabo experiencias en el río Sena, con el Número 18 que era un deslizador acuático.

En 1909, se llevaron a cabo dos grandes eventos: la Semana de Champagne en la ciudad francesa de Reims, el cual fue el primer encuentro aeronáutico del mundo, donde se disputaron varias pruebas con premios que sumaron los doscientos mil francos y el Desafío de atravesar el Canal de la Mancha, lanzado a todos los aviadores. En enero de ese año, Santos Dumont obtuvo la primera licencia de aviador, autorizada por el Aeroclub de Francia.
Homenajes y retiro[editar]

Tarjeta postal francesa que muestra a Santos Dumont en el 14-bis.

El 25 de julio de 1909, Blériot atravesó el Canal de la Mancha, convirtiéndose en un héroe nacional para los franceses. Guillermo II, emperador de Alemania, dijo entonces una frase que apareció impresa en varios periódicos: Inglaterra ya no es una isla. Santos Dumont, en una carta, felicitó a Bleriot, su amigo, con las siguientes palabras: Esta transformación de la geografía es una victoria de la navegación aérea sobre la navegación marítima. Un día, tal vez, gracias a usted, el avión atravesará el Atlántico. Bleriot entonces le respondió: Yo no hice más que seguirlo e imitarlo. Su nombre es para los aviadores una bandera. Usted es nuestro líder.

Santos Dumont comenzó a sufrir de esclerosis múltiple. Envejeció en apariencia y se sintió cansado para continuar compitiendo con nuevos inventores en las diversas pruebas. Terminó las actividades de su oficina en 1910 y se aisló de la vida social parisina. En reconocimiento a sus conquistas, el Aeroclub de Francia lo homenajeó con la construcción de dos monumentos: el primero, en 1910, erguido en el campo de Bagatelle, donde realizó su histórico vuelo del 14-bis y el segundo, en 1912, en Saint-Cloud, en conmemoración del vuelo del dirigible Número 6, ocurrido en 1901. El 18 de septiembre de 1909, realizó su último vuelo en uno de sus aparatos, volando sobre una multitud, sin colocar las manos en los comandos de la aeronave; llevaba dos pañuelos, uno en cada mano, los cuales soltó cuando pasó sobre la multitud.
Últimos años de vida[editar]

Santos Dumont en 1916 junto a otro pionero de la aviación, el argentino Eduardo Bradley.

En agosto de 1914, Francia fue invadida por las tropas alemanas. Era el inicio de la Primera Guerra Mundial. Los aeroplanos comenzaron a ser usados en la guerra, primero para la observación de tropas enemigas y después en combates aéreos. Los combates aéreos eran cada vez más violentos, con el uso de ametralladoras y bombas. Santos Dumont vio de un momento a otro cómo su sueño de ver a la Humanidad volando, se convertía en pesadilla. Entonces comenzó la guerra de nervios del Padre de la Aviación.

Santos Dumont comenzó a dedicarse al estudio de la astronomía, residiendo en Trouville, cerca del mar. Para eso usaba diversos aparatos de observación, que los vecinos creyeron que eran artificios de espionaje para colaborar con los alemanes. Cayó preso por esta acusación, pero el incidente fue aclarado y el gobierno francés pidió disculpas formalmente. Su estado de salud empeoró y en 1915 decidió retornar a Brasil. Entre diciembre de 1915 y enero de 1916 participó en el 2º Congreso Científico Pan-Americano en Washington en los Estados Unidos, donde se abordó el tema del uso de la aviación como forma de facilitar las relaciones entre los países de América. Pero el avión era utilizado en ese momento para fines militares en la Primera Guerra. En los Estados Unidos se fabricaban 16 aviones militares por día.

Regresó al Brasil y al sufrir una depresión que iba a acompañarlo hasta sus últimos días, encontró refugio en Petrópolis, donde proyectó la construcción de su casona La Encantada: una casa con diversas invenciones propias, como una ducha de agua caliente y una escalera donde se debía pisar primero con el pie derecho. La casa es actualmente un museo. Permaneció allí hasta 1922, cuando decidió visitar Francia llamado por unos amigos. Nunca más estableció un sitio de residencia fijo. Permanecía algún tiempo en París, São Paulo, Río de Janeiro, Petrópolis y la Hacienda Cabangu en Minas Gerais.

Santos Dumont en 1922.

En el año 1922 condecoró a Anésia Pinheiro Machado, que durante las celebraciones del centenario de la independencia de Brasil realizó el trayecto Río de Janeiro-São Paulo en un avión. En ese mismo año, mandó construir una tumba para sus padres y para sí mismo, en el Cementerio de San Juan Bautista, en Río de Janeiro. La tumba es una réplica del Ícaro del parque Saint-Cloud en París.

En enero de 1926, apeló a la Sociedad de Naciones para que se impidiera la utilización de los aviones como armas de guerra. Llegó a ofrecer diez mil francos para quien escribiera la mejor obra contra la utilización de aviones en la guerra. En ese mismo año, inventó un motor portátil para esquiadores, que facilitaba la subida a las montañas. Fue probado por la campeona de esquí de Francia, la señorita Porgés.

Ese año se internó en el sanatorio de Valmont-sur-Territet en Suiza. En mayo de 1927 fue invitado por el Aeroclub de Francia para presidir el banquete en homenaje a Charles Lindbergh, por la travesía a través del Atlántico, pero declinó la invitación debido a su estado de salud. Pasó un tiempo de convalecencia en Glion, Suiza y después regresó a Francia. Volvió a Brasil en el barco Cap Arcona en 1928. La ciudad de Río de Janeiro lo recibió festivamente. Pero ocurrió un accidente cuando el hidroavión de la empresa Cóndor Syndikat (el cual llevaba el nombre de Santos Dumont) iba a darle la bienvenida, al sobrevolar el barco donde estaba, se estrelló sin dejar sobrevivientes. El avión llevaba personas notables del mundo de la ingeniería. Abatido, suspendió las festividades y volvió a París.

En junio de 1930 fue condecorado por el Aeroclub de Francia con el título de gran oficial de la Legión de Honor de Francia. En junio de 1931 fue electo miembro de la Academia Brasilera de Letras. También en 1931 estuvo internado en casas de salud en Biarritz y en Orthez, en el sur de Francia. Antonio Prado Júnior, ex alcalde de Río de Janeiro (en esa época capital de Brasil), había sido exiliado por la revolución de 1930 y huyó a Francia donde encontró a Santos Dumont en delicado estado de salud, lo que lo llevó a entrar en contacto con la familia y pedirle a su sobrino Jorge Dumont Villares que lo fuera a buscar a Francia. De vuelta a Brasil, pasaron por Araxá, en Minas Gerais, Río de Janeiro, São Paulo y finalmente se instalaron en el hotel la Plage en Guarujá, en 1932.

En 1932 ocurrió la revolución constitucionalista, en la que el estado de São Paulo se levantó contra el gobierno revolucionario de Getúlio Vargas. Eso incomodaba mucho a Santos Dumont, que realizó llamamientos para que no hubiera una guerra entre brasileños. Pero el conflicto era irrefrenable y los aviones atacaron el Campo de Marte, en São Paulo el 23 de julio de ese año. Posiblemente, sobrevolaron Minas, Goiás y la visión de los aviones en combate pudo haber causado una profunda angustia en Santos Dumont, que ese día, aprovechando la ausencia de su sobrino, quiso dar fin a su propia vida, aunque aún hay dudas sobre la causa de su muerte. Tenía 59 años. No dejó descendencia.

Constance Markievicz

Original



"Vestido convenientemente en faldas cortas y botas fuertes, dejé sus joyas en el Banco y compre un revólver."

Conocida como "La Condesa rebelde", Constance Markievicz fue un temprano 20th-suffragette siglo, escritor, poeta, Guerrero revolucionario, instructor de punteras, Forajido, sniper y agitador político que pasó la mayor parte de la década de 1910 ya sea tapas de pasarse a oficiales británicos, policías fistfighting, formación de los irlandeses en la puntería de la pistola, o realizar bolas-hacia fuera los actos de desobediencia civil que veía habitualmente encerrados en algunas de las más horribles mazmorras de la prisión las islas británicas tenía que ofrecer. Cuando ella no estaba sirviendo en el gabinete irlandés o ser arrestado por conducta desordenada, la Condesa rebelde también fue en el ejército republicano irlandés y su papel en el levantamiento de Pascua de 1916 ayudó a iniciar la lucha que se separó de Irlanda de Gran Bretaña como un país independiente.
  En un momento dado, la Condesa rebelde fue condenada a ser ejecutada por un pelotón de fusilamiento por su papel en un irlandés sangriento levantamiento contra los británico, cuando se enteró de que su condena iba a ser conmutada a "una vida de trabajo duro" debido a su sexo, ella maldijo a los fiscales, atrevieron los británicos a "hombre encima" y le dispara y luego (cuando ellos se negaron) salió y se convirtió en la primera mujer elegida a la cámara de los comunes – una posición de alguna manera todavía fue elegida para incluso encarcelado por discurso sedicioso contra el Gobierno británico. Cuando ella salió de la cárcel que Markievicz fue tan gangster que ella nunca demostró que tomariá posesión del cargo, abstenerse de su posición elegida de protesta. Más tarde ella llegó a ser un ministro de gabinete en el Gobierno irlandés independiente y pasó su tiempo libre de la Isla Esmeralda en algunos de los vehículos más rápidos ella podría conseguir sus manos encendido, sólo para el infierno de él.
  Constanza nació en Londres el 4 de febrero de 1868. Su nombre de soltera era Gore-Booth, que suena como una pequeña habitación donde personas están horriblemente mutiladas, y que probablemente es apropiado porque esta mujer llegaría a ser un tirador sniper y de revolver durante uno de los conflictos más brutales, amargamente disputada en la historia de la civilización occidental. Su familia fue cargada, y eran dueños de una gran finca en el Condado de Sligo, Irlanda. Su COP fue un explorador ártico tan loco que tiene la frases "oso polar" y "pesca del tiburón" enlaces directos en su entrada de Wikipedia, así que usted puede imaginar que Constanza tenía una educación bastante tradicional compuesto por megafauna ventosa pegada en la garganta y luego mostrando sus cuerpos taxidermizados prominente en su sala de estar como un arrancador de la conversación impresionantemente.
  Un ávido lector, escritor, artista y poeta, Constanza se fue a la escuela de arte en París, donde conoció y se casó con un conde polaco dang llamado Casimir Markievicz. Casimir fue muy bien, supongo, pero cuando él decidió que quería pasar a Europa a trabajar como periodista que cubre los acontecimientos que se convirtió en la primera guerra mundial, Constanza estaba como, "Si te diviertes con eso" y se movió de nuevo a Dublín donde fue (sólo ligeramente) menos propensos a ser compadre en cebo por un proyectil de artillería alemana.
  La Countess Markievicz había sido un excelente tiradora ya que ella era una niña, pero cuando la Condesa volvió a Dublín que realmente no estaba en el punto todavía donde ella era leer para iniciar el arranque de rondas en oficiales de policía todavía. En cambio ella ha optado por algo un poco menos shooty fundó a un artista y club del escritor, invitando a algunas de las mejores mentes creativas de la ciudad a relajarse como leer poesía y pintura cosas y posiblemente adorables animales de papel maché o lo que sea.
  Alrededor de este tiempo es cuando ella empecé realmente a la literatura revolucionaria de Sinn Fein que flotaba alrededor de Dublín durante este tiempo. Ahora bien, no debería ser una sorpresa para nadie que los irlandeses y los ingleses no han conseguido siempre a lo largo de ese bien, y sino alrededor de la vuelta de la 20th siglo cosas realmente comenzaban a la ebullición en Irlanda. Irlanda era parte del imperio británico en este tiempo, y mucha gente se molesto y quiso romper y formar una Irlanda independiente. Countess Markievicz era una de esas personas, y en 1909 fundó una militante organización de mujeres llamada las hijas de Irlanda. Trabajando incansablemente, Constanza inició capacitación a las mujeres cómo disparar una pistola, fortificar un edificio, protestar la injusticia perpetrada por el gobierno y prepararse para luchar por una revolución. Las hijas de Irlanda se convirtió en suffragettes, luchando por una mujer ' derecho a votar en las elecciones parlamentarias y en 1911 Markievicz fue arrestada por protestar durante una visita del rey británico. Supongo que el rey demostró para arriba en Irlanda y fue recibido por una multitud de gente pro británica agitando banderas de la Union Jack, pero Constanza sólo trajo a un enorme muñeco negro y lo había drapeado frente y centro durante su visita como una burla al rey. Algunos leales al rey intentaron golpear a Constanza con una bandera británica y ponerla en su lugar, pero según la historia, el asta de bandera de madera roto en astillas en cuanto le golpeó, y ella sólo estaba allí, totalmente ilesa, solo mirando hacia abajo con un épico asalto de media.
  Irlanda luchó otra gran guerra para la independencia en 1919, y Constance Markievicz fue una vez más a la vanguardia de la batalla. Ella ayudó a coser uniformes, combatientes entrenados suministraba alimentos con su propio dinero y sirvió como el Ministro de trabajo en el gobierno de Dail irlandesa de 1919-1921. Después de la guerra, sin embargo, clase de tuvo un enfrentamiento con los dirigentes porque pensó que habían acobardado hacia fuera y acordaron un tratado que no concede la independencia completa de Gran Bretaña. Ella se dirigió a los Estados Unidos para tratar de conseguir apoyo de estadounidenses de origen irlandés y fue capaz de recaudar algunos fondos y armas para su causa.
  La Condesa rebelde pasó sus últimos años de lucha por el sufragio femenino, y en un punto mientras que en la cárcel por desobediencia civil organizó una huelga de hambre de 92 mujeres que era tan eficaz que fue liberada más tarde en menos de un mes. Incluso en sus 50 ella amó los coches de carreras, enseña a construir y reparar automóviles y era un autor vocal de la independencia irlandesa. Cuando ella murió de apendicitis en 1927 a la edad de 59 años, casi 250.000 personas salieron a las calles de Dublín para su funeral.

Un imperio catalán en Cuba


Por: Santander

José Sarrá y su tío Valentín eran boticarios y botiguers. A mediados del XIX se fueron a Cuba para hacer carrera y probar fortuna en los negocios. Lograron mucho más. Los Sarrá conquistaron La Habana. Su historia es la de los catalanes emprendedores en el mundo; una parte importante de la historia de Cuba; un paradigma de la historia de los indianos, de la burguesía criolla y de los primeros capitalistas de Latinoamérica. Sus huellas están en algunos de los inmuebles más emblemáticos de La Habana, desde la gloriosa farmacia que crearon y fueron ampliando a lo largo de generaciones, hasta el imponente palacio art nouveau que hoy alberga la embajada española.
El imperio Sarrá tuvo un siglo largo de vida en Cuba; en Estados Unidos aún subsiste. Nació en 1853, cuando los licenciados Valentín Catalá y su sobrino José Sarrá y Catalá invirtieron 50.000 pesos en la fundación de una farmacia y droguería en pleno corazón de La Habana Vieja, junto a un pozo de agua pura (sin dureza e idónea para la elaboración de medicamentos). El establecimiento, orientado a la venta al por mayor, se llamó La Reunión porque unificaba las farmacias tradicional y homeopática: la primera, a cargo de José y la segunda, dirigida por Valentín, que también asumió la contabilidad.
Sarrá montó un laboratorio que en poco tiempo estaba surtiendo de ungüentos, sales, jarabes y extractos a farmacéuticos y hospitales de toda Cuba. En 1858 se incorporó a la empresa el también científico y negociante José Sarrá y Valldejulí, sobrino del cofundador; siete años después, Valentín les vendió su parte para establecerse por su cuenta en Barcelona, donde el primer Sarrá iría también a morir en 1877.
Valldejulí revolucionó la empresa. Compró toda la manzana y varias fincas anejas; remozó la botica y le agregó oficinas, almacén y un laboratorio mayor; compró nuevos aparatos, como una máquina de vapor para hacer pulverizaciones o presas para extraer aceite de ricino; lanzó productos propios de gran éxito, singularmente la Magnesia Sarrá. Creó, en suma, la que sería la mayor farmacia de Latinoamérica y se cree que la segunda del mundo tras la norteamericana Johnson, según apunta con cautela la especialista Mercedes Valero, quien también destaca la formación de “más de cien farmacéuticos” en los laboratorios Sarrá. El rey Alfonso XII concedió a Valldejulí el título de Farmacéutico y Droguero de la Real Casa, así como el derecho de utilizar en sus muestras y etiquetas el Escudo de Armas Reales.
Pero fue la tercera generación, con Ernesto Sarrá Hernández a la cabeza, la que, en las primeras décadas del siglo XX, transformó el prestigioso negocio en uno de los emporios más importantes de Cuba, con 46 edificios, 600 empleados y más de 500 productos.
El heredero de La Reunión se hizo de oro con procedimientos no siempre admirables. Ernesto no sólo introdujo técnicas de marketing moderno, como regalar perfumes e invitar a merendar a los mejores compradores en la tienda de droguería y baratijas Atracciones Sarrá; también recurrió a las influencias políticas y a una vigilancia casi policial de sus competidores, para acabar imponiendo un oligopolio que el sector bautizó como trust del dolor. Es la cara oscura de una dinastía que, con todo, alcanzó un esplendor indudable cuyo máximo exponente es hoy el palacio art nouveau Velasco Sarrá, erigido en 1912 en un emplazamiento estratégico de La Habana Vieja. El edificio se construyó básicamente con la parte de la herencia de Sarrá Valldejulí que correspondió a su hija María Teresa, hermana de Ernesto (y de Celia), si bien su esposo Dionisio Velasco también echó una mano desde su puesto de concejal.
A la muerte de Velasco, el palacio pasó en 1932 a una de sus tres hijas, Teresa, que junto a su marido Álvaro González Gordon, nacido en Jerez y emparentado con los vinateros de González Byass, remodeló el inmueble en 1936.
La reforma tuvo ventajas, pero restó luz al inmueble. El historiador Ricardo Quiza relaciona el hecho con la situación en Cuba, donde la derrota del dictador Machado había impulsado el protagonismo de sectores populares: “La burguesía parecía quedar encerrada en su opulenta burbuja”, escribe Ricardo Quiza en el libro que la embajada acaba de editar sobre el palacio, su sede.
La legación española recibió el edificio en 1984 tras años de abandono. Sus últimos propietarios, Teresa Velasco y Álvaro González, lo perdieron en 1961 por expropiación. Y decidieron emigrar a Jerez. Ernesto Sarrá ya se había ido, por la misma razón, a Estados Unidos. Allí, en Florida, sus nietos revivieron el negocio en 1999, cuando crearon la Sarra Natural Products.
En La Habana, la Oficina del Historiador de la ciudad, a cargo de Eusebio Leal, restauró La Reunión y la convirtió parcialmente en museo en el año 2004. Hoy es un auténtico palacio para los amantes de las boticas antiguas.


Miguel de Varona Navarro: El Negrito en el Teatro Popular Cubano

Foto de: Ramon Diaz Articulos
Miguel de Varona Navarro (t) Cuba


El tradicional negrito, personaje central en las obras de nuestro popular teatro, hace su entrada  en escena gracias a un sainete del autor y actor Francisco Fernández titulado "Los negros catedráticos", estrenado en 1868. Este sainete obtuvo tan buen éxito que su autor repitió su negrito en otros dos sainetes: "El bautizo" y "El negro cheche", este último con la colaboración  de Pedro E. Pequeño, director que fue del periódico "El Cubano' de Cayo Hueso.

Colofón

Don Carlos de la Torre 
Tomado de: La más Fermosas Leyendas Cubanas, Concepción T. Alzola. Edit. Universal, Miami, 1975

Colofón


Es una tarde de primavera en Londres, hace unos pocos años. Un anciano de aspecto distinguido penetra en el Museo Británico y se pone a curiosear las vitrinas que contienen moluscos y caracoles tropicales. Observa que uno está colocado en un sitio que no le corresponde, y, con naturalidad, levanta el cristal y procede a reordenarlos.
Un guardia inglés, irritado, lo toma por el brazo: -Oiga, loco, ¿qué hace? Esos caracoles han sido clasificados personalmente por don Carlos de la Torre y Huerta, un sabio cubano, que sería el único autorizado para cambiarlos...

El anciano se queda unos minutos estupefacto. Al cabo, se le ocurre decir, en tono de disculpa: - Pero si yo soy ése...

Armando André: Explosiones en La Habana en 1896

Armando André Alvarado
Foto tomada de: Wikipedia
Por: René León

  Según el mismo Armando André en su diario que más tarde da a la publicidad en abril de 1901, y publica en la Imprenta Avisador Comercial, calle Amargura 30, La Habana. Él dice que “a ruego de muchos amigos, á quienes debo consideración, me decido á lanzar al público estas líneas desaliñadas”. Sobre las explosiones en La Habana hubo diferentes versiones por personas que no  participaron en los sucesos, lo cual fue desconocimiento de lo pasado en aquellos años. El mismo André nos dice: “Muchos, por interés particular y mezquino, han querido disfrazar la historia para hacerse padre de la criatura; por eso, sin otras pretensiones, me dispongo á la publicación de esta primera parte de mi vida revolucionaria”.
   Armando André trata de participar en la guerra en Cuba, su ídolo era Máximo Gómez, y anhelaba pelear bajo sus órdenes. Estando en Cuba, en marzo de 1895 es preso en Remedios, al tratar de unirse a las fuerzas mambises. Un mes después fue puesto en libertad, con la condición de no ser detenido o ser fusilado. Se va para la ciudad de Tampa, en Estados Unidos. Allí se encuentra con Don Tomás Estrada Palma, que era el Delegado de la Revolución, que buscaba un hombre que fuera a Cuba para llevar unos documentos al general Gómez.
  Antes de partir un doctor de Tampa, Lorenzo Montero, le mandaba una carta a Gómez donde le mencionaba de un plan de poner bombas en La Habana, para aterrorizar a los voluntarios y fuerzas españolas. Que André le explicará el plan a Gómez.
  Después de muchos contratiempos llega André al campamento del General Máximo Gómez al cual idolatraba y deseaba unirme a sus fuerzas. Pero el recibimiento del General Gómez fue terrible para él. Lo trato muy mal y lo ofendió en un tono que  “me desagradó mucho y más delante de muchos soldados y oficiales. Lo fui a saludar y no me contestó el saludo. Que hacía allí. Me dijo –Vamos a ver, qué trae ud.? . Trate de explicarle pero no me hizo caso. Gritaba y gesticulaba a todos los que estaban a su alrededor. Se detuvo un momento al ver pasar a un Comandante, lo llamó diciéndole de este modo:
-Comandante Bermúdez! Venga acá!...que ganas tenía de verlo! He sabido que es Ud. Un plateado, un ladrón, un sinvergüenza…que vengan dos ayudantes acá!...quíntele la cartera y regístrenlo que debe tener dinero robado…amárrenlo! (días después fue fusilado el Comandante Roberto Bermúdez López, el 12 de agosto de 1898. Una semana después se firmó la paz).”(Esta información no es verdad, por la sencilla razón de que André llegó al campamento de Gómez en 1895. La añadió a su historia. Y supo acerca del fusilamiento.
  Después de decirme que me fuera para La Habana, que yo no servía para nada. Cogió los documentos que llevaba, los leyó y los tiro en un catre.
  Empezaron a llegar las fuerzas de Maceo y se unieron todas. Las de Maceo se fueron a Vuelta Abajo. Ya calmado Gómez me llamo y me dijo en son de burla- “¿Y ud es el don de los Explosivos? Hubo risas en los que estaban allí. Me preguntó que de donde era. Le dije de La Habana, pero estaba en Tampa. Me miró y me dijo.  Ahora se aparece cuando la guerra ya está terminada. Pues vaya y dígale a sus amigos en Tampa que no lo necesitamos, ni los planes de ellos”.
  Fui ofendido por aquel general al cual le tenía adoración. En aquel momento le perdí todo el cariño que sentía por él. Cogí el camino de regreso para La Habana. La indignación me ahogaba.
  Tenía que regresar a La Habana con la intención de seguir el plan del Dr. Montero.
  A mi regreso me puse en contacto con Aurelio Moreira (Al principio de la República fue Teniente de la Policía  en el 9no Precinto). Que me puso en contacto con el General Maceo, al cual me dirigí a su campamento. Me recibió y se prestó a ayudarme en mi regreso a La Habana. Mientras estuve en su campamento me colmo de atenciones con aquella amabilidad innata de él. Me dio cartas de recomendación para los Delegados de La Habana y New York. El Coronel Cárdenas me llevo a un amigo de él Ricardo Casanova, que me introdujo en un tren que iba a La Habana.
  En La Habana vi a Julián Valdés, Alfonso, López y otros, le explique el proyecto  y se prestaron a cooperar. Había que tener dinero para los gastos. Volví a  Tampa, y luego a New York. Me prometieron 200 pesos de oro y dinamita que me darían todo en Tampa. Para luego continuar a La Habana.
  La idea era comprar un café en La Habana, “El Correo” en la esquina de O’Reilly, para usarlo como lugar de confección de la dinamita El conseguir el dinero fue imposible, la caja de la Junta Revolucionaria estaba exhausta. Muchos de los participantes les parecía horrendo el poner una bomba en el Palacio de Gobierno. Hube de mandar la dinamita al General José María Aguirre. Volví a Tampa en busca de dinero y más dinamita.
  De los primeros participantes del plan quedaban pocos. Pero se presentó Ceferino Vega “El Asturiano”. Quien nos ayudó desde el primer momento. Amaba a Cuba donde tenía toda su familia. Hombre de gran coraje. Empezamos a trabajar juntos.
  Cuando perdí la fe de comprar el café “El Correo”. “El Asturiano” “me indicó que podíamos introducir por la misma puerta de entrada la bomba y colocarla en los inodoros de Palacio, asegurándome el resultado si contábamos con dinamita de buena clase”.
  Volví a Tampa en busca de dinamita. Hasta ese momento no había tenido problema por ser americano, y las autoridades no sospechaban de mí. La dinamita venía bien empaquetada y pudo pasar sin problema. Al llegar “El Asturiano”, y yo nos apoderamos de una casa vacía en la calle de San Nicolás número 147 y allí fabricamos la bomba. Éramos tres personas, el “Asturiano”, un carpintero llamado Rafael Domínguez y yo. Se hizo una caja de madera con un forro de cobre para protegerla de un pie cuadrado por tres y medio largo, con forro exterior de género negro. No podía infundir sospecha. Con una mecha preparada para cinco minutos. Había un pequeño hueco donde salía la mecha.
  El día anterior salí para el Palacio para estudiar la situación. Ya todo preparado me fui al Palacio temprano y me confundí entre el público que entraba y salía. Me dirigí a los inodoros y puse la bomba pensando matar cuando explotara al asesino General Valeriano Weyler.
  Cuando me alejaba y me montaba en un carruaje, una explosión estremeció todo el área, El humo salía del Palacio, se oían gritos, Al poco rato se sabía no le había pasado nada a Weyler. El único daño fue la destrucción total del departamento de los inodoros. Weyler seguía vivo. Todo porque la dinamita no era buena. Solo hubo dos heridos. Haber nosotros trabajado tantos para nada. Nos preguntamos ¿Por qué la bomba no hizo estragos? Supimos después que la dinamita sólo era de un 10% de sustancia explosiva.  Que era la que se usaba en Estados Unidos. Habíamos perdido el tiempo. Íbamos a poner otro plan de explosiones que nos habían presentado otros conspiradores.
  Volví a New York a ver a Don Tomás Estrada Palma, por más ayuda. De dinero era imposible las cajas de la organización estaban vacías, pero la dinamita y los accesorios me los facilitaría el Dr. Joaquín Castillo Duany. En Tampa se ofrecieron ayudarme a conseguir la dinamita de buena calidad. El dinero no se pudo colectar, pero me prometían que al llegar a La Habana, todo se resolvería.
  Después de la explosión la Policía había hecho varias detenciones, un compañero nuestro cayó preso Alfonso López. El nuevo jefe de la Junta en La Habana, lo fue el Dr. González Lanuza. En el Palacio se había aumentado la vigilancia. El Asturiano se encargó de fabricar dos bombas. Que serían puestas en Guanabacoa. Una de ella iba ser puesta en el Puente de Concha y la otra bomba en el Puente de Cristina. Ambas bombas explotaron a las nueve de la noche, pero sin grandes daños, sólo mucha bulla. Solo habían destruido parte de la cañería maestra de agua. Otro de los complotados, el Sr. Hubert de Blanc, vieron que las bombas no habían causado el daño esperado.
  “El Asturiano” y yo íbamos hacer el último intento, un hojalatero de nombre Ramón Pinillos, se comprometió la mejor manera de destruir la cañería maestra de Gas. Dejamos la bomba con la mecha preparada y nos retiramos después de esperar una hora, no hubo explosión. Era la noche del 28 de junio de 1896, la calidad de la dinamita no era buena y también que las mechas eran de baja calidad. Después de ver todos estos fracasos nos fuimos a la manigua.
  El relato del Comandante Armando André, es la historia de las explosiones en la ciudad de la Habana en los meses de Abril y junio de 1896, que fueron un fracaso debido a la mala calidad de la dinamita, y a la falta de otros recursos”. Así término la historia de las primeras bombas en la ciudad de La Habana.



Como Mataron al Comandante Antonio André

René León

  Al inicio de la Republica el Comandante Antonio André trabajo en diferentes lugares del nuevo gobierno republicano en Cuba. Su carácter enérgico le había traído anteriormente problemas personales con otras personas. En tiempo de la presidencia de García Menocal, André colaboro en la Junta de Subsistencia en 1918, donde dicen que ambos  hicieron buenos negocios, especulando con la miseria del pueblo. De André se decía no era muy escrupuloso para el dinero. El periódico El Día era su director. André quien atacaba ardientemente al presidente Machado por los atropellos que el gobierno cometía. La hipocresía de sus promesas y los abusos contra los obreros. La famosa persecución de las prostitutas. Mientras que Machado llevaba una vida licenciosa, queridas en Trinidad, de familia prominente, con el nombre de una “Flor”; amantes que llevaba al Palacio Presidencial. André lo ataca enérgicamente y en especial a la familia del presidente de que tenía una hija lesbiana. Ya esto había puesto a Machado furioso y ordena el asesinato de André por uno de sus sicarios. Le preparan una emboscada. Salía del Café Arriete con rumbo a su casa al llegar a ella  y tratar de abrir la puerta le habían llenado la cerradura de cera dando tiempo a los asesinos que se supo después eran de la policía, le dispararon con cartuchos de balines. Muriendo instantáneamente. El error más grande de André fue atacar la vida privada de Machado y su familia.
  El 16 de agosto hace publicar en su periódico una caricatura donde aparece Machado con una regadera echándole agua a una “Flor” de nombre Dalia que era la última y preferida de sus amantes.

En Pensamiento yo escribí una historia llamada “La Flor”, basada en esta bella mujer. Que la había conocido.

La gente feliz lee y toma café cubano

Fuente: http://suburbano.net/la-gente-feliz-lee-y-toma-cafe-cubano/

Por Teresa Dovalpage
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            El café más auténtico y tradicional, llamado “carretero” en los campos de Cuba, no es el que se prepara con una cafetera espresso.
Aunque en casa teníamos una, mi abuela prefería el método más antiguo y rudimentario, con colador y jarro de aluminio. Decía que al café preparado en cafetera le faltaba “sabor.” ¡Qué diría la pobre si se diera un encontrón con las cafeteras eléctricas!
Hoy me referiré a la manera de preparar café que se empleaba en la isla cuando no se conocían las cafeteritas espresso y los fogones eran de carbón y leña, allá por el siglo diecinueve.
El imprescindible colador
            Para preparar café carretero al uso antiguo se requiere un colador hecho de tela. En caso de no encontrarse uno en la tienda siempre se puede fabricar con una media—sin usar, desde luego.
            El colador se pone sobre lo que suele llamarse “el jarrito del café,” un recipiente de aluminio o cerámica donde cae el café colado. Generalmente se usa el mismo, que con el tiempo adquiere un sabor y aromas característicos.
            El proceso de la colada como tal es muy sencillo:
            Primero se coloca el café molido en el colador, dos cucharadas por cada taza.
            Después se pone a hervir agua. Algunos gustan de hervirla con azúcar (dos cucharaditas de azúcar blanca por taza). Yo dejo fuera el azúcar, en atención a quienes lo prefieren amargo.
            En cuanto el agua rompa a hervir, se retira del fuego y se vierte poco a poco en el colador, encima del café, dejando que caiga despacio en el jarrito. Los amantes del café no muy fuerte pueden servirlo ya tal cual. Pero si le apetece una colada que sea cafeína pura, vuelva a pasar el líquido por el colador.
            Lo que resulta de esta segunda colada, que es súper fuerte (no se la vayan a tomar de noche) se usa para preparar el café con leche, mezclando un cuarto de café y el resto de leche fresca. Como una indulgencia especial, endúlcelo con leche condensada: dos cucharadas grandes en lugar de azúcar.
          ¿Y eso es un cortadito?
          No, aunque se consideran primos. El cortadito suele prepararse mezclando exactamente la misma cantidad de café y leche.
          A diferencia del café con leche, que se sirve en tazas grandes, para el cortadito se usa una taza más bien pequeña.
          La idea es que el café se “corta” con otro líquido que lo hace menos fuerte, ya sea leche fresca, condensada, evaporada o incluso crema.
         El cortadito tiene su propio método de preparación, que incluye la infaltable espuma por encima.
         La invitación
         En Cuba no invitamos a nadie a una taza de café. Mucho menos a un vaso.
         La pregunta más común es:
         “¿Quiere un buchito de café?”
        Y la respuesta:
        “Bueno, claro que sí.”
        Un buchito es difícil de definir: es un poco, un chorrito, un tin.
        Lo importante es el convite: una tacita de café es el símbolo cubano por excelencia de la hospitalidad.
        Un dicho extraño
        En Cuba, cuando algo (o alguien) es corriente, de baja estofa, se le llama peyorativamente “de café con leche.”
        Hay cantantes de café con leche, maestros de café con leche…libros ídem.
Por más que he tratado de averiguar, con antiguas amistades y recurriendo, desde luego, a Google, no encuentro explicación para que se le aplique a los mediocres un calificativo que alude a tan sabrosa infusión.
        Rarezas del idioma, ¿no?
        Dónde encontrar café cubano en Taos
        Cuando me mudé de Albuquerque a Taos, una de mis grandes preocupaciones era dónde podría comprar café cubano. Allá recurriría sin falta al Mercado Talín, pero aquí no lo hallaba en ninguna parte durante los primeros meses.
        Comencé a sustituirlo por café puro colombiano. Quedaba bueno, a qué negarlo.                 Pero nunca era igual.
       Ya me disponía a encargar un paquete por Amazon, lo que me resultaba surrealista (la mezcla del colador de trapo y la electrónica, quiero decir), cuando, luego de mucho rebuscar, lo encontré en Albertson’s. Allí lo venden de dos tipos: La Llave y Bustelo.
        Desayunando a la cubana
        Un desayuno clásico de Cuba consiste en una taza de café con leche y varias rebanadas de pan con mantequilla.
        Lo mejor es enchumbar el pan en el café con leche dejando que los circulitos de mantequilla se diluyan en el líquido; uno de los primeros placeres visuales que nos regala la mañana.
       Un desayuno cubano excepcional incluiría también mermelada de guayaba o croquetas para acompañar el pan. Sabrosísimo, sin dudas. Pero hay que pensar en las calorías y no disparárselo cada lunes y martes.
       En algunos lugares (específicamente en el restaurante Versailles de Miami) he visto que antes de servir el café con leche lo espolvorean con canela. Una combinación interesante, pero no del todo tradicional.
       “¿Y por qué le ponen canela?” le pregunté en cierta ocasión a una empleada.
        “Ay, mija, para darle sandunga, por Oshún,” me contestó.
        Oshún es la orisha, o diosa afrocubana, del amor y los ríos. Entre sus atributos se encuentran la miel y la canela, que también se usan para embrujamientos. Pero supongo que ése es tema para otra historia.
        Por el momento, los dejo con una canción del dominicano Juan Luis Guerra, muy apropiada para el tema de hoy:
        “Ojalá que llueva café en el campo
       que caiga un aguacero de yuca y té,
       del cielo una jarita de queso blanco
        y al sur una montaña de berro y miel.”

Sobre la autora:
Teresa Dovalpage


Teresa Dovalpage nació en La Habana en 1966 y ahora vive en Taos, Nuevo México. Tiene un doctorado en literatura y es profesora universitaria. Ha publicado cinco novelas entre las que se encuentran Muerte de un murciano en La Habana (Anagrama, 2006; finalista del premio Herralde), A Girl like Che Guevara (Soho Press, 2004) y El difunto Fidel, premio Rincón de la Victoria (Renacimiento, 2011) así como varias colecciones de cuentos. The Astral Plane, Stories of Cuba, the Southwest and Beyond es su último libro, publicado por University of New Orleans Press en 2012.