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sábado, 1 de junio de 2013

Recordando el Vuelo del “Cuatro Vientos”



 

 René  León


  El 10 de junio de 1933, los pilotos de la aviación militar española: Mariano Barberán y Joaquín Collart, volaron desde Sevilla a la ciudad de Camagüey, Cuba, en 40 horas y 59 minutos. Fue un éxito. Pero miremos como fue posible dicho vuelo sin contratiempo. Aunque muchos investigadores españoles no lo quieran reconocer, entre ellos Alicia Hernández, en su artículo aparecido en la revista Paisajes desde el tren, de Marzo 2010, número 233, donde no menciona para nada la cooperación del director del prestigioso Observatorio Meteorológico de Belén, el padre jesuita Mariano Gutiérrez-Lanza. Sin las observaciones y consejos para el vuelo enviado a ellos por él, quizás ese vuelo no se hubiera dado con tanto éxito a Cuba.
  Las autoridades de la aeronáutica españolas eligieron al Observatorio de Belén para el apoyo al vuelo transoceánico y a su director para que mantuvieran a los pilotos al día de los posibles cambios de tiempo.  Ellos deseaban tener informes técnicos sobre el clima en Cuba y en el Caribe, así como las frecuencias y bandas de transmisión empleadas por las estaciones de radio de la zona, para poderse guiar en caso de algún problema. El Observatorio de Belén era reconocido en España por sus estudios serios y equipos que en aquellos años tenían.


  En carta fechada en Madrid de 14 de marzo de 1933, el jefe del Servicio de Protección de Vuelos, Sr. José Cubillos, solicitaba al padre Gutiérrez-Lanza, su completa cooperación, respondiendo el padre en carta de 9 de abril, con todos los datos disponibles con arreglos a la época del año. El embajador de España en la Habana, Excelentísimo Señor: Luciano López Ferrer en carta fechada de 31 de mayo de 1933, le rogaba al director del observatorio, que le mantuviera informado de todos los detalles.
  El “Cuatro Vientos”, despegó del aeropuerto de Tablada, Sevilla, en la madrugada del día 10 de junio de 1933 con rumbo a Cuba, las 11:45 p.m., (hora de Cuba) Llega a Camagüey el día 11, a las 3.25 p.m
  Siendo recibidos en Camagüey por numeroso público. Al volar a La Habana, el capitán Barberán y el teniente Collart  fueron al Observatorio de Belén, en Buenavista que era su local,  a saludar y agradecer al padre Gutiérrez-Lanza  por su ayuda y sus consejos para el vuelo. El pronóstico meteorológico se cumplió sin problemas. Evitando así las conocidas “turbonadas de verano” eléctricas.
  En la mañana del 20 de junio emprendieron el vuelo a México, pero esta vez la fortuna no los acompañó, desapareciendo el avión en el inmenso mar. Nunca fueron encontrados sus restos.
  

1 comentario:

  1. Muy interesante ste trabajo sobre los pilotos espanoles. Fue una pena que despues de tantos sacrificios se estrelleran en el mar.


    Vicente Vizcaino
    Charleston, SC

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