René León (Cuba)
Hace tanto tiempo
que no te veo,
que me parece
que han pasado
días, semanas y meses
sin poder ver tu
lindo rostro, tu sonrisa,
y tus ojos.
Si pudiera hablarte,
te volvería a decir
cuánto te quiero,
y me iría contigo
a compartir inquietudes,
y nuestros labios se unirían
en un beso ardiente
de un amor que crece.
Me iría contigo en un andar,
andar sin rumbo,
y olvidarnos de las auroras,
y de los días tristes.
Esperando el nacer de
un nuevo día
y vivir las horas de nuestro
amor ardiente.
EstE POEMA ES PRECIOSO DE UN AMOR BELLO Y LOCO, QUE A MI ME GUSTARIA, ENCONTRAR UN HOMBRE ASI PERO LAMENTO QUE A LA PERSONA QUE SE LO HICIERON ESTE MUERTA. PERO DEBE HABER SIDO MARAVILLOSO.
ResponderEliminarLisa Gonzalez
Daytona, Fl.
Que bello es amar y recordar a la persona amada aunque alla muerto. Los recuerdos son siempre vivos y lo dejan a una con esta sensacion de amor infinito.
ResponderEliminarGrace Smith
Miami, Fl
Cada vez que puedo esta poesia en esta pagina digital y la leo y releo. Esta muy bella sencilla y honesta, el amor de este senor por ella debe haber sido lindo..
ResponderEliminar.Graciela
Muy bonito bonito est poema, Me encantaria tener un encuentro asi.
ResponderEliminarLucia
NC.
Este sentido poema está transido de una intensidad votiva tal, respecto de la mujer cuyo recuerdo le resulta indeleble al corazón que late tras estos versos (¿acaso no un ficticio plañidero, sino el propìo Editor de PENSAMIENTO?) , que los sentimientos volcados en sus tres breves estrofas evocan agudamente, a la primera lectura, la pena expresada por Juan Boscán en su poema "A la tristeza" (de fines del siglo XV):
ResponderEliminarQue el placer de verte en mí
no hay remedio para echallo.
¿Quién jamás estuvo así
que, de ver que en ti me hallo,
me hallo que estoy sin ti?
E igualmente hace eco al contristamiento del Soneto 176 del bardo y actual Académico de la Historia malagueño José Alcalá Zamora y Queipo de Llano ("Cada día sin verte es más agudo/mi dolor por no verte, más profundo/mi deseo de ti; cada segundo/mi amor más soledades, yo más viudo").
Estas reverberaciones proceden del tañer de las cuerdas que vibran en el ánimo del ser humano desde su Creación, y su evocación reiterada en todas las épocas -como la que hace el autor de este poema- renueva la eternidad del prodigio intemporal del Amor.