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lunes, 15 de septiembre de 2014

A Antonio A. Acosta


Distinguido compatriota, consumado pedagogo y avezado poeta:

Como habitual seguidor de las composiciones debidas a su pluma y que aparecen con regularidad en los medios de prensa en nuestro idioma, he leido, con una complacencia que resulta en cada ocasión novedosa, el poema "A Cuba", que inserta el periódico LIBRE en la página 14 de su edición del 12 de agosto de 2014.

La lectura de sus versos es siempre motivo de deliquio para aquella parte de nuestra alma que aloja el conocimiento sensible, en su doble vertiente de la emoción estética y el sentimiento acendrado del lar por antonomasia -que es la Patria-.

En el caso de este poema, se produce por su parte otro tratamiento acertado más de la décima espinela, con el esquema rítmico abbaaccddc, que desprende una intensidad inspirativa equiparable a la de Gaspar Núñez de Arce en "El vértigo" y a la de Pedro Calderón de la Barca en "La vida es sueño", y cuyo contenido reconduce nuestra indoblegable esperanza en el restablecimiento del Bien y de la Justicia en nuestra Cuba (reiterada en los versos "Buscando una solución para libertar a Cuba"), que trae el eco de la fervorosa aspiración que expresó admirablemente hace casi dos siglos José María Heredia, en las estrofas finales de "La Estación de los Nortes", cuando dijo

¡Patria dichosa! ¡Tú, favorecida
Con el mirar más grato y la sonrisa
De la Divinidad! No de tus campos
Me arrebate otra vez el hado fiero.
Lúzcame ¡ay! en tu cielo el sol postrero.
...
Junto a ti reclinado en muelle asiento,
En tus rodillas pulsaré mi lira,
Y cantaré feliz mi amor, mi patria,
De tu rostro y de tu alma la hermosura,
Y tu amor inefable y mi ventura.

Reciban usted y Ana el afectuoso saludo desde España de

-Roberto Soto Santana

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