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sábado, 1 de noviembre de 2014

A los 141 años del apresamiento del barco expedicionario “Virginius”:

Comentarios de la prensa extranjera sobre su captura y fusilamientos



René  León

  Han pasado 141 años del apresamiento del barco expedicionario cubano Virginius en aguas de Jamaica, en octubre 30 de 1873, por la corbeta  española Tornado, y su traslado a Santiago de Cuba. Abordo venían 102 expedicionarios, viajeros y 16 miembros de la tripulación, el capitán del barco Joseph Fry americano. Las autoridades españolas tenían información de la salida de Kingston, Jamaica. Ellos lo habían tratado de capturar anteriormente, pero siempre tuvieron la audacia de no ser capturados.
  Voy a poner algunos comentarios de la prensa extranjera sobre lo sucedido y la versión que ellos dieron, muchas veces con información muy diferente a lo pasado.

 “El Cronista” de Nueva York en uno de sus partes dice:
"El Cronista de Nueva York anuncia la salida de aquél puerto de un centenar de filibusteros, al mando de O´Ryan y Bembeta, con dirección a Kingston (Jamaica), donde les esperaba el famoso vapor Virginius con un cargamento de armas y municiones destinado a los insurrectos de la manigua.
Con este motivo, el diario neoyorkino increpa al gobierno de la Unión por haber permitido en varias circunstancias salir de sus puertos expediciones filibusteras contra Cuba."

En su número de 31/10/1873, La Correspondencia da la siguiente noticia: "Kingston (Jamaica), Julio 15.- Ha llegado a este puerto un buque de guerra español, y esto ha producido una grande alarma, pues se teme por la seguridad del vapor Virginius. Los españoles amenazan con capturar este vapor. Quesada declara que lo volará a cualquier costa, antes de permitir que sea capturado. El cónsul de los Estados Unidos, acompañado de varios cubanos aquí residentes, fué anoche a las doce a solicitar la intervención de las autoridades inglesas de esta colonia. La excitación por ese motivo es muy grande. Se cree que se ha hecho un arreglo con el comandante del Virginius para encontrarse en alta mar, cerca de este puerto, con la goleta Village Bride, que lleva un cargamento de armas de Puerto Antonio, pues el gobernador de Jamaica ha expedido órdenes para que se devuelva el cargamento de dicha goleta, que había sido embargado."
 (de julio 15 : Nunca el Virginius,  pensó reunirse con el  Village Bride en alta mar. Confunden la información)
 Captura del Virginius y traslado de los prisioneros al Tornado.
Fuente: Jeanie Mort Walker, Life of Captain Joseph Fry (Hartford:  The J.B. Burr Publishing Co., 1875).

La expedición con 102 mambises a bordo y al mando del héroe cubano, general  Bernabé de Varona Borrero, más conocido como Bembeta, zarpa en el Virginius el 23 de octubre de 1873, desde el puerto de Kingston (Jamaica) con destino a la capital haitiana de Port-au-Prince, si bien una avería en la máquina les hace  recalar  primero en  Jeremie en Haití. El 27 de octubre arriban a Port-au-Prince, donde son embarcados 500 rifles Remington mod. 1871, un número sin cuantificar de rifles Spencer y Winchester, 300.000 cartuchos, 400 revólveres,  600 sables, dos cañones, machetes, uniformes, calzado, vituallas, pólvora, medicinas y otras provisiones. Con la carga al completo el Virginius zarpa rumbo a Cuba, donde pretendía desembarcar en Holguin.
(Captura: El libro es la sobre la vida del Captain Joseph Fry.)

Transcribo la información impresa en el número 46 de 8/12/1873 de La Ilustración Española y Americana, basada en los partes oficiales militares:  Finalmente en la tarde-noche del 30 de octubre de 1873 se producen los hechos que dan lugar al apresamiento del Virginius por la corbeta Tornado.
"...El comandante del Tornado, D. Dionisio Castilla, empieza diciendo en su parte, que a las dos y media de la tarde del día 30 de Octubre próximo pasado, cuando se hallaba vigilando escrupulosamente, en virtud de órdenes superiores, la costa comprendida entre Cabo Cruz y Santiago de Cuba, reconoció en el horizonte hacia el Sudoeste, el humo de un vapor que se aproximaba a la isla de Cuba, haciendo rumbos del primer cuadrante, pero que cambió bruscamente de dirección, hacia Sur-sureste, huyendo a toda máquina, desde el momento en que el Tornado metió vela y gobernó en su demanda.
Al convencerse luego el Sr. Castilla de que el buque fugitivo era el Virginius, dió órdenes al maquinista de forzar la máquina, y emprendió la caza con cuanta medida le fué posible para aumentar el andar de su buque, llegando a encontrarse al anochecer a unas cinco millas del Virginius.
A las nueve y media de la noche, ya próximo a él, y mucho antes de recoger Punta Morante, pues el vapor huía hacia Jamaica, le disparó con granada cinco tiros; al quinto disparo, el Virginius se detuvo, y entonces el comandante del Tornado arrió dos botes, que a las órdenes de los alféreces de navío D. Enrique Pardo y D. Angel Ortíz Monasterio, se dirigieron a bordo de aquél, con orden de apresarlo, como así lo efectuaron, en nombre de la nación española.
En su consecuencia, a las once de la noche, el Virginius, con la bandera española y marinado por fuerzas del Tornado, siguió con éste en dirección a Cuba, y los dos fondearon en el puerto de Santiago a las cinco de la tarde del 1º de Noviembre."
Según relata el comandante del Tornado,  Dionisio Castilla, una vez capturado el barco los marinos españoles que arriban al Virginius toman el mando del timón y la máquina, procediéndose al embarque de los jefes de la expedición, tripulación y pasaje, para conducirlos al Tornado, quedando en el barco apresado el capitán Joseph Fry y 16 tripulantes.
Tras fondear ambos barcos en la bahía de Santiago de Cuba, los prisioneros son conducidos a la cárcel de la ciudad, custodiados por fuerzas de marina y voluntarios y en medio de un gran gentío que esperaba en el puerto.
Ilustracion Espanola: El capitán de la corbeta Tornado Dionisio Castilla, habla sobre la captura del Virginius, y su traslado al Tornado y llegada a Santiago de Cuba

  
(Conducción de los prisioneros del Virginius a la cárcel de Santiago de Cuba.
Fuente: La Ilustración Española y Americana. 16/12/1873.)


"La mayor parte de los filibusteros apresados en el Virginius, en número de 163, pertenecen a las clases de oficiales, o jefes, o personas influyentes de la insurrección, a la cual han prestado grandes servicios y eficaz apoyo, en concepto de agentes o laborantes principales en los Estados Unidos, y algunos de ellos también como jefes de los insurrectos en la manigua.
El telégrafo sólo ha transmitido hasta ahora los nombres de los jefes principales aprehendidos, que son Bembeta, Pedro Céspedes, ... y Jesús del Sol, acerca de los cuales da un  diario de la tarde las siguientes noticias biográficas:
Bembeta era el general insurrecto de más prestigio en el departamento de Puerto Príncipe por su arrojo y por otras condiciones de carácter, no habiéndose señalado nunca por la crueldad y por los excesos perpetrados por otros cabecillas.
Jesús del Sol era el jefe de los rebeldes de Vuelta Abajo y el terror de aquélla comarca; había sido indultado y se le dió pasaporte para los Estados Unidos, habiendo prometido no volver a hacer armas contra España. Sin embargo de eso, desde que llegó a Nueva York fué el más activo agente a favor de la insurrección cubana.
El Céspedes de quien se habla, y ha sido también aprehendido, es hermano del titulado presidente de la República."

A los dos días de su detención, lunes 3 de noviembre, tiene lugar  un Consejo de Guerra sumarísimo que condena a muerte a los cuatro jefes de la expedición, siendo fusilados a las ocho de la mañana del día siguiente, martes 4.
  
Resulta sorprendente la premura con que el Comandante General de Santiago de Cuba, el general Juan Nepomuceno Burriel, manda constituir la Corte Marcial que juzga, condena y ejecuta a los prisioneros,  a pesar de las órdenes recibidas desde el Ministerio de la Guerra en Madrid, de no aplicar ninguna condena de muerte sin el consentimiento del Gobierno Español. Por lo visto, el general Burriel no pensaba dejar el asunto en manos de los políticos republicanos en los que no debía tener mucha confianza,  gobernantes en aquél entonces e inmersos en un sinfín de problemas a cual más grave, sin pensar o quizás sí, que el asunto del Virginius iba a ser uno de los más destacados y de consecuencias inimaginables.
Los Consejos de Guerra continuaron y con ellos las ejecuciones, así el día 7 de noviembre son fusilados 37 miembros de la tripulación, en su mayoría extranjeros, entre los que se encuentra el capitán del Virginius, Joseph Fry.
Finalmente, el día 8, son pasados por las armas doce expedicionarios cubanos, entre ellos, el hijo  de 18 años del general Manuel Quesada, siendo éstas las últimas ejecuciones practicadas.
La explicación del porqué  el gobernador Burriel paraliza las ejecuciones de los prisioneros tiene una parte novelesca y otra más realista.

Al parecer un telegrafista del servicio de cable de Santiago de Cuba, envió un telegrama a Kingston (Jamaica), comunicando las ejecuciones que se estaban practicando en la capital caribeña. Informado el  comandante del navío ingles Niobe, Sir Lambton Loraine, zarpa con dirección a Santiago donde arriba el 8 de noviembre de 1873.
Conducción: Se detalla la conducción por las calles de Santiago de Cuba y el posterior fusilamiento de los prisioneros. Cosa que fue criticado en ese momento por las autoridades en Madrid, pues Burriel no podía hacer sin el permiso de Madrid..

Retrato del general Juan Nepomuceno Burriel y Lynch, gobernador de Santiago de Cuba, en la época del apresamiento del Virginius

La interesada y manipuladora prensa anglo cargó contra el general Burriel, calificándolo de carnicero y otros epítetos menos cariñosos, pero no hay que olvidar que en Cuba se vivía un conflicto (la llamada Guerra Larga o de los Diez Años), que el Virginius no transportaba precisamente carabinas de feria y que aún estaban recientes las bárbaras matanzas de españoles llevadas a cabo por el general de los insurrectos Manuel Quesada que, en los inicios del conflicto había pasado a cuchillo a cerca de 600 españoles o al más "humanitario" Bembeta que mandó fusilar a 50 voluntarios catalanes, tras sorprenderlos indefensos mientras lavaban su ropa. (Lo que dijo el General Quesada a Ulysses Grant fue una gran mentira para impresionar a Grant, y así demonstrar lo valiente que era y lo que hizo cuando le dijo que” había pasado a cuchillo a cerca de 600 españoles." Lo que hizo fue que Fish secretario de Estados Unidos, influyera el presidente a reconocer a los Cubanos.”  
Los ánimos del influyente Cuerpo de Voluntarios no eran precisamente los mejores para imponer un poco de templanza y serenidad.
Sobre los acontecimientos vividos en esa época, transcribo algunas de las reflexiones escritas por el voluntario asturiano, natural de Noreña, Juan V. Escalera en el libro que bajo el título de Campaña de Cuba (1869 a 1875). Recuerdos de un Soldado, se publicó en Madrid en 1876:
"Llegábamos a Santiago de Cuba en una fecha célebre en los fastos de la campaña, y cuantos sentían circular por sus venas una sola gota de sangre española se hallaban en aquéllas circunstancias en un periodo de excitación y de irritabilidad, fáciles de explicar.
Nuestro vapor de guerra El Tornado había apresado sobre la costa el Virginius que con cargamento de armas y municiones, equipos, vestuarios, caballos y alguna gente, bordeaba la costa de nuestra gran antilla... . Grande júbilo causó en todo Santiago de Cuba la entrada en su puerto del buque apresado, notándose, sin embargo, una gran preocupación que oscurecía el universal contento que reinaba ante la sospecha de que la diplomacia americana arrancase de nuestras manos la presa que en defensa propia habíamos hecho y con la cual heríamos profundamente los intereses de la insurrección.
Los voluntarios de Cuba, es decir, aquellos españoles de más vivos sentimientos de adhesión y lealtad hacia la madre patria, empezaron a mirar este asunto bajo el punto de vista de su patriotismo, dispuestos a no admitir coacción que empañase el fallo severo de la justicia y a rechazar toda mistificación y embolismo, procediera de quien procediera.
Los agentes consulares de la república Norte-Americana desplegaron desde el primer momento un celo exagerado y acomodaticio para quitar al apresamiento del Virginius la importancia que tenía, retorciendo todos los argumentos con el ánimo de probar que aquél buque era americano y ´súbditos de aquella nación los que cobijaba su bandera. Y si se añade a ésto que todos los buques surtos en el puerto, de aquella nación abogaban con calor por las opiniones internacionales de su representante, podrá formarse una idea de la excitación general de los ánimos.
Temíase por otra parte que el Gobierno español diera muestras de alguna debilidad, no tanto por el temperamento de cobardía, sino rindiendo un exagerado culto a los principios de humanidad que forman el credo de los partidos más avanzados.
Desde el momento en que por todas estas circunstancias el estado de la opinión pedía conflagarse, el comandante general de aquél departamento, brigadier Burriel, dispuso la venida del batallón Alba de Tormes, con objeto de custodiar los presos y darles la guardia, en tanto no recayera la sentencia que debería dictarse sobre aquel suceso, a todas luces pirático y criminal."
Sigue Juan V. Escalera relatando los terribles sucesos que le tocaron vivir:

"A los pocos días de la aprehensión del Virginius, el tribunal militar oportunamente constituido impuso la pena de ser pasados por las armas a todos los insurrectos que a su bordo conducía aquel vapor, excepción hecha de los que no tenían edad para sufrir la pena de muerte, o que de los procedimientos del sumario apareciesen sin ninguna culpabilidad.
El primer día fueron, pues, fusilados en las tapias del cementerio de Santiago de Cuba, Bembeta, O'Ryan, Jesús del Sol y otros que marcharon al sitio de la ejecución desde las prisiones con entereza y serenidad,...
Nos había tocado hacer la guardia a estos insurrectos durante las horas de capilla, siéndonos bastante simpático por la compostura de su lenguaje, y su aptitud noblemente expresiva, Bernabé Varona (a) Bembeta. Producíase como una persona esmeradamente educada, y manifestaba una dignidad que enaltecía los errores que le llevaban al sepulcro en lo más florido de su vida.
En cuanto a Jesús del Sol, que representaba de 36 a 40 años, era una figura vulgar que no inspiraba sentimiento alguno de compasión e interés. De todos ellos fué el que vió aproximarse la última hora con menos valor.
Tanto estos fusilamientos como los que en mucho mayor número se llevaron a cabo en los días posteriores, lejos de impedir que se calmara la excitación pública, que el apresamiento del Virginius, había originado, produjo una alarma general, creyéndose llegado el caso, por la severidad de la justicia aplicada, de un  casus-belli  con la república Norte-Americana. Así que la fuerza de nuestra batallón se dedicó a construir en Cayo Ratones una batería que defendiese la entrada de la bahía por si los buques de aquella nación intentaban algo contra el puerto."
El asunto del Virginius abrió una importante crisis en las relaciones entre España y Estados Unidos, con fundados temores de intervención de la pujante nación americana.

Fusilamiento del Capitán Joseph Fry y sus compañeros del Virginius.
Fuente: Jeanie Mort Walker, Life of Captain Joseph Fry (Hartford: The J.B. Burr Publishing Co., 1875).

Los rumores se sucedían, la prensa norteamericana metía toda la presión posible para que su país interviniera militarmente y en España, el gobierno de Emilio Castelar, que había llegado a la presidencia de la 1ª República a finales de septiembre, (el cuarto en menos de un año), trataba de apaciguar los acontecimientos que se sucedían con gran alarma de la población.

El 19/11/1873, La Correspondencia difundía lo siguiente:

"Las noticias nuevas de los Estados Unidos que publican los diarios de Londres, anuncian que  el gobierno de Washington pide el castigo de las autoridades de Santiago de Cuba que fusilaron a los del Virginius y que en caso contrario enviarían sus tropas a Cuba, yendo ya la escuadra a La Habana."  
 (Narración testigo: Narración de un voluntario asturiano a su llegada a Santiago de Cuba en su libro  “Campaña de Cuba” (1869 a 1875) publicado en Madrid en 1876)

  A continuación van aparecer algunas reseñas que salieron en la publicación The Nations de Nueva York sobre los acontecimientos del Virginius tomados de El Héroe Olvidado: William B. Cushing, por: René León©, 2007, 2011 Tampa, FL

The Nations, 20 noviembre , 1873
  Una gran muchedumbre se juntó el día lunes, en la tarde, en el salón Steinway, para protestar la balacera en contra de los prisioneros de la Virginius. Las resoluciones necesarias fueron adoptadas instando al Gobierno a tomar prontas y decisivas medidas  en contra de España. El mejor discurso de la ocasión –en realidad el único que ameritó ser escuchado- fue el del señor Evarts, el que fue reportado completamente en los diarios de la mañana. Sería difícil dar a cualquiera que no hubiera estado presente en esta ocasión, una exacta idea de los sentimientos expresados en esta reunión; sin embargo, podríamos decir que fue decididamente la más alegre y divertida reunión de guerra que cualquiera hubiera tenido el placer de asistir. Hubo una gran confusión y risas entre los presentes, abucheos para Hamilton Fish, preguntas burlonas dirigidas a cualquiera que hubiera estado en la tarima y mucho griterío acerca de asuntos muy vagos….Varios aires marciales fueron tocados por un órgano –un instrumento no propio para estimular sentimientos guerreros como lo hubiera sido una banda de instrumentos de bronce-. Sin embargo y en general, la reunión fue un gran éxito y otra reunión fue celebrada a la vuelta de la esquina en el Salón Tamany…La reunión principal fue organizada por la Junta Cubana. Todas las alusiones a las leyes internacionales fueron recibidas fríamente, pero los aplausos más tremendos fueron demostrados ante cualquiera mención de guerra, sangre, mortandad, asesinatos, humanidad, civilización y progreso.

The Nations, 20 de noviembre, 1873
  Durante la mañana del séptimo incidente, el capitán Fry y treinta y siete marinos de la Virginius fueron fusilados en Santiago de Cuba y, aunque los testigos entregan versiones conflictivas, parece muy claro que muchos de los prisioneros habían sido ejecutados. El discurso dado por el General Burriel a sus soldados confirma nuestras previas referencias a la captura del velero. La Virginius no presentó ninguna resistencia sin embargo, hizo un esfuerzo por escapar y la tripulación arrojó por la borda una cantidad de armas para alivianar la carga de la nave o, como el General Burriel lo pone “el “Tornado” arrojó llamas en vez de humos, navegando a la mejor velocidad posible”. Finalmente, abordó y capturó a la Virginius con repetidos gritos de “¡Viva España!” de parte de su tripulación y sin la menor resistencia de parte de sus contendores. Ciento sesenta y tres hombres se dieron por vencidos absolutamente sin ningún reclamo y una vez que hubieron arrojado todas las armas que nunca debieron haber poseído y el equipaje confiado a ellos para defender tan noble causa. Esto demuestra y confirma la pobreza de los esfuerzos enemigos y demuestra la impotencia en contra de las fuerzas españolas, contando con los favores de la providencia. El asedio comenzó a unas dieciocho millas de la costa de Cuba, según los informes oficiales, y duró ocho horas, así es que cuando la Virginius se rindió, debe haber estado muy cerca de Jamaica, siendo la distancia más corta entre las dos islas la de setenta millas aproximadamente.


The Nations, 27 de noviembre, 1873
  Según los últimos informes, el número de hombres asesinados por los españoles, en Santiago de Cuba, fue de cincuenta y tres. El señor E.G.Schmitt, el Vice-Cónsul de los Estados Unidos y el señor Theodore Brooks, Vice-Cónsul de Inglaterra, hicieron lo más posible para salvar a los prisioneros. El señor Schmitt envió tres despachos al General Burriel, el primero tan temprano como al segundo día del mes de noviembre, llamando la atención de este último sobre el hecho de que Schmitt fue impedido de usar el telégrafo a Kingston en el que requería visitar a los prisioneros que eran ciudadanos norteamericanos y, en general, de cumplir con sus obligaciones consulares. Ante estas comunicaciones, el General Burriel no dio acuse de recibo por lo menos por veinte y cuatro horas y, más aún, envió un despacho al Vice-Cónsul acerca de que la razón para no responder el mensaje del diplomático estadounidense fue que el Vice-Cónsul debiera haber sabido que ese día se celebraba un festival religioso y que él y los otros servidores del gobierno se habían dado a la meditación acerca de los misterios divinos” y amenazó con el retiro inmediato del señor Schmitt por la razón de “haber comprometido la dignidad de los Estados Unidos y por el hecho de haber tratado de quebrar las buenas relaciones entre España y los Estados Unidos”. En cuanto a la protesta del señor Brooks en contra de la ejecución de los prisioneros que reclamaron ser ciudadanos ingleses, el General Burriel replicó que lamentaba extremadamente su inhabilidad para haber tomado determinaciones en cuanto a tal situación pero, que los prisioneros estaban ya ejecutados. Por ejemplo, Ryan decía haber nacido en Canada y no reclamó por su ciudadanía inglesa sino por la de los Estados Unidos. En Madrid, el sentimiento popular se levantó con rapidez y se hicieron manifestaciones en contra del General Sickles, pero éstas fueron reprimidas por el gobierno.

Conclusión:

  Los historiadores que han escrito poco sobre el tema, y dan la llegada del Virginius a Kingston, Jamaica a mediados de octubre de 1873, están equivocados. Es en esa fecha que llega el vapor de bandera americana Atlas, con los pasajeros-expedicionarios, un total de 95, que venían desde Nueva York, más armas y municiones, en cajas de implementos agrícolas y monturas. Al llegar, todos los expedicionarios fueron llevados fuera de la ciudad a la hacienda de un simpatizante de la revolución cubana. Hay otros historiadores que dicen que la expedición venía preparada desde Suramérica, lo cual no es cierto.

  El Cónsul americano en Kingston, Thomas H. Pearne, informa a Washington, de la llegada del Virginius y del abandono del capitán y la tripulación, al mismo tiempo el barco necesitaba reparaciones generales. El New York Times del 17 de julio de 1873, informa de la llegada del barco, y que el Cónsul americano recomendaba quitar el nombre del  registro de propiedad de un ciudadano americano, pues en realidad pertenecía a la Junta Cubana, en Nueva York. Días después de su llegada a Kingston, llegaba al puerto la fragata española Bazán, para recoger alimentos y agua potable, y seguir su viaje hacia Santiago de Cuba.

1 comentario:

  1. Muy interesante este articulo analizando lo pasado cuando el fusilamiento de los expedicionarios del Virginius. Nunca habia leido nada asi. Y una cosa que me gusto fue las opiniones de los periodicos espanoles. Cada dia esta pagina digital es formidable.

    Cris Rodriguez
    Charlotte, NC

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