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lunes, 15 de diciembre de 2014

Reseña (en conjunto) de los cuatro libros mas recientes de Leonora Acuña de Marmolejo

Tomado de: Turismo Rural en Jaen
Doña Leonora Acuña de Marmolejo se inscribe en la matrícula de los autores hispanoamericanos quienes, para atraer y fascinar el lector con sus relatos, no han necesitado mimetizar el estilo de lo “real maravilloso” preconizado por el cubano Alejo Carpentier, ni han recurrido a la proliferación en sus textos de las variaciones diatópicas del habla de sus personajes –a la manera profusa, aunque en su caso magistral, del prócer sanjuanense Domingo F. Sarmiento, en su “Civilización y Barbarie-Vida de Juan Facundo Quiroga”-, ni tampoco se han sumado a la estilística de la violencia ínsita en las obras de los colombianos Gabriel García Márquez, Manuel Mejía Vallejo y Álvaro Cepeda Zamudio.

Respecto de Doña Leonora, es de justicia apreciar que la valoración predicable de sus formas y contenidos narrativos responde más bien –de una parte, en cuanto a la aproximación filosófica- a la definición formulada en 1924 por el polimato caraqueño Arturo Úslar Pietri (“…la consideración del hombre como misterio en medio de datos realistas. Una adivinación poética o una negación poética de la realidad. Lo que a falta de otra palabra podrá llamarse un realismo mágico”) y de la otra parte –en cuanto al formato del trasunto argumental hecho en cada narración- coincide con el elegante estilo expositivo -sin perjuicio de que de sus personajes manen energía y pasión cuando resulte oportuno- de la bumanguesa Elena Mújica (de la que el ensayista Oscar Torres Duque ha escrito, en un aquilatamiento aplicable al numen de Doña Leonora, que “Sus relatos son un ejemplo de construcción cuidadosa y de descripciones finísimas de la realidad circundante” –vid. El Mausoleo Iluminado, Antología del ensayo en Colombia, Biblioteca Familiar Presidencia de la República-).

Aparte de su perseverancia en las colaboraciones periodísticas y en la participación continua en veladas literarias, el prolífico caletre de Doña Leonora ha alumbrado cuatro libros principales durante el último setenio: “Del crepúsculo a la alborada” (2007), “Fantavivencias de mi valle” (2012), “Horas iluminadas” (2013) y “La dama de honor y otros cuentos” (2014) –el primero y el tercero, poemarios; el segundo y el cuarto, conjuntos de relatos con un fondo costumbrista de entraña a veces descarnada aunque siempre sembrados de acendrada compasión-.

Con la misma intensidad que el lirismo aflora, florece y sobresale en su obra poética, a la que integralmente permea, la prosa marmolejeña rebosa de hondura expositiva, profundo conocimiento de la psique, y sabia prolijidad en el análisis realista de las motivaciones subjetivas que timonean el comportamiento de sus personajes. Sus relatos no se quedan en lastimeras efusiones sentimentales ni en estáticos cuadros de costumbres sino que, cuando lo ve necesario, pergeñan con toda la crudeza necesaria las bajas pasiones de un personaje como Pájaro Verde cuando desata su lujuria necrofílica sobre el cuerpo inanimado de Hermencia (vid. Página 70 de “Fantavivencias de mi valle”).

De esta guisa, Doña Leonora Acuña, originaria –como orgullosamente se proclama en “Horas iluminadas” (página 38)- de La Victoria, en el valle del Cauca, se ha labrado un sitial distinguido entre el conjunto de escritores hispanoamericanos –y también singularmente entre aquéllos que son expatriados, con larga estancia ultramarina, del único país del subcontinente con costas sobre el Mar Caribe y el Océano Pacífico, la relumbrante Colombia-.

Leonora Acuña de Marmolejo


© Roberto Soto Santana, de la Academia de la Historia de Cuba (Exilio).

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