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domingo, 15 de febrero de 2015

El Desastre de Annual. La política criminal y de explotación de España

Cadáveres encontrados en Annual
Comentario René  León

  Lo que pasó en Marruecos con los combatientes rifeños fue algo parecido a lo sucedido en Cuba, pero con la diferencia de que los mambises cubanos no cometieron atrocidades contra el ejército español cuando se rendían. Durante años, las autoridades militares españolas cometieron abusos contra los rifeños. Algo análogo sucedió en Filipinas, donde se cometieron abusos y muchos de ellos por los religiosos. Por lo que veo yo, los españoles creían que su raza era superior a la de los oprimidos, en América con los naturales del país, y  en este caso respecto de los rifeños. Otro tanto acaeció en América con los naturales del país, al igual que posteriormente en Alemania con los nazis, donde millones de judíos fueron quemados por ser una raza inferior, según los Nazis.
  En Cuba, antes de la guerra de independencia contra España, los cubanos eran discriminados, no podían a aspirar a ningún trabajo dentro del gobierno de la colonia, sólo los españoles tenían ese derecho. Después de años de explotación, se lanzaron a la guerra contra el colonialismo.  En su primer año, el ejército español no podía detener el avance de los mambises cubanos. Entonces el Gobernador Eclesiástico de la Diócesis de La Habana. Juan Bautista Casas (quien desempeñó el cargo desde el 20 de julio de 1893 al 16 de noviembre de 1894), publicó en Madrid, en 1896, un pequeño libro con el título La Guerra Separatista de Cuba –Sus Causas- Medios de terminarla y de evitar otras, que él le entregó primero al General Martínez Campos, el cual no lo aceptó por lo criminal que iba a ser su ejecución, pero cuya implantación recomendó al General Valeriano Weyler (el asesino, como era llamado), que sí lo hizo. Era la triste y criminal Reconcentración del campesinado cubano, inhumana medida que trajo como consecuencia la muerte de 300,000 cubanos por enfermedades y hambre, en menos de dos años. (ver Pensamiento Digital del 1 de noviembre de 2014, autor Roberto Soto Santana, Un presbítero en los antípodas del Padre Varela. Pensamiento Digital del 15 de octubre de 2014, Un episodio del clericalismo Montaraz en Cuba Colonial).
  La batalla de Annual (episodio conocido en la historiografía española como Desastre de Annual) fue una grave derrota militar española ante los rifeños comandados por Abd el-Krim, cerca de la localidad marroquí de Annual, el 22 de julio de 1921 (Vid.Wikipedia, la enciclopedia libre).
  El desastre para España fue un golpe bien duro que demostró la incapacidad de la alta oficialidad del ejército, ante un grupo poco abastecido de rifeños pero con un coraje superior al de los españoles. Fueron sacrificados soldados y oficiales, mientras que en Madrid el dinero de los abastecimientos y armamentos iba a parar a los bolsillos de los grandes camajanes, entre ellos el rey Alfonso XIII, que se salvó de la acusación gracias al Golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera.
  El recuento de los muertos en combate y masacrados por los rifeños después de rendirse oscila, según las fuentes, entre 10.265 y 7.875, además de unos 1,300 prisioneros. A todo esto, los equipos militares -entre ellos, cañones y ametralladoras- sirvieron para mantener a los rifeños bien abastecidos de armamento.
  El fuerte de Zeluán se rindió el 3 de agosto, siendo los supervivientes asesinados, y los oficiales, el capitán Carrasco y el teniente Fernández, quemados vivos. (Expediente Picasso). En Monte Arruit, el segundo jefe de la Comandancia de Melilla, General Navarro, desistió de huir con su tropa porque ello hubiera implicado abandonar a los heridos, y a continuación la mayoría de los supervivientes fue abatida por los rifeños. Carentes de alimentos, ropa, calzado (los soldados usaban alpargatas, compradas por ellos) y agua para la tropa, la desmoralización era otro de los enemigos de aquellos soldados. El general Berenguer pactó con el jefe de los rifeños la rendición y entrega de las armas,  a cambio de respetar sus vidas. Las  armas fueron amontonadas a la salida del fuerte. Los enfermos y heridos empezaron a caminar, pero en el momento de darse la orden de salir, los rifeños atacaron a los soldados desarmados, heridos y enfermos, degollando a casi todos. Sólo sobrevivieron 60 hombres de los 3.000 que se habían refugiado. El general Navarro salvó la vida. Los muertos fueron enterrados en el cementerio de Monte Arruit, Zeluán y Melilla, por los Hermanos de la Salle, quienes instalaron un hospital para los heridos.
   El resultado del  total fracaso de la alta mayoría de la oficialidad trajo como consecuencia la formación por parte del Ministro de la Guerra de una investigación, de la cual quedó encargado el general Juan Picasso, y que luego fue conocida como Expediente Picasso, donde se señalaban múltiples errores militares y se tildaba de incapaces a los generales Berenguer, Navarro y  Silvestre.
  El desbarajuste fue tremendo, el gobierno de Maura cayó en marzo de 1922, y luego los gobiernos Sánchez Guerra y García Prieto. Como se rumoraba que en el escándalo del Expediente Picasso  estaba involucrado el Rey, Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923. Y el rey se salvó. Pero mejor hubiera sido que lo hubieran puesto preso, pues todos los complicados recibían dinero de sus asociados y segundones.

  Expediente Picasso

  El Expediente Picasso es el nombre con el que se conocen las actuaciones inquisidoras, por ser preparado e investigado por el general de división Juan Picasso, que fue designado por el Consejo Supremo de Guerra y Marina y que emprendió la investigación del desastre de la guerra en el Rif, en el Marruecos español, donde acontecieron las masacres de oficiales, soldados y civiles españoles en la Comandancia de Melilla entre julio y agosto de 1921, conocidas colectivamente con el nombre de Desastre de Annual.
  El general Picasso fue nombrado por una Real Orden de 4 de agosto de 1921, para investigar lo pasado en Melilla. En ese momento, el presidente del gobierno español, Allendesalazar, fue obligado a dimitir, y después se sucedieron otros gobiernos.
  Picasso fue a Melilla y empezó sus investigaciones, que fueron mal vistas por aquéllos involucrados en cuanto negocio sucio se había producido en el Marruecos español, y en otras responsabilidades militares que encubrían lo que allí sucedía. Se ejercieron sobre Picasso presiones para que no llegara al fondo en sus investigaciones, y quedaran ocultas las responsabilidades derivadas. Quedaron fuera de su cometido los acuerdos, planes y disposiciones del Alto Comisario (el general Berenguer), debiendo limitarse a los hechos realizados por los jefes, oficiales y tropa para deducir responsabilidades en los casos en los que no se hubieran cumplido las obligaciones militares. El general Picasso protestó por las interferencias en su trabajo de investigación y amenazó con renunciar y retornar a su cargo de representante militar español ante la Sociedad de Naciones.
  Lo que exigía Picasso era que se llevase a cabo una investigación sin exceptuar a nadie, incluidas las más altas instancias del mando, ya que no se podían concretar las responsabilidades a sucesos incidentales, consecuencia natural y obligada de los errores y desaciertos del mando [según la Constitución de 1876, entonces vigente, la persona del Rey era “sagrada e inviolable” y la responsabilidad por los mandatos del Rey descansaba sobre los hombros de los Ministros que refrendaban esos mandatos]. Retorna a Madrid, después de nueve meses de investigaciones, en las cuales toma declaración a sesenta y nueve personas, entre oficiales y soldados. Con la lista que le es entregada, empieza a marcar los nombres con “Desaparecido”, “Muerto”, o “Plaza”, entre los que se vieron involucrados en el Desastre. Tras terminar su trabajo, retorna a Madrid con cajas llenas de expedientes, en total 2.433 folios. El 18 de abril entrega el expediente al Congreso.
  Como es natural, nadie deseaba coger aquel abultado expediente, pues ello equivalía a destruir su carrera política. Se pasaba de una mano a otra. El 28 de junio, el Fiscal Togado, Ángel Romanos, lo remitió al Consejo, identificándose con el informe del fiscal militar. El 6 de julio, se reunió el Consejo Supremo en pleno acordando pasarlo a la Sala de Justicia, y remitir el informe al Ministerio de la Guerra. Se forma una Comisión parlamentaria de Responsabilidades, denominada de los “Diecinueve”. Lo que pasaba tenía indignado al país, a la vista del manejo sucio y cobarde que rodeaba a la investigación. El 11 de agosto, se remiten los legajos de la investigación a la Comisión de Actas de la Junta de Defensa Nacional. Como se rumoraba que el rey estaba envuelto en el desastre y aparecía su nombre, esto trae que la Comisión  acuerde convocar el Pleno de la Cámara para el 1 de octubre, y que lo sometiera a votación. Sin embargo, el Pleno nunca se reunió. Había que demorar el escándalo de la investigación. El 15 de septiembre, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, se pronunció militarmente, disolvió las Cámaras y proclamó la Dictadura. Se salvaron el Rey y aquellos otros complicados.
  Convencido de que Primo de Rivera deseaba destruirlo, el diputado Bernardo Mateo Sagasta Echevarría rescató el expediente de los archivos, que ocultó en la Escuela Especial de Ingenieros Agrónomos, de la que era director, esperando hasta la proclamación de la II República, en 1931, cuando devolvió el Expediente al Congreso. El depuesto rey fue procesado y condenado in absentia en las Cortes, el 19 y el 20 de noviembre. Miguel Primo de Rivera, al abandonar el Poder y expatriarse a París, se llevó consigo cajas que contenían papeles del proceso. Pero un Resumen del Expediente Picasso (preparado por el mismo General de División tío del pintor Pablo Ruiz Picasso), fue enviado a las Cortes y publicado en 1931, junto con los informes de la Comisión de Responsabilidades.
  Como es natural en España, no llegaron a saber mucho sobre el Expediente Picasso. Uno de los libros más importantes escritos sobre el particular fue “Las responsabilidades del desastre, Ecce Homo. Prueba documental y apuntes inéditos sobre las causas del derrumbamiento y consecuencia de él”, por Victor Ruiz Albéniz, publicado en Madrid en 1921. Entre otras obras que aparecieron, una de las más importantes lo fue “Acción de España en Marruecos” (2 vols., Madrid, 1929-1930), por  Carlos Hernández de Herrera y Tomás García Figueras.
  En el exilio español, se publicaron varios libros donde se explicaba lo sucedido. Se hicieron películas sobre lo acontecido. Durante los años del dictador Franco, no se explicó nada sobre el particular, y si se hizo fue justificando lo pasado.
  Nota: Muchas de las informaciones citadas han sido tomadas de Wikipedia, e investigaciones de aquella época triste. Siempre pasan estas cosas cuando malos gobiernos quieren ocultar estas tragedias. Lo mismo que cuando la guerra de liberación en Cuba contra España. La prensa imperialista española, junto a los Casinos Españoles y las publicaciones de los Voluntarios españoles, justificaban sus atrocidades. Los malos eran los cubanos. Cuba pagó bien caro esos años de colonialismo. Las grandes fortunas de la España de aquella época se hicieron con el sudor de los esclavos negros, chinos, yucatecos y el pueblo criollo cubano. La Reconcentración dejó un saldo de más de 300.000 muertos. Entre las que más sufrieron con aquellos acontecimientos, las juventudes españolas, integrada por los pobres que no podían pagar lo que se les exigía para librarse de ser enviados a Cuba, y fueron embarcados a combatir, mal alimentados, con mal equipo, mala ropa y calzado. Pero los que robaban estaban entre la oficialidad y los gobernadores de turno, y los altos jerarcas en Madrid, entre ellos el REY borbón.

Hermanos de La Salle recogiendo los soldados asesinados.
     

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