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lunes, 1 de junio de 2015

El teatro Campoamor


Comentario
Roberto Soto Santana

El teatro Campoamor seguía indisputablemente abierto en 1958 y 1959 (cuando el cataclismo comunista no había echado a andar la "aplanadora" contra la riqueza urbana de La Habana). El edificio fue finalmente clausurado en 1965. Luego se convirtió en almacén de escenografía, taller de iluminación y parqueo de bici-taxis.

Este comentarista no logró salir del país hasta fines de 1979 (tras haber sido durante diez años traductor e intérprete de la Embajada de la República Árabe de Egipto en La Habana -cuando el régimen de La Habana ya se había desengañado de que ni el Presidente Nasser ni su sucesor el Presidente Sadat iban a instalar una república soviética en esas tierras donde floreció otrora la civilización faraónica-). Residente en las inmediaciones del Capitolio (en un edificio de apartamentos frente a la fuente de la India, con vista al Parque de la Fraternidad), a este glosador le consta que desde el cierre del "Campoamor" en 1965 se produjo, por desidia, un ininterrumpido deterioro del edificio, que terminó por ser afectado por dos derrumbamientos, uno en 2007 y otro en 2012 -este último, completo y definitivo, con una víctima mortal- sin que las autoridades comunistas hicieran nada para evitar el desastre arquitectónico y cultural, en todas esas décadas. Lo puede asegurar, porque estuvo transitando día a día durante muchos años, hasta fines de 1979, por el emplazamiento de esa joya arquitectónica que dejaron morir.

Dulce et decorum est pro patria mori, citando el verso de Horacio -que pudo decir el alma del edificio dedicado a cine y teatro, ante su abandono-.



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