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domingo, 15 de noviembre de 2015

EL GUAYABERO, REY DEL DOBLE SENTIDO

Tomado de: La Jiribilla
Josefina Ortega
La Habana


Le llaman el Rey del “doblesentido”. No importa que pase de los noventa. Con el tres* al brazo y su sempiterno sombrero “huevo frito” de pajilla, las mujeres son su obsesión y la guaracha, su fuerte. Es Faustino Oramas, más conocido por El Guayabero.
“Me dicen así gracias a una trigueña. O más bien a un marido celoso de un lugarcito de Oriente llamado Guayabero, adonde fui a cantar para ganarme la vida y por poco encuentro la muerte.
“Ella fue atenta conmigo y la gente del bar le fue con el chisme al marido, un guardia bruto de aquellos de antes. Bueno, para qué contar. Salí echando con los músicos y en el camino salió la canción:
Trigueñita del alma no me niegues tu amor, / trigueñita del alma dame tu corazón, / nunca pienses que un día/ pueda yo olvidarte. / ¡El Guayabero,  mamá, me quieren dar!/ ¡El guayabero, mamá, me quieren dar!       
“Luego, el gran sonero y bolerista Pacho Alonso me pidió la canción y la puso a recorrer el mundo en los 60. Aquello fue el acabose.”
Ahí mismo el trovador nacido en los arrabales de Holguín, en el oriente cubano, conoció la fama y la gente empezó a llamarle El Guayabero. Sin embargo, Faustino Oramas hizo música, de oído, desde los 15 años cuando cantaba y tocaba las maracas con el septeto La Tropical.
A componer empezó más tarde, en la década del 40, cuando ya había recorrido media Cuba, con su música a cuestas, en busca del plato de comida amenizando fiestas, bailes, cumpleaños…
“Todo lo mío es serio. Yo no digo lo que la gente piensa. Soy muy respetuoso, aunque, de entonces acá, canto una cosa y el público entiende otra distinta y con eso se divierte. Tengo un versito por ahí que lo aclara:
Mi yegüita, cómo no, / la llevo a todas las ferias / porque mi yegüita es seria /, respetuosa como yo. / Un día la enamoró/ un burrito de Bainoa / Y ella que es de Jibacoa / le dijo: No puede ser, / porque usted quiere meter/ La Habana en Guanabacoa.”
Sus composiciones son cómicas, paródicas, exageradas. Los moralistas lo tildan de chabacano. Por eso –al decir del periodista Félix Contreras- los aliados mejores de El Guayabero son los jóvenes, los poetas, la gente culta que entiende por cultura también lo auténticamente popular. En suma, el mismo pueblo de donde él extrae su creación sui géneris.
“La música, cuando es música –explica El Guayabero- es cuestión de inspiración. La mía resulta son cubano que saco según lo que veo en la gente, en lo que pasa y me llama la atención.”
¡Te quiero mañana y te quiero ahora!/ Yo enamoro a las solteras/ y me gustan las casadas, porque otro lo pone todo/ y a mí no me cuesta nada./ ¡Para las niñas y pa´ las señoras…
Cronista de su tiempo y de todos los tiempos, del choteo criollo y del doble sentido, El Guayabero reconoce que Marieta, ¡Santa palabra!, es su niña linda, la más mimada y conocida de sus musas.
“Es un ser real, que en sus tiempos fue una mulata preciosa –todavía debe estar dando que hacer- y estuvo cerca de mí como unos doce años.”
Le ayudó a ordenar su vida y a espantar los fantasmas del miedo cuando este la asaltó. No por gusto A mí me gusta que baile Marieta es la más popular de sus canciones.  
Cómo divertir a los demás no es asunto de broma, El Guayabero, protagonista de mil historias, alegre, soñador, fantasioso y parrandero, no piensa en la muerte: “La muerte viene y no te avisa. El día que te toca no hay quien te la quite de encima. Es lo que yo digo en una de mis guarachas:
Es la vida un tren expreso/ que recorre leguas miles/ El tiempo son los raíles / y el tren no tiene regreso.”

TRES. Instrumento típico de Cuba. Pariente de la guitarra, de la que se deriva.  
Consta de tres cuerdas dobles, de acero, sobre brazo y caja de madera, afinadas al unísono, dos en octava alta y la otra en una octava más baja, en re menor. Se toca con púa de carey. Su uso fundamentalmente es en los grupos de son y en el punto guajiro. (…) 
(Tomado del Diccionario de la música cubana, de Helio Orovio)

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