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martes, 15 de diciembre de 2015

Fernando Magallanes: El Viaje Inconcluso


René  León
© 1973, Charlotte, N. C

(Segunda Parte)

  En octubre de 1517  Magallanes se dirige a Sevilla con su esclavo Enrique. Faleiro queda en Portugal en espera de sus informes. Reina en ese momento en España Carlos V. Trata Magallanes de ponerse en contacto con la Casa de Contratación, pero no es fácil. Hace amistad con Diego Barbosa portugués que vive hace catorce años y está al servicio de España y es alcaise del Arsenal. Al año se casa con la hija de Barbos. Hace amistad con Juan de Aranda que tiene buenas amistades en Sevilla, y con Cristóbal de Haro, las puertas se le empiezan a abrir.
   Juan de Aranda ayuda con dinero y Magallanes lo envuelve en la empresa. Averigua en Portugal acerca de Faleiro y de Aranda, de ambos recibe buenas referencias. El cargo de Aranda como miembro de la Casa de Indias, les va abrir las puertas. Acompaña a Magallanes a Valladolid para empezar las negociaciones y exponer su plan. Surge una entre Faleiro y Magallanes cuando es acusado de haber revelado los planes a Aranda y de haberle ofrecido parte de las ganancias por su ayuda, que venía ser 1/8. Ganancias que ninguno de los tres vería, porque el destino les tenía destinado algo diferente.
  El Rey concede la audiencia a Magallanes. Se reune el Consejo de la Corona. Lo forman el cardenal Adriano de Uthrecht; Guillermo de Croix, canciller de Estado; el cardenal Fonseca, obispo de Burgos y enemigo que había sidote Colón, pero hombre influyente y único español en el Consejo.
  En la audiencia se presenta Magallanes con su esclavo Malayo, Enrique, y se dice que con una esclava de gran belleza. Les habla de su plan y de las informaciones que había obtenido en sus conversaciones con Serrâo y el aventurero Vartheme. De la mejor manera de llegar a las islas de las “especies”. Que el viaje resultaba mejor y más seguro por el Occidente. Le explica que  hay un estrecho, o paso, que lo puede  llevar al otro lado del Pacífico. Que el rey sería el más rico y poderoso del mundo. Le aseguraba que las islas de la “especies” estaban  fuera de la bula o división “papal”. Años después se pudo saber que los cálculos de Faleiro estaban equivocados, las islas estaban en la parte e Portugal. Pero en aquel momento aquellos hombres vieron las riquezas de que les hablaban. Le preguntaron porque en la esfera no aparecía mostrado el estrecho con el nombre de Magallanes, y Faleiro les dijo “que era para que el secreto no fuera divulgado”. El que más interés pone en dar ayuda a la expedición fue el cardenal Fonseca, quien se puso del lado de Magallanes.
  Cristóbal de Haro vine de Portugal y con sus amigos financieros de Sevilla, se presta a ayudar económicamente con la empresa. Pero en la corte al ver que Haro y sus amigos están interesados, deciden ofrecer dinero de la Tesorería Real.
  El 22 de marzo de 1518, Carlos V, en nombre de su madre Juana (incapacitada por locura) firma las “Capitulaciones”, que son las negociaciones con Magallanes y Faleiro. Se le concede a ambos el derecho exclusivo en aquellos mares. Un vigésimo de todos los ingresos que provengan de esos territorios, y derecho sobre dos islas, en caso de que las que descubrieran pasarán de seis, más título de adelantados o gobernadores, para ellos, sus hijos, y herederos. El rey se obligaba a armar cinco naves de cierto tonelaje, provista de tripulación, víveres y artillería, con previsión a un viaje de dos años. Se le notifica a todas las autoridades españolas, para que les dieran todas las facilidades. El rey en persona se puso al servicio de aquella expedición. Magallanes no tuvo dificultades de resolver todos los inconvenientes.
Mapa del Estrecho de Magallanes.
Grabado de la obra de Hulsius (1626).
  La expedición estaba formada de cinco buques, 238 hombres en su mayoría extranjeros (algunos historiadores dicen que 260 o 280). El costo de la expedición fue de; 8,3434,335 maravedises. De estos furon puestos por la Tesorería Real, 6,254,209. Cristóbal de Haro, 1,880,125 maravedises. Los barcos eran:”Concepción” de 90 toneladas. “Victoria” de 95 toneladas. El “San Antonio” de 120 toneladas. El “Trinidad” de 110 toneladas. El “Santiago” de 75 toneladas.  La expedición sale de Sevilla para Sanlúcar el 10 de agosto de 1519. Pero antes de salir de España, Magallanes es visitado por un enviado del rey Manuel de Portugal. Alvaro de Costa, le dice que sería considerado “traidor” por ser capitán de otra nación, pero que si no lo hacía, el rey lo perdonaría. Lo amedrentan, y al mismo también lo amenaza a la vez. Sabe que de volver sería traicionado en la corte de Portugal. Ya ha dado su palabra al rey de España, no puede dejar que cumplir lo pactado. Da Costa con amistades en España empieza a correr rumores sobre Magallanes, para desacreditarlo. El rey de España empieza a desconfiar de Magallanes. Se trata de sabotear la expedición, de ello se encarga Sebastián Alvarez, cónsul de Portugal en Sevilla. Le causan problema en el puerto  para impedir el mejor abastecimiento de la flota. Se hace correr la voz de que los barcos están en malas condiciones, cosa que demora el conseguir tripulación. Se reúnen españoles de las diferentes provincias. Entre los extranjeros los hay: alemania, bretones, flamencos, franceses, negros africanos, griegos, ingleses, irlandeses, italianos, sicilianos, y mulatos. Antes de salir e Sevilla, el embajador Alvaro de la Costa, le dice que él tiene entendido por informes recibidos, que cuando descubra las tierras esperadas, que tienen la orden de eliminarlo a él y Faleiro, los capitanes españoles. Esta incertidumbre le queda en todo el viaje.
  Al momento de salir de Sevilla, había pasado un año y cinco meses de haber firmado las “Capitulaciones”. Llegan a Sanlúcar de Barrameda, donde el Guadalquivir desemboca en el mar. Allí en una misa de despedida recibe el estandarte de manos del corregidor de la ciudad, Sancho Martíz de Leyva. La nave capitana es la “Trinidad”. El capitán de la “San Antonio”, Juan de Cartagena. El de la “Concepción” su capitán lo es Gaspar de Quesada. El capitán de la “Victoria”, Luis de Mendoza. “El Santiago” su capitán Joao Serrâo. En la expedición Magallanes cuenta con muy pocos amigos de confianza, entre ellos Duarte Barbosa, Alvaro de Mesquita, Estevâo Gomes, Joao Serrâo, Joao Carvalho, Antonio Pigafetta, su historiador y su criado Enrique.
  Al amanecer del 20 de septiembre de 1519 la flota sale del puerto, los cañones retruenan en la despedida, mientras poco a poco los barcos se van perdiendo en la lejanía. El 26 llegan a las islas Canarias, y en Tenerife completan sus provisiones de agua. Allí se entera por un mensaje enviado por su suegro, que los oficiales han jurado no obedecerlo. Salen del puerto cuando las naves están completas de suministros. La obligación de los pilotos era de mantener contacto con la “Trinidad”. De noche se mantenía un farol colgado en sitio eminente, para que los otros pilotos lo pudieran ver, y no perder el rumbo. Si se encendían dos luces era que había que moderar la marcha. Tres era temor de mal tiempo. Cuatro de recoger las velas. Si se disparaba un cañonazo, era de arenas movedizas o bajos. Era el sistema de mantener los barcos unidos.
  Magallanes no había enseñado los mapas a los capitanes para tomar sus precauciones. Después de algunos incidentes, y no tenía confianza  en los otros capitanes. Cambia el rumbo hacia Sierra Leona, los capitanes protestan en especial Juan de Cartagena, esto hizo demorar el viaje catorce días más. Lo que hizo fue seguir la costumbre de los portugueses, tomar barlovento para llegar sin problemas a las costas del Brasil. Para muchos historiadores este fue un error de él.

(fin de la segunda parte)

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