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martes, 1 de marzo de 2016

Diario de Sudáfrica III

Mireya Robles

Agosto 6, 1985 – martes. Mañana es día de tres clases seguidas, pero ya las tengo preparadas: a las 7:45 (Lengua III), Jorge Manrique y sus coplas; a las 8:40 (Textos II), García Lorca: “Romance Sonámbulo” y comenzar Bodas de sangre. A las 9:35 (Textos III), La vida es sueño de Calderón de la Barca. Pero como dije, ya lo tengo todo preparado y mi forma de descansar es hablarles un poco en este diario. He encontrado cosas fabulosas en “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías” y en “Romance sonámbulo”. Empecé a escribirlas. Quizás estas notas se conviertan en un libro de interpretación de textos. El jueves pasado vino Berta, la colombiana, a ver si quería ir de compras. Ya había venido unos días antes para ofrecerse a llevarme a comprar. Ella tenía mi puesto y dice que la despidieron sin darle motivos. Entre la amabilidad externa y una chispa de velado resentimiento, me contó que hace viajes astrales y que los guías que se encuentra en esos viajes le han descifrado muchos misterios pero que después le quitan la memoria y ella se queda con una gran paz sin saber qué le dijeron. El jueves por la noche Francesca me invitó a un concierto en el City Hall, en el centro de Durban. Es un edificio muy bello. En el concierto: Benvenuto Cellini, Opus 23 de Hector Berlioz (1835 - The overture); Piano Concerto No. 1 in E Minor, Opus 11 de Frédéric Chopin (1830) y Symphony in D Minor de Cesar Franck (1888). La Orquesta Filarmónica de Natal dirigida por Louis Frémaux. Al piano, Jeffrey Swann, nacido en Arizona, me gustó muchísimo. El público muy acogedor, conmovido, entusiasmado. Aplaudieron tanto a Swann que tuvo que dar un encore.

El sábado 3 fui a cenar a casa de Berta. Yo, queriendo saber más de los viajes astrales. Ella, profundamente dedicada a cocinar unos vegetales que le quedaron riquísimos. El marido, inglés, habla bastante español. El vino, sudafricano. Hacen aquí unos vinos fabulosos. Mi preferido es el Old Brown Sherry, más ligero en textura que el Bristol Cream, pero más sabroso y contundente en el efecto. La casa de Berta, agradable y amplia, en una de las tantas lomas de aquí. Buen barrio, dos carros en el garaje. El hijo de 8 años y la hija de 10 años, viendo un programa de muñequitos en afrikaans, en el televisor. En el curso de la cena y sobremesa, Berta me manifiesta su gran admiración por Castro. Dice que se quiere ir para Cuba. Trato de explicarle, pero no quiere que le tumben el sueño de que existe un salvador de la pobreza y sigue creyéndoselo. Eso por una parte. Por otra parte, me dice que no puede ver a los negros y que si en Cuba hay muchos negros, ella no va. Me informó que los negros con los que ha tratado aquí, sienten un odio profundo hacia el blanco y que hay que estar en una lucha constante para que hagan el trabajo que tienen que hacer. Dice que en Colombia el pobre no tiene acceso a nada: viviendas, hospitales, etc. y que aquí el gobierno les facilita a los negros, atención médica y de hospitales por R1 (un rand), ya sea una operación o una consulta y que les facilitan viviendas de baja renta. Que hay segregación, pero que están atendidos. Tengo que verificar todas estas informaciones. Por lo pronto, lo que me dijeron del sistema de cuotas de la Universidad de Natal en Durban parece ser cierto: hay muchos negros e indios. Son las 9:30 de la noche y me tomo un café semiespresso. Desde que estoy usando la cafetera italiana que me trajo Francesca y el café que también me trajo, lo hago con frecuencia. No es como ese retinto El Pico que yo hacía allá, pero me acompaña. Aquí no cocino mucho. Almuerzo en el Club de la Facultad: un comedor con manteles blancos, flores en cada mesa y servido por zulus con uniforme ocre y marrón. Muchas veces pido un plato de champiñones fritos. Me cuesta R2.14 (un dólar equivale a dos rands) . El café, fuerte, buenísimo, no cuesta nada. Otras veces tienen pescado frito por R3.50. El pan de trigo y la mantequilla, incluidos con lo que pidas. Las alumnas de tercer año: magníficas. Me han dicho que además de las clases de literatura, quieren, aparte, hacer traducciones. Hablan bastante bien. Se interesan. Las de segundo año entienden las clases en español pero no hablan tanto. En realidad, Judy Lee (o Julia, como se ha puesto ella misma para sentirse más latinoamericana), las ha preparado muy bien. Se ve que es una magnífica maestra. Esta mañana me dijo que ayer el médico le dijo que tiene un fibroma y que se tiene que operar. Dice que anoche lloró pensando que no podrá montar a caballo por un tiempo ni ver a Xanadú. Ah, aquí los ingredientes de cocina me saben muy extraños. Algunos importados de Austria o de Inglaterra. La salsa de tomate y el ajo en polvo no saben como los de Goya, y el vinagre de Inglaterra no es como el de Heinz. Y todavía Gundelfinger no me acaba de traer las cajas de mis libros que envié desde New York ni Feuilherade me trae los ladrillos y las tablas para los libreros. Hoy, todo New York en mi mochila: carta de José Corrales, de Alina Galliano, de Maya Islas, de Isabel Parera, de Josefina Monter. Voy a interrumpir este silencio con el walkman y Kitaro y a releer todas las cartas hasta que las letras se hagan voces que me acompañen antes de dormir.

Martes 13 - Hace unos días llamé a Feuilherade, bueno, ¿y qué de las maderas y los ladrillos? Y Feuilherade, convulsionado en el teléfono: nada, de las maderas nada, de los ladrillos, nada, si es que los estudiantes africanos (es decir, africanos negros), están en huelga. Me quedé pensando que este Feuilherade es un cuentista, pero al anochecer, una concentración de estudiantes negros en el Student Centre. Nadie comenta, nadie ve nada. Otro día, otra vez a Feuilherade: que de las tablas qué y de los ladrillos, qué. Y Feuilherade convulsionado en el teléfono: de las tablas, nada, y de los ladrillos, nada, si es que todos los trabajadores indios han salido corriendo porque les han dicho que los negros les están quemando sus casas. Ni un trabajador indio queda aquí, ni uno solo. Y yo pensando que este Feuilherade es un cuentista. Pasa el día y nadie dice nada. Hasta que empiezan las noticias en el Daily News y alguien verifica en la Universidad, que los estudiantes negros se fueron a la huelga porque mataron a una abogada negra (cuatro hombres la mataron) y los estudiantes negros quieren que la Universidad le guarde un día de duelo. La Universidad se niega. No hay disturbios. No está claro por qué la mataron. Una estudiante blanca me dice que la abogada era miembro del United Democratic Front (Frente Democrático Unido), que propone una participación interracial en el gobierno y que se cree que los negros que quieren que el gobierno sea de negros solamente, la mataron. Los disturbios continúan: los negros arrasaron el poblado que fundó Gandhi a principios de siglo en Phoenix, cerca de Durban. Por eso decía Feuilherade que los indios estaban aterrorizados y se iban para sus casas. Destruyeron el museo de Gandhi, la casa donde él vivió su sueño de paz de la que solamente quedaron los cimientos. Quedaron también restos de la casa donde había tenido su imprenta y la casa que había habitado su hermano. 

Chief Mangosuthu Buthelezi declara en el Sunday Times del 11 de agosto, que esta violencia que ha dejado atrás cincuenta muertos, cientos de heridos y cuatro mil indios sin casas, no se debe a diferencias entre indios y negros, sino a que si las organizaciones políticas abogan por la violencia, esa violencia puede ser dirigida a cualquiera, hasta a los inocentes. Buthelezi es el líder de los zulus, presidente de Inkatha. Amichand Rajbansi, chairman del consejo en la cámara de delegados, culpa al Frente Democrático Unido por no reunirse en Inanda inmediatamente en el momento en que empezó la violencia, para tratar de detenerla. Otros creen que el problema es de índole socio-económica, que en realidad existe en los poblados de los negros (townships), pero que como debido al Group Areas Act los indios viven cerca de los negros, la violencia del área de los negros se extiende a la de los indios. En cuanto al Group Areas Act, dicho sea de paso que aunque aquí ya han aprobado legalmente los matrimonios interraciales, el problema persiste, porque ¿dónde puede vivir una pareja si uno de ellos tiene que vivir en un sector y el otro en otro sector? Buthelezi culpa al gobierno por toda la violencia contra los indios, por mantenerse adherido a un sistema de apartheid que divide a blancos y negros (así como también a mulatos e indios). Otros dicen que los negros atacaron a los indios porque los indios tienen representación parlamentaria y los negros no la tienen. El periódico dedica casi una página a las protestas de Pietermaritzburg donde más de cien estudiantes negros se lanzaron en manifestaciones violentas protestando por la muerte de la abogada negra, Victoria Mxenge. Estaban dedicando un servicio en memoria de la Sra. Mxenge cuando surgieron las manifestaciones. Se espera que Pik Botha, Ministro del Exterior (Minister of Foreign Affairs), haga pronto declaraciones asegurando cambios en la política que calmen la situación. Informa el Tribune del domingo, 11 de agosto, que los negros están matando a los guardias negros que trabajan para el gobierno. Resumiendo, desde el jueves, 1º de agosto: Victoria Mxenge, abogada de Durban, es asesinada por cuatro hombres a la entrada de su casa en Umlazi; viernes 2: los estudiantes negros comienzan las protestas en las que tienen lugar 31 arrestos; lunes 5: siguen las demostraciones de estudiantes negros en Pietermaritzburg; martes 6: balance de varios muertos incluyendo un niño de 15 meses, quemado en su casa; miércoles 7: se celebra un servicio en memoria de Victoria Mxenge en el que varios resultan muertos y heridos; viernes 9: "Phoenix settlement, Mahatma Gandhi's memorial, goes up in flames" - el área donde vivió Mahatma Gandhi, arde en llamas.

El Tribune del 11 informa también que un grupo, como de unos cien negros que pertenecen a Inkatha, fueron a casa de Victoria Mxenge para quemar la casa porque según ellos, los hijos de Mxenge les habían destruido a ellos sus tiendas y sus pertenencias.

Jueves 15 - Uno de los usos y costumbres de la Universidad: a las 10:00 de la mañana y a las 2:30 de la tarde, religiosamente, una negra uniformada nos sirve té en una salita del Departamento de Francés. 

Domingo 18 - Los libros que Gundelfinger se decidió a traer aún están regados y estarán hasta que los clasifique y amontone contra las paredes sin libreros. Ayer dejé todo como está y me fui caminando hasta el mercado indio; la caminata es enorme, pero fui y vine a pie. Las calles y avenidas del camino que atraviesan el barrio de Berea (donde está la Universidad), todas amplias, limpias, apenas transitadas: Princess Alice, Willowvale, Manning Road, Bath, Bulwer, hasta Moore. Bajé por Moore hasta Umbilo y de ahí a Berea Road. En esta parte de Moore, Berea Road y Umbilo había muchos negros. Además de negros, había algunos indios y yo. En Umbilo, cerca de Berea Road, había una enorme cola de negros esperando entrada a una pequeña tienda de comestibles. Quise saber qué les interesaba de este lugar que parecía tan pequeño e insignificante y fui a preguntarles. Me miraron como asombrados, como tratando de descifrarme y a duras penas algunos me dijeron que a comprar. Unos pasos más adelante paré a dos indias vestidas con saris y les pregunté si sabían por qué había tantos negros en esa cola y una me dijo con un poco de condescendencia: "ahí es donde compran sus cosas". Decidí no dedicarle más tiempo a lo de la cola y seguí hasta Warwick, donde está el mercado indio. Allí quedaron definitivamente atrás las limpias y desoladas avenidas del barrio exclusivo de Berea. Aquí se siente el gentío ---casi todos indios y negros--- bullendo, palpitando. Me encantó sentir el pueblo así, de cerca. Saqué fotos. Ya las verán. Hay varios mercados muy cerca el uno del otro. El mercado de vegetales fue el que me hizo sentir en la plaza de mercado de Mount Abu, en La India. Por supuesto, fue mi favorito. Frente hay uno llamado el Mercado Inglés, bastante popular también y con un fuerte olor a carnes. Por último, otro mercado con tiendas indias llenas de objetos de artesanía y ropa con una sección de especias donde las indias te gritan al pasar: "dígame, señora, cómo le gusta su curry, que yo se lo preparo". En los mostradores tienen lomas de polvos y especias, unos polvos color anaranjado intenso como el que se ponían en la frente algunos indios que vimos en Mount Abu, en los templos.




Mireya Robles nació en Guantánamo, Cuba. Reside en Estados Unidos. Ha publicado novelas y libros de cuentos, que han sido traducidos al inglés; poemarios; libros de crítica literaria; el documental Diario de Sudáfrica y artículos, narraciones cortas, poemas y cuentos en revistas literarias en unos veinte países. Ha recibido premios en Estados Unidos, México, Francia, Italia y España y ha sido entrevistada en radio y televisión en Miami, New York, Buenos Aires, Madrid y Durban, Sudáfrica.

1 comentario:

  1. Viajar es leer las memorias del que ha viajado.
    Las memorias de Mireya Robles, nos acercan al diario vivir,
    a los descubrimientos de lo que no se ha vivido antes. Gracias por compartir.

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