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domingo, 15 de mayo de 2016

A 135 Años del Fracaso de la Expedición Lady Franklin Bay, o la Expedición de Greely en 1881-1884 del Año Polar Internacional

Sobrevivientes 

René  León

  Han pasado más de 135 años de la Expedición Lady Franklin, o la expedición de Greely, y se sigue hablando de ella. Muchos autores le han dedicado investigaciones muy interesantes. Varias películas se han filmado con artistas de renombre. Se han grabado por la PBS varios programas de TV, basados en dicha expedición, y su fracaso en el Ártico. Pero lo que más ha llamado la atención fue las acusaciones de canibalismo entre los expedicionarios. Greely negó todas estas acusaciones después del regreso de los pocos expedicionarios, incluido Greely, seis solamente. Negado por Greely, y por David L. Brainard. Pero Winfield Scott Schley  (1887) que examinó los cuerpos mutilados de los muertos de la expedición, encontró que la carne había sido removida.
  En el año de 1881 y 1882  los 25 expedicionarios invernaron en Fort Conger y nuevamente en 1882 y 1883 su tercer invierno. Sin embargo, 18 expedicionarios murieron cuando se trasladaron a Cabo Sabine, Pim Island. Dos de los hombres murieron de enfermedad (1884), se ahogó Jens Edward (1884), otro fue ejecutado por robar comida, Charles Henry (1884), uno se suicidó (1884), Octave Pavy. Los otros trece hombres restantes, deben haber muerto de hambre. El barco de rescate llegó el 22 de junio de 1884.

Investigaciones realizadas por especialistas en la materia los expedicionarios se mantuvieron vivos, soló por él canibalismo, No se puede decir que todos participaran, pero una mayoría lo hizo. Según una investigación los que más oportunidad tuvieron fue el cocinero y los camaroneros. Ellos no hubieran vivido más tiempo, sino hubiera sido  por una alimentación extra. Greely dice que ellos pudieron alimentarse de crustáceos marinos y camarones. Grandes orugas, piel de foca de sus cinturones, que se cortaban y hervían.
  En el New York  Times del 12 de agosto de 1884, en su primera plana aparece un escrito sobre la expedición, en una de sus partes dice: “Cuando llegaron los barcos de la expedición de socorro a Greely, en San Juan, se le dijo al mundo que sólo seis miembros de la expedición Greely vivían Uno se había ahogado, uno había muerto en el camino de regreso, y diecisiete, se decía habían perecido miserablemente de hambre. Esta fue una historia impactante, pero hoy sabemos por uno de los sobrevivientes, que contó una historia aún más atroz.”
  “Cuando su comida se fue acabando los miembros desafortunados de la expedición, escalofríos y muertos de hambre en sus pequeñas cabañas de tienda de campaña en la orilla sombría de Smith Sound,…fueron conducidos por la horrible necesidad de convertirse en caníbales. La historia completa de su experiencia en ese terrible invierno debe ser contada, y los hechos hasta entonces ocultos hará que el registro de la expedición Greely- está llena de horrores – el capítulo más terrible y repulsivo en los largo…. de la exploración ártica.”  
  En este artículo y otros que vendrán más tarde del New York  Times, se culpa de la malograda expedición al general Hazen, por ignorar los factores de la expedición y sus consecuencias, sin embargo, se salva por los rejuegos políticos de aquellos años (y que existen hoy en Estados Unidos).
138 year old body Petty Officer John Torrington from the Franklin Expidition
Continua el New York Times: “El descubrimiento de que Greely y sus compañeros sobrevivientes fueron obligados a elegir entre la muerte  y esta manera de preservar sus vidas, se hizo la elección de la que hemos hablado (canibalismo), multiplica cien veces la carga de responsabilidad que ha descansado sobre el oficial (Hazen) cuyos errores traídos con tanto éxito es capaz de mantener su posición? No lo creemos. Tiene que haber una investigación por un tribunal militar….”
  “A partir de julio de 1882”, dijo el tribunal de investigación sobre lo pasado al “Proteus” “no menos de 50 mil raciones fueron dejadas por los vapores “Neptuno”, “Yantic” y “Proteus” más allá de Littleton Island., y de ese número sólo alrededor de 1,000 se quedaron en los alrededores, el resto volvió a los Estados Unidos, o se hundió con el “Proteus”. Dos expediciones costosas habían tomado parte, pero debido a las instrucciones de Hazen, la expedición Greely no tuvo ningún beneficio…”
  El General Hazen en vez de mandar ayuda a los expedicionarios, se opone a que sea el Departamento de la Marina la que envíe la siguiente expedición de rescate, pues interfería con la ayuda que había proporcionado el ejército. El Departamento de Guerra opina que debe ser el General Hazen quien decida. Se decide poner el mando de la segunda expedición a un oficial del ejército que no tenía conocimientos de la navegación en el ártico, el teniente Ernest A. Garlington, del 7th  de Caballería del Ejército. Todo esto motivado por preferencias personales de Hazen. El hijo del presidente asesinado y secretario del Departamento de Guerra, Robert Todd Lincoln, es culpado por el historiador Leonard F. Guttridge, en su libro Fantasmas del Cabo Sabine, y dice: “No podía importarle de menos sobre el Polo Norte. El consideraba que su trabajo principal sea…la participación militar en la expansión occidental.”
El USRC Bear, el barco que rescató a Greely de su expedición a la Bahía de Lady Franklin.
  Es enviado el barco “Proteus” en auxilio de los expedicionarios con suministros, pero se hunde, atrapado por el hielo, el 23 de  julio de 1883, por la incapacidad del oficial encargado de la operación de rescate, el teniente Garlington, que no quiso hacer caso a las recomendaciones de los marinos civiles de Terranova, que si eran experimentados en la navegación de evitar  los témpanos de hielo y la navegación del Ártico. No dejando suministros a los expedicionarios de Greely, en los lugares señalados con anticipación, sin embargo, si supo esconder alimentos en otros lugares para una emergencia de su grupo de rescate. Hubo que esperar hasta septiembre para que los sobrevivientes del barco llegaran a San Juan, desde donde enviaron un mensaje a Washington solicitando enviar otro buque. Pero no hicieron nada para el grupo de Greely.
  En el diario Evening Post, de Nueva York, del viernes 14 de septiembre, de 1883: “Washington, 14 de septiembre- “Los temores de los funcionarios del Servicio de señales en cuanto el destino probable,  del teniente Greely y sus hombres se han incrementado en la información que se recibió de St. Johns. Las historias sensacionales de los esquimales no se acrediten. Es considerado como muy poco razonable, por ejemplo que los hombres habían matado a sus oficiales, cuya habilidad era necesaria para ayudar a sus hombres. Pero el mayor peligro es la falta de suministros. El gobierno en este momento puede ser posible conseguir la manera de dejar los suministros para ellos en este invierno, a menos que los trineos, posiblemente, puedan ser capaz de llegar a ellos desde la isla de Littlejon.”
By U.S. Government - U.S. National Oceanic and Atmospheric Administration, Public Domain, https://en.wikipedia.org/w/index.php?curid=28879703
  “Hasta el mediodía de hoy no hay más información que la publicada en los periódicos de la mañana que se había recibido aquí de ese buque “Yantic”. Los amigos y familiares esperan con ansiedad los detalles del movimiento de ese buque. Se sabe que los suministros y tiendas a bordo del “Proteus” se perdieron todas, pero si el “Yantic” llevo con éxito en el aterrizaje de algunas de sus  tiendas en los puntos señalados por Greely en su carta de instrucciones todavía hay una posibilidad de que se pueda llegar antes que el invierno ártico llegue.”
  La expedición de Greely se fue moviendo hacia el Sur a partir del 9 de agosto de 1883. El 29 de septiembre llegaron a Baird Inlet, quedando atrapados en un tempano de hielo que estaba a la deriva, durante 30 días. Los suministros iban escaseando. Llegan a tierra en un lugar donde establecen un campamento, pudiendo salvar todos los equipos e investigaciones realizadas. Se trasladan hasta donde se suponía que tendrían suministros y comprueban que no los habían dejados. Quedan atrapados en Cabo Sabine, donde establecen un campamento el 21 de octubre. Los suministros escasearon, no se podía cazar ningún animal que los alimentara, pues en esa área no los había, sólo pequeños animales y hubo que recurrir a comer las tiras de piel de foca hervidas de su ropa hecha del mismo material de piel. En este momento es donde se cree que empezó el canibalismo para no morir. El New York Times del domingo 10 de agosto, dice :’ Es en estos días que vieron un oso polar. Y Kislinbury, recuperando sus fuerzas, llevaba enfermo varios días salió en busca del oso con otros expedicionarios y el oso fue baleado, que significo comida por varios días. Cuando Kislinbury traía el oso muerto, Greely dijo: “Ese oso fue enviado por la Providencia”. El año anterior Kislinbury había tenido un accidente en un iceberg, pero así y todo se mantenía activo. Pero ahora estaba enfermo, le dijo a sus compañeros: “Muchachos, todo depende de mí, me entierran con mis camaradas, en las regiones árticas…”Unos días antes de su muerte, se arrastró fuera de su tienda y se acostó. Murió, hundiéndose en un sueño tranquilo, y susurró estas palabras “Aggie, Aggie”, el nombre de su esposa.”
  Mientras, en Washington subían el tono de las protestas del público contra el abandono de los expedicionarios. La esposa de Greely escribió cartas a los periódicos y a los editores solicitando su ayuda para interesar del envió de rescate. El Congreso aprobó un proyecto de ley ilimitado al efecto. Como siempre el Secretario de la Guerra se oponía al rescate por problemas personales con Greely. Al fin la Marina se hizo cargo del rescate.
  Cuatro días de aprobado el dinero para el rescate, un barco de socorro llegó a New York, a finales de febrero de 1864, y se empieza a equipar el barco. Su capitán era Schiley, quien no tenía experiencia en el Ártico. La expedición de rescate estaba formada por dos barcos Thetis, y Bear. Se dirigieron a Cabo Sabine, adonde llegaron el 22 de junio de 1884. Allí pudieron encontrar a los pocos supervivientes, 6 en total –entre los que estaba el teniente Greely-, de los 25 que formaban la expedición. Los demás habían perecido de inanición, ahogados de hipotermia, uno ejecutado por robar comida.
  Los sobrevivientes fueron llevados al barco de rescate donde se recuperaron. Según el capitán Schiley, en su informe; “cuarenta y ocho horas de retraso en llegar a ellos habría sido fatal para los que viven ahora.”. El barco llegó a Portsmouth, New Hampshire, el 2 de agosto, donde fueron recibidos por numeroso público. La Secretaría de Guerra no mandó ningún mensaje a los sobrevivientes, ni nadie que los representara a ellos. Por lo menos un cabo o un sargento. Así es la política.
  Los oficiales todos fueron premiados con cargos importantes. Greely se lo había ganado, pues salió con vida y sufrió el abandono por parte del gobierno, fue nombrado general. Pero al teniente Garlington por su estupidez en llevar los alimentos y dejar que el Proteus se hundiera no se lo merecia.

Lista de los Expedicionarios

Primer Teniente : Adolphus W. Greely
Segundo Teniente: Frederick F. Kislingbury (†)
Segundo Teniente: James B. Lockwood (†)
Médico Naturalista: Octave Pavy (†)

Sargento: Edward Israel (†)
Sargento: Winfield S. Jewell (†)
Sargento: George W. Rice (†)
Sargento: David C. Ralston (†)
Sargento: William Cros (†)
Sargento: Hampden S, Gardiner (†)
Sargento: David L Brainard
Sargento; David Linn (†)
Cabo: Joseph Elison (†)
Cabo: Nicholas Salor (†)
Privado: Charles B. Henry (†)
Privado: Maurice Connell
Privado: Jacob Bender (†)
Privado: Francisco Long
Privado: William Whisler (†)
Privado: Henry Biederbick 
Privado: Julius Frederik
Privado: William A. Ellis (†)
Privado: Roderick R. Schneider (†)

Jens Edward, cazador y conductor de perro (Groenlandia nativo) (†)

Thorlip Frederick Christiansen, cazador, y conductor de perros (nativo) (†)


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