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domingo, 1 de mayo de 2016

Bienvenidos a Pensamiento

En tiempos de cacería

mujer-felina
El agua del río va huyendo de sí misma: Tiene miedo de eternidad.
Gracias por tu luz en el jardín, Dulce María…
Entre tú y yo queda apenas esa deuda, una vulgar tragedia, la misma de muchos seres en el confín del mundo o desde su génesis. Zumban en el amor los tiempos de cacería.
Entre tú y yo queda una cuenta pendiente, tan común como las hiedras, es la misma del halcón de corvas uñas y de la felina que huye, muta la piel y semeja perversa. Tú eres el cazador que teje y teje la red y apeteces degustar rondando poco a poco sus presas. Cualquiera piensa en un flirteo y nunca será amor. Hueles en la lejanía a la felina, si fueras tuerto, qué maravilla. Te lanzas pensando en unos bombones rellenos, para depredar poco a poco, con parsimonia. Que no queden vestigios, sino cómo volver a cazar. Yo soy clara, agua siempre fresca, le atrae tu red en el fondo del río, pero no quiero caer. Ya sé hasta con qué hilo haces los nudos y engrasas los ganchos de tus garras, pero teme amarlos más.
Soy como el felino, de lejos atisbo el miedo, el peligro…Quién no saca, a veces, pañuelos rojos para llamar la atención y juega a comer aves exóticas. Sabe igual que puede quedar de pronto atrapado. Es tupida tu red. No es tan sencillo, pero qué es en la vida simple, ni nacer, ni morir, ni amar. Son los desafíos son los que preñan y  pujan el futuro, sino habría regresos en el porvenir y a veces son tan necesarios.
Si se cayeran otros muros, si las cuentas no quedarán pendientes, si no hubiera amores náufragos, si los prejuicios no fueran tanta moda como los tiempos de cacería y en los hilos de una red, se tejieran nuevas y las mejores historias, podría tener un final feliz en el fondo de un río, la vulgar tragedia entre la mujer felina y el tramposo aguileño. Extrañar no siempre es de amigos. Yo te extraño, halcón.

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