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miércoles, 1 de junio de 2016

En torno a las Infanterías de Marina española, estadounidense y cubana

AP Photo/Saurabh Das
Roberto Soto Santana

La Infantería de Marina es un Cuerpo encuadrado dentro de la Armada Española –es decir, la Marina de Guerra-, uno de los tres brazos militares del Ministerio español de Defensa (al lado del Ejército de Tierra y del Ejército del Aire). La Infantería de Marina española, que actualmente cuenta con 4.680 efectivos,  es una unidad operativa anfibia de élite, la más antigua del mundo, ya que fue creada el 27 de febrero de 1537 por el emperador Carlos I. Las funciones principales de los Infantes de Marina se despliegan en su especialización en las operaciones anfibias así como su operatividad tanto por mar y tierra, esto es, la proyección del poder naval mediante el uso de fuerzas anfibias sobre una costa hostil o potencialmente hostil.
En comparación, el Cuerpo de Infantería de Marina de los EE.UU. contaba en octubre de 2009 con 203.000 efectivos en servicio activo y poco menos de 40.000 en la reserva. Su origen arranca con la formación, por el capitán Samuel Nicholas, de dos batallones, el 10 de noviembre de 1775 en Philadelphia. El Cuerpo de Marines ha combatido en todos los conflictos armados de los Estados Unidos y alcanzó especial notoriedad en el siglo XX. Constituyeron la piedra angular de la campaña del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial. Su capacidad de respuesta rápida a las crisis regionales le da un papel importante en la ejecución de la política exterior estadounidense.
La Guerra de Cuba y Filipinas, pese al fracaso general que supu­so, habría de demostrar lo acertado de la decisión de mantener el Cuerpo en su triple faceta de tropa expedicionaria, dotación de los buques de guerra y guarnición de arsenales y dependencias. Con motivo de la insurrec­ción cubana de 1895 se dispuso el envío de siete batallones expedicionarios, con carác­ter urgente, seguido de otros seis, un total de 13.000 hombres entre los que se habrí­an de contar fuerzas de Infantería de Marina. Este sería el primero y más inme­diato efecto de la revolución cubana respec­to de la Infantería de Marina española. El segundo tendría consecuencias más retarda­das, pero también de la máxima importan­cia y trascendencia: la reapertura de la anti­gua Academia General Central de Infantería de Marina, clausurada en 1891 por Real Orden de 28 de mayo de 1895, y con la nueva denominación de Escuela de Infantería de Marina. Las unidades enviadas a Cuba desde la Península, todas en 1895, serían cuatro batallones, que per­manecerían allí hasta la repatriación posterior a la contienda, es decir, más de tres años seguidos de guerra.
La utilización de los batallones de Marina fue de mucha impor­tancia en el transcurso de las operaciones, como fuerzas terrestres inte­gradas en unidades del Ejército, sin olvidar que el Cuerpo actuó también a bordo de los buques menores de la escuadra destacada en Cuba y en los de la de Cervera. Numerosas fueron las acciones de combate en las que se verían implicados estos batallones.
El Segundo Batallón del II Regimiento, con base en Holguín, recibe el cometido de proteger la línea férrea de Gibara a Holguín (Cuba), y casi inmediatamente se produce el heroico hecho protagoni­zado por los soldados Rama y Cancela. Estos dos soldados de Infantería de Marina, encuadrados en una patrulla de vigilancia de dicho batallón, compuesta por un sargento, un cabo y 13 sol­dados, prestaban un servicio de vigilancia en la línea el 5 de junio de 1895. Fue atacada esta patrulla en Piedra Picada, Arroyo Aguas Claras, por fuer­zas muy superiores, al mando de los generales Maceo y Rabí, al frente de más de 1.800 insu­rrectos. La patrulla los detiene por cierto tiempo con nutrido fuego y se retira, debiendo al hacerlo, sin embargo, que abandonar a cinco soldados que han sido copados y de los que tres de ellos son pronto heridos y rematados a machetazos; José Rama Varela y Antonio Cancela Rodríguez resisten sin rendirse hasta que se les agotan las municiones, muriendo en combate en medio de los cadáveres de ocho mambises. Su acción da tiem­po a que lleguen refuerzos y la posición a ellos confiada no se aban­dona. Un milagroso testigo pudo contarlo, el soldado Blanco, que, dado por muerto y con la masa encefálica al aire, sería recogido posteriormente.
Su acción, premiada con la Cruz Laureada de San Fernando, se perpetuaría en una lápida que se ordenó colocar en todos los cuarteles del Cuerpo.
Poco después, en el punto donde cayeron, se levantó un fuerte que defendía el puente sobre el Arroyo de Aguas Claras, que fue bautizado con su nombre.
La máquina del tren, al pasar cerca del fuerte, pitaba tres veces en su honor y una placa invitaba a rezar y les honraba en nombre del Real Cuerpo de Infantería de Marina.
Como póstumo homenaje, una real orden dispuso que ambos figurasen perpetuamente en la nómina de la 2ª Compañía del 2° Batallón del 2° Regimiento, a la cabeza de los demás soldados y pasan­do revista como presentes y con esta nota: "Muertos gloriosamente en Rama-Cancela (Isla de Cuba) el 5 de junio de 1895".
Además, el crecimiento del Cuerpo con motivo de la guerra colo­nial fue tal que llegó a contar con caballería propia.
            Con la denominación coloquial y popular de "Caballería de Marina" se conoció una realidad tangible desde la utilización de unas guerrillas montadas en 1895 que duraron hasta la evacuación de Cuba y cuyo primer precedente databa de 1875.
            Sus efectivos variaban desde una sección hasta una compañía de dos seccio­nes, formando la sexta compañía de cada batallón. Desempeñaba misiones de des­cubierta, sorpresa, golpes de mano, pro­tección avanzada, etc.
            Ya en época republicana, la Infantería de Marina de Cuba fue creada por el Decreto Presidencial número 3165, del 15 de diciembre de 1933, promulgado por el Dr. Ramón Grau San Martín, quien entonces encabezaba el llamado Gobierno de la Pentarquía.
Dicho acto ejecutivo decía así:
“Por cuanto: Se hace necesario para la mejor custodia de las costas a fin de evitar el contrabando, la creación de un Cuerpo de Infantería de Marina en constante conexión con los barcos de la Marina de Guerra.
Por cuanto: Entiende el Gobierno conveniente reforzar los efectivos de la Marina de Guerra, creando una tropa de desembarco para ser utilizada en los casos de estado de guerra o de grave alteración del orden público en los puertos de la Nación.
 Por tanto: En uso de las facultades de que estoy investido, a propuesta del Secretario de Gobernación y Guerra
                                                      RESUELVO:
Primero: Crear un cuerpo que se denominará de Infantería de Marina que estará integrado por trescientos hombres incluyendo oficiales y alistados.
Segundo: Este cuerpo se formará con preferencia con el personal de la Marina de Guerra, pudiendo completarse con elemento civil que por su actuación revolucionaria pueda merecer confianza para sostener la ideología de la Revolución.
Tercero
: Este cuerpo de Infantería de Marina estará a las órdenes directas del Jefe del Estado Mayor de la Marina de Guerra, quien queda facultado para hacer la total organización del mismo.
Cuarto: Los gastos extraordinarios que por la creación de este cuerpo, se originen, serán pagados con cargo al superávit del presupuesto de la Nación.
Quinto
: El Secretario de Gobernación queda encargado del cumplimiento de cuanto por el presente Decreto se dispone.”
En el decreto de su fundación se habilitaba el empleo de la Infantería de Marina en “casos de estado de guerra o de grave alteración del orden público”. Su arma reglamentaria era el fusil Springfield Modelo 1905 que podía llevar un máximo de 6 proyectiles del calibre .30 y la bayoneta calada.
 En los años cincuenta del siglo XX, durante las operaciones que se desarrollaron contra los guerrilleros alzados del Movimiento 26 de Julio en el área de la Sierra Maestra, se activó un Batallón que se trasladó a la Zona de Operaciones, y que estaba al mando del Comandante Wicho Masferrer, junto con los Oficiales Álvarez Sanz, Raúl Gomes de Molina y otros. Tuvieron la responsabilidad de la seguridad, principalmente en la Playa Siboney en Santiago de Cuba, y de cubrir el perímetro de defensa de varios puestos navales a lo largo de la costa oriental: El Uvero, Chivirico, Pilón, etc.
Tras la instauración del régimen castrista, el 3 de agosto de 1963 se creó el Cuerpo de la Infantería de Marina Revolucionaria, a cuyo frente se designó al Capitán del Ejercito Rebelde José Ricardo Rabel Núñez, quien posteriormente concluyó sus días como víctima del cáncer y de las cárceles comunistas. Rabel había sido miembro del Cuerpo de “Marines” de los EE.UU., habiendo participado en el desembarco de Normandía y en el posterior cruce del Rhin luchando contra las tropas nazis.
En 2006, el Centro de Estudios Nueva Mayoría, radicado en Buenos Aires (República Argentina), calculaba que la Infantería de Marina del Régimen cubano  contaba con algo más de 500 efectivos, organizados en dos batallones de asalto anfibio.

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