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viernes, 1 de julio de 2016

Fuego en San Cristóbal de La Habana, en 1622

FOTO: Hospital de San Felipe y Santiago, que la población llamaba de San Juan de Dios. A partir de 1603 los religiosos de esta orden comenzaron a brindar los cuidados de enfermería

León, René, “Tomado de San Cristóbal de La Habana, en tiempo de la colonia” Charlotte, NC, 1988.

    El viernes 22 de abril de 1622, temprano en la mañana empezó el fuego en una casa de la calle del Molino cerca de la Plaza y de la calle Muralla. Las llamas avivadas por un fuerte viento, devoraron en menos de dos horas cinco manzanas enteras de la parte principal de la ciudad. Noventa casas que iban de la marina hasta lo que era el campo fueron destruidas. La intensidad del viento hizo que se extendiera el fuego a los bosques que colindaban con la ciudad destruyendo gran parte de ellos. Los vecinos trataron de salvar gran parte del bosque pero les fue imposible. Trataron de salvar sus propiedades, y sus hijos. El destino quiso que no hubiera muertos. Anteriormente ya había habido otros incendios, motivados por descuidos de los vecinos. También, la construcción de los bohíos que eran de guano. Según carta del Capitán general Don Francisco Venegas al rey, decía:
  “…han desaparecido anteriormente otras cien casas, ninguna ha vuelto a reedificarse por imposibilidad de sus dueños; y ansi queda el lugar tan despoblado y falta de alojamiento para los vecinos y moradores de él, como para los soldados que sirven en las compañías de la Punta y la Fuerza Vieja. Además, siendo esto pasaje tan continuo de galeones, y flotas, fuerza es que es imposible de hallar aquí reparo en los días que se han de detener, se resienten de esta falta. Lo que mas confuso me tiene es averiguar el principio de estos incendios; ni desde que hay población en este lugar se ha podido allar el origen de una desdicha
á que están sugetas las casas de paja que llaman guano; y ansi he mandado prevenir en todas ellas tinas de agua y escaleras y varas largas de prozor de picas…….innfantería rondando por cuartos en el lugar; y me tocan cinco o mas veces al día de alarmas de fuego, me hacen tener a caballo todo el día ensillado para acudir al remedio…..el cabildo habiendo visto la ruina tan grande queda, me ha suplicado á V.M. les haga merced de prestarle por diez años cincuenta mil ducados….para reedificar con este empréstito, pues ninguno á de disponer de ninguna cantidad; y la confianza que á ellos y á mí nos queda es que en otros lugares de menos han de menos importancia han recevido beneficio.”

(la escritura de la época)

  La catástrofe ocurrida el 22 de abril hubiera podido ser menor, si la zanja que venía de la Chorrera, no se hubiera obstruido y encontrado en mal estado. En el momento del fuego se estaban haciendo reparaciones y el suministro del agua se había suspendido. El 11 de abril la presa cedió completamente, y tuvieron que repararla con grandes tablones, pues necesitaban el agua con urgencia para la llegada de la flota de México de un momento a otro. El costo de la reparación fue 84,112 reales, que se tomaron de la flota que llegó a La Habana. Para poder pagar el dinero tomado, se impuso un impuesto de catorce reales por pipa de agua, cuatro reales eran los que se cobraban anteriormente.

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