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lunes, 1 de agosto de 2016

La Timba, identidad única


Por Ernesto Montero Acuña

El término Timba se asocia con una forma del son, el nombre de un alimento precario y la historia de un barrio marginal de La Habana donde se sustituyen las casuchas de antaño por construcciones adecuadas a la vida confortable.

Las tres denominaciones convergen en las proximidades de uno de los sitios más céntricos de La Habana, la Plaza de la Revolución, hacia la que se extendió durante más de un siglo la que fuera una de las villas miseria más conocidas en la capital del país.

Su nombre proviene, según estudios, del inglés “Timber” estampado en las cajas de madera que contenían barras de guayaba importadas desde Estados Unidos y comercializadas en un establecimiento —conocido en Cuba como bodega— existente entonces en la esquina de las actuales calles Zapata y A, en El Vedado.

De esta circunstancia provino un platillo popular que aportó el apelativo “pan con timba” —para identificar el pan con guayaba de consumo popular antaño—, apelativo que se extendió a la comunidad y que también es coincidente con la forma acelerada del son, ritmo muy acendrado en su cultura musical.

“La Timba soy yo”, clamaba en Nueva York Chano Pozo, uno de los hijos de mayor renombre de este barrio, a quien se reconocía como genio de la música popular bailable de su país y del jazz estadounidense, al extremo de lograr notable influencia sobre el muy afamado Dizzy Gillespie.

Luego de sus inicios en Cuba y en correspondencia con su origen, Luciano (Chano) Pozo González partió hacia Estados Unidos en 1942, donde su más famoso tema, Manteca, alcanzó amplia difusión en 1947, en el mundo del jazz, antes de que se grabara en 1948.

Caliente y Blen Blem, otras grandes composiciones suyas, acentuaron gradualmente su influencia sobre Gillespie, algo que se asegura desembocó en una fusión perfecta entre un genio de la armonía del jazz y otro gran intelecto en los ritmos afrocubanos.

El 3 de diciembre de 1948 murió, durante una pelea en el barrio neoyorquino de Harlem, quien había nacido 7 de enero de 1915 en La Timba, un medio de precariedad extrema, y cuya condición pudo conocer Albert Einstein el 20 de diciembre de 1930, en tránsito marítimo hacia Estados Unidos.
Durante su estancia de dos días en La Habana, el Premio Nobel de Física recorrió barrios de gran pobreza como Pan con Timba y Llega y Pon, en los cuales visitó, según documentos, los hogares humildes y los desordenados patios de los solares y las cuarterías.

Junto con su esposa, estuvo dos horas en la casa de descanso del compositor cubano Ernesto Lecuona, en la calle 4 esquina a 35 del reparto San Antonio, visita con la cual respondía a una invitación del destacado músico, a quien había conocido en París, en 1922, cuando este cumplía una gira por Europa.

Un hecho cultural hoy trascendente es que la Fundación Nicolás Guillén desarrolla allí el proyecto comunitario Todas las manos, denominación que alude a los versos: “Alcemos una muralla/ juntando todas las manos;/ los negros, sus manos negras,/ los blancos, sus blancas manos”, correspondientes al poemario La paloma de vuelo popular.

Como el libro de versos lanzado por la editorial argentina Losada, el 28 de diciembre de 1958, se convoca en este lugar a la unidad, a la integración, a la convivencia sin distingos y a la cultura originaria, debido a lo cual el referido proyecto honra asimismo al Poeta Nacional de Cuba.

Hace más de cien años, el 20 de mayo de 1914, se fundó La Timba en el entorno de San Antonio Chiquito, al parecer por el ingenio azucarero homónimo que existió en este territorio, hoy perteneciente a El Vedado, en el municipio Plaza de la Revolución.

Hitos en su pasado fueron la creación de los cementerios San Antonio Chiquito (1867), Cristóbal Colón (1871-1886), Bautista o de los Protestantes (1887) y el de la comunidad china (1893), en el medio urbano en que La Timba se originó.

Llegó a extenderse desde la actual calle A, la primera al este de Paseo, hasta lindar con el cementerio de Colón, al oeste; y de las proximidades de La Pelusa a la Ermita de los Catalanes, de norte a sur, desaparecidas ambas con el proyecto Plaza Cívica, en los años cincuenta, hoy Plaza de la Revolución.

Contra el desalojo de la comunidad de La Pelusa, barrio marginal del mismo medio, los desplazados contaron con la defensa desinteresada del joven abogado Fidel Castro, quien reclamó para ellos la adecuada y debida compensación, un acto de gran justicia contra el despojo de que eran objeto los pobladores.

Tales acontecimientos conforman la historia de un lugar con profunda raigambre cultural, en la cual se integran lo racial y lo popular, hasta formar una comunidad donde entrelazan “los negros sus manos negras”, “los blancos sus blancas manos” y ambos conforman una identidad única entre sí.

Artistas internacionales como Silvio Rodríguez, el dúo Buena Fe y muchos otros han brindado sus actuaciones donde, como expresión de cultura popular, la Fundación Nicolás Guillén celebró diversas actividades con motivo de los 101 años de la fundación de La Timba o San Antonio, nombre del sitio donde surgió.

Con ello el propósito ha sido reflejar, como manifestó Lidiurka Zulueta en nombre de esa institución, el antes y el ahora, que es un modo de mostrar las transformaciones sociales que ha vivido esta comunidad, para bien.

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