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lunes, 15 de agosto de 2016

LOS CABILDOS AFRO-CUBANOS Y SU POESIA

 Explicación De Textos Literarios

 Vol. VII-2                                  1978/79

 Julio A. León  (Cuba) (†)



Los Cabildos Afro-Cubanos y Su Poesia
     Al surgir el movimiento literario conocido por poesía negrista o movimiento negrista en nuestra América, Cuba fue uno de los centros luminarios de donde se proyectó la mayor cantidad y variedad de poemas siguiendo la nueva moda literaria.  Involucrados en dicho movimiento o estilo estuvieron los poetas Tallet, Ballagas, Güirao, Guillén y literatos del calibre de Carpentier.  Los que formaron la escuela negrista no estaban inventando, ni mucho menos creando algo distinto y desconocido, sino solamente estaban re-interpretando desde un punto de vista social y cultural una tradición netamente africana que existía ya en la tradición oral de los cabildos afro-cubanos.  Por lo tanto, estos escritores supieron interpretar una corriente cultural, con sus jitánforas, vocablos africanos, giros y escenas dinámicas cargadas de cromatismo y exotismo, así como de sensualismo, que había sido, originalmente traída por los grupos de africanos que llegaron a las Antillas a partir del siglo XVI.

     En el cabildo se desarrolló, en secreto, y se mantuvo con más fuerza la tradición oral que los africanos trajeron consigo.  Por espacio de mucho tiempo su arte y su cultura y sus bailes se hacían parientes y en forma pública con el permiso de sus amos los días festivos, tales como la celebración del Día de Reyes durante el cual, los propietarios de esclavos permitan que los mismo bailasen en la Plaza Central de cada pueblo para regocijo y deleite de la elite colonialista.  Por entonces solamente sus manifestaciones culturales en público se ciñeron a dichos bailes de Epifanía, todo lo demás fue prohibido.

     Pero en el fondo de sus barracones mal ventilados, su verdadera cultura, esa que encierra el alma de cada pueblo, hervía en silencio y se fermentaba lentamente aguardando el día de poder manifestarse a sus anchas.  Ese momento se hizo propicio cuando en el siglo XVIII se fundaron, con permiso de las autoridades coloniales, los primeros cabildos afro-cubanos.  Estos cabildos eran el centro de reunión de cada grupo en sí.  Los yorubas, debido a sus creencias y dialecto, se agruparon en los suyos dirigidos por sus Babalochas[1] unos y por sus Iyalochas[2] los otros.  Los bantús o negros congos, por haber llegado de la región del rio Congo, fundaron los suyos agrupándose según su dialecto maternal y sus rito religiosos.  Los abakua o ñáñigos, se organizaron mucho más tarde, ya casi a mediados del siglo XIX pero cobraron fuerza política, social y económica en los barrios que rodeaban los muelles de los puertos de La Habana y Matanzas, y ejercieron una influencia tremenda en la creación del slang afro-cubano por su participación activa en la vida económica de las grandes ciudades con puerto de mar, como las ya antes mencionadas.

     Bajo severas circunstancias ambientales, sociales, políticas y económicas el cabildo surge como una tabla de salvación de donde se aferran los miembros de cada tribu para hacer sobrevivir lo que consideraban una parte muy importante de su propio ser: su cultura como parte de su identificación como grupo o como individuos.  Este fenómeno de índole cultural, no es el único en la historia del hombre, ya que por espacio de siglos otras minorías han sabido rescatar del olvido su pasado cultural que les ayudó a soportar el cautiverio o la explotación.

     A la isla de Cuba llegaron africanos de todas las zonas del continente negro, pero los que supieron organizarse cultural, religiosa y políticamente fueron los tres grupos que ya hemos mencionado más arriba, a saber: los yorubas, los bantús y los abakúas o ñáñigos.

     El estudio presente es la labor de la recopilación de la crónica oral conservada en los reductos – ya casi en estado de desaparición – de lo que fueron los grandes cabildos en el pasado.  Encerrada en esa crónica oral está el legado cultural que el hombre africano, ya sea yoruba, bantú o ñáñigo, ha dejado a la posteridad.

     La poesía recopilada entre los descendientes de los africanos es algo más que poesía en sí, es crónica oral, es relato, es fragmento de una etapa vivida y que se encuentra cristalizada dentro del marco del tiempo y del espacio.  Poesía, no al estilo occidental con métrica, con modulaciones, tiempo, medida, o estilo personal, sino poesía al estilo africano. Poesía que refleja el alma de un pueblo sojuzgado.  Poesía anónima porque nadie reclama su paternidad, poesía popularizada dentro de los miembros del cabildo, pero no popular para los neófitos o los extraños al sistema de vida socio religioso del cabildo, pero poesía al fin y al cabo.  Los temas universales de la poesía africana son los mismos que tocan la poesía de otras civilizaciones, porque el hombre africano ha sabido del dolor, del amor, del odio, de la soledad, del desconsuelo, la nostalgia, y del luto del ser amado que ha muerto. 

     Encerrada en la madeja de sus cantos de cabildo descubrirla lleva tiempo, paciencia y conocimiento de los fundamentos de los dialectos africanos vigentes.  Compartirla con otros es parte de la tarea que lleva al que desea mostrar un pedazo de la cultura que nuestras playas dejaron aquellos seres encadenados cuyo canto fue lamento y cuya poesía se mantuvo desconocida, negada a veces, rechazada por los literatos otras tantas como tal, pero que existió como manifestación cultural y se conservó en los cantos de los juglares negros de los cabildos.  Darle a conocer es como dar a conocer “un mester de juglaría afrocubano” como corriente cultural que había permanecido inédita hasta ahora.

     Los cabildos de origen bantú o congo
     Comencemos pues por la recopilación de la poesía cantada que se relaciona con los cabildos de origen bantú o como fueron conocidos por mucho tiempo, por cabildos congos.

Con música del tambor Yuca[3]
dentro del monte profano
fuimos a celebrar
el nacimiento
de un nuevo hermano

Zala malecó[4]
Malecó Zalá
    matamos un toro negro
negro como el odio
como el odio negro

negro como el luto
como el luto negro

Zala Malecó
Maleco Zalá

aguardiente con pólvora bebimos
carne de carnero comimos
Jutía([5]) ahumada comimos
miel de abeja bebimos

Zala malecó
Malecó Zalá

era un día grande para Zambia[6]
era un dia grande para el Baroko[7]
nos había nacido
en el Mayombe
un nuevo hermano

Zala malecó
Malecó Zalá

negro como el toro
como el toro negro
negro como el luto
como el luto negro

Zala malecó
Malecó Zalá

     El poema anterior relata una iniciación de un neófito dentro del rito del Mayombe.

Los cabildos yorubas

     En los cabildos yorubas hay mucha tradición oral conservada con la misma frescura que se puede hallar en el Brasil o en la misma África, pero hemos elegido un poema con el tema de la muerte para poder ir presentando algunos aspectos diferentes tanto en la temática como en el dialecto tribal existente en territorio cubano. En dichos cabildos hemos encontrado no solamente poemas cantados, sino proverbios moralizantes que sirven de estribillo a ciertos cantos de cabildo.  También hemos podido recopilar varias leyendas moralizantes conocidas por “appatakis” en donde aparecen personajes de animales revistiéndose de condiciones morales imitando al hombre.  Pero no queriendo hacer extenso un trabajo de tipo corto, deseamos puntualizar ciertos valores culturales, sociales, morales y de aspecto religioso con vista a presentar el fondo humano y el concepto cosmogónico de estas sociedades africanas llegadas a suelo cubano, de las cuales hemos recibido su legado cultural.

bayene bayene[8]
     tonú[9]
soy Ikú
soy la muerte
soy tierra de cementerio
soy viento negro de cuaresma
soy Osá-birinigua[10]

bayene bayene
     tonú

soy Ikú

soy eterna
soy invencible
soy principio
soy final
     bayene bayene
              tonú
soy Ikú

Los cabildos abakua o de ñáñigos

          El último grupo que hemos decidido presentar por su riqueza folklórica y por su gran contribución a la formación del slang afro-cubano es el grupo formado por los miembros de los cabildos de abakua o ñánigos.  Debemos hacer un poco de historia antes de presentar lo que hemos recopilado de los mismos.  Los abakuas o ñánigos son parte del folklore.Su presencia en la época de carnavales habaneros era indispensable, ya que los mismos dieron origen a las comparsas o grupos de baile folklórico  que desfilaban adornado de mil colores por el Paseo del Malecón y de Prado en noches de carnaval. Se organizaron mucho más tarde que los otros grupos mencionados anteriormente porque fueron uno de los últimos grupos que llegaron en condición de esclavos a suelo cubano.   Fueron cazados por otras tribus rivales a la orilla del rio Cross y en las islas del Calabar. Con ellos trajeron su sociedad secreta masculina que introdujeron en su nueva tierra. Su gobierno político y militar estaba formado por tres figuras que representaban el poder legal, militar y religioso siendo conocidos por los nombres de Iyama, Mokongo y Nasacó.  Estos personajes tenían a su vez otros funcionarios que respondían a sus órdenes.  Su familiaridad con las labores de carga y descarga les abrió las puertas de los trabajos de los puertos cubanos, principalmente del puerto de La Habana y el de Matanzas.  Se organizaron en cabildos o potencias, habiéndose fundado el primero en 1836 bajo la denominación de Efik Buton, pero inscribiéndose en el registro colonial de sociedades con el nombre de “Sociedad de Socorro y Auxilio de Pardos y Negros”.

Sus manifestaciones culturales son muy variadas, contándose no solamente su tradición oral, sus mitos y leyendas, sino también su misteriosa simbología conocida por Anaforuamas.  Las Anaforuamas han sido estudiados ampliamente por la investigadora Cubana Lydia Cabrera (†)– residente en la Florida – y los instrumentos musicales de sus grupos de músicos fueron muy bien descritos por el etnólogo y musicólogo don Fernando Ortiz (†).  Otros literatos cubanos, como Alejo Carpentier nos ha presentado parte de sus ritos en poemas y en su novela Ecue Yamba O. Su comportamiento social ha sido motivo de estudio por criminólogos tales como Israel Castellanos y por otros profesores de la Universidad de La Habana.  Otros poetas han desarrollado el paso de las comparsas de ñáñigos en días de carnaval comparándola con una serpiente de gran colorido.Músicos negros han popularizado sus ritmos, inclusive los hicieron populares en los Estados Unidos alrededor de 1940 cuando un compositor, el cual era miembro d dichos cabildos, llamado Chano Pozo, viajó a New York e hizo una gira musical exitosa por suelo americano.  Por lo tanto,  su vigencia dentro de nuestra cultura afro-cubana es un hecho cierto e innegable.  Muchos de sus miembros eran vendedores ambulantes y sus pregones, o reclamo comercial llenaban de melodía, música, y dicharachos populares nuestras calles habaneras. Mantenían un “culto al machismo”, una obsesión casi, de tipo patriarcal, en donde el rol del hombre en la sociedad era la de ser: hombre y amigo, o sea, según su dialecto: Negué y monina. No permitían que ninguna mujer tomase parte de sus ritos e inclusive en sus mitos y leyendas hay un fondo anti-feminista considerando a la mujer piedra de discordia muchas veces y las más, instrumentos de recreo y placer.  Ese punto de vista “machista” los hacia lucir y ser, pretenciosos, orgullosos, temerarios y desafiantes.  Sus cantos, poesías y leyendas centra el mundo alrededor del rol del hombre y su importancia como la en el gobierno del mismo.  No identifica al hombre con su dios (Abasí) sino que a cada ente, al divino y al humano, le asigna su verdadero rol. Todo lo contrario de otras religiones primitivas en donde se deifican y se diviniza a seres humanos otorgándoles rangos de semidioses.  Para el abakúa o ñañigo el hombre tiene un papel que cumplir en la tierra, y este es el bailar, beber ron, y ser un Don Juan empedernido.  Esta actitud social y esa mentalidad personal provocaban mil disputas y reyertas sangrientas, porque querían imponerse por su valentía, arrojo personal y temeridad.  Sus cantos son poemas glorificando y exaltando la condición de hombre y ñañigo. Tomemos el siguiente poema como ejemplo:

Nagüele que soy kiñongo[11]
          ñanigo, amigo y hombre ná má.

soy ekobio[12] del barrio de Jesús Maria
donde toman agua de coco con ron

Ñañigo, amigo y hombre ná má
          Nagüelle que soy kiñong.

soy del baroko[13]de Efik Buton[14]
el primero que tocó el bembé[15]
          en la gran abanakué[16]

Nagüele que soy kiñongo
ñanigo, amigo y hombre ná má

soy el que lleva en la procesión
          el tambor senseribó[17]
el que se viste de Ireme[18]
          los días de iniciación

Ñañigo, amigo y hombre ná má
          nagüele que soy kiñongo

soy ekobio
soy un monina[19] de verdá

por mi vena no corre sangre
sino kurda[20] de la buena

cuando me le aboko[21]
a una jeba[22]
no hay discusión
me la llevo en la golilla[23]

Nagüele que soy kiñongo
          ñañigo, amigo y hombre ná má

soy el cheverón[24] del barrio
con mil jebas a retortero[25]

soy un ekiko[26] bien plantao[27]
no hay jeba que se me resista
ni monina que se me enfrente
lo mismo
me gustan las narras[28]
          las mulatas
          las negras
          y las jabas[29]

Nagüele que soy kiñongo
abakuá
amigo
monina
hombre ná má

  Estas muestras de poesía inédita recopiladas en los cabildos son el mejor exponente del colorido musical, onomatopéyico, y del melodioso canturreo de los dialectos africanos que al plasmarse dentro del molde de la palabra no pierde su mensaje social ni su fondo étnico.

          Los negros africano que llegaron a la Isla hace alrededor de cuatro siglos dejaron sembrado en el surco cubano su semilla poética.  Con los cien primeros negros que entraron por el puerto de Casilda, barrio marítimo de la Villa de Trinidad, hizo su entrada en la historia nuestra el colorido folklórico de una raza que echó raíces profundas en nuestro subsuelo cultural.

          Si bien es cierto que el tráfico marítimo trayendo negros esclavos es de bochornoso recuerdo, no es menos cierto que el negro africano supo erguirse en medio de su esclavitud forzosa y dejar a la posteridad como legado luminoso sus cantos de cabildos que son la mejor herencia cultural llegada a nuestra sociedad.

          Los poetas del movimiento negrista recogieron en su minuto histórico la fruta madura que se hizo poesía en los labios de Guillen, Ballagas, Guirao, Tallet, Carpentier y otros, que como ellos supieron apreciar y revalorar el fondo cultural afro-cubano.






[1] Balacha: sacerdote del rito Yoruba.
[2] Iyalocha: sacerdotisa del rio Yoruba.
[3] Tambor Youca: tambor bi-membranoso, instrumento musical de percusión utilizado por los sacerdotes del culto del Mayombe.
[4] Zala maleco, maleco zala: saludo o bienvenida dado al que se inicia en el rito del Mayombe. Pertenece dicha expresión al dialecto Lari según unos y al Ningala egun otros. Debido a la gran proliferación de dialectos africanos algunas expresiones y vocablos se repiten en varios dialectos a la vez.  Esta misma frase se escucha frecuentemente entre los africanos que hablan el dialecto Haussa en Ghana.
[5] Jutia ahumada: la jutia es un roedor de la fauna cubana. Vive en las montañas dentro de las cuevas o entre el follaje de los bosques cubanos  Se alimenta de vegetales. Su carne era muy apetecida por los africanos que vivian en la Isla de Cuba, cerca de las montaña.  Se comía su carne ahumada durante los ritos de la religión africana, fuese esta una manifestación ritual del Mayombe o de los yorubas. Todos los africanos la comían con deleite.
[6] Zambia: vocablo Lari y Niagala. Es el nombre que se le da al Supremo Creador entre los africanos que profesan los cultos animistas y fetichistas entre los de origen Bantu.
[7] Baroko: nombre dado a la casa-templo donde realizaban sus ritos religiosos.
[8] Bayene, bayene tomú; vocalbo Yoruba con que se invoca y se saluda a los difuntos de la tribu.
[9] Iku: personaje o deidad de la mitología Yoruba. Se le rinde un culto secreto entre los creyentes de la religión yoruba.  Dicho culto se ha extendido en la América nuestra, contándose miles de adeptos en la Isla de Cuba, así como en el Brasil.
[10] Osa-birinigua: teniendo en cuenta el culto animista y fetichista de los yorubas en este vocablo compuesto se hace mención de una fuerza de la naturaleza; el huracán.
[11] Naguee que soy kiñongo: una oración en la que se combinan vocablos del dialecto appapa con el verbo “ser” del idioma castellano, en la cual se traduce lo siguiente: hermano (nagüele) yo también soy un juramentado (kiňongo).
[12] Ekobio: vocablo appapa predominantemente entre los miembros de la tribu Ekik que Vivian en el rio Cross y que mantenían el tráfico con los europeos.  Dicho vocablo es una derivación del nombre original de la tribu en Africa: Ekpo. Eran también cazadores de cabeza.  Aunque no tenían una escritura, como muchas de las tribus africanas, pero tenían una simbología heráldica que se conoce en Cuba con el nombre de Anaforuana. Los Anaforuanas son pinturas esotéricas o “firmas de identificación de los altos personajes” de la Sociedad Secreta de Abakua o de Nanigos.  La escritora y folklorista Lidya Cabrera, residente en la Florida, ha estudiado profundamente dicha simbología.  Ekobio en si quiere decir: soy hermano fraternal.
[13] Baroko: (ver el numero 7).
[14] Efik Buton: primer cabildo fundado en el Puerto de Regia en 1836
[15] Bembé: baile ritual, típico de los ñanigos en los días de iniciación.
[16] Abanakue: nombre con el que los ñáñigos identificaban a la cuidad de la Habana.
[17] Senseribó: tambo sagrado de los ñanigos.  Tenía forma de cáliz y era sacado de los ñanigos.  Tenía forma de cáliz y era sacado en andas los días de procesión en donde se volcaban a la vía pública los miembros de dicho cabildo. Se le rinde un culto secreto y se guarda en el cuarto del “fambá” o cuarto del secreto o del misterio.
[18] Ireme: clásico personaje de la comparsa de ňanigos, el cual lucía un traje con muchos colores y con figuras geométricas. Ireme quiere decir “personaje del más allá”. Representa a los antepasados africanos que murieron en el continente negro y quieren ser testigos durante los ritos de los criollos de que la tradición se cumple.  Es el que baila delante de la procesión de los nañigos cuando los mismos salen a la calle a saludar al Dio Sol (empago) cuando se inician nuevos miembros en el cabildo.  Realiza en su baile una serie de movimientos que son parte del lenguaje mímico del personaje.  Habían siete Iremes que cumplían con distintas misiones dentro del ritual de los cabildos.  Se le conocían popularmente con el nombre de “diablitos”. No solamente en Cuba salían dichos personajes a cumplir su misión esotérica, sino en otros países de habla hispana también han aparecido.  En Africa siguen saliendo durante los ritos de los abakuas manteniéndose dicha tradición has nuestros días.
[19] Monina: buen amigo o buen compañero.
[20] Kurda: bebida alcohólica preparada con aguardiente de caña y menta a la cual se le aggregaba ají picante.  Bebida ingerida durante los ritos.
[21] Aboko: es un vocablo popularizado por los nañigos y que pertenece al slang afrocubano actualmente en uso tanto en cuba como en Miami entre la población Latina, cuya raices son cubanas.  Es el acto de enamorar.
[22] Jeba: del slang afro-cubano originado por los nanigos entre el elemento humilde Cubano.  Se le denomina con dicho vocablo a “la mujer criolla”.
[23] Me la llevo  en la golila: es una combinación del castellano con un vocablo del slang afro-cubano, a saber, “golila”.  Significa que cuando un abakua enamora a una criolla no hay duda que el obtendrá sus favores porque él sabe cómo conquistarla.  En resumen quiere decir “la conquisto de un solo golpe”. La palabra “gola” es derivada de “Angola”.  Llevársela “en la golilla” es como “llevársela pá Angola” (raptarla, sojuzgarla, hacer de ella su sierva). 
[24] Cheverón: del slang afro-cubano. Hombre en grado superlativo por el sufijo “on”. Derivado de “chévere) que quiere decir: hombre donjuanesco.  Según Don Fernando Ortiz dicho vocablo era originalmente africano y no una transculturación lingüística.  Estudios realizados por otros investigadores opinan que no es así, entre los que opinan que dicho vocablo no es africano está el Profesor Juan Arrom.
[25] Con mil jebas a retortero: hombre conquistador que estaba redeado de mil admiradoras. Con estas frases vemos el sentido egocéntrico, narcisista, y el “culto al machismo” de los abakua o nanigos.
[26] Soy un ekiko: el vocablo “ekiko” quiere decire “gallo de pela” por dicha expresión hace una comparacion entre el rol del gallo, o seductor de gallinas y el rol del abakua o nanigo que es un seductor de mujeres.  
[27] Bien plantao: el vocablo “plantao” es una derivación de “plante” y este último es el rito o ceremonia nanigo en donde se ponía pruba el valor y la hombría de los nuevos afiliados al cabildo.  Cuando había “plante” entre los miembros del cabildode nanigos se esperaba siempre que habría duelos a puñaladas y que terminaría en reyerta.  Los “plantes de nanigos” estuvieron prohibidos por los autoridades coloniales y más tarde por la policía constitucional en épocas de la Republica porque conllevaba derramamientos de sangre y alentaba a no respetar la vida del prójimo.
[28] Narras: nombre dado a los descendientes de asiáticos nacidos en Cuba. En Cuba hubo un tráfico desde la China a la Habana importando presos políticos o disidentes políticos chino que las autoridades coloniales compraban a las autoridades feudales chinas para poder suplir la mano de obra que faltaba en la agricultura de Cuba después de la Guerra de los Diez Anos (1868-1878) cuando los patriotas cubanos dirigidos por Cespedes en el ingenio de La Demajagua dieron la libertad a los negros esclavos.  Luego del Pacto del Zanjon las autoridades coloniales se comprometieron respetar la libertad de los negros africanos que habían luchado en la guerra contra las tropas de Espana y debido a ello, miles de africanos quedaron en libertad completa.  Los chinos fueron traídos para ocupar el lugar dejado vacio por los africanos.  Se le decía “narra” tanto a los hombres como a la mujeres descendientes de asiaticos.   
[29] Jabas: del slang afro-cubano.  Nombre dado a las criollas cuyo padres eran peninsulares (gallegos, asturianos, isleños, etc.) y cuyas madres eran negras criollas.  El tipo característico de la mujer jaba era el siguiente: pelo hirsuto pero de color rolizo con facciones semitoscas y de piel casi-blanca. 

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