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jueves, 1 de septiembre de 2016

Tosti. Un sueño y un adiós


por Rowland Bosch

Fue Francesco Paolo Tosti uno de los más grandes compositores de la época de oro del canto. Vio la luz primera en Ortona, Chieti en los Abruzos italianos, junto al Mar Adriático, el 9 de abril de 1846. Ha sido sin lugar a dudas uno de los más grandiosos compositores que ha dado la península itálica.

Aunque Tosti escribió tres óperas que no alcanzaron al público como debieron, la llamada "música de salón" lo llevó a la fama. Es difícil encontrar hoy un recital de canto en el que no esté incluida una o más piezas de su creación.

Jussi Bjoerling, Beniamino Gigli, Tito Schipa, Enrico Caruso, Carlo Bergonzi, Alfredo Kraus, José Carreras, Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, Franco Corelli, Giusseppe D'Stefano, Renata Tebaldi y muchos más han cantado en sus actuaciones públicas y en sus grabaciones, la música de este compositor. 

Tito Schipa, en una entrevista en los últimos años de su vida, confesó que la pieza que más le gustaba cantar era "Malía" de Tosti y que sus ojos se llenaban de lágrimas cada vez que la interpretaba.

Su asociación con poetas y artistas de fama como Giovanni Sgambati y principalmente con Gabriele D'Annunzio el gran escritor italiano de Pescara, bien llamado "el pintor de la pasión" lo ayudó a crear sus canciones al aportarle las letras de muchas de ellas. D'Annunzio es otro orgullo de los Abruzos.

El arte musical de Tosti, colmado de un encanto que llamaríamos de "Romanza", iluminó el firmamento mundial de la música. Piezas como "Marechiare", de la que se ha dicho que vale más que todas las otras compuestas por Tosti, "Ideale", "Malia", "Chanson De L'Adieu", "Sogno", "Mattinata", "Il Pescatore Canta" y muchas más se popularizaron gracias no sólo a sus melodías contagiosas, sino también a las interpretaciones que de ellas hicieron cantantes internacionales al recorrer distintos países en sus giras artísticas.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, en los tiempos del exagerado decadentismo, en muchos países europeos hubo un brote de música vocal de cámara que apareció como una prolongación del romanticismo.

Al decaer el romanticismo, una lluvia de canciones, baladas y lieder recorrió Europa y evitó hasta cierto punto la decadencia en la música que tuvo lugar en la poesía durante el post-romanticismo. 

En Francia surgió Gabriel Faure, una de las grandes figuras de la música moderna, quien escribió innumerables composiciones para piano y el joven Claudio Debussy de estilo evocador y sutil cuyos preludios para piano renovaron el lenguaje musical y llevaron la armonía hasta las más altas cumbres del refinamiento y de la elegancia, aunque hubo otros músicos que no pueden ignorarse como Duparc y Chausson, no sin mencionar a los compositores operísticos Bizet, Gounod y Massenet que se acercaron a este género de música con excelentes resultados. Mencionemos a Brahms, y a Strauss en Alemania, a Hugo Wolf en Austria, a Grieg en Noruega, el autor de "Peer Gynt" y a Tchaikowsky y Mussorgsky en Rusia. Todos compusieron piezas para voces con gran acierto.

Aunque las canciones de Donizetti y de Verdi en Italia no prosperaron vocalmente en el gusto del público, hacia final del siglo Martucci, Bossi y muy en especial Sgambati, maestro de Tosti, hicieron algo mejor. Algunas "romanzas" disfrutaron de popularidad: "Mattinata" de Leoncavallo, el célebre verista autor de "I Pagliacci", "Musica Proibita" de Gastaldon y "Se" de Denza. Fue no obstante, Francesco Paolo Tosti quien logró el más grande reconocimiento por sus composiciones, no sólo en Italia, sino también en Inglaterra y en otros países.

Tosti se nacionalizó británico y volvió sus ojos musicales a los poemas de Alfredo Tennyson, el gran poeta inglés, máximo representante de la poesía en la era victoriana y a los de Charles Swinburne, el heredero del romanticismo y a otros autores menos conocidos.

Aunque Tosti dominaba el canto y en el comienzo de su carrera ejerció en esta disciplina tanto como maestro cuantocomo intérprete; lo que le ganó los favores reales, fueron su habilidad y su inspiración para componer bellas melodías las que lo llevaron a la fama. Su amistad con Gabriele D'Annunzio, le proporcionó más de treinta piezas a su repertorio al añadirle la música a los poemas del vate. Muchos poetas influyeron notablemente con sus obras no encontramos afinidad en sus conceptos, pero podemos afirmar que Tosti les dio vida y popularizó esos poemas con su música original. Este fue el complemento mayor de una obra maestra poético-musical. D'Annunzio con su estilo peculiar y más exigente carácter, no parece, sin embargo, haber sido el que marcó con mayor énfasis la música de Tosti. De las más de treinta composiciones de D'Annunzio, que acompañan la música del autor, muy pocas se han mantenido en el presente. Podemos mencionar que de las "Quatro canzoni D'Amarante solamente una goza aún de alguna popularidad, me refiero a "L'Alba Separa dalla luce L'ombra" que con exquisito gusto cantó Jussi Bjorling y "A vucchella" (una boquita) por José Carreras, y por otros muchos buenos cantantes. Nada queda, a no ser en los archivos musicales de piezas como "La Sera", "Per morire", "Nina nanna" y "Chi sei tu" y otras; o en grabaciones hechas en Italia preservadas o en grabaciones dedicadas a homenajear la simbiosis de los dos artistas. La influencia de otros poetas fue más profunda, a veces, la de escritores menos conocidos.

Tosti estudió violín y composición en Nápoles con el compositor José Javier Mercadante (1795-1870). Después regresó a su lugar de nacimiento en Ortona. Allí compuso sus únicas tres óperas y unas pocas piezas de música sacra que son la únicas melodías ajenas a sus "romanzas". 

En 1870 se estableció en Roma y entró al servicio de la princesa Margarita de Saboya, la futura reina de Italia, como profesor de canto. La casa "Ricordi" comenzó a publicar sus trabajos regularmente.

Así, con una reputación musical ya bien cimentada, y conociendo que en los países anglo-sajones y muy en particular en Inglaterra, la romanza (al estilo decimonono) había ocupado un lugar cimero en la preferencia del público, Tosti marchó a Londres donde las deidades del "bel canto", Adelina Patti (que grabó en dos ocasiones su "La Serenata") y Jenny Lind lo apoyaron en sus empeños. Allí se estableció el compositor, aunque siempre viajó a su patria ocasionalmente y llegó, allí en Londres, a ser nombrado maestro de canto de las hijas de la Reina Victoria, profesor de la Academia Real de Música y organizador de los conciertos y noches musicales en la corte inglesa. Tal fue su influencia y la admiración que sintieron por él los ingleses que en 1906 se le concedió la ciudadanía inglesa (súbdito británico) y en 1908 fue nombrado "Caballero" de la corte. 

Cuando la salud comenzó a flaquearle regresó a su país en 1912. Como despedida y como muestra de agradecimiento compuso entonces su lacrimosa canción "Good Bye", que hace algunos años popularizó el cantante y actor Mario Lanza en una de sus películas.



Francesco Paolo Tosti falleció en Roma el 12 de diciembre de 1916, pero su legado musical sigue vigente -¿Quién no recuerda "A Vucchella", "Non T' Amo Piú', "L'Alba Separa della luce l'ombra", "Vorrei Morire", "Malia" y muchas otras?- y vive eternamente en sus más de 500 romanzas escritas en italiano, francés o inglés, durante su fructífera vida.

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