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sábado, 31 de diciembre de 2016

LA NAVIDAD Y SU SIGNIFICADO (Primera Parte)



Dr. Salvador Larrúa 

¿Qué significa la Navidad? 

Todos los años, cuando llega la noche del 24 al 25 de diciembre, reunidos en familia, millones de hombres, mujeres y niños cristianos en todo el Mundo recuerdan que en una noche igual, hace 2016 años, vino al Mundo un Niño a quien pusieron como nombre Jesús, y que ese Niño, Hijo de Dios, dividió en dos la historia humana. Antes de su nacimiento, la historia del hombre era una narración interminable de guerras, despojos, muerte y terror, presidida por el odio, el resentimiento y la revancha. Después de su nacimiento, comenzó a aparecer el Amor en la historia. Y con el Amor llegaron el perdón, la reconciliación, el diálogo y la comprensión. 

Y la historia de amor fue tan fuerte que comenzó a cambiar la faz de la tierra. Hasta el nacimiento de Jesús, había prevalecido el terror miserable y espantoso de la muerte, convertido en siniestra manifestación cultural que aún se mantiene vigente, después de él, comenzó a reinar la Resurrección y el imperio del amor entre los hombres para dar inicio, por medio de la fe, a la cultura de la esperanza y de la vida. 

Los enemigos de la Navidad 

Los enemigos de la Navidad han intentado destruirla de muchas formas. Una de las más peligrosas es la que tiende a convertir la Navidad en una fiesta profana, de consumo desaforado y borracheras sin ningún sentido religioso, porque si la Navidad fuera sólo un pretexto para el grosero espectáculo de jolgorio que exhiben los más vulgares y ruidosos, sería mejor cancelarla, y en eso consiste la estrategia del enemigo, que es la de repudiar la realidad no por lo que ella es, sino porque ellos mismos la convirtieron en una fiesta pagana, tonta y superficial… 

Ocurre que si quitamos o negamos lo esencial de la Navidad, o sea, la Buena Noticia de que Dios Nuestro Señor se hizo presente entre nosotros para traernos la Redención, lo que queda puede ser agradable o superficial y en ambos casos falto de autenticidad, o se trata de una torpe manifestación de pobreza intelectual y moral. Repito que para llegar a esa siniestra conclusión hace falta negar lo esencial, o sea, que la Navidad es la conmemoración del nacimiento de un hombre, Jesús de Nazaret, que era Dios al mismo tiempo que hombre, y que vino al Mundo para dar sentido a nuestras vidas y hacerlas eternas, y cubrir con el más ominoso de los silencios la actitud de millones y millones de personas de buena voluntad que en todo el Mundo celebran la Navidad de forma sosegada, familiar, religiosa y auténtica. 

Nada tiene más sentido que festejar la Navidad verdadera, despojada de todo lo inconveniente, banal y superfluo, El resentimiento contra todo lo noble y excelente es la más nefasta patología que un hombre y un pueblo pueden padecer. 

Hace poco llegó la preocupante noticia de una película —«La brújula dorada»— supuestamente para niños, basada en un libro escrito por un enemigo de Dios. No un enemigo insignificante, como lo somos todos algunas veces cuando le volvemos la espalda, porque hablamos de un enemigo declarado, un fanático militante del ateísmo, que en una trilogía de libros termina presentando, como final feliz, al hombre matando a Dios para librarse de Él. 

Esto, aunque debe preocuparnos y ocuparnos, no debe extrañarnos. La presencia de Dios en el mundo siempre ha provocado intenciones de matarlo. Desde el arrebato momentáneo de Herodes, hasta la Ilustración, la masonería o el comunismo, con campañas permanentes a nivel internacional. En España, en Cuba y en otros muchos lugares se ha probado con cárcel, balas, calumnias, campañas periodísticas, leyes, programas educativos... Hoy este empeño es como una plaga extendida por el mundo que convive con la humanidad y que brota en cualquier momento de cualquier nauseabundo agujero. Hoy a Cristo ya no se le puede volver a matar, pero sí se puede matar su presencia entre nosotros. Es una guerra sin tregua fuera y dentro de cada uno. 

Pero Cristo dejó en el mundo una Madre, la Iglesia, que pueda seguirlo engendrando diariamente. Cristo renace de la Iglesia en cada sacramento, en cada conversión, en cada prédica, en cada catequesis, en cada acto de amor, en cada oración fervorosa. Para mantenerse vivo en nosotros, necesita renacer una y otra vez en nuestro corazón, en nuestras familias, en nuestros grupos, en nuestras instituciones, en nuestras naciones. Por eso la Iglesia nos ofrece la Navidad. 

La Navidad no es simplemente recordar con alegría aquel glorioso momento en que Dios se hace niño entre nosotros. Es actualizar el misterio. Es hacernos el propósito de que Cristo vuelva a nacer todos los días en el oscuro y sucio portal, en nuestras almas pecadoras, en nuestro ambiente corrompido, en nuestro mundo secularizado, y que igual que el pesebre se llenó de luz y de calor, nuestras vidas y nuestro mundo se llenen de la gracia y de la luz de Cristo. No importa lo densas que sean las tinieblas o incómodo el lugar. Cristo puede volver a nacer dondequiera que María es recibida y un José acondiciona el pesebre. 


Navidad 2016




                                                            
 En el seno de un tiempo despiadado                                            
llegaste, entre silencios, a este mundo
débil para incrustar en lo profundo
de su esencia tu amor y tu 
legado.                                      

Ofreciste tu gloria al descarriado
y al que muta lo estéril en fecundo
para extinguir lo propiamente inmundo
que destroza cualquier páramo o prado.

Nunca con miedo, sí con valentía
el viajero camina tras tus huellas
y propaga tu luz sobre el presente.

Atrás queda la inútil villanía
que arrastra por el suelo a las estrellas
con una fuerza nada consistente.

Carlos Benítez Villodres
Málaga (España), Navidad 2016





Feliz Navidad y un dichoso y próspero año 2017

Las alamedas y el Parque

     Al salir de las estrechas ypor este motivo calurosas calles, que causan mas sufrimientos que placeres al pedreste que las transita, se ve uno sorprendido al encontrarse en el centro de la ciudad con una espléndida y anchurosa vía bordada de árboles frondosos, que parece algo del Edén con que sueñan los europeos cuando piensan en estos países tropicales, de maravillosa vegetación, descritos con vivos colores, y que arrancaron al descubridor tan concisa como descriptiva frase al contemplar a Cuba: “Es la mas fermosa tierra que los ojos vieron.” Casi todo el ancho de la ciudad está atravesado por la alameda, que tomando nombres distintos segun sus divisiones, comienza en la calle del Príncipe Alfonso, antes calzada del Monte, y termina en el castillo de la Punta a la entrada del puerto. Parque de la India, Parque de Isabel la Católica, Parque Central y Paseo del Prado, son las denominaciones que toma la vía, sin rival no solo en la Habana sino en muchas ciudades de más encopetado tono. Comodidad, fresco y aseo de que se carece entre las calles se encuentran allí reunidos, y gracias a este respiro puede soportar la vida el hombre espansivo, que sin estos lugares le sería penosa.
     La fuente de mármol quo adorna el parque de la India y que por la obra toma el nombre, es una bella y magnífica escultura y de lo mejor que puede encontrarse en América. Se debe al espíritu patriótico y artístico del Intendente Pinillos, que fue hijo de esta ciudad y a más celoso de su esplendor, cosa que no ha tenido muchos imitadores después. La india Habana que preside la fuente, es un mito, pero recuerda con las formas de la más bella estética a la raza aborígen que cedió el puesto a la íbérica y a la africana, trasplantadas aquí. Es un monumento necesario y reparador, y digno del espíritu poético y caballeresco español. A la verdad que es de lo mas simpático que encierra la Habana y difícilmente encontrarían los hombres de estos tiempos creación que satisfaga mejor.
     El parque de Isabel la Católica no tiene nada especial que describir, pues que el arte no ha reclamado desde hace mucho tiempo a nuestros administradores ningún gasto. El centro de este tramo del paseo está adornado con retazos de fuentes viejas, gracias a que los hombres de otras épocas se ocuparon de ernbelleeer su residencia, y algunos restos quedan de lo que adquirieron. Bancos de hierro aunque escasos, brindan descanso al paseante, que encuentra alegría no solo en el coposo verdor de los árboles, sino en el bullicioso pitar de millares de pájaros que se anidan en sus ramas. A uno de los lados se ostenta correcta línea de edificios nuevos, de buen aspecto aunque monótonos en su conjunto por la igualdad y por las gruesas columnas de los portales. El sistema anticuado de construcciones que en la Habana no se reforma da un aspecto melancólico a la ciudad, que contrasta con la alegría del cielo. ¿Para qué tantas piedras? No se ve la ventaja que ofrece ese modo de fabricar ni en la solidez ni en nada. El paradero y depósitos del ferrocarril de Villanueva ocupan el lado opuesto, causando mal efecto y dando pobre idea del espíritu emprendedor de esa Empresa.
     Viene despúes el Parque Central, más anchuroso que los demás y verdadero centro donde se esparce el ánimo yse refresca por las noches el cuerpo agobiado por el calor del día. Está bien trazado y mejor alumbrado, pero sin otra cosa digna de alabanza. Han puesto en el centro y precisamente en el sitio que reclama un kiosco y caja armónica para la música, a una estatua de poquísimo mérito artístico, por solo representar a una ex-reina y cuya obra no satisface a la vista siendo rémora de una necesidad. A la entrada de alguno de los otros parques haría buen efecto la estatua, y el kiosco daría mayor lucimiento al Central y a las bandas militares que obsequian con sus conciertos al público, en noches deliciosas que convidan a sentir y a gozar.
     A las retretas mencionadas, que actualmente tienen lugar los lunes, miércoles y viernes, acude más público que los demás días, contándose bastaste señoras y señoritas que de otro modo no concurrirían al paseo, ni buscarían el fresco y el esparcimiento en beneficio de su salud, pues la mujer habanera está imbuida de rancias preocupaciones y cree que su concurso solo es natural cuando algún atractivo lo justifica. De esta como de otras ideas extravagantes son culpa la monotonía y falta de aliento que encuentra el hombre en todas partes, casi desiertos como los lugares públicos se ven por el sexo femenino, que es al que le toca embellecer la vida no solo con su presencia y sus galas sino con su contento. No es empero grande el número de personas de ambos sexos que concurren al Parque en las noches de retreta, exceptuando ciertas solemnidades, dada la población y siendo el único punto de esparcimiento de la ciudad, pues si bien parece lo contrario al que se sitúe en la parte que hace frente al teatro de Tacón, es, porque para mayor amaneramiento y falta de gracia, los paseantes no salen de ese corto tramo, apiñándose como si no hubiese más espacio. Todos andan graves y como pagados de su propia importancia; parece más que paseo una imposicion obligatoria que tienen las damas y los caballeros de codearse por el espacio de dos horas sin decirse oste ni agoste, y volverse a sus casas con tanto spleen como trajeron. Falta de las muchachas la naturalidad y el despejo que tanto realzan a las mujeres de las grandes ciudades y a los hombres el entusiasmo y la franqueza elegante de la juveatud europea.
     Las damas que tienen carruage no se apean y pretextan escuchar la música, formándose por esta causa una molesta aglomeración de vehículos por la parte exterior de aquel indispensable tramo. Cuando se sabe que estas sibaritas no ejercitan sino muy raras ocasiones las piernas no puede uno menos que exclamar: ¡qué fastidio! Los amigos se acercan a saludarlas y a endulzar los oídos de la pretendida, y es el único conato de sociedad que se forma en el Parque aunque pocopropio en la forma, pues que quedan los caballeros obligados a permaneeer entre un maremagnum peligroso.
     Algunos grupos de hombres se forman sin erubargo, y aunque en dos o tres de estos que son habituales se notan personas instruidas que cultivan con su conversación asuntos elevados, la mayoría son de jóvenes que no llevan otro objeto aparente sino reírse de sus propios dicharachos, siempre faltos de gracia y oportunidad y que molestan los oidos del hombre juicioso, dando pobrísima idea del estado mental de una generación que tiene elementos sobrados de perfeccionamientos. Con semejantes galanes, cómo han de brillar las mujeres!
     Todo el rededor del Parque está poblado de vistosos edificios, alguno paralizada su construcción por causas imprevistas, yen el lado en que está el teatro de Tacón, de fama universal, están muy buenos cafés, restauranes y hoteles, resplandecientes de luz y de animación, mereciendo el café el Louvre por su fisonomía que le dediquemos uno de nuestros capítulos así como a la bulliciosa acera que toma su nombre y que se extiende hasta la calle de Neptuno.
     Sigue después el paseo del Prado que nos lleva hasta el mar y que nada particular ofrece de mención a no ser su constante brisa y marítimo panorama. En este trayecto están el magnífico establecimiento hidrotepiraco de Belot, el Centro de Dependientes, sociedad de instrucción y recreo y el Círculo Militar, elegante casino de los hijos de Marte, con muchas comodidades yque como de reciente creación no se sabe aún de qué pié cojea.


Quiero dejar un testimonio de mi cariño por la ciudad que perdure más que ella misma, para que siempre podamos volver aunque sea por los caminos del espacio cibernético. Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos, van marcando mi retorno… Y volver, volver, volver…
El hijo del Cerro, Caracas

Sigamos visitando este árbol espléndido que es solo una imagen fija, que no está en ninguna parte, para que sea de todos. Gracias a La Habana Elegante por mantener vivo el milagro de una ciudad que parece nacer de nuevo con cada entrega del Templete. Ojalá pronto podamos ser libres todos los cubanos y entrar y salir de la ciudad, no como extranjeros, ni como enemigos. Besos para todos.

Julia Jiménez, Orlando

Tomado de: Habana Elegante

EL MITO Y LA LEYENDA EN CUBA

Foto de: El Fondo del Silencio

Tomado de: La Jiribilla
Mucho se ha escrito sobre leyendas y mitos desde la antigüedad hasta nuestros días. Algunos autores tienden a unificar o confundir el mito y la leyenda, y a convertirlos en un único fenómeno literario. 

María del Carmen Víctori Ramos 
La Habana


Como aquella zona es de vegas de tabaco, la siembra se hace en invierno, que es época de seca. (Pero), a veces se perdía la cosecha y no era bueno. En aquel tiempo se tenía la fe que pidiéndole a San Isidro Labrador, el santo haría llover. Allá se compraban muchas velas y se salía de rogativa al santo.
Una vez en que salieron en una rogativa y no llovió, un isleño que se le chivó la cosecha, cogió la imagen del santo, que era de madera, y la rajó para leña.
Al otro día por la tarde, se formó una tempestad, y cayeron unos granizos de1 tamaño de huevos de gallina, y la gente decía que era un castigo de Dios. Recuerdo unas décimas que fueron muy populares por esto que te cuento. Decían así, más o menos:
En fin, para terminar,
recibiendo este consejo,
sea joven o viejo
debe, un camino tomar
para poder alcanzar
de Dios el perdón sagrado,
no cometiendo pecado
al cumplir nuestro deber,
que nada hacernos con ver
a San Isidro quemado.
Aunque el mayor peso conceptual en el estudio de los relatos orales se refiere a los cuentos, mucho se ha escrito sobre leyendas y mitos desde la antigüedad hasta nuestros días.
Algunos autores tienden a unificar o confundir el mito y la leyenda, y a convertirlos en un único fenómeno literario. Otros se atienen a las funciones específicas de los relatos, y la confusión resulta entonces mayor, pues, sin una definición de los términos y su espacio conceptual, tratan de subdividirlos por temas; por ejemplo llaman mitos, a los relatos sobre sucesos patrios; leyendas, a las historias y acciones de dioses en sus actos de fundación cosmogónica.
Hay un tercer grupo de autores que, en aras de la claridad analítica y expositiva, establecen una separación preliminar entre mito y leyenda y, posteriormente, se limitan a esta determinación en el proceso del estudio de los casos concretos. Este último enfoque nos resulta el más aceptable en concordancia con el material que obtuvimos en la indagación que realizamos, y de ahí que sea el que adoptemos.
Siguiendo ese principio, consideramos como mitos a los relatos que recogen y transmiten la esencia del pensamiento primitivo y acientífico sobre el origen y desarrollo de la tierra y de la vida, con narraciones sobre los orígenes del mundo, de las familias iniciales -divinas o divinizadas- y de las fuerzas de la naturaleza o del destino. Los mitos resultan el tránsito y punto de unión entre la literatura y la religión; de manera que así se denominan todos los relatos con explicaciones cosmogónicas y religiosas, que incluyan los orígenes y las acciones de santos o deidades; así como las hazañas, relaciones, genealogías y andanzas de todo tipo de dichas divinidades por el mundo de los hombres.
Por su parte, las leyendas recogen y registran fabulaciones o simples historias sobre algún suceso o hecho, o sobre alguna que, por motivos históricos o sociales, se encontrara en una posición, actividad o una situación susceptible por su condición de trascender en el recuerdo de una colectividad.
Ramón Rodríguez: el güije dandy
Ramón Rodríguez: el güije de los negritos
Contrariamente al mito, la leyenda se construye y nutre de acontecimientos que presumen de tener un basamento objetivo, pues estos parten de hechos presuntamente ocurridos; y ese acontecer es creído tanto por los oyentes como por los narradores y, hasta en algunos casos, expresan recordarlo por inusual o trascendente para la vida del lugar o del grupo. Como todo relato, está sujeto a reelaboraciones con la adición de elementos que transitan entre la simple exageración y la inclusión de procesos y soluciones sobrenaturales o fabulosas.
La diferencia más explícita entre leyenda y mito está dada por la posib1e historicidad del motivo, aunque después ambos géneros se recubran con nuevos elementos esotéricos o fantasiosos, donde el mito adopta una extraña y falsa apariencia historicista, y la leyenda se exprese por medio de extraños y asombrosos aconteceres en los que el destino y las fuerzas sobrenaturales intervienen de forma sostenida y segura.
El protagonista en los mitos analizados para este estudio, siempre es un dios, o un santo, o una fuerza natural divinizada, o un semidiós; en tanto que en las leyendas los protagonistas son seres capaces de actuar desacostumbradamente, y de manera excepcional ofrecer y recibir encomiendas o conocimientos especiales, y hasta ser susceptibles a transformaciones espectaculares.
Algunos objetos y plantas pueden también considerarse depositarios de condiciones o poderes que propician la conformación de leyendas, junto a acontecimientos o hechos bien determinados en el acontecer histórico-social de una localidad o grupo de individuos, mediante la recreación de singularidades o el oscurecimiento de simples ilusiones o malas interpretaciones.
Para su exposición ante un auditorio, las leyendas necesitan de un ambiente propicio, pues corrientemente se ofrecen como verdades, aunque casi siempre, al exponer el tema, se deje margen a la duda. En cuanto al radio de acción de los mitos, es mucho más restringido, y la preparación del medio y del momento en que se relatarán requieren y precisan de una verdadera especialización, ya que ellos son aceptados como ciertos, y como guardianes de los misterios de las cosas más trascendentes de los hombres y su destino.
No se puede perder de vista que entre los cubanos los mitos responden a las explicaciones de fundación de un conjunto de religiones de corte popular tradicional, las cuales los ofrecen como fundamentos de sus cuerpos de creencias culturales sobre los orígenes de la vida, de las relaciones de las fuerzas naturales con el hombre y del poder del destino.
La mayor recurrencia de leyendas se encuentra en las relacionadas con las apariciones sobrenaturales, seguidas de las que tratan sobre sucesos de ámbito histórico y, por último, las relativas a elementos sagrados.
Las narraciones sobre diversos tipos de apariciones se escuchan en todo el territorio cubano. Luces, animales u hombres sin cabezas o que crecen -en parte o en su totalidad-, duendes, brujas, sirenas, hombres transformados en animales, entidades duales como güijes o jigües, madres de agua, chicherecús, ciguapas... También, almas en pena que ofrecen tesoros o protagonizan sucesos prodigiosos como son los ruidos de diversa índole, por lo común, voces que claman, o arrastres de cadenas unidos o no al embrujamiento de viviendas. En algunos casos, pueden vislumbrarse hasta barcos fantasmas en las noches brumosas costeras.
Ramón Rodríguez: la reina de los güijes
Las leyendas que refieren sucesos históricos se ciñen a cuatro temas fundamentales: nombres de lugares, personajes singulares, origen de las razas y acciones varias. Por último, un pequeño conjunto de temas exponen apreciaciones sobre árboles, animales, figuras y piedras que revisten un carácter sagrado.
Las variaciones en la relación entre los sucesos expresados por las leyendas en el territorio nacional permitieron la determinación de cinco áreas, gracias al interés por temas en los que predominan unos u otros grupos de sucesos.
En el caso de las leyendas existen dos grandes grupos de receptores. Entre adultos se trasmiten los tres tipos generales de leyendas; mientras los niños reciben sobre todo las del tercer tipo (sucesos históricos), y un buen número de las del primero (apariciones sobrenaturales), pero no todos los temas. En este caso se les refieren las de ciertos personajes, como: los güijes, brujas y duendes, entre otros sujetos de parecido corte.
En cuanto a los mitos, ellos poseen una especificidad tanto en el tipo de presencia como en el carácter de su transmisión. La frecuencia mayor de mitos se presenta en el recuento de las vicisitudes de los dioses, que llegan a ser profusas en algunas regiones, aunque casi inexistentes en otras. En pequeña escala y sólo en unas pocas localidades del país se refieren mitos cosmogónicos.
Algo más difícil que en las leyendas, resulta describir los temas de los mitos, pues los que exponen vicisitudes de los dioses -sobre todo en el caso de las deidades de la Santería- son incuestionablemente mayoritarios. Después, las deidades del Palo Monte o las de cultos minoritarios -como el Arará o el Gangá- tienen una notable difusión. Las andanzas de las divinidades de antecedente haitiano que conforman el Vodú practicado en algunas zonas del país se exponen en menor medida. En las ciudades portuarias de La Habana, Matanzas y Cárdenas se relatan los mitos fundadores de las Sociedades Abakuá.
Una difusión más generalizada, pero menos intensa la ofrecen los mitos que se componen de elementos del Catolicismo popular en un entrecruzamiento con las religiones populares de antecedente africano occidental subsahariano ya mencionadas, y que se circunscriben a tres temas: los ligados a la semana santa cristiana, los sincréticos y los que exponen la vida de los santos católicos.
Las narraciones cosmogónicas recogen temas que corresponden a los complejos religiosos de la Santería, el Palo Monte y los Abakuá.
Las narraciones de carácter mítico concuerdan con las concepciones específicas de cada una de las religiones populares existentes en el país. El mayor o menor impacto de estos relatos en la sociedad cubana y la conciencia de pertenencia en cada región, permitió su catalogación en seis complejos mítico-religiosos:

.Mitos relacionados con el Cristianismo.

.Mitos relacionados con la Santería.

.Mitos relacionados con el Palo Monte.

.Mitos relacionados con las Sociedades Abakuá.

.Mitos relacionados con los ritos Arará y Gangá.

.Mitos relacionados con los rituales Vodú.

La valoración del grado de presencia del entramado mítico y de la complejidad estructural temática en las relaciones de predominio establecidas entre unas y otras creencias religiosas a lo largo del territorio nacional, determinó la existencia de tres amplias regiones.
Los mitos se circunscriben, en gran medida, a los grupos de conocedores del medio en que se desenvuelven las religiones populares de antecedente africano, y su difusión se enmarca por lo conocido en dichos límites.
Si nos atenemos a los antecedentes etnoculturales de la muestra colectada en la narrativa oral cubana, el componente hispánico resulta dominante, pues la mayoría de los relatos tienen su equivalente en la literatura peninsular, proceso que ocurre con muchos cuentos y leyendas, que abarcan una amplia variedad de temas con clara ascendencia europea, con versiones cercanas a las hispánicas, además de un número considerable de naciones, que son el resultado de una simbiosis entre elementos europeos y africanos.
Eso no niega la existencia de un conjunto significativo -aunque limitado en comparación con el hispánico-, circunscrito en su casi totalidad a leyendas con personajes de no claros antecedentes etnoculturales y a sucesos locales cubanos, así como a cuentos donde los protagonistas son animales, y en los cuales la estructura y las soluciones temáticas muestran una correspondencia con cuentos comunes del África occidental subsahariana.
En cuanto a los mitos, ellos presentan una situación diferente, pues sus ternas en lo fundamental son de antecedente africano y responden a explicaciones de la existencia del hombre y de la naturaleza desde el punto de vista de los procesos de las culturas del occidente africano subsahariano, en relación transcultural múltiple y con elementos del componente hispánico de la cultura cubana.
Tomado del libro Cuba: Expresión literaria oral y actualidad

Directorio criticón de la Habana (1883)

Juan Franqueza

Fragmentos

La calle de la Muralla

     Estamos en la más célebre vía de la Habana. Su verdadero nombre es Ricla, que fue título condal de uno de los capitanes generales que gobernaron la isla; pero todo el mundo le dice de la Muralla y así tenemos que llamarla nosotros, poco afectos tambien a recordar magnates. No se explica cómo se hacen las cosas inmateriales tan respetables como las entidades humanas, y por qué un conjunto de piedras a los lados de una calle, imprimen respeto y toda clase de fenómenos mentales entre un pueblo despreocupado y casi transitorio como lo es el nuestro; mas es el caso que así sucede y que la calle de la Muralla es la entidad mas respetable e influyente de la capital de la Gran Antilla. Miles de individuos se han encumbrado, ya por medio del dinero ya por el de las letras o el de la milicia, y el tiempo los ha derribado luego como castillos de naipes, esparciendo sus recuerdos entre el polvo del olvido; pero la calle de la Muralla pasa de vicisitud en vicisitud, de tormenta en tormenta, y su tipo y su prestigio se mantienen intactos sin que haya ciclón que la melle, y antes al contrario, parece rejuvenecerse a cada desastre que conmueven los cimientos del comercio o de la sociedad. ¿En qué estriba este fenómeno? Probable es que nadie lo explique satisfactoriamente, porque el argumento de la aotigüedad lo destruyen algunos ejemplos de cosas viejas que cayeron ya desplomadas por el espíritu innovador del siglo. El caso es que los establecimientos de la calle de que venimos hablando, muestran una solidez en los negocios de que carecen los de las otras, mas bulliciosas y nuevas, y se parecen al árbol secular de los autonomistas vizcainos, que no lo deshojan ni las revoluciones europeas yni aun la misma dinamita que produce espanto en todas partes.
     La calle de la Muralla es en lo inteetual ylo moral como una república independiente y altanera que no recibe los hálitos de sus vecinos, sino que antes al contrario impone sus teorías y su voluntad al resto de la población. Cuando acontece algo en la Península que influye en la conciencia nacional, las miradas se dirigen al que llamaremos baluarte, indagando el pensamiento que domina, ya para imitar sus manifestaciones ya para saber a qué atenerse. De allí parten las muestras de satisfacción o de indiferencia por los acontecimientos sociales o políticos de la madre patria, y cuando la maayoría de la población difiere, no se le contradice sino se le respeta. No siempre la calle de la Muralla ha sido simpática por sus demostraciones; imperan por tradición en ese centro comercial teorías que han dejado de ser populares y que allí se perpetúan por causas impenetrables. Es lástima que esto suceda, porque la calle es digna de toda clase de consideraciones, y ha puesto a gran altura el pabellón de su generosidad en circunstancias oportunas. Un poco de transigencia, un contacto más espiritual con el resto de la población, completarían su gloria.
     Casi todos los establecimientos que contiene la calle son buenos y algunos esplendorosos. No hay ramo de comercio que deje de estar representado muy dignamente, sobresaliendo entre las tiendas donde se espenden los efectos al menudeo, LaColonial y Mestre y Martinica, grandes fábricas de chocolates; la florería El Ramillete; las locerías La Bomba y La Prueba; La Primavera, taller de modistas; las magníficas platerías de Misa y Lira de Oro; la antiquísima y siempre reputada tienda de paños El Navío; las tiendas de ropas La Perla y la Glorieta Cubana; la librería de Sans; las boticas de Santa Ana y San Julian; el célebre y reputado Palo Gordo, cada día más hermoso; la gran perfumería La Oriental; la galletería y biscochería Inglesa, única aquí en su clase y hasta el popular y excelente café La Victoria, que atrae a multitud de personas de otros barrios por saborear en especial café con leche. Los establecimientos que no hemos mencionado no dejan de ser menos dignos, habiendo magníficos almacenes ce géneros, quincalla, etc., ypara que nada falte a la calle de la Muralla, guarda a la redacción e imprenta del Diario de la Marina, que es el mas antiguo yfloreciente periódico de la Isla ydel que hablaremos en capítulo aparte, pues que también hemos de enterar al lector de la política que hacen este como otros diarios de la capital, para que sepa a qué atenerse cuando los lea, si acaso no les indigesta pronto su monotonía.
     Lástima irremediable es la estrechez con que fue construida esta cono todas las demás calles de la sección de lo que fue intramuros de la ciudad, y que no le permita esta causa lucir todo su mérito. Cuando un efecto falte en el resto de los de la población, debe buscarse en la calle de la Muralla y allí es casi seguro encontrarle. Es cuanto podemos decir en obsequio de la respetable vía comercial, tan antigua como sólida, tan independiente como rica, tan generosa como severa. Lástima que no hayan podido ser nuestras alabanzas completas y que las ideas espansivas no hayan penetrado allí a la par que las riquezas. Culpa será de la humanidad que no es perfecta. A nosotros no nos incumbe reprobar nada sobre este punto; la conciencia debe de ser respetada y hemos terminado nuestro capítulo.


Para mis amigos en La Habana y para mi esposa (a la que llevo en el corazón) dejo mi ofrenda en el Templete que nos convoca cada año.
Enrique Domínguez, México

A los redactores de La Habana Elegante, gracias por este memorable paseo y bello homenaje. Mis deseos son de paz y que podamos reunirnos todos los cubanos. Mientras llega ese día, tenemos este árbol que no se seca.
Rosa Emilia Agramonte, Santiago de Chile

Cuando un amigo me recomendó esta revista no podía imaginar que me encontraría con esta sorpresa. La idea de recrear las tres vueltas a la ceiba y convertirla en una verdadera tradición es una de las inciativas que distigue a La Habana Elegante de otras revistas. Me conmueve esa memoria terca que nos recuerda cada año la ciudad. Prometo regresar cada año. Les deseo a todos los habaneros una noche feliz y esperanzada.
Alberto Rodríguez, Miami.


Costumbres del Ayer en Trinidad


 René  León

  Se lo juro a Uds. Que en Trinidad las costumbres e historias, nadie se las puede imaginar allá por el 1800 en adelante. Como es natural en este caso, sólo los sinvergüenzas se sabían aprovechar de ellas, en especial los delincuentes. Porque en el caso de los esclavos es diferente. Pero vayamos a la historia.
  Se cuenta que la ermita de la Santa Cruz de la Piedad, que se encontraba en las afueras de Trinidad, cerca del rió Tayaba, había una ermita, en realidad en aquellos tiempos llamaban ermita a una construcción que se estaba cayendo, por la falta de cuidado. Yo no sé de donde salió como dice la historia un Fraile trinitario, que se llamaba Nazario o Domingo, eso no viene al caso. Se le ocurrió poner sobre una piedra, una cruz de “guayacán” (árbol de madera dura y resistente. De la extracción del guayaco es usado para medicina como sudorífico). Se le puso el nombre de la Piedad, porque cuanto delincuente se abrazaba y arrodillaba delante de la cruz, y pedía perdón  lo obtenía. (Si fuera hoy en día la cola fuera de “madre”).
  Sigamos con la historia. En el caso de los esclavos prófugos era diferente. Sabe Dios cuanto habían pasado con sus dueños. Fueron tantos los que iban a pedir perdón, que se levantó una cobija de guano, que era cuidada por dos morenos libres ya ancianos, llamados uno Melchor y el otro Bartolomé. Cerca de allí se encontraba la fábrica de la “bomba” de agua que surtía del precioso liquido a Trinidad, y decían que era beneficiosa para la salud. (Si pudiera conseguir unos cuantos galoncitos de agua me vendrían muy bien, yo me conformaría que me creciera el pelo). La ermita fue destruida por un incendio. Como eran las cosas en aquellos tiempos. Las campanas que tenía la ermita fueron llevadas prestadas por petición del Gobernador de la ciudad, Francisco Gutiérrez de Rivera para que sirvieran de reloj a la ciudad. Total que las campanas no volvieron más para la ermita, y esto pasaba en 1753. En 1785 se pidió retornar las campanas. Se reunió el cabildo, y juraron por cuanto santo ellos conocían que sería devuelta a la ermita. Según tengo entendido tuvieron que fabricar tres cencerros grandes en sustitución de las campanas.
  Todos los años se celebraban las Romerías de la Cruz de la Piedad, cientos de personas participaban de los alrededores; si eso fuera hoy en día, se llenaba aquello de violadores de taxes y de promesas para el pueblo. Pues bien, arrodillados ante la cruz, los delincuentes se arrepentían de sus delitos. Cerca de allí corría el río, y temprano en la mañana las lavanderas se dirigían a lavar las ropas, eran cuidadas por un vigilante o cuidador como eran llamados. Como son las cosas de la vida, ayer como hoy. Fue decayendo el entusiasmo por las actividades en la ermita por 1830, y se dejó al cuidado de la ermita al moreno Manuel Zerquera

#1 Conozca las nuevas palabras del diccionario de la RAE.

Las actualización del diccionario de la Real Academia de la lengua Española (RAE) siempre da de qué hablar. El día de su publicación conocemos nuevas palabras, nos sorprendemos por las que tomábamos por jerga, reímos de las que suenan vulgares e, incluso, celebramos las que se actualizan en la historia.
Hoy viernes es un día de esos: uno en el que la RAE publica las palabras que ha decidido incluir en ese diccionario que los hispanohablantes tanto consultamos: www.rae.es es consultada en promedio más de 2 millones de veces diarias.
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Anglicismos, abreviaturas, inventos de la heterogénea y dinámica cultura hispanohablante: palabras de todo tipo entraron el viernes a la bandeja oficial de palabras que el diccionario más usado del castellano define.
No es cuestión de todos los años. De hecho, este día lo hemos vivido cinco veces desde que la RAE llegó a internet, en 2001. Mientras que en la modificación del 2005 hicieron 9.029 cambios, el viernes solo fueron 1.697. De igual forma, vale la pena que conozcamos algunos de los más llamativos.
Profesiones
Una categoría siempre presente en la actualización es las nuevas -o viejas pero desestimadas- profesiones que se han generado a partir de los nuevos desarrollos tecnológicos o culturales.
Al que practica el deporte del béisbol, ya lo podemos llamar, oficialmente, beisbolero. Y aquel que está al frente de dos ministerios es un biministro.
Ya estamos de acuerdo: esa persona que escribe y publica en internet "contenidos de su interés" a diario es un bloguero, y no un bloggero, o un blogger. El bloguero puede que chatée, porque chatear es, también, una palabra del diccionario.
El citricultor –que tal vez necesite la ayuda de un gruista para que le maneje la grúa– es el hombre o la mujer que se dedica a la citricultura, que es las técnica agronómica que trata los cítricos.
Otra discusión en la que ya podemos estar de acuerdo: se escribe okupa, y no ocupa, el adjetivo que describe al perteneciente del movimiento que "propugna la ocupación de viviendas no habitadas".
El pepero pertenece al partido político español Partido Popular y el sociata, al socialista.



miércoles, 14 de diciembre de 2016

RENÉ LEÓN O LA HISTORIA DE UN MUNDO APASIONANTE

Por: Lola Benítez Molina
Málaga, España


Recientemente he tenido el privilegio de conocer a una persona entrañable. Me llamó la atención su gran sabiduría, fruto de un exhaustivo estudio sobre Historia, no en vano es historiador, periodista y poeta. Asimismo, es miembro de la Academia de la Historia de Cuba, del Colegio Nacional Panamericano de Cultura, de la Academia Poética de Miami, del Club Cultural “Atenea” de Miami. Además de editor y director de la prestigiosa y enriquecedora publicación literaria e histórica “Pensamiento”.
            Despertó, pues, mi curiosidad su labor de investigación profunda y genial, perfectamente datada, sobre dónde se hallan los restos de Cristóbal Colón. Realizó un ensayo realmente fidedigno del que él mismo da detalles de cómo tuvo acceso a documentos e información sobre dónde se encuentran realmente dichos restos.
            Decía Tácito que “la verdad se robustece con la investigación y la dilación”. Pues bien, D. René León, cubano que reside en Tampa (Florida), lleva toda una vida dedicada a la investigación de calidad.
            En su revista, anteriormente citada, hay interesantísimos artículos suyos y de otros escritores reconocidos. Podría mencionar el excelente retrato que realiza sobre el historiador romántico Washington Irving y sus fastuosos “Cuentos de la Alhambra”.
            Además, explica cómo conoció al inmortal escritor Ernest Hemingway en La Habana, en el “Floridita”, en una de sus frecuentes visitas a la isla. Del mismo dirá: “era un hombre agradable y no se daba importancia”. Según Gustave Le Bon: “El talento de los historiadores de gran prestigio consiste en hacer verosímiles las inverisimilitudes de la historia”, pues bien podemos decir que D. René León es un historiador de prestigio sumamente reconocido no solo en Cuba y EE UU, sino también otros países del orbe, puesto que la veracidad de sus escritos está ampliamente contrastada, gracias a sus estudios profundos y pormenorizados.
Durante los cuatro años que lleva publicándose la Revista “Pensamiento” su director y editor nos detalla hechos relevantes de la historia de Cuba, nos habla de la fascinante labor de los “Boticarios” de antaño, y ante esa añoranza dice: “Otra vez mi pensamiento vaga por el espacio y el tiempo, por donde físicamente no puedo caminar. El tiempo nos rememora la eternidad, y esta nos trae la visión de nuestra vida pasada”, para concluir afirmando que “recordar es vivir”.
D. René León escribe con sabiduría y creatividad, con entusiasmo y positividad, desde su esencia íntegra, porque sabe perfectamente jugar con palabras sin aristas, sin dobleces, sin disfraces... Vocablos que cimientan y elevan ideas que abren nuevos caminos, apaciguan tempestades, siembran y cultivan la paz y proporcionan una óptima calidad de vida para todos los hombres y mujeres, en cuyos generosos corazones procrean y abrigan deseos y esperanzas con ansia de progreso para el presente, en muchos campos aletargado, y el futuro.
El emperador Marco Aurelio, de estirpe ibérica, nos dejó en herencia: “O kosmos, alloosis; o bios, hypolepsis” (“El Universo, mudanza; la Vida, firmeza”). Si la vida de cada persona fuera sinónima de “firmeza” y de “comprensión”, de “entrega” y de “respeto”, como es la de D. René León, ¡qué distintas serían las relaciones entre los humanos de cualquier latitud del orbe!


Comentario de Roberto Soto Santana al artículo-presentación de la novela

"La Soledad del Cuerdo"




La primera novela de la escritora malagueña Lola Benítez Molina desarrolla un argumento intimista en torno a las vivencias de su protagonista, una española que junto con su marido emigra a Nueva York a fin de trabajar -ella, como enfermera; él, como investigador científico- en un prestigioso hospital de dicha urbe.
Encuadrado de lleno en el género narrativo de la novela psicológica, formalmente se ajusta de pleno a la sucinta definición formulada en 1988 por "El pequeño Espasa" -publicado por la Editorial Espasa Calpe-, ya que su argumento "pospone la narración a la descripción de los estados de ánimo, pasiones y conflictos psicológicos" de los personajes.
Y lo hace con un vocabulario fluido, carente de solecismos, horro de toda ampulosidad , estructuralmente con ausencia total de signos como los guiones y los paréntesis, recursos que utilizan otros autores para insertar aclaraciones a veces farragosas o redundantes en la narración o en el discurso de los personajes: en definitiva, haciendo gala de una gran economía de puntuación supernumeraria en aras de otorgarle prominencia al sentir, pensar y discurrir de los intérpretes a quienes la autora hace desfilar por las páginas del relato.
La arquitectura de la obra responde a la estética realista mas en la factura caracterológica de sus personajes y de sus expresiones verbales y pensamientos reverbera el subjetivismo típico del romanticismo. Dificil maridaje del que no obstante emerge victoriosa la autora, haciendo abrigar en los lectores animosas expectativas respecto del reiterado acierto de sus futuras obras.
Llaman gratamente la atención, por su añadidura de espontaneidad denudada de todo fingimiento- las frecuentes referencias de la autora a aspectos incontrovertibles de la realidad coetánea -tanto científica, sociológica como cultural-, valiendo por todas esta reflexión que pone en boca de uno de sus agonistas: "El estrés y el afán de ser superior al otro, de querer acaparar riquezas por el camino más corto, de avasallar sin medida, no lleva más que al deterioro de nuestras plenas facultades...Hay que poner freno. Hay que volver a inculcar valores. Hay que poner castigos acordes con el daño causado. No se puede premiar a los opresores y machacar a los oprimidos...el porcentaje de desquilibrios mentales va en asombroso aumento, y no cabe otra explicación de que es a consecuencia de la vida que llevamos...Nuestra mente no está preparada para asimilar todo tipo de iniquidades, y, una vez que uno se sale del camino correcto, volver al mismo es bastante inverosímil...La insatifacción se ha apoderado de todo. Hemos llegado a un punto que, por cualquier nimiedad, se pierden los estribos. Nuestra misión es buscar soluciones para paliar los efectos adversos, recuperar la ansiada paz interior".
En muchos momentos, "La Soledad del Cuerdo" mueve a evocar, como motor de la conducta de sus personajes, el contenido de estos pensamientos de Erich Fromm expresados en "El arte de amar" (1956): "El amor infantil sigue el principio: Amo porque me aman. El amor maduro obedece al principio: Me aman porque amo. El amor inmaduro dice: Te amo porque lo necesito. El amor maduro dice: Te necesito porque te amo."

jueves, 1 de diciembre de 2016

Bienvenidos a Pensamiento


Público

16 sem.
TODOS LOS DÍAS SALIMOS A PASEAR... CURIOSO, NADIE SE ME ACERCA... Y SOLO PESA 110 LIBRAS!!!
Foto

El caso de los Estudiantes de Medicina fusilados en La Habana el 27 de noviembre de 1871

Estudiantes fusilados el 27 de noviembre de 1871
Foto tomado de: Café Mezclado

por Roberto Soto Santana, de la Academia de la Historia de Cuba (Exilio)

En 1870 hacía dos años que unos grupos de sublevados contra el dominio colonial español en Cuba mantenían –sobre todo, en la parte oriental de la Isla- la insurrección que se iba a prolongar hasta 1878 y que habría de conocerse históricamente como la Guerra de los Diez Años.
            Ese mismo año se había promulgado en España el Código Penal de 1870, de inspiración liberal y cuyo objetivo era morigerar las disposiciones del Código Penal de 1850, suspendiendo la pena de muerte como única para ciertos delitos y castigando la conspiración y la proposición para delinquir exclusivamente cuando así se previera expresamente, reinstaurando el principio de legalidad (nulla pena sine lege –no hay pena sin ley previa- en la tipificación de los delitos y la aplicación de las penas).
            Pero este Código Penal más garantista no fue hecho extensivo a Cuba sino por el Real Decreto de 23 de marzo de 1879.
            Además, bajo la vigencia de la Constitución española de 1869, tal como sucedía con la previa Constitución de 1837, su Artículo 108 disponía que “las provincias de ultramar serán gobernadas por leyes especiales”.
            El autor del presente comentario ya había dejado señalado hace varios años, en sus “REFLEXIONES SOBRE LA ACTUALIZACIÓN Y EL PERFECCIONAMIENTO DE LAS  INSTITUCIONES JURÍDICAS CUBANAS EN EL SIGLO XXI” (que se puede leer íntegramente en http://www.asociacioncaliope.org/Cubajmf.htm), “la mediatización de la administración de justicia en general por las intromisiones de la ominosa Comisión Militar Ejecutiva y Permanente encargada de juzgar los delitos contra el orden público desde 1825 en todas las provincias españolas”.
En Cuba española, la situación “medio siglo después…[era] la brillantemente resumida por el sabio Leví Marrero en el volumen 14 de su monumental obra "Cuba: Economía y Sociedad", con cita parcial del juicio del administrativista de la época D. Félix Erenchun (autor de unos Anales de la Isla de Cuba, publicados en 5 volúmenes entre 1855 y 1857), de esta manera: "Más allá de sus funciones judiciales, las Audiencias indianas actuarían en el campo gubernativo como consejeras del Virrey o de los Gobernadores, mediante la institución del Real Acuerdo, que "permitía también a las Audiencias expedir órdenes generales (autos acordados) relativos a la administración de justicia, ya sea porque la urgencia con que lo demandan las públicas necesidades no dan lugar  para acudir al legislador que reside en la metrópoli, ya porque su carácter reglamentario y judicial las hace más propias de las autoridades insulares que de las metropolitanas".
         “Ítem más, a partir de la reversión al Estado ordenada por el gobierno de Madrid (por Real Decreto de 27 de julio de 1859) de la designación de cargos municipales, los Capitanes Generales de Cuba (además de conservar sus atribuciones de gobernador de plaza sitiada) designaban directamente a los alcaldes municipales, cuyas reuniones semanales debían ser presididas por los gobernadores y tenientes gobernadores, cargos éstos reservados al estamento militar.”
            Como dejó señalado magistralmente el Capitán del Ejército Libertador Joaquín Llaverías en su libro sobre la Comisión Militar Ejecutiva y Permanente de la Isla de Cuba (publicado en 1929 por la Academia de la Historia de Cuba), el entonces Capitán General Dionisio Vives ordenó el 4 de marzo de 1825 la constitución de dicha Comisión militar “que entienda y juzgue los delitos de los declarados con armas, papeles ó pasquines, ó  con hechos de cualquiera clase, enemigos de los legítimos derechos del trono, ó partidarios de la constitución, publicada en Cádiz en el mes de marzo del pasado año de 1812, de los que en parages públicos hablen contra la Soberanía de S.M., ó en fabor de la abolida constitución, de los que seduzcan, ó procuren seducir á otros, con el objeto de formar alguna partida, y de los que promueban alborotos que alteren la tranquilidad pública, cualquiera que sea su naturaleza, ó el pretexto de que se valgan para ello…” [véanse especialmente las páginas 12,13,14,15,67,68,69 y 70].
            Durante el segundo periodo de gobierno en Cuba de Domingo Dulce como Capitán General, en la edición del 13 de febrero de 1869 éste hizo publicar en la Gaceta de La Habana la relación de los delitos abarcados por la palabra “infidencia”. Eran éstos: la traición o lesa nación, la rebelión, la insurrección, la conspiración, la sedición, la receptación de rebeldes y criminales, la inteligencia con los enemigos, la coalición de jornaleros o trabajadores y ligas, las expresiones, gritos o voces subversivas o sediciosas, la propalación de noticias alarmantes, las manifestaciones, alegorías y todo lo demás que con fines políticos tienda a perturbar la tranquilidad y el orden público, o que de algún modo ataque la integridad nacional.
            Llama en particular la atención el hecho de que quedaban criminalizadas las huelgas, la mera expresión de opiniones o sentimientos contrarios al Régimen establecido –aunque no fueran acompañadas o seguidas de actos violentos contra personas o cosas-, la diseminación de rumores calificables de algo tan indefinido como “alarmantes”, las manifestaciones (¿de obra o de palabra, incluidos o no los desfiles públicos?), las alegorías –entre las cuales cabía iincluir desde las caricaturas y otros dibujos hasta las representaciones metafóricas-, y el muy indeterminado concepto contenido en la frase “todo lo demás que con fines políticos tienda a perturbar la tranquilidad y el orden público”.
            En esta circunstancia entra en la Historia el periodista español e hispanófilo Gonzalo de Castañón, quien había podido fundar en La Habana un periódico, “La Voz de Cuba”, y dirigirlo, gracias a los fondos reunidos por paisanos y allegados, Según su íntimo amigo, el historiador Justo Zaragoza, Castañón le manifestó en varias ocasiones su intención de desafiar a algún vocero insurrecto, lo que a la postre llevó a cabo retando a duelo al redactor José María Reyes, de “El Republicano” de Cayo Hueso, con motivo de un artículo con ataques a la integridad nacional, del que se había hecho éste responsable. Castañón se trasladó a Cayo Hueso con sus padrinos, pero Reyes no aceptó el reto. Sin embargo, Mateo Orozco, otro cubano, envió padrinos a Castañón, quien a su vez no aceptó este desafío. Encorajinado por el desplante, Orozco fue al hotel donde se hospedaba Castañón, se enzarzaron en un enfrentamiento, hubo disparos, y Castañón cayó muerto. Trasladado el cadáver del periodista español a La Habana, en esta capital se produjeron –a raíz de su entierro- incidentes y muertes violentas, incluido el asesinato de un estadounidense en el parque de Isabel II –hoy, Parque Central- a manos de un canario miembro del Cuerpo de Voluntarios –de aciaga memoria en la historia colonial de Cuba-. Aunque el asesino fue juzgado por un Consejo de Guerra, condenado a muerte y ejecutado con el visto bueno del Capitán General Caballero de Rodas, se sucedieron protestas de los elementos integristas, a quienes este Capitán General trató de apaciguar disponiendo la ejecución en garrote vil, a lo largo de los meses de mayo, junio y julio, de los patriotas cubanos Goicuría, Ayestarán y los hermanos Agüero.
            Como refiere el respetado sabio Ramiro Guerra y Sánchez, no sólo estas ejecuciones sino “Los métodos de extrema inhumanidad con que se llevaba adelante la guerra en Cuba, sin éxito efectivo, y la escandalosa inmoralidad imperante en la Isla, llegaron a producir quejas y protestas en el Congreso español”, amén de la bárbara conducta de las guerrillas proespañolas, Por otra parte, Caballero de Rodas se trasladó a Puerto Príncipe, en el Camagüey, so pretexto de la operaciones militares que se desarrollaban allí.
            Durante el resto del año 1870, la deslustrada marcha de la guerra para el régimen colonial desembocó en el relevo de Caballero de Rodas y su sustitución por el conde de Valmaseda, mientras que el nuevo Ministro de Ultramar, Segismundo Moret, intentaba emprender negociaciones secretas y discretas con el Gobierno de Carlos Manuel de Céspedes, con vista a una pacificación. Cumplidos diez meses en su nuevo cargo, Valmaseda comprobaba cómo la guerra con los sublevados iba a peor para los intereses peninsulares y cómo crecía el enorme disgusto de Voluntarios, comerciantes, directores de periódicos, integristas agrupados en los llamados Casinos españoles, los empleados subalternos de la Administración colonial, y otros elementos que actualmente se calificarían como extremistas –cada uno de todos ellos, en razón de sus intereses personales, que veían amenazados por las reivindicaciones de los sublevados-.
            Entre enero y noviembre de 1871, la exaltación de los ánimos de estos elementos, por otra parte muy influyentes en la sociedad insular, fue elevándose continuamente. Como ha escrito Ramiro Guerra en torno al fusilamiento de los Estudiantes de Medicina [véase el tomo V de la “Historia de la Nación Cubana”, pp.152 y siguientes, La Habana, 1952], “Respecto de los hechos..no hay duda alguna…El arresto de los estudiantes fue realizado por el gobernador López Roberts en persona, quien llevándose de falsos informes, acusó a los estudiantes de haber profanado la tumba de Castañón, ordenando el arresto de los mismos en el aula universitaria donde daban clases…” El general Romualdo Crespo, en funciones de Capitán General por encontrarse Valmaseda en Tunas, ordenó un gran desfile de Voluntarios, al que acudieron unos diez mil de ellos. Al final del desfile, varios centenares de Voluntarios reclamaron a gritos el castigo de los fementidamente acusados –dados por culpables sin la más mínima evidencia-, mediante su fusilamiento. Disconformes los Voluntarios con el fallo de un primer consejo de guerra, y a pesar de que el capitán valenciano Federico Capdevila realizase una magnífica pero infructuosa defensa de los acusados, a la una de la tarde del 27 de noviembre de 1871 un segundo consejo de guerra a cuya celebración consintió el general López Roberts condenó a muerte a los ocho jóvenes procesados. El general Crespo confirmó la sentencia y ordenó su inmediato cumplimiento. Según el historiador español Justo Zaragoza, los jóvenes “recibieron la triste nueva llenos de valor y de desconsoladora energía”. Unos minutos después de que el fiscal les anunciase en persona la sentencia, entraron en capilla durante media hora, y fueron pasados por las armas a las 5 de la tarde de ese mismo día.
            En las palabras de Ramiro Guerra y Sánchez, “Con el fracaso de los crueles e inhumanos métodos de Valmaseda producíase el de la profundamente despechada y rencorosa clase media. El bárbaro fusilamiento de los estudiantes vino a marcar la culminación de la furia exterminadora  de dicha clase, estrellada contra la indomable resolución del cubano ansioso de su independencia, representada en el momento de la gran crisis histórica marcada en 27 de noviembre de 1871, por los ocho jóvenes estudiantes imberbes, llenos de valor y de energía, según testificaron para la posteridad sus victimarios, frente el piquete del fusilamiento…”, colocados de espaldas y de rodillas, frente a un paredón de La Punta, en la bocana de la bahía habanera.