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jueves, 1 de diciembre de 2016

IN MEMORIAM POR NUESTRO QUERIDO AMIGO ROWLAND BOSCH (q.e.p.de.) 1927-2015

Dr. Rowland J. Bosch
1927 - 2015


Por: Leonora Acuña de Marmolejo

“Se ha roto un noble corazón”
 -Horacio de Hamlet

Adios no te hemos dicho; sólo hasta luego, amigo. / Estarás cual morcella, cual la chispa que inspira, / que nos lleva a los cielos en noble desvarío, / tras el esquivo sueño que acarició Martí. / ¡Arrivederci, hermano querido Rowland Bosch!; /no has muerto entre nosotros, sólo cambiaste traje; / trascendiste a otro plano cimero en las estrellas. / Te has ido por el áureo sendero de las grandes!

       Tuve a gran honor el privilegio de conocer a mi dilecto amigo Rowland J. Bosch y de  disfrutar de su leal y transparente  amistad, en una de las Peñas Literarias mensuales que sostenía  el destacado cubano, Mecenas de nuestra cultura  Nibio Martínez en las instalaciones de su librería M & N,  y de su periódico “La Razón” en Union City, N. J.

       Desde entonces entablamos una bella, sincera, y enriquecedora amistad, sosteniendo un diálogo constante ya fuera telefónica o físicamente cuando  en compañía de su esposa,  se hacía presente en mis consabidas reuniones de verano con mis más caros colegas y amigos. Cual oro obrizo y trigo candeal, Bosch era un ser como pocos: Talentoso, erudito, conspicuo, sincero, y morigerado; y por supuesto: gentil y apreciativo como todos sus coterráneos. Con su presencia transmitía una sabia serenidad crística, a tal punto, que charlando con él, las horas pasaban inadvertidas dejándonos luego una sensación de haber estado en un remanso de apacible calma. Pero lo que más lo distinguía,  su “muestra personal”, era la nobleza y la rectitud de hombre probo.

       Rowland nació en La Habana, Cuba. Allí, en la Universidad de La Habana recibió su doctorado en Farmacia y Ciencias Físico-Químicas . En 1968 se exilia en Los Estados Unidos. Ya radicado en el país, cursa estudios superiores en la Universidad de Saint John, Long Island. Dedicó su vida  a nuestra cultura con admirable tesón como escritor, poeta, ensayista, y crítico literario, dando esplendor con su pluma enorgullecedora no sólo a sus conciudadanos, sino también a quienes estamos felizmente  amalgamados por nuestra Lengua Cervantina. Bosch fue también ex-cantante, y una autoridad en el arte vocal clásico, como lo atestigua en su libro “Veleidades Musicales”.

       En su brillante andadura profesional, Bosch se desempeñó como  un apóstol  -digámoslo así- en el devoto escandimiento del soneto clásico exquisitamente  rimado dentro de un respetuoso manejo de propiedad lingüística, con una clara, sencilla, y eufónica belleza en donde campea El Amor como la inconfundible impronta de su inspiración y su entusiasmo líricos. Fue autor de varios libros y poemarios entre los que se cuentan: Albores (1950); Nuevos Albores (1996);  y Nuevos Albores II (1997);  
  
Destellos y Elucubraciones; Arpegios y Armonía; Crónicas Martianas; Veleidades Musicales; Flores del Otoño; y Hurgando en el Pasado (2007).

        Dentro de ese amor y paradógicamente, en un binomio de estoicismo y amargura, en
algunos de sus versos, reconoce la presencia del desamor, como cuando de nuevo cree volar en las alas de Cupido. Así es como doliente le brota su Poema del desamor: “Te burlaste de mí cuando toda la vida / te la iba yo dando gota a gota de amor . / Ahora yo me río… y al verte compungida / pienso que por ser último, me he reído mejor”.

       Tuve el  placer de que él escribiera sobre mi obra , el apreciativo y enorgullecedor artículo “Destellos de un alma en la poesía de Leonora Acuña de Marmolejo”, en  su libro “Destellos y Elucubraciones” 1998 (Artículos, Crónicas, Charlas, Ensayos). Asimismo me cupo el honor de escribir el prólogo para su libro de poemas  “Nuevos Albores” 1996.

       Sus artículos y poemas fueron publicados en revistas y periódicos  como por ejemplo La información de Houston; El día; La razón; Pensamiento; Círculo del CCP de Charlotte; Observador Iberoamericano; Nuevas Páginas etc. etc.
      
       Tras de la muerte de su primera esposa Nancy con quien él escanció en el cáliz del amor más profundo, y a quien como ofrenda póstuma grabó en su lápida sepulcral los famosos versos de “La amada inmóvil” de Amado Nervo, y después  de un largo transitar solo y acongojado, encontró en su sendero la inspiración y la motivación cual un milagro para continuar:  Milagros, la dama amorosa y tierna quien hasta su deceso lo llenó de nuevo  de amor y entusiasmo por la vida.
         
       Consciente del inexorable destino final del ser humano, en  “Eternidad” , su poema del libro “Flores del Otoño” dice: “El sepulcro vacío de tinieblas y olvido / me esperará muy pronto en viaje al fenecer / y con fervor iré a esa tumba que es nido. / Una noche sin luna, la llenará mi ser”.

       Adios no te hemos dicho; sólo hasta luego, amigo, / que estás en  las estrellas y entre los grandes bardos, / envíanos destellos de tu alma limpia y pura / que ennoblezcan el estro de los que aquí aún quedamos. 

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