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domingo, 1 de enero de 2017

La Revolución Francesa: Juan Jacobo Rousseau. El Contrato Social

Foto de: Cuadernos del Profesor
René  León

  Acerca de la Revolución Francesa, el historiador francés A. de Lamartine, decía en su Historia de la Revolución Francesa, “Mi propósito es escribir la historia de algunos hombres, que destinados por la Providencia a  desenvolverse en medio del torbellino del drama más grande de los modernos tiempos, son las síntesis de las ideas, de las pasiones, de los vicios y de las virtudes de la época en que vivieron. Su manera de ser y su política constituyen, hasta cierto punto, el nudo de la Revolución Francesa, hasta que sucumben al mismo golpe descargado sobre los destinos de su patria”. Juan J. Tousseau ha fallecido antes de dar inició la Revolución Francesa, pero es uno de los pensadores que influye en la mente del pueblo francés de la época. Sus escritos produjeron gran influencia en la Europa del siglo XVIII. El pueblo cansado de la explotación por parte del reino, la monarquía y la iglesia. Encuentra en sus ideas, los verdaderos anhelos y derechos a que todos aspiraran. Su influencia llegaría hasta las colonias españolas en América. Al pasar los años se podrían ver los caminos que en ellas surgirían.
  Durante la revolución la sangre fue derramada a raudales. Nunca antes en tan poco tiempo, se habían producido tantos cambios políticos, como sociales. La cabeza de las principales figuran rodaron en él patíbulo, sin perdonar a nadie, y yodo en nombre de la revolución.
Uno de sus discípulos, lo fue Robespierre. Cuando se encontraba preocupado por los acontecimientos de la Asamblea, se dirigía al lugar donde estaban los restos de Rousseau, en las afueras de París, a meditar. Por petición de él en la Asamblea, fueron trasladados sus restos al Panteón de los pensadores que influenciaron en aquellos hombres, durante el proceso de la revolución. Su sarcófago en el Panteón salía una mano empuñando con vigor una antorcha.
Vitam impedere vero”.
  Nace Juan Jacobo Rousseau, en Ginebra el 28 de julio de 1712. Su madre fallece una semana después, haciéndose cargo de su crianza su tía Susana Bernard, a la que consideraría como su propia madre. Acerca de la muerte de su madre, dice el: “Costé a mi madre su vida, y mi nacimiento fue la primera de mis desventuras”.

  Su juventud está llena de incidentes. Su padre no le prestaba atención, es sólo Sara la que se ocupa de él. Aprende lo rudimentario con su padre. Joven se va de la casa y empieza a conocer la vida de las ciudades. Una de las personas que influye en é, es Madame Warens, que lo ayuda en los momentos difíciles. Durante estos años lee las obras de Tácito, Plutarco, Gronín, de la Bruyere, y otros, que empiezan a influenciar en él.. Se va a París a probar suerte, al principio consigue un buen trabajo. Pero se aburre. La falta de apego a las personas y lugares, es normal en estos años de lucha y aprendizaje.. A través de estos años, va viendo la lucha del pueblo por tratar de sobrevivir, en una sociedad donde sólo el más fuerte e influyente puede vivir. En esta época es que se interesa en las lecturas de Leibnitz, Descartes, Locke y otros filósofos y teólogos.

 En estos años en París, empieza a dar clases de música con cierto éxito. Se enamora de una campesina, llamada Teresa Lavaseur, con la que casa. En 1762 participa por primera vez en una convocatoria de la Academia de Dijon, y presenta un trabajo, que es el ganador, el premio consistía en una medalla de oro y trescientos francos. Empieza su carrera de publicaciones. Según los historiadores, era de espíritu sistemático. Autor de una doctrina en la que piensa en el hombre y en la sociedad esclavizada por la corona y las leyes injustas. En la sociedad francesa del siglo XVIII, y lo mismo en la Europa de esa época. La mujer existía para el placer del hombre.  Los humildes para siervos de los poderosos. Entre sus obras más importantes, están: Julio o la Nueva Eloisa (1761). El Contrato Social, Emilio (1762), Las Confesiones y Reflexiones de una Paseante Solitario (póstumas). Pero es en su Contrato Social, el Evangelio de la nueva política que la Revolución Francesa impondría en el país.

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