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sábado, 1 de abril de 2017

Anécdota


  En este invierno de tres días de frío (Gracias a Dios) y de unos atardeceres soleados y bellos  me invadió el recuerdo de otro pasado atardecer. No me encontraba en ese entonces viviendo como ahora en una altura en la que dejando volar mi imaginación me parece que puedo jugar en las nubes con mis dedos y a la vez sentir que me acarician y enjuagan mis ojos las olas del mar. En ese tiempo tenia que caminar  cinco cuadras para sentarme en el muro que divide la acera de Ocean Drive con la arena de la playa de Miami Beach.
  No importa que esté haciendo, dejo todo y me concentro en la contemplación de un bello atardecer como ahora que el cielo esta formando un enorme abanico abierto de color rosa. Sin importar que ya este por oscurecer continúan los coloridos globos en los que pasean los turistas sobre el mar, comienzan a verse las luces de las lanchas cercanas a la orilla y adentrándose en mar abierto los fabulosos cruceros que me hacen añorar los viajes en los que parece que se dejan las penas en el fondo del mar y uno regresa renovado espiritualmente y agotado físicamente.
  Hace tiempo leí algo que hablaba sobre los signos en la risa y el mío (PISCIS) decía que nos sentamos a contemplar el atardecer y si alguien llega y nos pregunta que hacemos,  contestamos: ¡NADA! El otro insiste y pregunta si no nos aburrimos y respondemos: ¡Si no nos interrumpen no!
A mi manera de ver no existe mayor violación a la privacidad que interrumpir a una persona que este ensimismada y preguntarle ¿Qué piensas?. Esto me lleva al comienzo de este escrito.
  Estaba sentada en el muro ya dicho, completamente navegando en mi mente sin reparar siquiera en la música que ponían en los restaurantes de la otra acera, me sorprendió el roce de unos labios en mi mejilla, proveniente de alguien a mi espalda mientras escuchaba una voz dulcemente provocativa que me decía “Un beso por tus pensamientos” Era un amigo, el hombre que provocaba suspiros en las mujeres que lo veían y envidia en mis amigas y a la vez incomprensión pues no entendían que no hubiera tratado de conquistarlo, ellas deseaban siempre encontrarle un parecido pero era inútil, no había actor de cine famoso que fuera una copia digna  de mi asediado amigo. Eso me hacia recordar que quizás en algo se parecía a mi ex-esposo pero al instante desvanecía esa idea porque el atractivo de aquel lo apocaba su expresión dura y su voz de mayoral, en cambio aunque no tanto en lo físico si me recordaba al amor de mi vida, el que quedo mas allá del mar, tenían semejanza en la dulzura traviesa de su sonrisa y en las pestañas que parecían acariciar cuando miraban con tanta peculiaridad a pesar de la diferencia del color de los ojos entre ambos.
  Lo miré sonriendo más acentuadamente que de costumbre como hacia siempre que no deseaba responder pero él me conocía, siempre me contemplaba como si quisiera estudiarme. Sin darme cuenta  y sin poder decir si fue un segundo o un minuto, me había quedado analítica contemplando su rostro.
  Él se sentó a mi lado y continuó con su juego seductor diciendo: Dos por los pensamientos de ahora. Yo volví a sonreír.
  Me preguntaba a mi misma si de no tener mi corazón cerrado yo hubiera podido ser capaz de conquistarlo seriamente, le había conocido dos novias, cada una a su tiempo y parecían modelos de pasarelas nada que ver con mi figura caribeña.
  Hasta ese momento jamás me había formulado esa pregunta, lo quería como amigo, aceptaba que parecía un adonis y me causaba risa la cara de las mujeres al verlo, a veces me inquietaba su mirada que parecía ir mas allá de mi piel pero nada más. Para decir la verdad también me angustiaba cuando no podía ocultar alguna ráfaga de tristeza en sus tan oscuros ojos.
  Tomó mi mano como si fuéramos pareja y con la otra acariciaba muy despacio mi brazo.
-Tenemos mucho y muy serio que hablar pero no ahora, ahora quiero saber tus pensamientos los de  antes y después. Dijo como un niño encaprichado en algo.
-Un trato es un trato. Contesté risueña mente coqueta con él por primera vez.
  Me contempló muy serio, empequeñeciendo muchos sus ojos al hacerlo, analizando mi respuesta, deseando descubrir si como siempre me evadía respondiendo en forma de chiste o hablaba en serio. Comenzó a reír sin poder evitarlo. Cuando cesó de reír paso su brazo sobre mis hombros, me acerco a él y dijo de modo raro.
-CUMPLO POR ADELANTADO.
  Él estaba tan feliz que efectivamente cumplió el trato que él solo había sellado antes de yo aceptar. Me obsequio un desconcertante y emotivo ramillete de besos.
  Yo sacié su curiosidad sobre mis pensamientos  y le conté... Una mentira. Dos.
No imaginé que disfrazar unas verdades pudiera dar tanta alegría a una persona, a dos.
Lastima que mi testarudo corazón continuaba obstinadamente corriendo sobre el mar, buscando la otra orilla...


Blanca M Segarra. MIMI


(VERDADERA) ¡Historia vieja!!!
Enero 2017 

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