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viernes, 1 de diciembre de 2017

Algunas medidas del bando del "buen gobierno" de La Habana de 1792, durante el gobernador don Luis de Las Casas


René León

El bando del "buen gobierno" que organizó el gobernador don Luis de Las Casas en 1792, fue motivado especialmente para mantener limpieza y orden en la ciudad que cada día crecía más. Mantener buenas costumbres, religión , distinción racial y social; multas para las personas transgresores. Las personas que se declaraban insolventes fueron obligados a trabajar en las construcciones públicas. Las medidas tenían diferentes regulaciones para su mantenimiento. Algunas de ellas eran:
  Respeto a la religión. Obligaban a todos los habitantes a arrodillarse en la calle al paso del Santísimo Sacramento, a los dueños de negros bozales a instruirlos en el conocimiento de Dios, condenaban la blasfemia y prohibían el trabajo y la venta de mercancías los domingos y días festivos.
  Regulaciones a las manifestaciones "africanas" de los negros y mulatos libres. Cinco artículos ordeno sobre las prácticas de los negros agrupados en "cabildos", o grupo separado para evitar las peleas de grupo o nacionalidad. Prohibió terminantemente a los negros de Guinea erigir altares a los santos católicos, para evitar su profanación. Prohibición de trasladar los cadáveres de sus miembros a sus locales, para bailar en torno de ellos, profiriendo lamentaciones según la costumbres de sus tierras. Se limitaban los bailes en los cabildos de los días festivos, de 10 a 12 y de 15 a 20 horas, prohibición de vender comida y bebida, y de salir por las calles como se llamaban "en cuerpo de nación con bandera" Prohibición el divertirse tocando sus instrumentos.

  Para evitar la mendicidad en las calles, se prohibía terminantemente, sólo a aquellos que tuvieran una licencia firmada por el propio gobernador. A las mujeres de 7 a 25 años "a fin de hacerlas recoger en casas de personas honestas donde sirvan y se eduquen mientras se forma en la ciudad un hospicio o casa pública de recolección". Se prohibía las casas de prostitutas. Se anima a los padres de enseñar los hijos un oficio honesto. Otra de las medidas, conforme a la Real Cédula de vagos, era destinar a los jóvenes sin oficio al servicio de las Armas o al del Arsenal.
  Sobre el juego fueron preparados siete artículos, entre ellos uno que multaba a todos aquellos que mantuvieron juego oculto en las casas. Sólo se permitía el juego de truco y billar, donde aparte de jugar se divertían las damas que iban a ellos.
  Se limitaron las armas de fuego, puñales, griferos, navajas, daga, cuchillo de punta y otras. El decía era la mejor manera de mantener el orden en la ciudad.
Estos y muchos más fueron preparados en el gobierno de don Luis de Las Casas, en su conocido bando de buen gobierno de 1792.

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