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lunes, 1 de enero de 2018

DESENCUENTRO

FOTO TOMADA: jose maria suarez gallego


Luna estaba triste, se sentía muy sola, si miraba a su alrededor veía que no era así pero si se miraba internamente un frío intenso la embargaba. Esa desolación que experimentaba provenía de su vida aislada, solitaria y ermitaña, cierto que podía curar su tristeza al saber que tenia tantos admiradores, era amada y su belleza no pasaba inadvertida y eso lo demostraban poemas, canciones y elogios que ella inspiraba a pesar que solo recibían de ella frialdad, sé sabia ansiada si no lograban verla y que nada importaba que su estado anímico se reflejara en su faz pudiendo ser de plenitud o languidez, siempre era hermosa.. Nada de eso la confortaba, su pena provenía de un amor platónico, imposible que acrecentaba su melancolía.

Envidiaba a las parejas enamoradas, la contemplación de ellas acentuaba su dolor y a la vez le producían un anhelo morboso que lograba a veces que hasta las acechara para ver las caricias que se prodigaban, caricias ajenas que ella nunca disfrutó por ese extraño y poderoso amor que la dominaba.

Vagaba sola en las noches ignorando todo a su alrededor en su ambiente, hasta el hermoso mar le parecia hostil, oscuro, inhóspito.

Cuantas cosas descubrió en esas noches andariegas; tantos secretos, amantes y ella seguía impenetrable, fría ante cualquier requiebro amoroso.

La noche estaba por terminar “OTRA NOCHE INSOMNE” se retiraría, quería como siempre esconderse para acechar a su amado, si, ya era hora de ocultarse para espiar a su adorado que como acostumbraba iría a cumplir su diaria labor. Ese momento en el que ella lejos y triste sentía que su amor era infinito y eterno, sí, ese instante en que veía salir al ¡SOL!.

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Blanca M Segarra

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