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lunes, 1 de enero de 2018

EL PARAÍSO DE LAS HORAS



Lola Benítez Molina
Málaga (España)


En el paraíso de las horas me encuentro, entre lo onírico y lo real, allí donde los sueños son alcanzables, y el “realismo mágico” de Gabriel García Márquez se hace patente. Su idiosincrasia lo distingue en la cúspide del “boom” literario, que marcó historia, y que supuso un impacto cultural en la década de 1960 al despertar el interés mundial por la literatura latinoamericana. Es tal su trascendencia que aún quedan reminiscencias en la estructura de la literatura actual.
           
Rodeada de los grandes titanes de las letras, me dejo guiar por ellos y, de la mano de Julio Cortázar, me adentro en el bosque del olvido para rescatar todo aquello que el tiempo volvió imperecedero y que me trae a la memoria, fuente de inspiración inagotable, su gran obra maestra: “Rayuela”.

Cortázar, al igual que Jorge Luis Borges, cultiva el “cuento fantástico” y en sus relatos breves ahonda en el enigma, que puede encerrar lo cotidiano, en un intento de encontrar el sentido profundo de lo real. Incansable en su afán innovador, da cuenta de ello con su estilo peculiar, con lo que consigue alejarse de las creencias y rutinas establecidas. A su sensibilidad artística se une su marcada preocupación social.

Yo me dejo llevar a esos mundos, en los que Neruda me susurra al oído las palabras de amor que nunca caerán al abismo porque son el sustento de nuestras vidas, y me rescatará de posibles naufragios, que ellos ya vivieron, pero a los que resultan incólumes.
           
Proseguí mi andadura junto a los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes, pertenecientes ambos al “boom” mencionado. Asida a sus manos arribé a un nuevo sueño que apacigua las tormentas y me sumerge en hermosos arrecifes.

Carlos Fuentes diría que “el llamado Boom, en realidad, es el resultado de cuatro siglos, literariamente, llegado a un momento de urgencia en que la ficción se convirtió en la manera de organizar las lecciones del pasado”.

Cuando me hallaba perdida en el mar de las horas una brisa me acarició en el fulgor de la noche y volví a ser rescatada por Mario Vargas Llosa, el autor más joven de este movimiento, quien describe con maestría la sociedad peruana e intenta ahondar en el conocimiento del ser humano para tratar de comprender los diferentes hechos históricos y culturales.


Todos ellos “nos mostraron caminos literarios completamente nuevos, y no para seguirlos por el mismo sendero, sino para buscar salidas nuevas en cualquier encrucijada”, palabras sabias de Héctor Abad Faciolince.

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