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lunes, 1 de enero de 2018

EL TEMA RELIGIOSO EN RABINDRANATH TAGORE

Foto tomada de: indiannerve.com
Carlos Benítez Villodres

Málaga (España)



Para Rabindranath Tagore (Calcuta, 7 de mayo de 1861 - ibíd., 7 agosto de 1941) la figura de Dios está por encima de todo tipo de divisiones y parcialidades. El hombre debe luchar para conseguir la paz espiritual, una auténtica religiosidad y una generosidad totalmente fructuosa desde el amor a todo y a todos. Asimismo, al hombre, desde niño, se le debe proporcionar una educación religiosa y espiritual desde el respeto por todas las ideas. Tagore nos dice que “mi religión se cifra en la reconciliación del Hombre superpersonal, el Espíritu humano universal, en mi ser individual”, aunque Katherine Masis aboga por sustituir hoy día el término superpersonal por el de transpersonal.

La religión más antigua de la India fue la védica (desde mediados del siglo II milenio a. C. hasta el siglo VI a. C., que fue cuando surgió el brahmanismo). Esta nueva religión, aunque para determinados historiadores es la misma que el vedismo, estuvo en vigor hasta que comenzó el hinduismo hacia el siglo III d. C., luego Tagore, desde el alba de su niñez, profesó el hinduismo, ya que esta religión fue la de toda su aristocrática familia, pero un hinduismo basado en el movimiento de reforma religiosa, conocido con el nombre de Brahmo-Samaj, creado en 1828 por Ram Mohan Roy, filósofo indio. Dicho movimiento, aunque sumamente diferenciado del hinduismo, promovía el culto a un Ser supremo y una ética inspirados en los Evangelios cristianos, desterrando, por consiguiente, la propia idolatría hindú, así como ciertas normas y preceptos también hindúes no aprobadas por Occidente. Duarkanaz Tagore, abuelo de Rabindranath, y Maharishi Devendranath Tagore, padre de nuestro Premio Nobel de Literatura 1913 (el primer asiático en conseguirlo), fueron dos de los más fieles seguidores de Ram Moham, pues tanto el abuelo como el progenitor de Tagore no aceptaban todas los credos y normativas del hinduismo. Para la difusión de dichas reformas se creó en 1863 una residencia y centro de meditación cerca de Calcuta bajo el nombre de Santiniketan, la “Casa de la Paz”.

Por lo expuesto se deduce que Devendranath Tagore se desvivió por darle a su hijo una profunda formación religiosa y espiritual, según los objetivos marcados por el movimiento religioso Brahmo-Samaj, ejerciendo, sin lugar a duda, una honda influencia en el pensamiento y comportamiento de su hijo. Para él era importante la ligazón entre el hombre y la naturaleza, la concordia pacífica entre los pueblos y el desarrollo personal sobre cimientos espirituales.

Tagore, pues, con el paso de los años fue forjando y enriqueciendo su bagaje religioso y espiritual. Al mismo tiempo, sintió la necesidad de escribir poesía. Su primer poema conocido fue “Flores silvestres”, lo escribió a los 12 años, y en el año 1878 publicó su primer libro, una colección de poemas titulada “Kabi Kahini”. “Rabindranath, manifiesta Ortega y Gasset, es un poeta místico, que cantó en El jardinero; pero el resto de su obra, espléndido edificio lírico, no tiene más inquilino que Dios”.

Es de todos sabido que Rabindranath, además de ser poeta y filósofo, fue artista, dramaturgo, músico, novelista, compositor, pintor, educador y, en la época tardía de su vida, pintor. Como maestro precisó el lugar que la religión debería tener en la educación. Para dejar claro dicho enclave, escribe que: “La naturaleza y el espíritu humano unidos serán nuestro templo y el desinterés y las buenas acciones nuestra religión”. (“Dharma Sikhsha”, 1912).

El mismo Tagore refiere una de sus primeras experiencias místicas: “Cuando tenía 18 años, una súbita brisa primaveral de experiencia religiosa llegó a mi vida por primera vez, y pasó, dejando en mi memoria un mensaje directo de realidad espiritual. Un día en el que contemplaba el amanecer y el sol enviaba sus rayos desde detrás de los árboles, de pronto sentí como si una antigua niebla se hubiera desvanecido delante de mi vista, y la luz matinal sobre el rostro del mundo me revelara una luminosidad interior. La pantalla invisible de lo habitual desapareció de encima de todas las cosas y de todos los hombres, y su última significación se intensificó en mi mente...

Los fragmentos insignificantes perdieron su aislamiento individual y mi mente se reveló a la unidad de una visión... Estaba seguro de que un Ser me incluía, y mi mundo buscaba su expresión más adecuada en todas mis experiencias, uniéndolas en una individualidad amplia que era una obra de arte espiritual. Ante este Ser yo era responsable; porque la creación en mí era Suya tanto como mía. Quizá se trataba de la misma Mente creadora que modelaba al universo de acuerdo con su idea eterna, pero en mi interior, el de una persona, adquirió una relación personal que se hacía conciencia más profunda...

Me proporcionó gran alegría sentir en mi vida el misterio de una unión de los dos en una camaradería creadora. Sentí que, al fin, había encontrado mi religión, la religión del Hombre, en la cual lo infinito se hacía claro dentro de la humanidad y se me acercaba necesitado de mi amor y mi cooperación”.

Según ciertos historiadores, Tagore se convirtió posteriormente al hinduismo más ortodoxo, abandonando el movimiento religioso que fundó Roy.

En el mundo hindú, la sílaba AUM (Om) simboliza la totalidad, es decir, Brahman (divinidad absoluta e impersonal del hinduismo, así como la energía que arrastra consigo; lo único trascendente e inmanente) y Atman (alma espiritual). La identidad de ambas sigue siendo el fundamento de la religión hindú.

Los hindúes, además de creer en la reencarnación y en sus textos sagrados o Vedas, reconocen y adoran a Brahma, como dios supremo, un Ser universal en el que el alma del hombre aspira a diluirse en él cuando se libere del cuerpo y consiga abandonar su karma, es decir, cuando deje la energía que le hizo vivir y posee otra energía nueva con la que ya es plenamente libre para ayudar mejor con su luz a la humanidad y al mundo en donde esta vive.



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