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jueves, 15 de marzo de 2018

José Martínez Ruiz "Azorín" : Último Escritor de la Generacion del 98

  René León

Segunda Parte

Al regresar a España en agosto de 1939, ya es un hombre mayor, con el alma endurecida por los sufrimientos del exilio, tiene 69 años. Escribe al llegar a Madrid, en su libro A VOLEO, "En España", "Voy caminando lentamente por las calles. Aspiro con delicia tras aspirar el aire húmedo de París este aire sutil y seco". (16) Se muda al número 21 de la calle de Zorrilla. Se retira por completo de la vida agitada que anteriormente llevaba. Renuncia a la vida social. Va a limitadas reuniones literarias. Sigue enviando artículos a los periódicos. Lo que si no cambia son sus caminatas por las calles de Madrid, el parque del Retiro, donde pasa las horas observando el ir y venir de las personas; la visita al Metro, donde se entrega a analizar y contemplar a las personas. Ramón Gómez de la Serna, en su libro AZORÍN, publica una carta enviada a él, donde le decía: "Mi vivir actual puede recogerse en una carilla. Vivo en absoluto retraimiento... y un poco porque los años y los achaques me compelen a la limitación... (17) Sigue utilizando sus personajes en sus novelas, para expresar sus íntimas vivencias. En "La isla sin aurora" su protagonista, dice "La costumbre ayuda a la acción; se medita con más facilidad, con más fecundidad... y podemos parar mientes con toda intensidad en nuestras espirituales dilecciones". (18)
  Cuando se siente cansado de la vida de Madrid sale de la ciudad y coge las rutas preferidas del país. Otras veces se va a descansar en el paisaje levantino de Monóvar. Sobre ello dice "...no quiero hablar con nadie no ver a nadie...Tenemos  aquí en Monóvar todas las comodidades de una gran urbe. Y además, un ambiente de quietud...". (19)
Foto tomada de: mgar.net
  Ha llegado la vejez y quiere pasar inadvertido. Luis S. Granjel, dice; "Azorín, lo sabe el lector, de hacer alto en los andenes del Metro madrileño, y ello para mejor gozar de su soledad entre el bullicio". (20) Se dedica a escribir sobre el pasado. Se reincorpora al ABC. Sus siguientes publicaciones, obtienen gran popularidad: Valencia, Madrid, Memorias Inmemorables. Recopila los artículos publicados en los periódicos sobre la temática de España. Se va refugiando cada día, en sus lecturas y escritos. El mismo dice; "Lo que vale en nosotros es la vida imaginaria que nos forjamos, y gracias a la cual podemos vivir la otra cotidiana vida, pensar y creer". (21) Su personaje literario Azorín, vive, se ha apoderado completamente de José Martínez Ruiz, y en él cobra realidad.
  La existencia cotidiana, sus inquietudes, temores, todo ello se refleja en sus personajes. Pasa de los sesenta años y la salud le preocupa. Estudia los libros de medicina y así va comprendiendo más sus malestares, y de estas lecturas toma la sabia para luego incluirlo en sus novelas. Entre sus críticos Luis S. Granjel, le dedica un artículo "Médicos y enfermos en las obras de Azorín". En "El enfermo" su personaje Víctor Albert, protagonista, contrafigura literaria del autor, recoge su vivencia y achaques diarios, su preocupación por los males físicos. Su ancianidad lo retrae, y para algunos críticos, se vuelve hermético, rodeado de su ambiente, de donde no quiere salir, pero sigue siendo el "viejito limpío", afable y bueno, como uno de esos ancianitos que ha retratado con la pluma tantas veces".(22)
  Medita y escribe, y continúa con sus paseos. El mismo confiesa "...la pequeñez del mundo, y con la pequeñez del mundo lo deleznable y huidero de todas las cosas".(23)
  En su trayectoria literaria uno de sus capítulos más importantes, es el valor que le da a los "Clásicos redivivos" y a los "Clásicos futuros". Sobre ello dice en Lecturas Españolas, " Nuevo prefacio"; "Un autor clásico es un reflejo de nuestra sensibilidad moderna. La paradoja tiene su explicación; un autor clásico no será nada, es decir, no será clásico, si no refleja nuestra sensibilidad. Nos vemos en los clásicos a nosotros mismos. Por eso, los clásicos evolucionan: evolucionan según cambia y evoluciona la sensibilidad de las generaciones. Complemento de la anterior definición: un autor clásico es un autor que siempre se está formando. No han escrito las obras clásicas sus autores; las va escribiendo la posteridad". (24) Granjel al referirse al tema, dice "el atributo de "clásico" se le concede a un autor, en suma, el interés, modificado con el tiempo, de los hombres que acceden a su lectura". (25) Azorín en su novela La voluntad, dice " si amo los clásicos es porque amo a los pueblos y el paisaje de España. Para mí todo esto es una misma cosa". (26)
  Su caminar por las tierras castellanas, lo lleva al paisaje, pueblos, en su sentir diario recrea el ambiente descrito en los clásicos con frases breves y sencillas renovando la literatura española . Mezcla el pasado con el presente, y da nueva vida a sus escritos.
  Se destaca como crítico literario, guiándose siempre por su sensibilidad, y su forma evidente en la mayoría de las obras estudiadas y analizadas. El mismo dice: "La crítica es una opinión personal" más adelante continúa, "es cosa secundaria; la erudición ayuda a establecer un medio, un ambiente en que la obra se ha producido; la erudición nos habla de las circunstancias que concurrieron en el autor de la obra. Pero, ¿cómo es por dentro esa obra? ¿Cómo ha ido evolucionando a través del tiempo? ¿De qué modo suena o disuena a nuestra mentalidad moderna? ¿Qué emoción se produce entre nuestro espíritu y el espíritu del artista pasado? Todo esto no nos lo dicen los eruditos".(27)
  Su visión de España aparece en la mayoría de sus obras. Le da gran énfasis al paisaje, tradiciones, costumbrismo. Su preocupación histórica se acentúa a partir del "Desastre del 98"; esa fecha supone la decadencia del imperio español. Se fija como meta el descubrimiento de los valores nacionales, colectivos, la justicia social. Granjel, señala "Azorín, como pocos, como casi nadie, ha logrado descubrir la perennidad del pasado, su perdurabilidad". (28) En "El paisaje de España visto· por los españoles", "somos nosotros; el paisaje en nuestro espíritu, sus melancolías, sus placideces, sus anhelos, sus tristezas". (29) En "Una hora de España" que fue su presentación en la Academia de la Lengua, dice "Los más heterogéneos paisajes integran España...La tierra es toda diversidad. Puédese gozar en España de todo los paisajes de Europa. Contamos con el paisaje romántico, toda bruma y penumbras". (30)
  Las obras de teatro escritas por él, están llenas de originalidad; Azorín trataba de crear algo nuevo y distinto a la técnica imperante en ese tiempo. Sus temas principales; el tiempo, muerte y la felicidad. Títulos como La fuerza del amor, O1d Spain, Brandy, mucho brandy, Lo invisible, Cervantes o la casa Encantada, Doctor Death de tres a cinco, La arañita en el espejo. La crítica pretextaba que en sus obras, la acción en ellas era lenta, que en los diálogos había mucha monotonía; y que lo mejor que podía hacer, era retirarse del teatro. Ricardo Domen en "Azorín, dramaturgo", "He hecho teatro (Azorín) que creo será representado cuando no se representen muchos teatros que ahora son muy aplaudidos". (31) Torrente Ballester, al referirse al teatro de Azorín, añade "Las piezas de Azorín, primorosamente escritas, lentas en acción o ayunas de ella, con diálogos presentados según el estilo peculiar del autor, desarrollan temas interesantes, por no decir importantes, trascendentales."(32)
  Uno de los últimos temas que descubre, es el cine. Deja dos libros donde aparecen sus artículos de crítica sobre el tema; El cine y el momento (1953) y El efímero cine (1955). Comenta las películas españolas y extranjeras. Su crítica mantiene su mismo estilo, que cuando lo hace sobre un libro; el método es idéntico. José Montero Padilla, dice "Este acercamiento del al arte cinematográfico, causó, en un principio, sorpresa y la pregunta sobre sus posibles causas. Una explicación puede hallarse en la angustia por el paso del tiempo visible en toda la obra Azoriana". (33) El mismo Azorín explica su encuentro con el cine:" En el cine encuentro yo dos cosas: la explicación del tiempo y la comunicación, lícita, con el resto del mundo". (34)
  Azorin escritor, contribuyó a rejuvenecer la prosa ya recargada del siglo XIX. Su estilo de frases cortas, sencillas, que las encontramos en nuestra vida cotidiana; dando a la prosa finura, delicadeza. Su técnica azoriana en el estudio de los clásicos y autores del pasado; revolucionó su tiempo, y hoy después de pasados los años, sigue estando vigente sus comentarios sobre ella. Su prosa llena de colorido, sonido, adjetivos y vocablos castizos. Descripción del paisaje. Su constante con el tiempo. Extrae del pasado lo mejor de él evocación nostálgica, y lo lleva al presente; le da vida, lo rejuvenece, descubriendo la perennidad del pasado. Se adentra en las costumbres, en el paisaje castellano, en sus ciudades. Ese gusto del paisaje, lo vemos a través de su obra. La descripción minuciosa; y extrae el simbolismo de todo ello. Y dentro de toda esta descripción, su amor por España. La comprensión de su historia; los grandes acontecimientos, sus hombres de letras, arte y política; rectifica juicios emitidos anteriormente, en sus años de juventud; hace una evocación completa, con su estilo particular, e inconfundible. El mismo dice "He dedicado toda mi vida...a España. No he pintado en toda mi vida más que asuntos españoles. Y para pintar a España necesitaba conocer sus hombres, sus paisajes, sus ciudades, su literatura y su historia". (35)

Tomada de: Un Profesor
  Para poder vivir, se sostenía de sus artículos en los periódicos, y la venta de sus libros; al igual que otros escritores famosos (Baroja), que escribieron hasta el final de su vida. El 2 de marzo de 1967, Azorin moría en Madrid. Tenía 93 años. Fue el último escritor de la llamada GENERACIÓN DEL 98. Nos dejó su obra que será recordada y comentada a través de las generaciones que han venido después de su muerte. Para terminar quiero dejar unas líneas escritas por el: "España está allá arriba. ¡Qué lejos está· España! ¡Qué lejos, geográfica y espiritualmente, están estos hombres que en la·altiplanicie manchega, a 650 metro de altura van y vienen, giran y tornan a girar con un gusto de timidez, perplejos! ¡Qué lejos está España! Aquí, en este instante de meditación ante el mar, en este ambiente espiritual tan distinto, libre y moderno, no acertamos a comprender muchas cosas de nuestra amada España". (36)

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