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martes, 1 de mayo de 2018

QUÉ ESTAMOS LLAMADOS A CELEBRAR LOS CUBANOS EL 24 DE FEBRERO

Foto tomada de:  http://cuba.cu


por Roberto Soto Santana,
de la Academia de la Historia de Cuba (Exilio)

            En el Continente americano –en las Antillas, para señalar con mayor precisión- hoy es 24 de febrero de 2018. Se conmemora el 123º aniversario del inicio de la Segunda y definitiva Guerra de Independencia de Cuba respecto del poder colonial de España –que fue su metrópoli desde la inicial adscripción a la Corona de Castilla de esa Isla y de las otras tierras adonde arribó Cristóbal Colón-.
            Uno de los más recientes recordatorios (hecho hace apenas un año) de que la primacía en el levantamiento preparado principalmente por José Martí debería ser compartido en justicia por alrededor de un total de 35 localidades donde se proclamó simultáneamente la insurrección lo ha pronunciado un profesor universitario guantanamero, con estas palabras: “El 24 de Febrero de 1895 la isla de Cuba fue sacudida por una oleada revolucionaria caracterizada por alzamientos armados en diversos puntos de su geografía. Guantánamo, Baire, Ibarra, Santiago de Cuba y Manzanillo sobresalen sobre el resto, teniendo en cuenta que alcanzaron un mayor nivel de organización y su impacto fue más visible y efectivo en la sociedad de entonces. Este acontecimiento marca un viraje en la lucha de los cubanos por alcanzar la independencia de la metrópoli española. A su alrededor se han tejido polémicas que tienen como eje central la adjudicación de la primacía a la hora de iniciar el levantamiento, y en este sentido la historiografía cubana y extranjera lo llamó Grito de Baire, denominación que se mantiene hasta el presente.” [FUENTE: EduSol Vol. 16. Núm. 57 ISSN: 1729-8091 Publicada en línea: 11 de enero de 2017 (http://edusol.cug.co.cu) El pensamiento histórico de Regino Eladio Boti y su obra “El 24 de febrero de 1895”, por el Lic. Wilfredo de Jesús Campos-Cremé, Profesor de Historia de la Universidad de Guantánamo].
            En 2010, otro investigador, Antonio García, en el trabajo de su autoría titulado “24 de Febrero de 1895 ¿Un solo grito?” [Revista Bohemia, 12 de febrero. Año 102. No.4], postuló las consideraciones que se resumen a continuación.
               El citado Regino Boti propuso la siguiente hipótesis: "...Contribuye en ello la seducción fonética de la frase: El grito de Baire. Puesto que parece que se trata solo de ponerle nombre a la Revolución, fuera el que fuese, más que para rendir pleitesía a la verdad, para recreo de nuestros oídos somnolientos. Las otras expresiones: Grito de Ibarra, Guantánamo o Manzanillo, serán ciertamente menos gratos sonidos aunque encierren mayor consistencia histórica..."
En diversos congresos nacionales de Historia, celebrados a lo largo del siglo XX en Cuba, Emilio Roig de Leuchsenring, combatió la errónea tendencia de centrar en Baire el inicio de la Guerra del ‘95. Otros dos insignes especialistas, Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo, también combatieron esa simplificación histórica.
Esta última ha opinado así: "...Hacer del heroico Baire el centro aislado o principal del levantamiento, sería desconocer que el 24 de febrero de 1895, como resultado de una sabia orientación táctica de Martí, lo que tuvo lugar fue, aunque no en la escala prevista y necesitada del proyecto martiano, un levantamiento simultáneo, con el cual el Delegado del Partido Revolucionario Cubano aspiraba a que la llama bélica prendiera en toda la Isla, para permitir que la Guerra Necesaria tuviera -como él solía decir-, la brevedad y la eficacia del rayo..."
            A la luz de los anteriores comentarios por historiadores de diversas épocas, resulta obvio, a estas alturas de la Historia, que no es útil ni siquiera necesario reconocer o atribuir a una localidad mayor o menor significación en la proclamación de la reanudación, un día como el de hoy en 1895, de la insurrección en pos de la Independencia de Cuba.
            Porque la verdadera originalidad del Partido Revolucionario Cubano organizado por José Martí fue la de ser el primer movimiento por la Independencia en un país colonial, estructurado como un Partido político de masas (a diferencia de todos los movimientos anteriores de esa naturaleza e incluso de muchos de los posteriores, fundados bien en el siglo XIX o bien a comienzos del XX, que no pasaron de ser agrupaciones de notables, de élites intelectuales y sobre todo de élites sociales que dominaban las fuentes de riqueza -agrícolas, comerciales, financieras y las manufactureras emergentes- y mantenían la estratificación de las clases sociales –dicho esto sin desdoro de los casos de líderes que en esas luchas individualmente perdieron su vida o integridad física o su patrimonio personal, y de los destinos igualmente trágicos de un muy superior número de sus adherentes que no disponían de otro patrimonio que una reducida parcela roturable o simplemente su fuerza de trabajo como peones, arrendatarios, precaristas, criados y otras dedicaciones muy subordinadas y dependientes de la pitanza provista por las clases poseedoras-.
            Con ese espíritu y ese entendimiento es que hoy y siempre deberemos celebrar el 24 de Febrero.

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