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viernes, 1 de junio de 2018

El cristal que guió a los vikingos hasta Groenlandia


Tomada de: El mundo


Ilustración de un barco vikingo. FRANK MOORE COLBY

La roca separaba la luz ambiental en dos haces concentrados aunque las nubes no dejaran ver el Sol


Las sagas o cantares sobre el vikingo Ragnar Lodbrok (un legendario rey de Suecia y Dinamarca ubicado entre el siglo VIII y el IX) atribuían su éxito como navegante a una misteriosa roca, la piedra solar o sólarsteinn. Ragnar fue fielmente retratado (en lo que concierne al hombre y al mito) en la exitosa serie de History Channel 'Vikingos'. Durante su primera temporada el centro de la trama fueron los saqueos del pueblo nórdico (capitaneado por el propio Lodbrok) en territorio británico, que fueron posibles gracias a una piedra solar que los guio desde Suecia.

Como ha recogido la historia y se aprecia en la propia serie, los vikingos eran capaces de orientarse en el mar abierto sin brújula y con el cielo completamente nublado. Un grupo de investigadores ha confirmado que no fue obra de Odín (dios nórdico del que dice el mito que desciende Ragnar), la piedra solar existe y mediante una simulación informática han demostrado los fundamentos científicos de las propiedades atribuidas a la roca.

En un principio las únicas referencias que se tenían de este instrumento náutico era a través de textos alegóricos medievales y referencias escritas como las de la saga Hrafns saga Sveinbjarnarsonar del siglo XIII. Esto se debe principalmente a que los ritos funerarios vikingos incluían la cremación de los cadáveres y acababan con los restos de estas piedras solares.


Nadie había podido probar si realmente estas piedras permitían orientarse hasta ahora. El estudio de los investigadores Dénes Száz y Gábor Horváth de la Universidad de Budapest (ELTE) en Hungría, publicado por la Royal Society, demuestra por fin la efectividad de esta rudimentaria brújula.

Durante cuatro años los investigadores, a través de un software, han simulado hasta 1.000 rutas marítimas vikingas con las condiciones atmosféricas de la época y de la zona geográfica. Las rutas partían desde Noruega a Groenlandia con cambios aleatorios de nubosidad, la posición solar de cada trayecto según la época del año, el tiempo que tardaba una embarcación típica vikinga (drakkar) en recorrer esa distancia y las características de distintas piedras solares (calcita, cordierita o turmalina). "El uso de un cristal de cordierita, consultado como mínimo una vez cada tres horas, tenía una precisión del 92,2%", sentencia el estudio. En particular según el mineral usado los resultados son diferentes y por consiguiente el porcentaje de precisión en la navegación cambia. Siendo la cordierita el mineral con mayor índice de éxito en las mediciones, por consiguiente, la piedra solar más eficiente.
Evidencias arqueológicas

Se conservan pocos restos arqueológicos asociados al instrumento náutico, uno de ellos, bautizado como espato de Islandia, fue encontrado en los restos de un barco británico hundido de la época de los Tudor (siglo XVI) y otro estuvo hasta hace 70 años enterrado en un convento medieval de Groenlandia. Sobre este último se estableció la hipótesis de que era el complemento de la piedra, un disco con muescas conocido como el disco de Uunartoq. Se estimó que fue parte de una rudimentaria brújula en la que el trozo de calcita jugaba un papel central. Quizás los vikingos tuvieron conocimientos de óptica más avanzados de lo que se pensaba.
Un cristal de espato de Islandia. ARNIEIN

"Para comprobar realmente si funcionaban estas piedras solares necesitaríamos encontrar un hallazgo arqueológico vikingo exacto de este instrumento que utilizaban y así reproducir con precisión la forma de tallar el mineral", ha afirmado a EL MUNDO Mario Herrera Calvo, historiador especializado en Historia Medieval y Pueblos Nórdicos. Razón por la que son tan importantes las simulaciones como las llevadas a cabo en el estudio, aportando algo más de luz sobre el tipo de cristales que se usaron como brújulas y poder descifrar en un futuro su funcionamiento.

La primera investigación contemporánea sobre estas piedras fue en 1967 cuando un arqueólogo danés, Thorkild Ramskou, lanzó una atrevida hipótesis: los vikingos usaban la polarización de la luz dispersada por las nubes ayudándose de cristales de cordierita. Como ha explicado Herrera Calvo, "sólo existe mención de esta brújula en textos medievales", en uno en concreto se nombra un a modo de reloj de sol de bolsillo para determinar la posición del astro y así la hora del día a pesar de la nubosidad. El resto de alusiones aparecen en el entorno eclesiástico, lo que supone que se usaba para controlar los momentos del día para realizar oficios religiosos, en ningún caso hay alusión de un uso náutico.

Además el espato de Islandia es un mineral que sólo se encuentra en esta remota isla. Este tipo de piedra no se encuentra en Noruega, Suecia o Dinamarca, por lo que los vikingos tuvieron que recurrir a otro tipo de roca para navegar en el periodo previo de la colonización de Islandia o simplemente durante ese tiempo se orientaron de otro modo. La cordierita sí se encuentra en los territorios originales de este pueblo y además es el material que mejores resultados ha mostrado en el estudio.
Triangular la refracción de la luz

La calcita, la cordierita y la turmalina son las tres candidatas a posible mineral utilizado como piedra solar, clave para guiar los drakkar de estos guerreros a través de los océanos que no sólo generaron espanto en Europa con sus incursiones y pillaje, también fueron mercaderes y colonizadores de nuevas tierras (como Islandia). A la isla ya habían llegado otros colonos pero el vikingo Flóki Vilgerðarson (otro personaje histórico representado en la serie 'Vikingos') fue el primero en navegar deliberadamente hacia el territorio, probablemente guiado por su propia sólarsteinn. En particular el mencionado espato de Islandia es una variedad de calcita transparente y romboédrica que presenta la propiedad óptica de la birrefringencia, es decir, tiene una doble refracción.

El funcionamiento, según ha sugerido el estudio, consistía en posar sobre una superficie el cristal que separaba la luz ambiental en dos haces concentrados aunque las nubes o la niebla no dejaran ver el Sol. Al situar esos haces sobre un disco con marcas, el navegante era capaz de triangular la posición del astro y con ella la del barco.
Birrefringencia en un espato de Islandia FURRFU

"Las piedras solares pueden dividir la luz solar en dos haces incluso cuando está nublado", han explicado los investigadores. "Cuando se gira el cristal dividiendo los dos haces con el mismo brillo, un navegante podría ver los anillos polarizados alrededor del sol, mostrando su ubicación en el cielo", han añadido. Los vikingos podrían haber navegado con este método durante el verano puesto que en latitudes altas, tras la puesta del sol, la luz crepuscular puede durar toda la noche. Según el estudio con dos de estas piedras, un palo y un disco como el de Unnatoq se podía reproducir un tenue patrón luminoso con el que triangular la posición del Sol.

Investigaciones anteriores han expuesto otros métodos de funcionamiento: afirman que los navegantes vikingos escudriñaban el cielo encapotado con uno de los cristales mencionados, su técnica era rotarlo suavemente mientras apuntaban hacia la línea del horizonte. Al notar que en un punto en concreto el brillo de la piedra cambiaba notablemente determinaban la posición del Sol (a pesar de la escasa visibilidad). Cada pocas horas repetían la operación corrigiendo rumbo para atravesar grandes distancias marítimas. Al parecer Ragnar tuvo lo mismo de guerrero que de científico.

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