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jueves, 15 de noviembre de 2018

500 años de la primera vuelta al mundo

En busca de las especias, Magallanes y Elcano circunnavegaron la Tierra por primera vez en la historia

Grabado de la embarcación (cedida)

Ni el portugués Fernando Magallanes, ni su sustituto en el mando de la expedición, el español Juan Sebastián de Elcano, pretendieron jamás circunnavegar la Tierra por primera vez en la historia; buscaban sólo las preciadas especias. Al completar un giro al planeta, navegando siempre en dirección oeste, dieron sin habérselo propuesto un primer y remoto paso en esa realidad que hoy se conoce como globalización.

El largo viaje, que ha venido en conocerse como la expedición Magallanes-Elcano, fue auspiciado por la corona española en el siglo XVI. Este año se han cumplido 500 años desde que Carlos I firmara con Magallanes las conocidas como capitulaciones de Valladolid por las que el monarca español –después de que Portugal rechazara el proyecto– ponía a disposición de la expedición la impresionante cifra –para hoy y para entonces– de cinco naves. El objetivo del peligroso viaje era encontrar un paso marítimo que llevara al recién descubierto Mar del Sur (posteriormente conocido como Océano Pacífico). Y ese objetivo se cumplió. Aunque se fue mucho más lejos.

La primera circunnavegación de la Tierra anticipó elementos propios del actual ciclo de mundialización

Magallanes convenció al rey con la errónea creencia de que las islas de las especias se encontraban en la parte española del mundo que el tratado de Tordesillas (1494) había dividido en dos mitades: una para España y otra para Portugal.

“Son las islas Molucas y su control el auténtico inspirador de la expedición; llegar y tomar posesión de ellas”, afirma el profesor Serge Gruzinski, de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Fue esa la motivación; la de hacerse con el dominio de la especiería, y no dar la vuelta al mundo, la que empujó a oficiales y marineros a hacerse a la mar y completar, sin haberlo previsto, la vuelta a la Tierra. “No existe mundialización sin la revolución magallánica. Comercio, personas y dinero viajan con él. El capital europeo da por primera vez en la historia la vuelta al mundo, que marca una nueva definición geopolítica planetaria”, mantiene el profesor Gruzinski, que dio la conferencia inaugural del congreso internacional sobre la expedición celebrado el pasado marzo en Valladolid. Se reunieron durante dos días los mayores expertos en la materia y sus conferencias se citan en este trabajo.

Fernando de Magallanes

Hay quien ha llegado a comparar la hazaña de la expedición Magallanes-Elcano con la que representará, si ocurre algún día, la llegada del hombre a Marte. Elcano regresó a España el 6 de septiembre de 1522, tres años después de la partida de las cinco embarcaciones, aunque a su regreso lo hiciera ya con sólo una.

Tras las capitulaciones de Valladolid (firmadas el 22 de marzo de 1518), Magallanes concentra todo su tiempo y esfuerzos en preparar naves, pertrechos y provisiones. Con todo listo, zarpa de Sevilla un 10 de agosto de 1519.

Existe un debate académico sobre si Magallanes tenía información previa o no sobre la existencia del paso de un océano a otro. Sea como fuere, y después de una dura invernada en tierra en lo que hoy sería el sur de Argentina, alguna deserción y hasta de un sofocado motín, la expedición alcanza la boca del paso, la entrada de lo que se conocería con el tiempo como Estrecho de Magallanes. Se calcula que entró en él a primeros de noviembre de 1520 y que cortó aguas del Pacífico con la quilla de su buque el 27 de ese mismo mes.

A pesar de algunas dudas que asaltan a Magallanes, la navegación en dirección oeste no se detiene y lo que queda de la expedición –tres naves– alcanzará a mediados de marzo de 1521 las costas filipinas, archipiélago del que Magallanes tomará posesión en nombre del emperador Carlos. Llegaron solo tres naves porque una de las embarcaciones había naufragado durante los cinco meses de parada invernal y la otra había desertado y dado media vuelta en el momento en que la agrupación naval iniciaba su entrada en el estrecho. “En el Pacífico, Elcano cae enfermo y lo está hasta la llegada a Filipinas donde se recupera, aunque no lo suficiente como para participar en la batalla en la que Magallanes acabará muriendo”, recuerda el profesor Salvador Bernabéu, de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla.

Los sucesos durante los que fallece el jefe de la expedición se conocen como la batalla de Mactán, en referencia a la isla donde se produjo el enfrentamiento armado entre 50 hombres de Magallanes y más de 1.000 guerreros locales en la playa. Al parecer, el portugués pecó de soberbia e infravaloró las capacidades de los nativos. Por su testarudez, se enfrentó contra un líder local llamado Lapu-Lapu a pesar de que sus colaboradores y parte de las tripulaciones se lo desaconsejaron.

Muerto Magallanes, será en última instancia Elcano el que se haga cargo de la dirección de la empresa tras pasar por las islas Molucas y cargar de clavo hasta los topes la nao Trinidad y la nao Victoria. La tercera, la Concepción, había sido destruida en la isla de Cebú por la propia tripulación ante la falta de marineros para gobernarla y su mal estado.

La decisión es regresar a España por la vía de la India. Pero el mismo día de la partida se da noticia de una grave vía de agua que sufre la Trinidad, que la obliga a quedarse en puerto para su reparación. Se acuerda que esta nave regrese por el Pacífico hasta América cuando pueda navegar y que la Victoria, la capitaneada por el vasco de Guetaria, Elcano, continúe el viaje.

El guipuzcoano sabía que bordeando la costas de África debía evitar todos los puertos controlados por Portugal. Lo logró, aunque tuvo que dejar a varios hombres como prisioneros de los portugueses en Cabo Verde y es que los lusos no se fiaron de la información de Elcano sobre la procedencia de la nao Victoria. Hizo escala allí para reabastecerse. Se quedaron 12 hombres que tiempo después serían liberados y devueltos a España.

Famélica y enferma la tripulación, el 6 de septiembre de 1522 la nao Victoria alcanzó el puerto de Sanlúcar de Barrameda. Regresaron 17 hombres y su capitán, Juan Sebastián de Elcano. La nao fue arrastrada por el Guadalquivir ante su mal estado y arribó a Sevilla dos días después. Las noticias de la gesta habían corrido por el río mucho más rápido que la embarcación. En la capital andaluza, les esperaban todas las autoridades y numeroso público.

“La circunnavegación fue la proyección del comercio global en búsqueda de las especias, dejando la extracción de metales preciosos en segundo plano”, comenta Bethany Aram, de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. A diferencia de otras anteriores, como la de Vasco Núñez de Balboa en 1513, la expedición Magallanes-Elcano “cambia la motivación principal del oro y los metales preciosos por la de las especias, que pasan a tener más interés”, insiste Aram.

Para los expertos, la primera circunnavegación a la Tierra acarreó cambios en ámbitos como el tráfico marítimo, el comercio y las finanzas cuyas consecuencias han llegado hasta el día de hoy. El propósito de alcanzar un paso para llegar al Mar del Sur y de allí a las islas de las especias facilitó “también un primer acercamiento a China”, comenta el profesor Serge Gruzinski.

“Colón y Magallanes ponen definitivamente para los europeos la proa en dirección al oeste, aunque frente a la actual fuerza de China, la China del siglo XVI impidió la expansión portuguesa y arrinconó a España exclusivamente en Filipinas”, añade este miembro de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. La circunnavegación supuso también
la puesta en marcha de un mecanismo de financiación que se consolidó, como fue el de la colaboración entre el capital público, en este caso procedente de la corona, y el privado, el invertido por mercaderes castellanos que recuperaron con grandes intereses su
dinero.

“Tras la expedición Magallanes-Elcano, se pone en marcha la costumbre de que capitanes y maestres inviertan capital propio en las expediciones en las que participan”, explica el profesor Sergio Sardone, de la Universidad de Nápoles Federico II.

El propio Elcano invertiría unos años después una gran parte de su fortuna, y con ello casi arruina a su familia, en una nueva expedición a las islas Molucas en la que encontraría su muerte, la de varios de sus hermanos y la de un cuñado.

Sardone explica que a partir de entonces también se incorporaron a la imposición de capital para expediciones numerosos inversores catalanes, como atestigua, afirma el napolitano, numerosa documentación.

Hubo otros signos de globalización que remiten a cuestiones de otra índole y que tienen mucho que ver la creciente potencia de Sevilla entonces como centro económico europeo tras el descubrimiento de América y la instalación en la capital andaluza de la Casa de la Contratación, creada para regular el comercio y la navegación de ultramar.

Ese polo de atracción para inversores y marineros de fortuna no garantizó, sin embargo, la posibilidad de contratar personal experimentado para los grandes viajes, y eso que Sevilla estaba plagada en aquellos años de niños huérfanos que veían en el enrole en la Armada una manera de burlar la pobreza. “No era siempre fácil completar todas las tripulaciones. Por eso se recurría en muchas ocasiones a extranjeros, como ocurrió en la expedición Magallanes-Elcano, en la que se da una presencia notable de italianos y portugueses”, apunta Pablo Emilio Pérez-Mallaína, de la Universidad de Sevilla.

Si bien esa multinacionalidad de la tripulación puede considerarse un antecedente remoto de posteriores empresas de colaboración global, en la práctica no contó como ventaja para la empresa encargada por el rey. Magallanes era un portugués que fue nombrado adelantado y capitán general de la Armada para el descubrimiento de la especiería, que se puso al cargo de una expedición cuya oficialidad estaba mayoritariamente compuesta por españoles. Las tensiones surgieron muy pronto y se degradaron hasta desembocar en el intento de motín de la Bahía de San Julián, que el portugués logró parar a sangre y fuego.

“A su regreso a España, Elcano declaró que el alzamiento se había debido al incumplimiento por Magallanes de las órdenes a la hora de consultar al resto de los capitanes (algo obligatorio en la navegación de entonces) y por su crueldad –afirma la profesora Carla Rahn, de la Universidad de Minesota–. Además acusó a Magallanes de arriesgarse innecesariamente al inmiscuirse en Mactán en una pelea entre tribus”.

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