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lunes, 1 de julio de 2019

ADENTRARSE EN LA HISTORIA



Lola Benítez Molina
Málaga (España)

          Con el deseo de adentrarme en la historia de nuestras raíces, visité, hace escasos días, tierras extremeñas, cuando los cerezos estaban en pleno apogeo y la naturaleza te demuestra la grandeza que encierra en sus múltiples facetas. Entre otros lugares, pude conocer Trujillo, pueblo que vio nacer a Francisco Pizarro, quien lideró la expedición que inició la conquista del Perú (1531-1533). A escasos metros de la casa de los Pizarro se halla otra no menos importante, la de Francisco de Orellana, quien también participó en la conquista del Imperio Inca y fue el descubridor del río Amazonas. Como otros muchos habrán experimentado, y como decía René León al hablar de sus hermosas tierras Trinidad y Casilda, pasear por sus calles es sentir como si el tiempo no hubiese transcurrido porque encierra el enigma y la embriaguez de épocas pasadas.
            El casco histórico de Cáceres es imponente, pues parece que uno puede atravesar ese tiempo al entrar en las casas señoriales que se mantienen y que, como sello de la importancia que sus moradores adquirieron, tienen sus representativos escudos de armas en sus fachadas. Una de ellas es el llamado Palacio de Toledo. Moctezuma, en el vivió una de las hijas de Moctezuma, traída del Nuevo Mundo.
            Todos ellos son ampliamente conocidos, pero hoy quiero rescatar del olvido la figura de Isabel de Carvajal, perteneciente a una de las familias de abolengo de la zona, y más conocida como “La Serrana de la Vera”, leyenda, historia o ficción literaria. Mujer hermosa y fuerte, que tras ser mancillada por el que debiera haber sido su esposo, abandonó su casa familiar, que aún se conserva en el llamado pueblo “Garganta de la Olla”, y avergonzada se fue a vivir al monte a una cueva, pero cuentan que seducía a cuanto hombre encontraba y, tras agasajarlo con una suculenta cena y haberle ofrecido todos sus encantos, los mataba. Transcurrió largo tiempo hasta que las autoridades lograron apresarla. Leyenda o realidad, se erige una estatua en su honor en aquellas tierras, y los mismísimos Lope de Vega y Vélez de Guevara se inspiraron en el Romance de la llamada “Serrana de la Vera” para escribir alguna de sus comedias, con dicha figura como protagonista.
A no muchos kilómetros de allí está el Monasterio de Yuste, lugar al que se retiró y en el que murió el gran emperador Carlos V. Tras estar prácticamente derruido y sufrir un fuego, se consiguió restaurar y, hoy día, constituye uno de los lugares dignos de ser visitados.
A continuación, aprovecho para citar la frase de Aristóteles: La historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder”.



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