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lunes, 15 de julio de 2019

La singularidad sorpresiva de Luis Ángel Casas y el prologuista sin firma.

Luis Angel Casa
1928 - 2013
Foto tomada de: Salvador Levy


Por: María Eugenia Caseiro

Del cuaderno "El genio burlón y otros poemas", he extraído los textos de Luis Ángel Casas (La Habana, Cuba, 1928 - Miami, USA, 2013) que voy a compartir, pero como he dicho antes refiriéndome a Casas: <<resumiendo lo irresumible>>, quiero hacer una breve introducción a los mismos para la cual, el prólogo sin firma de ese cuaderno del que personalmente eximo a José Ángel Buesa y que puede ser atribuido a cualquiera de los responsables de editar aquella publicación de la colección Isla 1959, me brinda una pauta insoslayable.

El prologuista, sin imaginar que hoy estaríamos citándole, nos remite en primer lugar a la palabra “juventud”, la juventud de Casas, que para el momento en que escribió estos poemas contaba apenas con 24 años. Fue Casas uno de esos artistas cuya postura académica y juicios filológicos, generaban polémica y por ese hecho fue tempranamente catalogado como controversial. Así dice textualmente el prologuista sin firma: “Mucho podría especularse sobre la obra general de este joven poeta, que sustenta muy polémicas opiniones  sobre la métrica y el lenguaje, pero ello nos llevaría a una nueva e inútil divagación literaria, siempre aventurada en el presente y sin acción sobre el futuro”. Afirmación ésta a la que hoy, en este presente que cuenta ya como lo que en aquel razonamiento sería el futuro, corroboro rotundamente. El prologuista tenía razón en cuanto a lo inútil de una divagación literaria porque para Luis Ángel Casas nunca contaron las divagaciones. Casas siempre aportó argumentos sólidos, no de su manejo personal de las técnicas poéticas existentes, sino de  la propia, singular, siempre novísima  y sorprendente a pesar de este presente que conforma el futuro citado por nuestro prologuista, porque los argumentos de Casas en todo momento estuvieron fundamentados en una raíz filológica conceptualmente franca a cuya visión muy pocos brindaron acogida, o lo que es lo mismo, a la que muchos pretendían ignorar, aún en este presente que carga, en una distancia de más de medio siglo, con aquellas palabras y las arrastra a este futuro que es el hoy y nos abarca a nosotros.

Continúa diciéndonos el prologuista anónimo: “de cualquier modo Luis Ángel Casas es un poeta con opiniones” y acota: “-lo cual no es frecuente-", seguidamente pasa a explicar que “esas opiniones tienen una base indudable en la interpretación estudiosa del fenómeno poético”, a lo que termina acotando: “-lo cual es insólito-”.

Y sigo corroborando al prologuista en cuanto a que todo en Luis Ángel Casas era, y es, insólito. Un escritor capaz de representar un reto enorme a la hora de ver publicadas muchas de sus composiciones, porque volviendo al prologuista, aunque prescindida, vemos entre líneas la palabra “peligro” capaz de inducir el concepto de que la parte de la obra omitida en el cuaderno puede, y lo cito ahora textualmente: “representar una zona de creación que requiere explicaciones preparatorias para el lector no especializado”. Posteriormente reconoce, asignándole el vocablo “segregación” a esa parte omitida, y agrega de lo publicado en él: “está dentro de los límites de la versificación convencional, revela una madura maestría técnica, una fina apreciación verbal, un poco irónica o burlesca a veces, tal vez para equilibrar su dramatismo innato y una preocupación bien visible por lograr fórmulas expresivas originales”.

Lo que causa tal vez mayor sorpresa son las palabras finales que nuestro prologuista arroja (sobreentendida la aprobación de otros) al papel que las recoge para que alcancen el futuro de nuestros días: “confiamos en que los lectores compartan esta opinión favorable, pese a cualquier singularidad que resulte demasiado sorpresiva” y acota para terminar: “siempre dentro de las previsiones del autor”. A todo lo que personalmente añadiría tal vez sumando las predicciones del autor, y esto puede ser un tremendo atrevimiento mío, que ni el mismo prologuista fue capaz de asimilar de un tajo, la irresistible fuerza estética y la arrolladora profundidad verbal, cognoscitiva y muchas veces ontológica nada comparable a lo que, ni en nuestra tierra, Cuba; ni en esta hermosa y fecunda América nuestra, ni en nuestra amada Madre Patria, España, no encontraría paralelo ni antagonista pleno en lo que refiere la universalidad de una obra. Fue por ello que se le comparó con genios de otras lenguas, muy especialmente con Edgar Allan Poe.

Aunque la historia siempre juzga y siempre otorga su grado de autenticidad a las acciones, no es a historia de hoy, en este futurismo no previsto por nuestro prologuista, la que abre una ventana mínima a la obra de Luis Ángel Casas, es la propia obra de Casas quien ya conquistó al mundo que hoy lo mantiene silenciado.  Una obra que habla por sí misma y hay que dejarla a ella que lo haga en este futuro nuestro que tiene el compromisote permitírselo, a pesar de que hoy, en mi más profundo deseo de reivindicar un espacio que, cuando se lo otorgaron no fue todo lo que merecía y cuando más, nunca le fue otorgado, me haya tomado la atribución de insistir en un valor excepcional que no necesita de mi defensa contra prologuista alguno, como tampoco precisa de mi insistencia ante la Historia de la Literatura.

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A continuación "El chiste macabro", poema catalogado como burlesco en que el entonces joven Casas se dirige a Dios:


EL CHISTE MACABRO

Como un malabarista que juega con la Muerte,
prestidigitador que las horas desplaza
y hace reír a todos con una y otra suerte,
sin distinción de credo ni distinción de raza;

como un mago polícromo de enlutada chistera
y de vara increíble; como esos pobres diablos
que presenta el Teatro de la Humana Quimera,
hecho con la madera de podridos establos;

decapitando rubias y desventrando prosas,
entre burlas del público que descubre el conejo,
así te me figuras autografiando rosas,
autor de las espinas, de espaldas a un espejo.

Me río en tus viviendas donde la Muerte danza;
en cosquillas patéticas, de horror me descalabro;
porque ya sé, Dios mío, Satán de la Esperanza,
que la vida es un chiste: ¡un gran chiste macabro!


El siguiente poema es otra muestra del dramatismo sin igual de Casas:


SIN HORÓSCOPO

Mi edad es la edad de la lepra:
una edad con un pétalo en el rostro
para que tú no me la veas,
y para que tampoco me la vean los otros.
Yo he precedido al barro y a la estrella,
a la lluvia y al loto.
¿De qué contacto sales, asustada violeta?
Hoy es el onomástico del polvo.
Hoy cumplen años todos los cometas.
¿De qué párpado roto
sales, lágrima intactamente esférica?
Hoy es la soledad, la sombra, el cielo torvo,
el presagio y la mueca.
No te acerques al hombro
del dolor que te espera.
Hoy cumplen años todas las desgracias y todos
los sufrimientos de la tierra.
Hoy sopla el viento lóbrego
de las oscuras cuencas.
Hoy sube el polvo.
Hoy sube el polvo y caen las estrellas.
Y mi edad, con un pétalo en el rostro,
es la edad de la lepra.
Y aunque es innegable el dramatismo en nuestro autor, en el siguiente poema nos provee con una singularísima y fresca vuelta final:


PERO HOY LA MUERTE

Pero hoy la Muerte me negó el saludo.
Me detuve a mirarme en un espejo,
y de pronto me vi desnudo y viejo
aunque la Muerte me negó el saludo.
Yo seguía mirándome desnudo,
y la borrosa imagen del espejo
fruncía poco a poco el entrecejo
porque la muerte me negó el saludo.
Ayer la Muerte me llamó su hermano.
Le quise contestar rápidamente
sin negarle el saludo ni la mano;
pero pasó la triste caravana
de los sueños febriles por mi mente.
Y encontré al despertar, por la mañana,
la luna todavía en occidente…
Y el canto monocorde de una rana
entró por mi ventana de repente.


MARÍA EUGENIA CASEIRO. La Habana, 1954. Poeta y narradora. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas del Caribe, Unión Hispanoamericana de Escritores, Asociación Caribeña de de Estudios del Caribe, Miembro Correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba-USA, Miembro Colaborador de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Colabora con la Asociación Canadiense de Hispanistas. Integra la Muestra Permanente de Poesía Siglo XXI de la Asociación Prometeo. Es co-editora de La Peregrina Magazine y la revista ARJÉ. Ha publicado cerca de una veintena de libros. Ha sido destacada como una de las 10 poetas hispanoamericanas más sobresalientes y una de las 18 autoras hispanoamericanas de Miami. Sus obras han sido: teatralizadas, enmarcadas en posters, dado lugar a exposiciones y ampliamente traducidas a otros idiomas. Ha oficiado como jurado en certámenes de poesía y narrativa. Ha recibido honrosos reconocimientos en países latinoamericanos, así como en Europa y en el Oriente Medio.


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