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miércoles, 1 de enero de 2020

Era una noche de papel de estraza

Dibujo tomado de: Pinterest

Era una noche de papel de estraza 
La luna de cartón resplandecía 
Y a lo lejos un acote se veía 
Alumbrar una flor de calabaza 
Anónimo 

Era una noche de luz y tempestades 
noche de sombras, de juego y de aventura 
y yo tomo la pluma mientras dura 
pues fue noche de todas las edades. 
Hablábamos pues de sinceridades. 
de cómo el lobo prefería la caza 
de Campanita, Blancanieves, raza 
que se comía ya en todos los cuentos 
a gigantes, enanos, cenicientos, 
era una noche de papel de estraza. 

Era una noche tan chiquilicuatre 
que no acierta a expresarse y confundida 
se vino a engrandecer aquella herida 
y corriendo, corriendo llegó al catre. 
Antes de que la hicieran un mohatre 
mientras la oscura noche aún dormía 
Cenicienta bailaba y no entendía 
porqué no, con un zapatito solo, 
mas Cenicienta ya lloró su dolo, 
la luna de cartón resplandecía. 

Volvió corre que corre al santuario 
donde bruja madrastra, trastornada 
le hizo ver realidad desesperada 
pues la esperaba con su relicario. 
Y aún así, tenía la esperanza 
de que un engaño dársele podría 
hasta verla caer en agonía 
sin zapato, sin traje palaciego 
así, le sorprendió su largo ego 
y a lo lejos un acote se veía. 

Cenicienta volvió al cuento con esmero 
había de cerrar su calentura 
a pesar de madrastra con horrura 
que vivía cual pájaro agorero. 
El príncipe salió por el alero, 
a Cenicienta le daría caza 
y en su caballo galopó a la plaza 
donde las brujas malas y desleales 
ya sus ojos vidriosos e infernales 
alumbran una flor de calabaza. 
 
Isabel Díez Serrano                       

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