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lunes, 15 de julio de 2013

Cien Años de Inseguridad, a manos de piratas y filibusteros, en la Villa de la Santísima Trinidad

Roberto Soto Santana

            El fraile dominico Juan de las Cabezas Altamirano, tras su nombramiento por el Papa como Obispo de Cuba y su consagración en Madrid el 15 de abril de 1602, llegó a Cuba en 1603. Fue el involuntario protagonista de su secuestro en Bayamo por el pirata francés Gilberto Girón y su liberación, ochenta días después, por una partida de vecinos de dicha villa –la segunda fundada por el Adelantado Diego Velásquez en la Isla, precediendo a Trinidad en el orden de establecimiento de las siete primeras poblaciones cubanas- .En esquela fechada el 22 de septiembre de 1608, el Obispo Altamirano le dio cuenta al monarca Felipe III de que, partiendo de La Habana, “No hay otro pueblo hasta la ciudad de Trinidad, que vendrá a ser otro pueblo de 40 a 60 casas a lo más, y está a 90 leguas de este puerto y ciudad. Hay allí gente que tiene corrales de ganado menor y con el trato que tienen con este puerto por tierra, que por el mar el ir y venir es trabajo, por haber de doblar el cabo de San Antón, en que se tarda muchos días y aún suele suceder meses. Tienen algún caudal; hatos, si no es uno o dos de ganado mayor no entiendo que los haya y cuando se saquen cada año1.000 cueros ha de ser todo lo del mundo…Fue aquella iglesia consagrada, según dicen, de cinco obispos que iban para Nueva España y debió ser a lo que he visto, muy poblada de número de indios, antiguamente.”
            Según las cifras calculadas por el Gobernador Ruiz de Pereda (que ocupó el cargo entre 1608 y 1616), la población de Trinidad, que era de 1,000 habitantes en 1610, se desplomó a apenas 150 en 1620, y todavía en 1688 no pasaba de 1,500 cabezas. En relación con este último año, según un informe preparado por los Oficiales Reales, en respuesta a una Real Cédula de 12 de octubre de 1686, se informaba que los trinitarios “Viven en sus estancias por temor del enemigo, de quien son muy infestados y saqueados” y que en esa demarcación se “Labra mucho tabaco y tiene en mucho su saca y venta, en la que fundan su utilidad. Tiene un río donde entran barcos de Cartagena para conducir sus frutos”.

            A punto estuvo Trinidad de ser despoblada de Real orden en época del Gobernador Juan de  Salamanca (1658-1663), cuando éste propuso “que la ciudad de Trinidad, que será de cien vecinos y está cada día padeciendo invasiones de los enemigos, por tener mala situación, no capaz de hacer defensa, pase con su vecindad a poblar…Jagua”. Este proyecto  recibió el respaldo de la Junta de Guerra del Consejo de Indias, encomendándose su ejecución “al Virrey de Nueva España por medio de tan práctico soldado como es Don Juan de Salamanca…y si no…el que le sucediera en el gobierno”. A la postre, nada se hizo, y Trinidad permaneció donde estaba.
            Todavía en 1675, en carta del Capitán Diego Peñalver Angulo fechada el 25 de octubre, se informaba que “Desde que se pobló, Trinidad ha sido saqueada de los enemigos 3 veces, y la última en…1675 se ejecutó con tanto rigor, que dieron muerte a varias personas, sin reserva aún de los niños…Los vecinos con tanto temor…los más se han huido a los montes”.
FUENTES:
1- Archivo General de Indias, Santo Domingo, 150 (A.A.).
2- Cuba: Economía y Sociedad. Vol. III. Dr. Leví Marrero. Editorial Playor (1975).
3- Archivo General de Indias, Contaduría, 1160 (A.A.)     
4-Archivo General de Indias, 110.
5-Archivo General de Indias, Santo Domingo, 414

6-Historia elemental de Cuba. Dr. Ramiro Guerra Sánchez, Capítulo X. Cultural, S.A., La Habana, 8ª edición, 1940.

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