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jueves, 1 de agosto de 2013

Un Dinosauro de la Era de los Hippies



Alfredo Leiseca (†) Cuba

  El brillante poeta mejicano Mario Girard es uno de los seres más pintorescos del barrio bohemio Coyoacán, D.F. que yo recuerde de mis días de exilio en México. En él todavía sobrevivía el espíritu de los sesenta. Vivía como buhonero, vendiendo las ediciones caseras de sus poemas. (El Coyote Ilustrado Editores). Sobrevivía frugalmente sin negarle la ayuda fraternal a quien la necesitaba y sin rechazar las ayudas bien intencionadas.
   Desde ultratumba, Albert Camus estaría orgulloso de esta versión extranjera de su Hombre Rebelde. Girard desprecia igualmente burocracia, la burguesía y a la clase la más detestable de todas las clases sociales. Por supuesto, también aborrece al PRI, al PAN y al PRO.
  En el fondo es una persona sensible y romántica. Su aparente hosquedad no es más que un mal disimulado disfraz para ocultar su ternura. Lo que más le duele es la inhumanidad ajena.
  El siguiente verso revela la sensibilidad de su conciencia ante los imperativos vivenciales:
“Hay veces,/que en la vida/ aprisa como meta/ una palabra clara/ nos detiene.”
…Y comprende la necesidad que hay en el mundo de hacer algo al respecto de esos imperativos ignorados:
“Y hay voces/ que solo le hablan/ al viento,/ le dice todo sin/ palabras.”
   Para Girard el amor debiera ser la razón de la vida…
“Amor”/Sentimiento incontrolable/que inclina a las ánimas/ a los deseos del ser”.
  Particularmente, considera al amor carnal como a la máxima realización de la siquis…
“…Y, déjame musa maga,/hacer colonia/entre tus piernas”.
  Au concepto del amor no es convencional:
“…me provocas/fluidos iconoclastas/y hedinistas’.
  Siente una gran decepción, según su concepto del amor, debido a la actitud de los humanos.
“Y hay veces/que esas voces/se apagan/solo a besos,/entre abrazos intensos/ y suspiros dados/al viento”.
…Y se da cuenta del imperativo de intentar algo por sacar a la humanidad de su marasmo sentimental…
“Un olor a rojo/ quema nuestro tiempo,/ invade extremo externo el Universo”.
  Esas son las voces de este rebelde con demasiadas causas que deambula  por el barrio bohemio de Coyoacán. Tempranamente achacoso, pero indómito, continúa sin hacerle concesiones a la mediocridad. Su rebeldía es en contra de la inhumanidad de los humanos.


Nota: Alfredo Leiseca, crítico literario, poeta y novelista. Dejó una extensa obra sin publicar, por la falta de apoyo de aquellos que se decían sus amigos. Si se analiza a Leiseca, me parece que era otro Girard, cubano.  (RL)

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