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martes, 15 de octubre de 2013
LA HISPANIDAD
Bandera de la Hispanidad |
Hispania, nombre latino de la Península Ibérica.
Hispanoamérica, conjunto de países americanos de lengua y cultura española.
Hispanidad, países y comunidades o personas de habla hispana o española, cultura, literatura y música.
La palabra “hispanidad” deriva de Hispania, nombre que los romanos dieron a la provincia cuya extensión alcanzaba la Península Ibérica y el archipiélago Balear.
Cuando el 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón descubre un Nuevo Mundo (nunca el supo que fue América) da comienzo la conquista de lo descubierto por el Reino de Castilla.
En 1713 se
crea la Real Academia Española de la Lengua, y desde esa fecha hasta el
presente fueron creadas en diferentes países de América Hispana, las de: la
Colombiana en 1871, Ecuatoriana 1874, Mexicana 1875, Salvadoreña 1876,
Venezolana 1883, Chilena 1885, Peruana 1887, Guatemalteca 1887, Costarricense
1923, Filipina 1924, Panameña 1926, Cubana 1926, Paraguaya 1927, Boliviana,
1927, Dominicana 1927, Nicaragüense 1928, Argentina 1931, Uruguay 1943,
Hondureña 1948, Puertorriqueña 1955, y la de Norteamérica (Estados Unidos)
1973. Todas ellas existen desde 1951, con el nombre de Academias de la Lengua
Española.
El ex
embajador español en Argentina don Ramiro de Maeztu publicó un artículo
titulado La Hispanidad en la revista Acción Española, donde decía: “La
palabra se debe a un sacerdote español y patriota que en Argentina reside. D.
Zacarías de Vizcarra. Si el concepto de Cristiandad comprende y a la vez caracteriza a todos los pueblos
cristianos, ¿por qué no ha de acuñarse otra palabra, como ésta de Hispanidad,
que comprende también y caracterice a la totalidad de los pueblos hispánicos?
Ramiro de Maeztu, escribió los libros: Defensa de la Hispanidad: El humanismo
Español y Defensa de la Hispanidad:
Las dos Américas
Escudo de la Asociación de Academias de la Lengua Española. |
El Día de la Hispanidad (Octubre de 2004)
Eliana Onetti (Cuba) (†)
El 12 de octubre de cada año se celebra el Día de la Hispanidad que
conmemora con regocijo y respeto la hazaña de Cristóbal Colón y sus tres
carabelas: el descubrimiento del Nuevo Mundo en 1492.
En América, fue D. Hipólito
Yrigoyen, presidente de Argentina desde 1916 a 1930 quien, el primer año de su mandato,
y a pesar de la oposición de una mayoría que negaba la herencia colonial
española, proclamó el 12 de octubre como fiesta nacional
por primera vez, porque... «era aquella una herencia inmortal que debemos
afirmar y mantener con jubiloso reconocimiento». Desde entonces todos los
países hispanoamericanos comenzaron a conmemorar la fecha como «Día de la Raza ».
En España, fue la Casa de América de Barcelona
la que inició su conmemoración en 1915, pero no fue sino hasta 1917 que se
instauró como fiesta nacional. Curioso que América se anticipase a España en
esta celebración.
Tenía razón el presidente
Yrigoyen. La gesta de Colón inició un proceso de conquista y colonización que
tuvo como consecuencia la aparición de países que tienen una comunidad de
ideas, de cultura, y sobre todo, de idiosincrasia: la de la raza hispana.
Durante mucho tiempo ha habido
quienes pretendieran restar importancia al hecho de la influencia española en
América y quitar, por tanto, mérito a España aduciendo que Cristóbal
Colón no era español, sino genovés. Yo digo que poco importa cuál fue el lugar
de nacimiento de este marino soñador e intrépido. Lo que sí tiene importancia
es que, a pesar de la situación de la
España de ese momento, empeñada en la gesta de la unificación
y la expulsión de los moros, fueron los Reyes Católicos los únicos que se
avinieron a emprender la aventura. No hay que olvidar que Colón había peregrinado
por Italia, Francia y Portugal ofreciendo a las Cortes de los antedichos países
la hegemonía de las tierras que descubriese a cambio de patronazgo económico.
‘ Tampoco tiene demasiada importancia que
Fernando de Aragón, ya muerta Isabel de Castilla, se negase a pagar a Colón la
recompensa acordada por su hazaña. (Todos conocemos la avaricia de
Fernando y tampoco debemos olvidar el endeudamiento de las arcas reales,
consecuencia de la
Reconquista. )
Lo realmente importante fue que la España descubridora, la España Imperial , a
diferencia de las Francia e Inglaterra imperiales,
supo sembrar en sus colonias de América la semilla de la hispanidad; que los
hombres y mujeres que allí fueron asentaron sus reales en la nueva tierra de
manera tal que la hicieron suya y la amaron como suya enseñándole a esa nueva
tierra religión, lengua, cultura y tradición; y que sus descendientes se
sintieron criollos y no peninsulares de paso. Eso es lo verdaderamente
importante.
En cualquier país
hispanoamericano sus gentes tienen similares virtudes y parecidos defectos a
los que perviven en el pueblo español, dando por sentado que hay ligeras
diferencias determinadas por la. desigualdad climática, igual que un gallego y
un castellano y un andaluz, aunque españoles, son diferentes porque el clima de
sus regiones determinadas los remodela. Y tanto es así, que hay más puntos de
comunidad y conocimiento entre un hispanoamericano y un español que entre dos
hispanoamericanos de diferentes países.
Esa hispanidad es la herencia de
España en América. Ésa es la hispanidad que pervive
a pesar de las diferencias políticas y económicas que sentaron las bases de la
independencia de las colonias. Y esas colonias, ya libres e independientes
políticamente, siguieron siendo hispanas.
Lo que no sucedió con las
colonias inglesas y francesas, la
India y Argelia, por ejemplo, que, liberadas del yugo
colonial, siguieron siendo lo que eran antes de la conquista: hindúes y
musulmanes eran y son. Y los siglos de vida colonial apenas si representaron un
ligero barniz en sus culturas, barniz que perdió lustre en muy pocos años,
perdurando sólo la lengua, como lengua extranjera, en los estratos políticos y
administrativos; nunca en el pueblo llano.
Por eso, afirmamos y defendemos
los hispanoamericanos esa herencia inmortal de España, y debemos ser agradecidos.
Un Mundo Nuevo: El Descubrimiento de América
René León
Cristóbal
Colón salió de Palos de la Frontera con sus tres carabelas. La Santa María, la
Pinta, y la Niña, el día 3 de agosto de 1492, haciendo escala en las Canarias
para proveerse de todo lo necesario para el viaje. Al ocaso del 12 de octubre,
a los treinta y siete días de navegación, descubría las islas Lucayas, tomando
posesión de ellas en nombre de los Reyes Católicos. Saldría el 24 ó 25 de
octubre de 1492 en busca de países que se le presentaban en su imaginación
llenos de riquezas. Navegando con rumbo S.O.O., al anochecer del 27 de octubre,
se divisó tierra nuevamente, era Cuba. El día 28 echó ancla en la embocadura de
un río, al que le dio el nombre de San Salvador. A la tierra recién descubierta
recibiría el nombre de Juana en honor al Príncipe Don Juan. En su diario de
viaje escribiría “que era la más fermosa
tierra que jamás vieron los ojos humanos”.
Durante su
larga exploración Colón llegaría a Haití, regresando a España con la noticia del
gran descubrimiento. Daba comienzo la historia de América
Los
aniversarios de los grandes acontecimientos de la Historia no cansan nunca, pues nos parecen siempre
nuevos. El tiempo que va pasando no desgasta sus grandes recuerdos, sino que al
contrario, los va puliendo.
La noticia
del descubrimiento se difunde rápidamente por Europa, y con ella dan comienzo
las aventuras del Nuevo Mundo. El Almirante, en su famosísima carta a los
reyes, dice que ha llegado a las Indias (Ganges) a la provincia de Catayo
(Catay China), y a Cipango, que era el nombre con que entonces se conocía al
Japón. No sabía, ni lo supo nunca, que había descubierto un Nuevo Continente.
La fantasía
queda muy bien para enriquecer la historia del mundo, pero frecuentemente se
torna enemiga mortal de esa otra forma de fantasía: la realidad tal cual es. El
Nuevo Mundo era algo maravilloso, lleno de novedades, pero esas maravillas y
esas novedades eran lo que ellas eran, y
no lo que había concebido la fantasía europea, nutrida de ensoñaciones de
Mandeville y de Marco Polo. El mismo Colón iba tan fascinado por las cosas de
China, pensando en los monumentales palacios con techos de oro, que se decía
había en estos lugares, que no llegó a ver nunca a este Nuevo Continente cara a
cara, en su desnuda realidad: para él, aquellas vegetaciones, aquellos indios,
las cosas rusticas que le tocó ver, no eran sino una especie de cortina que le
ocultaba a las grandes ciudades maravillosas, pavimentadas de oro sus calles, y
que estaban recorridas por elefantes blancos adornados con diamantes.
Así se
abrió la imaginación de España hacia América. Qué de extraño podía tener que
todavía Lope, a ciento cincuenta años del Descubrimiento, nos presente
personajes que hablan de aquello como de un sitio donde había árboles que
producían al mismo tiempo, pan, vino, y leche. En el siglo XVIII, los españoles
vivían en la creencia de que en América
bastaba con desembarcar para ir recogiendo por las calles morocotas de oro. La
visión de América como fuente de un río de oro hacia España llegó a ser tan
intensa y alucinante, que hasta historiadores de fama aceptaron como buenos
testimonios los que eran hijos de la fantasía.
El
descubrimiento sigue siendo la operación más productiva de la historia del
mundo, desde luego, porque con un gasto que se estima en $11.000 doláres
(antiguos), pudo descubrirse todo un hemisferio. Nunca se ha adquirido
un latifundio tan grande por una cantidad tan pequeña.
Lo que
España trajo de América fue mucho. Pero también lo que España llevó y dejó en
América. Nos dejó su cultura, sus costumbres y tradiciones.
La
descripción de unos de los capitanes que tocaron en territorio americano
recogió el regocijo de los hombres, de estos marineros, el enfrentarse a esta
naturaleza exótica y sus habitantes. Paisajes de sobrecogedora belleza, clima
como inmortal primavera y viviendo allí hombres desnudos y hermosas mujeres de
belleza sensual, aquello era un Edén.
Hoy al mirar hacia aquel 12 de octubre de
1492, podemos comprender mejor los errores que cometieron en un principio los
capitanes y colonizadores españoles. Pero cuando los errores se reconocen, se
comprenden y se aceptan, se convierten en aciertos. Digamos como el famoso
poeta Machado: “Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar”.
Viva
América
PARA QUE NOS SINTAMOS ORGULLOSOS DE NUESTRAS RAICES.
Born: 12 August 1866 Madrid, Spain
Died: 14 July 1954 (aged 87) Madrid, Spain
Nationality: Spanish
Notable award(s): Nobel Prize in Literature 1922
- "YO NO HE CONOCIDO PAIS DEL MUNDO EN DONDE LA GENTE SEA TAN EFUSIVA, TAN CORDIAL, TAN GENEROSA DE SUS BIENES Y DE SU ESPIRITU, COMO LA DE CUBA. EN CUALQUIER TIERRA,POR AGRADABLES QUE SEAN NUESTROS RECUERDOS,SIEMPRE HAY ALGO MALO QUE BASTA PARA DESTRUIR LOS MEJORES. DE CUBA YO NO PUEDO RECORDAR NADA TRISTE, NI ENFADOSO, NI DESAGRADABLE; TODO ERA SIMPATIA, AGRADO, CORDIALIDAD POR PARTE DE TODOS SIN DISTINCION DE CLASES NI DE PERSONAS, ALTAS O BAJAS, BLANCAS O DE COLOR. ERA LA ALEGRIA DE VIVIR EN TODA SU PLENITUD. SI DIAS FELICES HAN HABIDO EN MI EXISTENCIA, NINGUNA COMO LOS PASADOS EN LA ISLA DE CUBA."
OPINION EXPRESADA SOBRE LO QUE ERA CUBA, POR LA SEÑORA DE DUGARDIER, ESPOSA DEL EXCELENTISIMO SEÑOR EMBAJADOR DE FRANCIA EN CUBA, EN 1959.
"CUBA TIENE:
1. LAS VIRTUDES DE SU RAZA... Y NO ES ESPAÑA...
2. LA RIQUEZA Y PODERIO AMERICANO... Y NO ES ESTADOS UNIDOS.
3. EL REFINAMIENTO EUROPEO... Y NO ES EUROPA."
In God We Trust
El 10 de octubre de 1868. Ingenio La Demajagua
“VIVA CUBA
LIBRE”
René León
El 10 de
octubre de 1868 en el ingenio de La Demajagua, un grupo de cubanos (37 hombres)
se lanzaron a la guerra al grito de “Viva Cuba Libre”; en aquel momento no
fueron muchos pero dirigidos por Carlos Manuel de Céspedes, se olvidaron de los
peligros que le esperaban. La independencia de Cuba había sido proclamada.
Ramiro
Guerra, en su libro sobre la Guerra de los Diez Años, dice: “De igualdad no
hablaron nunca, o lo hicieron en forma extremadamente discreta, sin alcance
político ni social. En el Manifiesto de La Demajagua constan, en marcado
contraste, terminantes y repetidas declaraciones favorables a la igualdad”.
La primer
etapa de la guerra fue encabezada por los terratenientes cubanos que trataban
de conservar los beneficios como hacendados, ganaderos y comerciantes, y
disfrutar de un mercado libre de trabas en una Cuba libre. Pero sin olvidar al
campesino y aboliendo la esclavitud, incorporando en igualdad de condiciones a los
negros libres o esclavos y al campesinado cubano.
Emilio
Roig de Leuchsenring, dice: “El carácter avanzado o conservador de las
tendencias que existieron en el seno de la Revolución del 68, se manifiesta en
las posturas ante los problemas fundamentales de la esclavitud, sistema de
gobierno y problema de la tierra”.
El error
de los patriotas cubanos, cuando iniciaron la guerra el 10 de octubre de 1868
en La Demajagua, fue en pensar que la adhesión a Estados Unidos significaría
para la causa cubana que nos ofrecieran
una ayuda material y moral, con una declaración de beligerancia a favor
de los revolucionarios cubanos que permitiera la adquisición de armas y otros
pertrechos de guerra. Todo fue desde un
principio por parte de los norteamericanos un rejuego y traicionar nuestras
esperanzas. Estados Unidos ofreció a España su apoyo para mantener su soberanía
en Cuba y adoptó en todo momento una actitud de abierta hostilidad y oposición.
En la
Asamblea Constituyente de Guáimaro, dice Roig de Leuchesenring : “… se dio la
primera batalla democrática en nuestra tierra. Allí se enfrentan el liberalismo
y el conservadorismo, el militarismo y el civilismo. Y salieron triumfante los
criterios implementos democráticos y
progresivos. Toda posible dictadura civil o militar, fue repudiada. Triunfó la
absoluta igualdad, no reconociéndose forma alguna de esclavitud; se rompieron
los fueros y privilegios personales o clasistas; se proclamaron, como principio
básicos fundamentales de la nación cubana, la soberanía popular, las libertades
de culto, imprenta, reunión pacífica, enseñanza y petición”.
Si miramos
hacia el ayer, veremos que los errores por las disensiones y rivalidades en los
iniciadores de la Guerra del 68, sin la contemplación de ellos, podemos comprender
los ejemplos de desinterés, valor y patriotismo de los hombres del 95 al 98,
que quedaron logrados con el triunfo de un solo ideal, la libertad del pueblo
cubano, más tarde traicionado con la Enmienda Platt.
La Guerra
de los Diez Años, fue en realidad la llama que mantuvo el pueblo cubano por su
libertad. Costo cientos de vidas, nuestra economía quedó destruida por la falta
de medios de nuestro pueblo. Pero al pasar los años la nueva generación del
exilio y de los aguerridos combatientes
del 68 fueron guiados por su gran
dirigente, el Apóstol José Martí, que supo plasmar con sus escritos en toda la
América nuestro afán de ser libres, “con todos y para el bien de todos”.
Para
terminar un acto más de odio de los Voluntarios españoles. El Casino Español de
La Habana lanzó en 2 de marzo de 1870 un manifiesto que terminaba con estas
palabras: “Los españoles que están en Cuba podrán ser vencidos; cedidos o
vendidos, jamás: Cuba será española o la abandonaremos convertida en ceniza”.
De que los hay, los hay, los cobardes siempre se
expresan así. Sólo hay que mirar como España comercia hoy con Cuba, sin
importarle la sangre derramada del pueblo cubano.
UNA Y OTRA CARMEN
Jorge Sariol
En los
últimos años de su vida, José Martí, tuvo entre tantos, un golpe injusto y
cruel. Separado del hijo y abandonado por su esposa Carmen Zayas-Bazán, tuvo en
cambio, como un remanso, a Carmen Millares.
Varios
días después de conocerse la tragedia de Dos
Ríos, el periódico habanero “La Lucha” publicó una nota aparentemente
inocente, pero con todas las trazas de andar con “segundas”. Según se
informaba, la Señora “Carmen Zayas-Bazán viuda de Martí, había solicitado
audiencia a las máximas autoridades de la Capitanía General de la Isla. La
reacción de doña Carmen fue inmediata.
En carta
al director del diario, le recordaba que la petición y la audiencia misma eran
privadas, pero una vez publicada, era obligación del impreso informar también
de la única razón de la solicitud; la devolución del cadáver de su esposo, José
Julián Martí y Pérez. Dieciocho años
antes, en la Catedral de México, la clásica frase de las ceremonias nupciales
pudo haber llevado, sorda y trágica, el sino de no unir sino con la muerte
Difícilmente se sabrán los pormenores de aquella audiencia y quiénes o
qué motivos impulsaron a tal actitud, al cabo de tantos desencuentros. La
paradoja, para un ser humano tan lleno de amor, como el Héroe Nacional Cubano,
resulta cruel. Su patria, su familia, su hijo, su esposa, fueron dolores que
Martí nunca pudo mitigar. Y aunque la vida privada de las figuras públicas es
tema harto tangencial, lo cierto es que en Martí, nada puede ser ya privado.
Los
últimos años de su vida, separado de su hijo, abandonado por su esposa, y muy
necesitado de ambos amores, no es difícil entender que otra Carmen invadiera en
cuerpo y alma –sobre todo- las horas tormentosas de los preparativos de la
Guerra necesaria.
Ya se ha
dicho: nadie es dueño de los hechos solo de las interpretaciones. Nada en el
más digno de los cubanos, nos es ajeno. De su vida amorosa, tales fueron las
circunstancias de El Maestro.
Muchos
fueron los impactos, algunos memorables: el primer gran amor, en Madrid, con dama bien casada,
de quien nunca se revelaría el nombre. Tres años más tarde escribe Martí el
drama Adúltera. “Muchas fueron tus horas de delirio…al partir,
todavía a tu lado me está quemando el corazón”.
Entre
tantas, hubo la mujer aragonesa en tiempos de estudiantes, o la dulce muchacha
de Souhtampton –“durante una luminosa media hora nos quisimos y nos dijimos
adiós para siempre”- De fragor, como de terremotos, debió haber sido su pasión
vertida con Rosario, la mexicana, seis años mayor que él. En Estados Unidos,
Cecil Charles, una sureña, discípula rendida de amor, describió con el don de
las vivencias al poeta de otras tierras, en tierra extraña.
O
definitivamente, la niña de Guatemala, tan llena de hermosura como de ánimo, de
amor como de ideas. Hoy, desde una foto antigua, María García Granados, a
través de su mirada luminosa, parece asegurarnos no haber impedimenta para irse
ella también a la manigua.
Pero fue una hermosa camagüeyana, la que obnubiló
al hombre: “tiene el color blanco anacarado, los labios de un punzó natural,
los ojos pardos rasgados; el pelo, castaño dorado, como lo pintaba Tizziano”.
La joven
Carmen era altiva y voluntariosa, de linaje Zayas-Bazán. Él venía de una
familia ‘sin pergaminos”. Carmen amaba la tradición; su José, urgido por
apremios que ni el amor maternal pudo
postergar, se daba sin tregua al amor mayor.
Con los
años se supo de contradicciones aún antes del matrimonio. Martí reconoció en su
novela Amistad Funesta, tal vez invadido por nostalgias o
premoniciones, que los líricos se apegaban con tal ardor a la mujer que aman,
todo a la primera. “Voy lleno de Carmen, que es ir lleno de fuerza” escribió
alguna vez; pero también alguna vez la fuerza de Carmen – y quizás, más, la fe le faltaría.
En La
Habana o Nueva York el matrimonio vive en frecuentes zozobras y separaciones,
más dolorosas al nacer el hijo. En la fría ciudad norteña estará siempre a
mano, para lo que sea menester, la dulce y animosa Carmita Miyares, esposa de
Manuel Mantilla. Bajo el mismo techo de los Mantilla, Martí mas de una vez
habrá de sufrir el dilema de quien ama con grandeza y necesita buscar
respuestas a demasiadas preguntas. Tiempos para una Carmen cada vez más lejos
de su alma y otra Carmen, como Ángel de la Guarda.
De la
Miyares, dijo Blanche Z. Baralt: tenía clara inteligencia, finísima intuición…
no he conocido alma más caritativa y
abnegada”.
Muchos
historiadores y literatos andan de costado por este sendero de la vida de Martí. Los moralistas
palidecen, los canijos sietemesinos, murmuran.
En
noviembre de 1882 nace María Mantilla, a quien Martí llamó hija, y sobre la que
volcó la otra mitad de su vida destinada al pequeño Ismaelillo.
Muchos
aseguran que la Zayas-Bazán percibió que otro amor diluía el suyo, pero tal
parece que no había nada de diluir. Cuando consigue regresar a Cuba el 27 de
agosto de 1891, estaba dando término definitivo a un matrimonio infeliz,
mientras separaba sin despedidas, padre e hijo. “Hubo un hombre a quien
crucificaron una vez, pero a mí me crucifican todos los días” fue el grito
ahogado. Las gestiones consulares, sin el consentimiento de Martí, era colofón
suficiente.
Carmen
Zayas-Bazán , en opinión de Gonzalo de Quesada y Miranda, “fue para él las
hojas caídas de su rosa blanca”.
Carmen
Miyares de Mantilla, al saber de la muerte del héroe clamó al vacío, “si no
fuera por mis hijos bajaría la cabeza y me dejaría llevar… toda mi felicidad se
ha ido con él”.
©La Jiribilla
La Avenida más ancha del mundo
por Zilia L. Laje
Cuando yo visité Buenos Aires
por primera vez, en octubre de 1973, y me hospedé en el Sheraton, la Avenida 9
de Julio iba desde la calle Juncal donde quedaba la Embajada Francesa hasta
Hipólito Yrigoyen. Habían ido derrumbando manzanas enteras de edificios (entre
las calles Cerrito y Carlos Pellegrini al norte de Rivadavia, y al sur entre
Lima y Bernardo de Irigoyen) para lograr la calle más ancha del mundo — como de alrededor
de unos 116 metros— y yo me tomé
fotografías en los dos extremos. (Alegan que la calle Rivadavia es la máslarga del
mundo). Oía decir que iban a seguir extendiéndola y me propuse seguirle
el progreso. Volví en noviembre de 1980 con mi hijo y nos hospedamos en Florida
House y en el Alcázar, y llegaba entonces hasta la calle Venezuela, y habían
ido adornándola con fuentes y monumentos, como el Quijote a Manuel de
Cervantes. En ese proyecto habían caído muchos edificios, como el Teatro
Municipal; sólo el Ministerio de Obras y Servicios Públicos perdura. Y, cuando
regresamos en diciembre de 1988 y nos hospedamos en Las Américas, ya la habían
completado y la recorrimos a pie, como alrededor de unos 2,700 metros, hasta el
extremo, en la calle Constitución, donde queda la iglesia Santa Rosa de Lima y
la entrada a un túnel, quizás de los ferrocarriles interurbanos General Roca
que parten de la estación Constitución.
GITANISMOS EN EL HABLA POPULAR CUBANA
Roberto Soto Santana
Además de las
numerosas y valiosas aportaciones de los pueblos ibéricos (o sea, peninsulares)
e isleños (es decir, canarios y baleares) al vocabulario del español hablado en
Cuba, los inmigrantes gitanos han contribuido lo suyo a la conformación
multisecular del habla popular cubana.
Entre otras, las
siguientes palabras del caló se han asilvestrado en Cuba, desde que el primer
gitano, un herrero llamado Jorge Leal, obtuvo autorización para trasladarse a la Isla en 1602: acurdar
(emborrachar) , andoba (fulano), barín (bueno), berro (cólera, disgusto),
birlar (robar), bisnar (vender), de butén (de maravilla, de primera), chiva
(soplón, delator), chola (cabeza), chota (soplón), chusma (muchedumbre vulgar,
coba (halago, adulación), cúmbila (compañero, amigo), curda (embriaguez,
borrachera), furnia (cueva), garito (casa de juego), guillarse (hacerse pasar
por algo distinto de lo que se es, hacerse el tonto), jamar (comer), jarana
(broma), jeta (cara), jiña (excremento), jiñar (defecar), jiribilla (salero,
gracia), mangar (engañar), menda (yo), pargo (homosexual), pirabear (fornicar),
pirar (marcharse, irse), puro-pura (padre, madre), sandunga (donaire, garbo),
sornar (dormir).
Ninguna de ellas,
salvo “furnia”, fue incluida por el sabio lingüista Esteban Pichardo en las
sucesivas ediciones de su “Diccionario provincial casi razonado de vozes y
frases cubanas” (titulado así a partir de la edición de 1849).
Aunque andoba,
barín, berreado, cúmbila, curda, curdearse, chiva, jamar, jiñar, mangar, menda,
pargo, pirabear, pirarse, y puro-pura han quedado recogidos en el “Diccionario
cubano de términos populares y vulgares”, compilado hace menos de veinte años
por Carlos Paz Pérez –con aquellos mismos significados determinados hace más de
siglo y medio por Esteban Pichardo-.
Fuentes consultadas:
(1) DERUBÍN JÁCOME RODRÍGUEZ (Matanzas, 1948), en
(2) Ver cita del eugenista HARRY H. LAUGHLIN, laureado posteriormente
por el III Reich, y autor de Codificación
y análisis de las leyes de inmigración..., en http://www.revistapersona.com.ar/Persona11/11Ramella08-2.htm
y ampliar lecturas en (CAPÍTULO VIII -MIGRACIONES CON "PUERTAS
CERRADAS" ANTE LA CRISIS
Y LA GUERRA )
sobre la prohibición de entrada de la inmigración gitana, implantada en Cuba en
1936).
(3) Carlos Paz Pérez. Instituto del Libro, La Habana , 1996.
¿Cuál es el origen de la expresión ‘Hablando del Rey de Roma…’?
Alfred López
18 julio 2012
A través del grupo en Facebook de este blog, Judit López me realiza la consulta sobre el origen de la expresión ‘Hablando del Rey de Roma…’.
La frase completa viene a ser ‘Hablando del Rey de Roma, por
la puerta asoma’ y se utiliza cuando en una conversación se está mentando a una persona ausente y justo en ese momento hace acto de presencia.
Pero en realidad en la expresión se formo a raíz del término “Ruin de Roma” ya que en su origen no se utilizaba ‘rey’’ y ese ruin al que señala el dicho no era otro que el mismísimo Papa de Roma.
Esto se había originado en el siglo XIV, durante el periodo del Papado de Aviñón (1309-1377) y en el que, para referirse al Pontífice de Roma, se comenzó a utilizar la palabra ruin, al que consideraban el mismísimo diablo.
Con el transcurrir del tiempo y el uso popular, se terminó haciendo la rima añadiéndole el famoso‘por la puerta asoma’. Expresión que podemos encontrar incluso en una de la ‘Leyendas’ de Gustavo Adolfo Bécquer (más concretamente en la de ‘Maese Pérez, el organista’ (1861), en la que aparece en un par de ocasiones la siguiente frase: <<En hablando del ruin de Roma, cátale que aquí se asoma >>.
Cabe destacar que en otros idiomas podemos encontrar variantes a ruin/rey como ‘diablo’ o ‘lobo’ quedando la frase del siguiente modo, en unos pocos ejemplos de los muchísimos que hay:
- “Speak of the devil and he doth appear” (Hablar del Diablo y asomar) ingles
- “Говорим за вълка, а той – в кошарата” (Hablar del lobo y estar en la puerta) búlgaro
- “Quand on parle du loup, on en voit la queue” (Cuando hablamos del lobo, se le ve la cola) francés
- “Falando do diabo, apareceu o rabo” (Hablando del diablo, aparece su rabo) portugués
- “Si parla del diavolo e spuntano le corna” (Se habla del diablo y aparecen los cuernos) italiano
- “Qui del llop parla, el llop li surt” (Quien del lobo habla, el lobo le sale) catalán
- “Otsoa non aipa, han gerta” (Donde se menciona el lobo, ahí aparece) euskera
- “Falando do rei de Roma, pola porta asoma” (Hablando del rey de Roma por la puerta asoma) gallego
En castellano, alguna variante aparece como “Hablando del Papa de Roma…”
Como la Ola Marina
Clara A. García (†) (Cuba)
Es una persona que encontré perdida,
que se encrespa furiosa de alcanzar
importancia y valores en la vida,
para nunca lograrlos, a pesar
que ya estaba llegando a la orilla,
sin llegar, como alcanza la ola la playa
retrayéndose al mar.
Es mejor ser un agua tranquila
que no puedan jamás abatar
ni corrientes, ni aires, materia podrida;
difícil en oleadas alcanzar,
porque son como playas prohibidas,
sin maldad y con fuerza, como el mar.
Tienen un no sé qué…
Hilda Norma Vale (Argentina)
Tienen un no sé los días domingos,
de aromas olvidadas y de hiedra,
de esperanza de encuentro y despedida,
de parques, de senderos y de ausencia.
Tienen un no sé qué los días domingos,
no sé qué de Alfonsina y Baldomero,
un no sé qué de barrios y veredas,
un no sé qué de citas y recuerdos.
Tienen un no sé qué los días domingos:
mi verso inmóvil y tu nombre quieto.
Otoño de mis Recuerdos
René León
He regresado a mi
viejo hogar
y he ido a mis
montañas queridas.
Ya va llegando el
otoño,
las hojas van
cayendo lentas
como si
estuvieran cansadas.
El cielo esta
azúl, de un añil profundo suave,
la temperatura va
cambiando.
De la lejanía
llega a intervalos
el mugido de
reses que pastan en el campo.
Las hojas de
verde azulado, grises, amarillas,
caen y un dulce
silencio nos rodea,
sólo roto por
unas abejas tardías
que zumban sobre
las flores ya marchitas.
El paisaje ligeramente
ondulado,
los árboles
erguidos frente al aire
sutil fino y
transparente.
Todo es severidad
y grandiosidad,
el tiempo se va
deslizando
en silencio,
entre montañas grises
que pronto se
cubriran de nieve.
Pasan las horas,
los minutos, segundos
y me siento
diferente interiormente.
La luz, el color,
los ruidos, el canto de los pájaros,
todo es especial
en este tiempo.
Los años van
pasando sobre mi
y extraño aquel
paisaje,
tan bello,
natural, con su aire sutil y fresco.
Y siento dentro
de mi,
un dolor por lo
perdido,
que se que nunca
más va a volver
en mi vida.
Los Mayas Sucumbieron por un Colapso Ambiental
El
arqueólogo estadounidense Richard D. Hansen aseguró que el uso excesivo de los
recursos naturales daño al sistema agrícola. El colapso de la civilización maya
tanto en las ciudades del preclásico, se debió a la depredación ambiental por
la “excesiva tala” y desforestación y daños al sistema agrícola, aseguró el
arqueólogo estadounidense Richard D. Hansen. “Se trató de un colapso y no de un
abandono, porque el segundo es temporal; en tanto que el primero representa un
abandono a largo plazo”. El arqueólogo y ambientalista de la Universidad
Estatal de Idaho, afirmó que las ciudades del período preclásico (1000 a.C.-
150 de.C) fueron “las más grandes del mundo en cuanto a su volumen, incluso las
de mayor población en Mesoamérica”.
martes, 1 de octubre de 2013
Gracias a Todos Nuestros Lectores!
Roberto Soto Santana
Miembro de la Academia de la Historia de Cuba (Exilio)
En
calidad de sucesora de la edición impresa –que tuvo una larga trayectoria en la
producción cultural en lengua española-, pero por derecho propio, la
publicación PENSAMIENTO en formato digital ha alcanzado, cumplido el primer año
de su andadura en la Red ,
la categoría de anales de primer orden del magín literario y la investigación
histórica del mundo hispánico.
Ello es así porque PENSAMIENTO
Digital se ha convertido en escaparate de los creadores del ámbito hispánico, tanto
de aquéllos en verso y prosa como en las artes plásticas, tanto de España como
de Hispanoamérica y de la herencia española en la América de ascendencia
anglosajona pero que también ya ha hundido vigorosas raíces en la cultura en
español.
La unidad en la creación en español
que ejemplifican los contenidos sucesivamente incorporados al fondo documental
de PENSAMIENTO constituye el paradigma del proceso de transculturación que ha
terminado por lograr transfundir en todo el ámbito de habla española, sin
solución de continuidad, los estándares estéticos y los cánones lingüísticos de
la cultura que comparten los pueblos que hablan y piensan en español, digan lo
que digan los indigenistas de salón –los que pretenden retrotraer el reloj de
la civilización del continente americano a una época falsamente dorada, que es
lo que en verdad fue la época de los sacrificios humanos (verbigracia: aztecas,
mayas e incas) y de los imperios prehispánicos basados en una economía y una
sociedad raigalmente esclavistas, estratificada y sin el menor asomo de
inquietudes humanistas-. Lo cual no quiere decir que carezcan de valor los
aspectos positivos que puedan quedar entre los vestigios de la Indoamérica múltiple y
variada ensalzada por Victor Raúl Haya de la Torre y analizada agudamente desde una óptica
marxista por José Carlos Mariátegui. Vestigios que no han sobrevivido ni han
trascendido al poso cultural de los pueblos del Nuevo Mundo.
Los autores pretéritos cuya obra se
evoca y se reproduce en las páginas virtuales de PENSAMIENTO Digital, y los
autores contemporáneos de la actualidad que van aportando continuamente nuevos
productos de su imaginación creativa, sea poética, narrativa o ensayística,
encuentran en esta publicación anfitriona y promotora acogida y difusión de
carácter mundial, como demuestran las estadísticas de acceso a este blog por
parte de lectores en países tan diversos como Estados Unidos, Alemania, España,
Rusia, Reino Unido, México, Argentina, Colombia, Venezuela y Chile.
Ha sido fundamental y continúa
siendo decisiva la inspiración y la superior dirección y coordinación que en la
estructuración y el enriquecimiento del presente blog desempeña su Editor, don
René León, cubano de pro, abogado de las causas a favor de la Libertad dondequiera
aunque muy particularmente en la
Isla que le vio nacer y donde se formó y se hizo adulto, y en
lo individual un publicista con una larga nómina de libros de poesía, de prosa
y especialmente de ensayo, así como una vinculación vitalicia con los estudios
históricos –singularmente, los dedicados a Cuba, México y la Norteamérica desde
sus antecedentes vikingos hasta mediados del siglo XX-. Esos volúmenes de su
autoría, así como las publicaciones que ha patrocinado, co-redactado y editado
a lo largo de su vida, nutren los fondos de consulta de las bibliotecas de
Universidades en distintos países, incluida la Biblioteca Nacional
de España, en Madrid.
Más de un punto en común tienen don
René León y don Miguel de Unamuno: con cita de las palabras y la actitud de
este último, León no ha aceptado nunca “que se someta ni una sola línea de mis
escritos (…) a la censura de la tiranía”. Por ello, como su parigual
salmantino, el habanero León escogió, tras sufrir una dura pena de años de prisión política, el camino del Exilio,
adonde no ha descansado su pluma en la defensa de la Verdad , la Belleza y la Justicia.
El malecón habanero
Yamira Rodríguez Marcano (Cuba)
30 de agosto de 2013 http://www.habanaradio.cu/
El malecón habanero
constituye el lugar por excelencia de citas y encuentros fortuitos para
estrechar o iniciar relaciones sociales y personales en un ambiente
muy especial.
Tomando como referencia los estudios del
historiador Carlos Venegas, este tramo que disfrutan los capitalinos, cubanos
todos y por supuesto, el visitante extranjero, era en las primeras décadas del
siglo XIX una faja entre San Lázaro y el mar que había quedado para usos
militares y por tanto se prohibía edificar. No obstante, los ímpetus de la
recreación no dejaron que el sitio pudiera aprovecharse para otras actividades
como los baños de mar, por lo que a partir de 1830 comenzaron a aparecer una
serie de casetas de madera en el lugar durante los meses de verano, y desde
entonces una nueva función se sumaría a este ambiente natural en relación directa
con la ciudad.
La idea de trazar un paseo costero comenzó a
manejarse desde el siglo XIX, destacándose entre los proyectos célebres el de
Don Francisco de Albear, brillante ingeniero a quien los habaneros le
deben un acueducto más moderno e higiénico. Su muerte en 1887 lo sorprendió sin
materializar sus ideas acerca de este paseo multifuncional que recogía los
destinos defensivos, comerciales y recreativos, que al final habían sido los
más comprometidos con la ciudad. Los deseos de urbanizar esta zona persistieron
hasta los finales del siglo XIX, incluso, en plena contienda con los Estados
Unidos. Es entonces al gobierno interventor norteamericano a quien correspondería
la continuidad de este proyecto y el comienzo de su tramo inicial.
Entre 1901 y 1902 se construye el
primer trayecto desde el Paseo del Prado a la calle Crespo, bajo
las órdenes de los ingenieros de la intervención Mr. Mead y el ayudante Mr.
Whitney. Se pensó en un paseo arbolado, pero la propia naturaleza del lugar por
los frecuentes temporales demostró lo inadecuado del diseño, de allí que,
permaneciera solo la presencia del muro liso como límite entre la ciudad y el
mar, imagen perecedera que lo ha identificado a través del tiempo. Sobre estos
primeros momentos del malecón, Venegas afirma que “…con su avance interrumpidos
por tramos, tuvo durante sus primeras décadas poco valor como vía de
enlace con otras áreas de la capital. Más bien constituyó una alternativa
del Paseo del Prado, del cual venía a ser una prolongación hacia el oeste, en
pos de la hermosa vista del mar.”
Esta vinculación quedaba establecida por la continuidad de los portales y más tarde con la erección de una glorieta de aspecto neoclásico, inaugurada en 1902, en la intersección de ambas vías, que devino verdadero regalo al público para el disfrute de la banda de música y sus retretas. Con todo, la zona se volvió un sitio concurrido que se transitaba a pie con el fin de recorrerlo de un extremo a otro, hasta que apareció la oportunidad de transitarlo velozmente con el automóvil que se imponía de moda. A la par, fueron mejorando las parcelas que hasta el momento le habían dado la espalda y continuaban mirando hacia San Lázaro. Ahora se rectificaban y hacían nuevas construcciones, revalorizando grandemente el peso residencial del lugar. Otras funciones comenzaron a sumarse como la comercial y recreativa, en las que se destacaron el edificio para el Union Club y el Hotel Miramar.
Más adelante, en su investigación sobre el
malecón habanero, el historiador mencionado describe sus más relevante valores
de entonces, y afirma: “Su atractivo radicaba en su propia situación natural,
frente al espléndido panorama del mar abierto y en su carácter de senda o
recorrido a lo largo de la ciudad que le hacía accesible a la población desde
cualquier parte y momento. (…) El muro en institución concurrida y gratuita y a
su largo el uso popular iba dejando las denominaciones emanadas del acontecer
diario y trivial: la rotonda de los pescadores, el rincón caliente…” Los
tradicionales baños de mar fueron desplazados al oeste, hacia el litoral posterior
a la desembocadura del río Almendares, más tarde convertidos en balnearios y
clubes exclusivos.
En 1925 el paisajista francés Jean
C.Forestier arribó a La Habana
para emprender un Plan Director que dotara a la capital de obras públicas
monumentales que la colocaran a la par de las ciudades de Europa y América más
desarrolladas. En sus propuestas quedó incluido el embellecimiento del malecón.
Se prolongó hacia el oeste, en el momento rodeado de viviendas aisladas, con
jardines, diferentes a las del tramo anterior. Completarían el nuevo diseño un
conjunto de parques y monumentos como el del Maine, que realzaban su influencia
a escala urbana, acrecentado más tarde con la construcción del hotel Nacional
en los terrenos de la antigua batería de Santa Clara y el cual estuviera muy
vinculado a la historia política de la República. Este
crecimiento del malecón se desarrollaba marcado por la actividad turística en
aumentó y la posibilidad de convertir la zona en un futuro centro de hoteles.
El otro extremo de la ciudad antigua había
quedado sin su tramo de malecón. Con el desarrollo de las nuevas inversiones
hacia el oeste de la capital, la ciudad histórica había quedado como centro
comercial y administrativo en primer lugar, y residencial de las capas medias y
pobres de la capital. Sin embargo, la prolongación del malecón hacia esta
parte se hizo con un carácter diferente. Se logró rellenando, con restos de
otras obras demolidas, los bajos entre el área del Castillo de La Punta y los muelles hacia el
sur de la ciudad, quedando finalmente embellecidas. Como bien apunta Venegas,
el objetivo fundamental de esta empresa “…era la ubicación destacada de una
serie de edificios públicos que se planeaban entonces y calificar el acceso al
Palacio Presidencial ya construido”.
Quedaría así terminada la franja que bordeara
todo el litoral sirviéndole de balcón a la ciudad y permitiendo, a través de
una vía rápida, su conexión con el resto de ella. Los parques y monumentos, que
en sus intersecciones se fueron construyendo desde las primeras décadas del
siglo XX, le otorgaron un alto valor urbanístico y ambiental que transformaron
por completo la imagen de La
Habana hacia el mar: además del monumento erigido a la
voladura del acorazado Maine, contarían también los erigidos a los Generales
independentistas Gómez y Maceo, a los estudiantes de Medicina fusilados en 1871
por el gobierno español y pequeños parques arbolados de las calles o calzadas
que en él desembocaban. La
Avenida del Golfo, como se le llamó, se convirtió, más que en
un paseo peatonal, en una ruta expedita hacia cualquier parte de La Habana. Con todo, su
muro sencillo y continuo, de 7
km de largo, ha permanecido por más de un siglo en la
preferencia de habaneros y visitantes, como sitio ideal de descanso y
esparcimiento. Acertadamente llamado, “el asiento más largo de Cuba”, el
malecón habanero ha devenido símbolo de la ciudad capital y de su vínculo
indisoluble con el mar. El llamado malecón tradicional es uno de los proyectos
de rehabilitación más importantes dirigidos por la Oficina del Historiador,
que cuenta ya con numerosas edificaciones y espacios recuperados.
PRESENTACIÓN DE REPENTE
María Eugenia Caseiro y el Dr. Luis Angel
Casas. Foto: Ivelisse Torres
Por Luis Ángel Casas (Cuba) (†)
Señoras y señores:
Importa María Eugenia Caseiro. Ella es lo importante, y muy importante. Lo que mucho importa y la que importa mucho. No importa la presentación que se le haga, afortunada o desafortunada. Allá el presentador. Después de todo, quien la presente no tiene por qué aspirar a lucirse. La que tiene que lucir, no lucirse, es María Eugenia, y lucir como lo que es: una auténtica joya de las Letras, con un enorme talento propio y condiciones innatas que la capacitan para el éxito.
María Eugenia Caseiro es dueña
de una personalidad muy definida, y muy seria: muy madura desde que era casi
una niña, familiarizada desde entonces con la lectura de los clásicos españoles
de la poesía, cuyas obras se sabía y se sabe de memoria. Creció en un ambiente
hogareño exclusivo. Su Abuela, un personaje inolvidable, forjó su carácter con
sus enseñanzas que ella recuerda y agradece diariamente, poniéndolas en
práctica sin dudar un solo momento, rindiendo así homenaje a esa gran maestra,
de originalidad avasalladora, a quien pudiéramos llamar “dama de hierro”,
“profesora de energía”, “dadora del buen consejo”, “antóloga del refranesco decir
y del oculto saber”, y de agudezas y sutilezas propias.
Nada en María Eugenia es falso
ni producto de un esfuerzo por querer ser. Más que una niñez alucinada, fue la
suya una iluminada niñez reveladora de una gran evolución espiritual. Así, cuando mira al cielo, no sólo es capaz
de ver allá arriba La ciudad del sol, de Campanella, sino “la ciudad de Dios”, con gente entregada
a múltiples quehaceres; y cuando ve las paredes de su casa, esas paredes se
transforman en pantallas de cine donde se proyectan las escenas más increíbles
y a veces aterrorizadoras. Todo en María Eugenia es auténtico, nunca hijo de la
fantasía. Por eso hay que leerla con respeto, y por eso me he detenido en una
somera presentación de su niñez, que es un anticipo de lo que ha llegado a ser
esta presentación de hoy, avalada por
una infatigable labor, cuyo reconocimiento la ha llevado a ocupar el cargo de
Miembro Colaborador de la Academia Norteamericana de la Lengua Española ,
Correspondiente de la
Real Academia. Y a esto se unen los innumerables
reconocimientos que le han otorgado distintos países del mundo. Baste decir que
integra la Muestra
Permanente de Poesía Siglo XXI de la Asociación Prometeo
de Poesía.
“Nueve cuentos para recrear el
café” se titula el libro que hoy me honro en presentar, escrito por María
Eugenia Caseiro y publicado en Francia, en edición bilingüe: español y francés,
por la
Editorial Equi-Librio. Un libro cuya lectura recomiendo sin
temor a equivocarme. No he de ser yo como el imprudente que la otra noche,
sentado detrás de mí en la sala de un cine, comentaba en voz alta, con otro, la
película que ya había visto y que yo estaba viendo por primera vez,
anticipándose a los acontecimientos y descubriendo el desenlace, o sea, no voy
a hacer lo mismo con estos nueve cuentos, para dejar que recreen el café sin
intromisión mía y que los tomen de sorpresa a ustedes.
Me limito a felicitar, en
primer término, a la autora del libro, María Eugenia Caseiro, y a todos los que
han intervenido en esta materialización de un modo u otro. Como muestra, eso
sí, dejemos que María Eugenia Caseiro nos lea, haciendo gala de su bella voz y
de su impecable dicción, uno de estos nueve cuentos y después nos explique la
manera de adquirir este libro. Ya verán ustedes que acercarse a él resulta
fácil. Lo difícil es alejarse de él después de haberlo leído, porque se habrá
transformado en insustituible libro de cabecera.