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viernes, 1 de noviembre de 2013

LAS CARGAS AL MACHETE


FOTO: De película: Carga al machete: juventudrebelde

Roberto Soto Santana 

  Con respecto a la Guerra de Independencia de Cuba, librada entre 1868 y 1898 –con interludios entre 1878 y 1895-, ha tenido amplio reconocimiento el hecho de que las huestes mambisas anduvieron todo el tiempo escasas de cartuchos.

  En la primera parte de la contienda –es decir, en la Guerra Grande o de los Diez Años- ya se pusieron en práctica reiteradamente por parte de las fuerzas cubanas las cargas de caballería Así, en el combate que tuvo lugar entre el 15 y el 19 de marzo de 1874 en los potreros de Las Guásimas de Machado, a 36 kilómetros de la actual ciudad de Camagüey –entonces todavía llamada Puerto Príncipe-. Según el relato que nos ha dejado Fernando Figueredo Socarrás, “A la salida del potrero, en dirección a ‘Antón de Guanusí’, había un largo callejón, formado por la montaña á un lado, y una antigua cerca de mayas y arbustos que llamaban el ‘carril’, por el otro…Máximo Gómez se hallaba con sus tropas á la misma entrada del largo callejón”. Cayendo en la celada tendida por Gómez gracias a cincuenta jinetes que se ofrecieron a salir en descubierta, “la caballería española, llenando el carril, con sus sables relucientes levantados en alto [persiguen] a los infelices cubanos que delante huían de la carga”. De repente, “se oye una descarga que hizo temblar la tierra. La caballería enemiga se había clavado en los rifles de la infantería de Oriente, y era á la vez fusilada por las de Camagüey y Villas…Los españoles, sorprendidos por la descarga, detienen, de repente, la marcha…Mientras tanto, nuestra caballería, práctica ya en la para ella sencilla operación de cargar, empieza á tronchar despiadadamente por la vanguardia, que en la desgracia se vuelve retaguardia; se desmoraliza y, sin pretender siquiera defenderse, se deja degollar impunemente…La carga se ordenó, huyendo despavoridos los españoles por aquel memorable carril, perseguidos, alcanzados, muertos por los cubanos. No había compasión: mientras mayor era el esfuerzo por huir, mayor era el número de los amacheteados…La guerra entre sus horrores no puede presentar nada más horrorosamente sublime que una carga de caballería, y la del carril de las ‘Guásimas’, que en lo sucesivo se llamó el carril de la carga, es una de las mejores que se han dado en las guerras de la independencia americana.” Los españoles sufrieron 1,037 bajas, mientras los cubanos perdieron 29 muertos y 145 heridos.

  Veinte años después, emprendida la segunda fase de la contienda el 24 de febrero de 1895, con la misma escasez de municiones en las filas mambisas, el día 22 de octubre de aquel año la columna de la Invasión se puso en marcha hacia las regiones occidentales de la Isla, al mando de Antonio Maceo. La integraban unos mil hombres provistos de solamente 15 mil tiros –es decir, a docena y cuarto de municiones por hombre-. En fecha muy poco anterior: en el combate de Peralejo, entablado el 17 de julio de 1895 por las huestes cubanas lideradas por Antonio Maceo y formadas por 600 hombres de infantería, 200 de caballería y una enorme impedimenta de 800 combatientes desarmados contra 400 soldados a pie y 40 jinetes al mando del general 

  Martínez Campos más otros 1,100 hombres bajo el general Fidel Santocildes –quien murió en la acción-, “la acometida incontenible arrolla al enemigo; el polvo, el ruido atronador de la fusilería, los gritos de los que acometen, los ayes de dolor de los heridos, los cuerpos chocando, el machete al aire dando tajos sin cesar, las voces de mando del contrario para rehacer la moral de sus tropas, todo se confundía en ese campo ensangrentado de muerte y desesperación, donde rodaba el jinete, caían los grupos de peatones, se perseguía de los fugitivos y se apresaban acémilas con pertrechos…”.


  El 15 de diciembre del mismo año de 1895 tuvo lugar el combate de Mal Tiempo, en el cual “los insurrectos arrollaron con una carga al machete a una bisoña compañía de quintos, que ni conocían el manejo del máuser que portaban, ni fueron capaces de formar el cuadro” (según el investigador de la Universidad de Sevilla Don Luis Navarro García, en su trabajo publicado en el Anuario de Estudios Americanos y disponible a texto completo en estudiosamericanos.revistas.csic.es; quien a su vez cita a la “Crónica de la Guerra de Cuba” por Rafael Guerrero, Editorial: M. Maucci 1895-1897, en cuanto que “La compañía de Bailén, compuesta de soldados recién venidos, que salían por primera vez a operaciones, al verse sorprendidos de manera tan brusca y en número tan considerable, desconcertáronse, no formaron el cuadro, y como iban desplegadas en guerrilla no tuvieron materialmente tiempo de reunirse, siendo víctimas del enemigo. En ese ataque resultaron muertos 60 soldados y heridos 30. Casi todos de machete”.).

  En un libro actualmente descatalogado (“La insurrección por dentro - Apuntes para la Historia, por D. Fernando Górnez, una recopilación de artículos publicados en el Diario de La Marina y Diario del Ejército, conteniendo gran suma de datos recogidos de documentos originales insurrectos , con un prólogo escrito por el Excmo.Sr. Teniente General D. Valeriano Weyler y Nicolau, Marqués de Tenerife”, publicado en La Habana en 1897), su autor cita el Diario de Campaña del general José Miró Argenter, jefe de Estado Mayor de Antonio Maceo, en el sentido de que “El día 15, á las ocho de la mañana, libróse sangriento combate en "Mal Tiempo” camino de Cruces. Fueron macheteados 210 soldados. Las cargas de caballería fueron dirigidas personalmente por los generales Gómez y Maceo. Entre nuestras bajas, una de las mas sensibles fue la muerte del Teniente Coronel José Sefí Salas”.

  Tómese partido por la versión que se quiera, de lo que queda constancia es de la acometividad y la efectividad de las cargas al machete de la caballería mambisa, y de la desazón que provocaba en la infantería española.
  En cualquier caso, la primacía en la utilización de la carga al machete por la caballería mambisa no provista de armas de fuego le corresponde al propio Máximo Gómez quien, recién ascendido –el 16 de octubre de 1868- por el Presidente Carlos Manuel de Céspedes al grado de Mayor General del ejército insurrecto, aplica dicha táctica en el combate de Pino de Baire, el 4 de noviembre de 1868. Esta fecha, aunque no la originalidad de la iniciativa táctica de Máximo Gómez, ha sido contradicha por el investigador Aldo Daniel Naranjo Tamayo en su trabajo “Combate de Pino de Baire. Mito y Realidad” (http://historiaaldebate.blogspot.com.es/2010/11/combate-de-pino-de-baire-mito-y.html), en el que fija el encuentro iniciático hacia fines de octubre de 1868, sin otras discrepancias.

Foto: Grupo de Mambises en movimiento hacia una Carga de Machete. 1895

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