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lunes, 15 de septiembre de 2014

La Charada China y su Americanización

Tomado de La Habana Elegante

Emilio J. León Cuba (†)

Es de imaginar que la figura de la tan popular CHARADA CHINA, toda rodeada de atributos terrenales, como si fuesen ofrendas religiosas a un dios generoso con los números y el dinero, sin sobrepasar, los números del 1 al 36, otras tantas representaciones de animalitos que conviven con nosotros, fue introducida en Cuba por los inmigrantes chinos –arribados bajo contrato- dedicados la mayoría a las labores del tren de lavado, la verdura, la bodeguita, como cocinero de una señorona o en las labores en el campo. (Nota del editor: Entraron en Cuba por contrata engañados por los esclavistas españoles y cubanos desde 1845 hasta 1854, para trabajar en el corte de caña de azúcar y tabaco. Más tarde, al pasar los años, en labores menos rudas, pero la gran mayoría sin beneficios, y siempre discriminados).
Era un caso muy peculiar…A ese dios popular ataviado con su invariable quimono no había que rendirle tributo, no castigaba, no se le hacían ofrendas y la fecha de su santificación humana se celebraba los 365 días del año en forma de apuestas diarias…Jugadas que podían hacerse desde los $0.05 ó $1.00 o más, según la potencia económica del Sacerdote-banquero que se valía del dios de La Charada para acumular bienes en su bolsa sin que jamás vistiera con un nuevo quimono al dorado Chino.
El dios de La Charada era amado en silencio por el pueblo…Nunca lo llenaron de improperios, porque el chinito recibía, pero también daba… Hoy a uno; mañana a otro…Sin embargo, algunas personas que no se sacaban ciertas cantidad con la jugada de la charada, en vez de insultar al Chino, ponían de cabeza al santo católico de su devoción dentro de un cubo lleno de agua, al cual le había hecho su petición y no lo había oído…Al Chino jugando y al santo castigando.
El dios de La Charada poseía don de gentes…Caía simpático al cubano y al extranjero…Alto, con su impecable quimono en el negro y blanco de la imprenta, con sus brazos extendidos a lo largo de su figura, sosteniendo en su mano izquierda un delicioso pescado; en la derecha una Cachimba y dentro de la boca abierta, un gato…Leyenda que pasó como vox populi de que “los chinos comen gato”, cosa que era cierta y que dieron a conocer a los Curas de Guanabacoa, que fueron los primeros en gustarlos.
Los chinos fueron los primeros en “tirar” la bolita.
Con posterioridad los sesudos cubanos elevaron la numeración de La Charada a 100…A partir del 37 los números fueron bautizados con el nombre de una entidad específica: objeto, animal, cosa, santo, o todo aquello que cuadrara a la ambientación de su tierra, o en el caso específico de la ciudad de Nueva York, con el número 87, como un remache cerebral de poder visitarla tan pronto la oportunidad se presentara.
El China de La Charada de 36 números descendió a una escala de dios menor…Pero, el dios nuevo, el de las 100 cifras, conservó como un patrimonio el nombre de Charada (enigma) Cubana…Así, limpia, sin figura que la presidiera como el simpático dios Chino de La Charada China…Quizás es por ello que llamó poco la atención.
Después, bueno, muchos años después, el progreso económico hizo aparecer a los “grandes banqueros de la bolita”, como Castillo y Campanario.
Con el decursar de los años el gobierno constitucional aprobó la Ley de la Lotería Nacional, imprimiéndose los “billetes” de la lotería, con gran demanda tanto en lo nacional como en lo mundial.
Siguieron corriendo los años y surgió un aborto gubernamental -sietemesinos- al que le pusieron por nombre el de BOLETOS, que se vendían diariamente, cuya hoja de 10 fracciones de un número individual salía a un precio de $1.00, con un premio de $400.00 los boletos, o $40.00 un pedacito, que tenía un precio de $0.10.
Otro “sesudo” Banquero, en forma colateral con los Boletos y con la “vista gorda” de las autoridades, comenzó a tirar lo que se conoció por La China…Al fin, el dios menor, el inmigrante, el chino de La Charada China había conseguido La China.
En nuestra Isla, aún cuando quisieron relegar al Chino de La Charada a la boca del Caimán, siguió teniendo tanta popularidad como cuando en un tren de lavado de ropa se tiró la primera Bolita con el Chino presidiendo la jugada, con su figura vestida con el quimono.
Con los años adquirió dos ciudadanías, si pudiéramos llamarlas así: la criolla y la cubana.
Con la llegada de las hordas comunistas apoderándose de Cuba, el Chino de La Charada, montado en su famoso Pescado Grande –el 10- atravesó el Estrecho de la Florida, convirtiéndose pasados algunos años en Cuban-American, impulsor de la Millonaría Señora “La Gran Lotto de la Florida”.
Con su sabiduría de siglos, El Chino de la Charada, continúa recibiendo a sus innumerables devotos –con la correspondiente ofrenda- en el casco del Gran Miami, haciendo más impetuosa la esperanza de muchos exiliados cubanos.
Lo que si se sabe es que al verse obligado a cambiar de país, dejó de “comer gato” hartándose ahora de perro caliente, hamburguesa y maní.

Tomado de: victorandson.com




© 1990 La suerte está en ti, por Emilio J. León 

3 comentarios:

  1. muy simpatica e interesante

    Maria Lastre
    Miami

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  2. Me gustaría saber si alguien tiene alguna idea de los antecedentes del numero 36 en la adivinacion y el pensamiento chino

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    Respuestas
    1. mi hermano Emilio escribio un libro sobre la charada china que se agoto. Gracias

      36. Cachimba, Teatro, Bodega, Opio, Coloso y Pajarito

      http://luyano-cuba.blogspot.com/2008/12/charada-china-loteria-cubana_21.html

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