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lunes, 15 de diciembre de 2014

Leyenda Histórica: Manuel Antonio “El Peregrino”

René León
Miembro de la Academia de la Historia de Cuba (Exilio)

La ciudad de San Cristóbal de La Habana, está tranquila. El ajetreo de los carretones de mulas transportando las mercancías va cesando. Las señoritas se van asomando a los ventanales, vestidas a la usanza del país. Su pelo en largas trenzas, otras con una peineta de Carey en su pelo. Alguno que otro esclavo camina por las calles. Se ven algunos vendedores ambulantes ofreciendo su mercancía. 

El cielo de la tarde derrama su claridad sobre las mansas aguas de la bahía, que van formando pequeñas olas, al deslizarse los botes de remo, que transportan los pasajeros, de un lado a otro de la bahía, y dejan sus huellas en las espumas del mar.

A lo lejos se ven las alturas de Atares, las edificaciones de la villa de Guanabacoa, la elevación de la Cabaña, el pueblo de Casa Blanca, y un poco más cerca el caserío de pescadores de Regla. La soledad de la tarde, y el silencio que reina por lo normal, es interrumpida por las olas que baten los farallones y el sonido de la campana del santuario de Regla, que avisa a sus fieles que recen sus oraciones. Es un tañido, de las campanas, melancólico. Las gaviotas vuelan, los rayos del sol van desapareciendo en el horizonte.

Nunca nadie supo de donde vino, ni su país de origen. Ni como había llegado al caserío de Regla. Respondía por nombre de Manuel Antonio, sin apellido. Pero todos lo llamaban “El Peregrino”. Decía que había estado en los santuarios de Palestina. Su nombre era el símbolo de su tránsito por la vida. Hablaba de sus viajes por tierras lejanas. Lo que si llamaba la atención a los vecinos, era cada vez que había un enfermo, allí él estaba, y se quedaba hasta el siguiente día atendiéndolo. Su vida era un misterio. ¿Era un hipócrita? Su fe, era Dios, al que mencionaba en todos sus actos.

Sólo se sabía que era carpintero. Había hecho voto de levantar un santuario a Nuestra Señora de Regla. El lugar escogido por él, no resultó del agrado de otros en el caserío. El carpintero Francisco del Águila, le persuadió que el mejor lugar era un solar vacío propiedad de don Pedro Recio Oquendo, que era dueño del ingenio “Guaicanimar”, rico propietario habanero. Este se ofreció a darle el solar, a condición de que le ayudara a reparar los techos de varios barracones de su propiedad. El 3 de marzo de 1687, alcanzó el permiso para construir la ermita. Levantó su pajizo techo, paredes y terminó su altar. Los vecinos del caserío y pescadores lo ayudaron. La labor fue dura. Al fin quedó terminada, pero en el año de 1692, la derribó la tormenta de “San Rafael”, para que “El Peregrino” la volviera levantar. Los vecinos hablaban de milagros y de curas, él mantenía una vida aparte, vivía en un bohío afuera del caserío, compartía su comida con muchos marineros que se quedaban en la ciudad de La Habana, y venían al caserío a recibir su ayuda.

El 8 de septiembre de 1694, se celebró la primera fiesta en el Santuario, presidida por el Obispo don Diego Evelino de Compostela, el Lcdo. López Ruiz de Salazar, que fue el que juro por patrona de la bahía a Ntra. Sra. de Regla, la imagen había sido traída de España, por el Sargento Mayor Pedro de Aranda La escuadra del general don Antonio de Chavéz, surto en el puerto hizo disparar sus cañones. Flameaban las banderas. El pueblo en la calle. Multitud de barquichuelos engalanados con sus humildes adornos. El pueblo en la playa. Los esclavos de las propiedades cercanas, descansaron ese día. Fue proclamada patrona de Regla, el 23 de diciembre de 1714.

Todos se preguntaban dónde estaba “El Peregrino” que no aparecía por ninguna parte. El alcalde, el Obispo, todos le buscaban. Desde temprano en la mañana había desaparecido. Según los documentos de los archivos de Regla, después de aquel día desapareció sin volver más.

Se supo al pasar de los años que había estado en Bayamo, cuando se presentó la “Peste”. Luego lo vieron en Santiago de Cuba, más tarde se dijo que lo habían visto en Veracruz. “El Peregrino” dejó como constancia, su trabajo en levantar el santuario de la Virgen de Regla, que ha perdurado hasta los días de hoy.


Fotos de: absolut-cuba.com

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