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miércoles, 15 de julio de 2015

Bienvenidos a Pensamiento

En Julio 15 de 1240 - 
El ejército Nóvgorod dirigido por Alexander Nevsky 
derrota a los suecos en la batalla del Neva

MUJER Y MADRE

             
                          Por: Leonora Acuña de Marmolejo

                 ¡Oh madre!, tú la dulce mujer de reciedumbre
cual un álamo erguido siempre al pie del brocal,
cuidaste que la linfa manante allí en mi pozo,
tuviera  transparencia de mujer diamantina.

                             ¡Oh madre, en cuyo vientre se tejieron mis huesos:
                        Hay  sol en tus  pupilas y  besos en tu faz,
                        y en tu cara hoyuelada hay sonrisas de niña,
                        y aún en tu  semblante, candor de adolescente!

                             En críptico secreto , como la nuez, tú tienes
                        repleto de dulzuras un tierno corazón:
                        y siendo suave y  dulce, mas fuerte como un roble,
                        en mis  surcos  pusiste la más fértil semilla.

                             Mi arcilla modelaste cual un noble alfarero,
                        y mis ansias puliste con un buril severo;
                        y nunca en cobardía del yunque  desertaste,
                        ni  frente a las borrascas, huíste del timón.

                             Pegada de tu falda, tus  pasos persiguiendo,
                        mi Lengua Cervantina aprendí a balbucir;
                        de ti aprendí nobleza, honestidad y amor,
                        y en lealtad y justicia, la convivencia  en paz.

                             ¡Oh mujer, dulce madre!, la que me abrió caminos,
                        la que siempre me dijo: “Adelante con fe,
                        que más que  dar Dios tiene, que nosotros pedir”:
                        ¡hoy tu voz transparente, alumbra mi sendero!

                             ¡Oh  madre, tú la recia, la tierna, la feraz;
                        orgullosa me has hecho de mi  propio destino:
                        varones y mujeres de tu temple y estirpe,
                        de mi  fecundo vientre cual milagros brotaron!
                                              

* Poema del libro “Del crepúsculo a la alborada”, 2007

Descubriendo Peratallada

PERATALLADA
GIRONA

Instagram photo by @maravillasxdescubrir * Aug 19, 2014 at 1:08pm UTC
Hoy os voy a escribir sobre una Maravilla que parece salida de un cuento, el pasado mes de Agosto fui a visitar el pueblo de Peratallada, me lo recomendó un amigo, y aproveché un Maravilloso día para visitarlo en familia.
Nada más llegar al pueblo ya puedes ver el encanto que tiene, todas las casas de piedra, con muchas flores y sobretodo, muy bien cuidado todo. El pueblo, queda recogido en una zona, entras por una calle preciosa y empiezas a visitar el pueblo entre calles, a cual más bonita.
Más calles con encanto...
Mientras paseas por el pueblo, puedes ver las tiendas tan preciosas que hay, no hay ninguna que no esté decorada sin gusto, y por eso no puedes evitar entrar en cada una que te encuentras. Hay tiendas de artesanía en cerámica, otras de ropa y complementos, alguna de decoración, todas muy originales. En la tienda que os muestro a continuación, compré un corazón decorativo hecho de pequeñas caracolas, también tenían unas coronas navideñas de flores bellísimas, y muchos complementos ideales.
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Mientras paseas por sus preciosas calles, encuentras motivos que decorativos preciosos, como una moto Sanglas, una bicicleta  oxidada por su antigüedad que le da un toque muy especial a un rincón de la calle.. y hasta una preciosa puerta decorando una fachada del pueblo.
Instagram photo by @maravillasxdescubrir * Aug 19, 2014 at 1:08pm UTC
Puertas bonitas...
Cuando llegó la hora de la comida, no sabíamos que restaurante elegir, ya que todos tenían muy buena pinta y eran todos preciosos, con encanto… No os puedo enseñar todas las fotografías que hice, porque hice muchas, pero si me seguís en mi cuenta de instagram maravillasxdescubrir, veréis muchas más. Yo os enseño en la primera foto, el restaurante donde comimos de Maravilla , el pan auténtico con ese aceite intenso, unos platos generosos, riquísimos y muy bien de precio.
Instagram photo by @maravillasxdescubrir * Aug 19, 2014 at 1:08pm UTC
Rincones
Sin duda alguna os  recomiendo la visita a esta Maravilla de pueblo, sobretodo si vais un día soleado para poder disfrutar de todas sus calles y rincones, yo pienso volver este próximo verano… Y hasta aquí llega mi Maravilla por Descubrir. Feliz Día y Sonreíd!

EL MALECÓN Y SUS “BAÑOS”

Posted by  in CUBA EN LA MEMORIA  


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“Una costa rocosa, llena de inmundicias, con un sin número de zanjas abiertas en las rocas que partiendo de los fondos destartalados de las casas de la calle San Lázaro vertían sus excretas al mar, y cloacas abiertas que desembocaban por el centro de las calles transversales; añádanse depósitos de materiales, barracones de madera pomposamente llamados baños…”, etc. Así describe el ingeniero y arquitecto Eduardo Tella en la “Revista de la Sociedad Cubana de Ingenieros” la zona del litoral habanero antes de construirse el Malecón. Y ése era realmente su aspecto en los tiempos de la colonia de lo que después será la “Avenida de Antonio Maceo”, originalmente “Avenida del Golfo” y conocida, por todos como el Malecón de La Habana.
La historia del Malecón o “Avenida de Antonio Maceo”, nombre casi desconocido para muchos cubanos, comenzó en 1819, cuando se puso en práctica el llamado “ensanche de extramuros”, pues la ciudad estaba creciendo y el espacio costero que iba desde la entrada de la bahía hasta el Torreón de San Lázaro era sólo un espacio abierto de roca y mar, hermoso, pero sin otra señal que lo inhóspito del lugar, a donde iban algunas familias a tomar baños de mar en esos “barracones de madera pomposamente llamados baños....” a los que Tella hace referencia.
El Malecón de La Habana fue concebido originalmente por autoridades de los EE.UU. a principios del Siglo XX. La construcción de la pasarela se inició a principios de 1900, no mucho después de la Guerra Española-Estadounidense.
Desde la zona del litoral habanero donde hoy está el Parque Maceo y hasta el Río Almendares, lo que existía entonces era una costa de agudos arrecifes y un monte firme e impenetrable, que las autoridades españolas consideraban como una muralla natural ante los ataques y lo llamaban “Monte Vedado”. De ahí el nombre de lo que sería posteriormente lo que conocemos como el Vedado.
Desde finales del Siglo XIX, esa franja de territorio habanero vio vestir con recatados trajes de baño a nuestros abuelos en los días calurosos de nuestro verano, cuando aprovechando los viejos senderos de pescadores descendían por la parte posterior de sus casas para bajar a las pocetas y refrescarse en el mar. Todavía hoy se puede ver algunas labradas en las rocas y que en aquella época se cubrían de toldos y de sombrillas en la época del verano.
Hasta 1895 hubo un desarrollo notable en el caserío de El Vedado. La cercanía del mar hizo que el barrio cobrara relevancia. En la línea de la costa, desde G hasta 6, se establecieron, a partir de 1864, varios balnearios y constituyeron una opción más asequible para las familias de menos recursos, sobretodo en su modalidad de baños públicos. La gente se bañaba entonces en lo que se llamaban pocetas de ahogado, que se aprovechaban de la disposición de las rocas o se cavaban artificialmente en éstas. Las había pequeñas, con locales reservados para la familia, y otras muy amplias, en las que se bañaban, por separado, hombres y mujeres.
Entonces la calle E fue conocida popularmente con el nombre de “Baños”, porque llevaba a las pocetas del balneario “El Progreso”, el primero que se construyó, en 1864. A fines de siglo se construyeron además, los baños de mar “Las Playas” frente a la calle D y posteriormente “El Carneado”,  “El Encanto”, en Paseo, y otros como “El Encanto” y “El Océano”. Eran a la mar abierta, pero tenían unas divisiones para que no pudieran pasar los temidos tiburones.
El dueño de “El Progreso” lo convirtió en un gran negocio. Sobre la gran nave que cubría sus pocetas construyó 14 apartamentos dotados de sala-comedor, dos habitaciones y servicios, que alquilaba por cien pesos mensuales, y en Tercera, entre B y C, edificó varias casas de madera, pequeñas, destinadas también al alquiler durante la temporada veraniega. Sin contar que por el derecho al baño de mar cobraba 50 centavos.
Los baños de Carneado, en Malecón y Paseo, llegaron a ser la mejor diversión habanera para el domingo. Eran propiedad del llamado “Hombre-Grito”, por la promoción que hacía de su peletería en la Manzana de Gómez. Carneado presumía de riqueza, fortaleza física y varonía. Su riqueza la hacía evidente con tres brillantes gigantescos que formaban parte invariable de su atuendo. Para exhibir su fuerza, colocó una estatua suya, completamente desnudo y con los músculos en tensión, en las afueras de su residencia, situada también en las cercanías del litoral, y de su cualidades como varón, exhibía con orgullo sus más de 20 hijos, de todos los colores, que daban fe de su calidad de Don Juan.
Todos estos baños de mar desaparecieron con la urbanización de la ciudad y la construcción del Malecón. En una de las fotos de la publicación, se puede observar a la distancia que algunas construcciones quedaron de la costa. Pero, por suerte, no tenemos que sentir la pérdida de estos baños, porque en su lugar tenemos un malecón inigualable del cual nos sentimos orgullosos. ¿O no?

Para un menú

Manuel Gutiérrez Nájera
Manuel Gutiérrez Nájera

Manuel Gutiérrez Nájera nació en México en 1859 y falleció en 1895. Fue un gran admirador de los poetas del simbolismo francés, sobre todo de Verlaine, Musset y Gautier.
Cultivó varios géneros literarios, entre los que se encontraron la prosa y la poesía.
En sus primeros años se unió a la corriente modernista, pero más adelante se inclinó fuertemente por el Parnasionismo, convirtiéndose en uno de sus máximos representantes. Cabe mencionar que fue muy importante su labor en lo que respecta a la difusión del movimiento, colaborando con la publicación y distribución de la revista Azul, emblema del mismo.
En su obra puede hallarse un ferviente gusto por lo clásico con un toque afrancesado y, aunque nunca salió de México, supo ofrecer una poesía empapada de los estilos europeos que tanto estaban influenciando a los autores latinos.
Publicó fundamentalmente poemas amorosos a través de los cuales dejó en claro su deseo de que las formas españolas se fusionaran con las francesas para ofrecer una poesía más completa, libre y auténtica.
Entre sus obras más destacadas se encuentran "La mañanita de San Juan", "La duquesa Job", "Cuentos frágiles" y "Cuentos de color de humo". En 1896 toda su obra lírica fue recogida en una antología completa titulada "Poesías".

Lee todo en: Manuel Gutiérrez Nájera - Poemas de Manuel Gutiérrez Nájera http://www.poemas-del-alma.com/manuel-gutierrez-najera.htm#ixzz3dLy2s4z2  
  Tomado de: Poemas del alma
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    Las novias pasadas son copas vacías,
en ellas pusimos un poco de amor;
el néctar tomamos... huyeron los días...
¡Traed otras copas con nuevo licor!

¡Champán son las rubias de cutis de azalea;
borgoña los labios de vivo carmín;
los ojos obscuros son vino de Italia
los verdes y claros son vino del Rhin!

¡Las bocas de grana son húmedas fresas;
las negras pupilas escancian café,
son ojos azules las llamas traviesas
que trémulas corren como almas del té!

    
¡La copa se apura, la dicha se agota;
de un sorbo tomamos mujer y licor...
Las copas dejemos...; si queda una gota,
que beba el lacayo las heces de amor!


REFLEXIONES A LA LUZ DE ORTEGA (Septiembre/octubre 2006)

Tomado de: Asociacion Caliope

Por: Eliana Onetti

            Allá por la primera mitad del pasado siglo XX –¡qué lejano suena eso del pasado siglo incluso para el que, como quien suscribe, nació por esas fechas!-,  por esas fechas, repito, Ortega y Gasset, sentando cátedra como siempre, nos dejó esta perla: “La socialización del hombre”. Su línea de pensamiento, intemporal como la naturaleza misma del objeto de su análisis, sigue teniendo vigencia cuando discurre:
            “…La existencia privada, oculta o solitaria, cerrada al público, al gentío, a los demás, va siendo cada vez más difícil… La calle se ha vuelto estentórea… El que quiera meditar, recogerse en sí, tiene que habituarse a hacerlo sumergido en el estruendo público, buzo en océano de ruidos colectivos… No se sabe cuál será el término de este proceso… Desde hace dos generaciones la vida… tiende a desindividualizarse. Todo obliga al hombre a perder unicidad y a hacerse menos compacto. Como la casa se ha hecho porosa, así la persona y el aire público –las ideas, propósitos, gustos- van y vienen a nuestro través y cada cual empieza a sentir que acaso él es cualquier otro… Hay una delicia epidémica en sentirse masa, en no tener destino exclusivo. El hombre se socializa…
            La socialización del hombre es una faena pavorosa. Porque no se contenta con exigirme que lo mío sea para los demás –propósito excelente que no me causa enojo alguno-, sino que me obliga a que lo de los demás sea mío… Prohibido todo aparte, toda propiedad privada, incluso ésa de tener convicciones para uso exclusivo de cada uno… La Prensa se cree con derecho a publicar nuestra vida privada, a juzgarla, a sentenciarla. El Poder Público nos fuerza a dar cada día mayor cantidad de nuestra existencia a la sociedad. No se deja al hombre un rincón de retiro, de soledad consigo…
            Ahora, por lo visto, vuelven muchos hombres a sentir nostalgia del rebaño. Se entregan con pasión a lo que en ellos había aún de ovejas. Quieren marchar por la vida bien juntos, en ruta colectiva, lana contra lana y la cabeza caída. Por eso, en muchos pueblos de Europa andan buscando un pastor y un mastín…
            El odio al liberalismo no procede de otra fuente. Porque el liberalismo, antes que una cuestión de más o menos en política, es una idea radical sobre la vida: es creer que cada ser humano debe quedar franco para henchir su individual e intransferible destino.”
            Valga recordar que, para Ortega, los conceptos de liberalismo y de democracia son diferentes:
            “Democracia y liberalismo son dos respuestas a dos cuestiones de derecho político completamente distintas.
            La democracia responde a esta pregunta: ¿Quién debe ejercer el poder público? La respuesta es: el ejercicio del Poder público corresponde a la colectividad de los ciudadanos…..
            El liberalismo, en cambio, responde a esta otra pregunta: Ejerza quienquiera el Poder público, ¿cuáles deben ser los límites de éste?
     La respuesta suena así: el Poder público, ejérzalo un autócrata o el pueblo, no puede ser absoluto, sino que las personas tienen derechos previos a toda injerencia del Estado. Es, pues, la tendencia a limitar la intervención del Poder público.” (El Espectador V, 1927).
            Hechas estas salvedades de rigor, y dando por sentado que se me permitirá pensar -y decir sin ambages lo pensado- sin incurrir en la cólera irreflexiva o la descalificación arrebatada del lector apasionado, la coherencia de Ortega me reafirma en la convicción íntima de que es absolutamente necesario poseer una parcela intocable de mundo interior para crecer intelectual y espiritualmente. El hombre, como ser pensante, necesita de la introspección en soledad para poder conocerse y conocer a los demás. Y es de este conocimiento íntimo y relevante que fluye la capacidad de reconocerse y recrearse.
            La renuncia –parcial o total- de nuestra intimidad en favor de lo público, que suele ser insustancial y baladí, resulta en merma de nuestro albedrío, en detrimento de nuestras capacidades de análisis y en deterioro de nuestro potencial creativo.
            Somos seres sociales y precisamente por eso a la sociedad debemos un esfuerzo sostenido de crecimiento moral, ético y filosófico que revierta en beneficio de los demás; nunca el sacrificio de la individualidad, que es base de la creatividad.
            Desdeñar “pastor y mastín”, que es como decir dueño y carcelero, es una obligación insoslayable para todo individuo responsable de su cometido social. Lo contrario es evadir esa responsabilidad, convertirse en “apagado bruto” y recomenzar la escala universal.
            Cuando los pueblos, en su ignorancia o su desesperación, escogen el camino equivocado de sumisión al poder a cambio de migajas de seguridad, cuando voluntariamente depositan su presente y su futuro de libertad en manos de una “promesa fantasma de bienestar”, cuando aceptan con entusiasmo esperanzado que pondrán fin a sus privaciones por el solo hecho de denigrar su individualidad y convertirse en meros engranajes de la maquinaria social, caen, irremisiblemente, en las garras del monstruo feroz que habrá de devorarlos.
            Desdichadamente, los pueblos tienen la mirada fija en el suelo que les brinda alimento y abrigo y no alzan la vista al cielo y a la luz. Por eso es tan fácil engañarlos, tan sencillo acorralarlos, tan simple utilizarlos en la consecución de fines inhumanamente autoritarios. Pero también es cierto que esos mismos pueblos son capaces, cuando hartos de yugo, de levantarse y reclamar los fueros que les corresponden por derecho propio. ¡Ésa es la luz de esperanza que alumbra la humanidad!

PAISAJE, ARTE Y ORACIÓN EN EL PAULAR < NO VINE HASTA AQUÍ EN BUSCA DE PRISIÓN, VINE EN BUSCA DE PAZ Y REFLEXIÓN >

Tomado de: Asociacion Caliope

Un mordiente zumbido acabó hiriendo mi subconsciente y, sobresaltado, desperté. Extendí el brazo y, a tientas, palpé el reloj-despertador que al acostarme había dejado sobre una silla, junto a la cabecera de mi cama, y lo paré.

Encendí la luz de la habitación. Era sencilla: cama individual, armario ropero, pequeña mesa-escritorio con lamparita de flexo, un sillón, un lavabo con un solo grifo de agua gélida, un espejo y una silla, la misma que yo utilizara como mesita de noche.

Procedente de Arroyomolinos, había llegado en algo más de una hora la tarde anterior, después de recorrer los 100 kms. que, aproximadamente, separan nuestro pueblo del de Rascafría. Y a tan sólo kilómetro y medio en dirección Navacerrada, aparqué el coche junto a la puerta de da acceso al Monasterio del Paular.

Esperaba mi llegada Fray Mateo, el hospedero, un sacerdote vasco-francés de 78 años, de aspecto bonachón y muy parlanchín. Con él cumplimenté las formalidades de rigor para instalarme como huésped de la Hospedería, dejando abonado por adelantado –como es costumbre- el importe total de mis días de estancia, a razón de 2.000 Pts/día, por pensión completa (12 € ).

Acto seguido, me facilitó las normas y horarios a cumplir durante mi hospedaje, así como las llaves de mi habitación y de la puerta principal del convento, la cual siempre permanece cerrada, salvo en las horas de visita turística al Monasterio.

Las visitas se realizan en grupos, acompañados de uno de los monjes, generalmente por el Hermano Eulogio, un simpático cordobés, aquí recluido desde hace 40 años. El Hermano Miguel, un joven diácono valenciano, está el frente de la pequeña tienda de recuerdos y regalos que está situada en la parte izquierda del atrio.

Las once habitaciones, sólo para hombres, que ofrece la Hospedería y que se distribuyen por un largo pasillo, con acceso al claustro, no están numeradas. Se distinguen por nombres de apóstoles, visiblemente rotulados sobre unos cuadros de cristal traslúcido que hay en la parte superior de cada puerta.

Fray Mateo me había asignado la de Sant-Yago, es decir, Santiago.

Como soy algo tardo en lo del aseo personal, y desconociendo el número de huéspedes alojados, que habían de utilizar los servicios comunes por la mañana, no es de extrañar que hubiese decidido levantarme a una hora tan temprana como la de las 5:30. Además, no quería perderme Maitines, a las 6:30 h., al menos el primer día.

A Maitines siguen: Laudes, a las 7:45; el desayuno, a las 9:00; Sexta, a las 13:55; la comida, a las 14:05 (siempre acompañada de lecturas sobre vidas de santos, o música clásica grabada en CD); Vísperas y Misa Conventual, a las 20:30; cena, a las 21:45 y, para terminar el día, Completas, a las 22:00 h.

No se exige al huésped que participe, ni siquiera parcialmente, en las distintas partes del Oficio Divino. Lo que sí se le exige es, hacer su cama y limpiar la habitación, cosa que yo hice después de Laudes y el desayuno.

También son normas de obligado cumplimiento:

- Una estancia mínima de 3 días y máxima de 10.

- Recogerse en las habitaciones a las 22:30, hasta el día siguiente.

- Evitar ruidos que alteren el silencio conventual.

- No hablar en el pasillo de la Hospedería, o hacerlo en voz baja.

- No hablar con los monjes, salvo lo estrictamente necesario, o con autorización del Padre Prior, un amable burgalés.

- No está permitido introducir en el Monasterio o en la Hospedería a otras personas.

- Durante las comidas y cenas en el Refectorio, todos permanecerán callados.

- Hay que guardar silencio y abstenerse de fumar en los trayectos entre el Claustro y el Refectorio.

Tanto da que los huéspedes vengan a cuidar de su alma o de su cuerpo. A lo primero, y si así se les requiere, ayudan los monjes; a lo segundo, pueden contribuir apacibles paseos por el lugar y su entorno: La Morcuera, Cotos y otros muchos senderos.

Confieso que, alojarme en el Monasterio del El Paular, y compartir unos días de

vida monacal con sus monjes, está siendo una experiencia inolvidable para mí. Confieso también que no ha sido fruto de la casualidad lo que me ha conducido hasta aquí. Excitado mi interés por las maravillas contadas sobre las cumbres nevadas, los hondos pinares y lo que fue en otro tiempo Cartuja, motivaron mi curiosidad. Pensé que, quizá podría conseguir en mí esas emociones que, el paisaje, el arte y la historia, hacen mella en tantos otros a los que se les define como buscadores de belleza.

Mucho se ha escrito sobre el valle y La Cartuja. El Paular, está situado en un incomparable marco natural, bellísimo paraje en la cabecera del Valle del Lozoya, a 1.160 m. de altitud, y rodeado por las más encumbradas cimas de la Sierra de Guadarrama que circunda el horizonte: Peñalara, El Reventón y el Risco de Los Claveles.

Las aguas que bajan de la Laguna de Peñalara por la angostura de El Paular, se unen en el punto en el que el río Lozoya empieza a serlo con caudal de frescura, corriente presurosa, y fría transparencia. Como si se despeñaran, varios riachuelos bajan por los montes y rodean la casa monástica. Y, unos berruecos, diseminados por la pradera; los escasos álamos blancos que quedan de la magnífica espesura de antaño; los fresnos, chopos y las nieves que cubren las cumbres, dejan aterido al Monasterio bajo la visión de los esqueletos de los árboles y los fantasmas de los pinos, en el frío invierno.

Todo ello compone ese cuadro natural y de espléndida belleza que es El Paular.

El Paular alberga, en lo que fue el recinto de La Cartuja, dos entidades bien diferenciadas:

A) El Hotel ‘Santa María del Paular’, con patios y jardines, ocupa hoy lo que fue pabellón de caza de los Trastamara. Paredes y árboles centenarios que han sido testigos mudos de importantes decisiones y acuerdos socio-económicos, y reformas legislativas de nuestra reciente historia. Actualmente, el hotel pertenece a la conocida cadena internacional hotelera ITT-Sheraton.

B) El Monasterio, cuyo origen de fundación, como primera cartuja castellana, se atribuye a una promesa hecha por Enrique II de Trastamara, en reparación por el saqueo e incendio que realizaron sus tropas a una cartuja francesa durante sus correrías bélicas.

Pero fue su nieto, Juan II de Castilla, quien en cumplimiento de aquella promesa, funda esta cartuja el 29 de agosto de 1390, y en ella vivieron los primeros monjes cartujos establecidos en Castilla, hasta 1835.

Un decreto gubernamental deja sin su casa de oración a esta orden contemplativa y el edificio queda vacío y abandonado.

Los cuadros de Carducho del claustro pasaron a distintos museos; la sillería de la iglesia se encuentra en San Francisco El Grande (Madrid); y La Cartuja terminó siendo durante mucho tiempo un gran almacén de maderas.

Pero también ha sido cobijo e inspiración de relevantes personajes. Por El Paular han pasado, desde Enrique de Trastamara a Juan II, el Arcipreste de Hita, Doña Juana de Castilla, el Marqués de Santillana, Jovellanos, Enrique de Mesa, Rubén Darío y Pío Baroja, entre otros muchos.

Aquí se firmó el Acuerdo de Paz entre los Reinos de Castilla y León; y también aquí se fabricó el papel en el que D. Miguel de Cervantes escribió su inmortal ‘Don Quijote de la Mancha’

Pero el regreso a la vida del Monasterio, sólo tiene lugar en 1954. Monjes de la Orden de San Benito, procedentes de la Abadía de Ntra. Sra. de Valvanera, en La Rioja, lo toman en usufructo, quedando como propiedad del Estado.

Desde el 20 de marzo de ese año, vive en el Monasterio del Paular una comunidad de monjes benedictinos, compuesta actualmente por 13 miembros, dedicados al trabajo y la oración. Son 5 sacerdotes y 8 hermanos, de edades comprendidas entre los 23 años del más joven y los 91 del más anciano y organista. Todos ellos orgullosos de su Monasterio, al que la Dirección General del Patrimonio Histórico-Artístico y la CAM, tienen concedido un Plan Director de Restauración Integral, a desarrollar en el transcurso de los próximos 10 años.

Las antiguas dependencias del convento, donde el silencio se siente y casi se palpa, invitan al admirado visitante al recogimiento y la reflexión.

No puedo entrar en la difícil tarea que supone describir la belleza del conjunto arquitectónico y los muchos detalles artísticos que encierra, porque mis escasos conocimientos en la materia desmerecerían de la realidad que mis ojos disfrutan:

- El paraje del mínimo consuelo.

- El Atrio.

- El Claustro, su Templete y su jardín-cementerio

- El Claustrillo dieciochesco

- El Refectorio

- La antigua Sala Capitular, hoy capilla barroca

- El Retablo Mayor, pieza excepcional del gótico tardío del siglo XV, labrado en alabastro.

- La espléndida reja, en la que unas figuras diabólicas parecen advertir al visitante que a los malos espíritus se les expulsa del sagrado.

- El Transparente, de deslumbrante atmósfera barroca y rococó, que mezcla exceso de rojo con imágenes y columnas, en un abigarramiento que puede ser atroz para los acostumbrados a la sobriedad, pero que es un verdadero reto a las apariencias suntuosas.

En fin, son tantos los detalles que merecen ser admirados que es imposible para mí describirlos como ellos y tú merecéis; mejor ven a verlos.

Estoy convencido de que disfrutarás como yo, y tendrás ocasión de serenar el alma con la contemplación de esta belleza, tan próxima a Madrid y quizá tan ignorada por muchos.

El Paular, 10 de febrero de 1998

Por qué estaríamos mejor si Napoleón no hubiera sido derrotado en Waterloo

En el bicentenario de la batalla más famosa de la historia mundial, un distinguido historiador mira a lo que pudo haber sido (texto condensado)

(Ilustración: Tim O’Brien)
Revista de la Institución Smithsonian
Junio de 2015

El 18 de junio de 1815, Napoleón le dijo a uno de sus oficiales: “Venga, general, el asunto ha concluido, hemos sido vencidos. Partamos.” Alrededor de las 8 de la noche de ese día, el emperador de Francia sabía que había sido decisivamente derrotado en un villorrio llamado Waterloo, y ahora ponía todo su empeño en escapar de sus enemigos, algunos de los cuales –tales como los prusianos- habían jurado ejecutarle.
.           Hacía menos de una hora que Napoleón había enviado a ocho batallones de su Guardia Imperial de élite al ataque sobre el camino de Charleroi a Bruselas, en un desesperado intento de quebrar la línea del ejército anglo-aliado mandado por el duque de Welllington. Pero Wellington había rechazado el ataque, oponiendo una concentración masiva de potencia de fuego. Un testigo francés recordaba que “Las balas y la metralla dejaron el camino sembrado de muertos y heridos”. La Guardia se detuvo, se tambaleó, y retrocedió. Un grito –ciertamente, anonadado- surgió del resto del Ejército francés, uno inédito en ningún campo de batalla europeo en los 16 años de historia de la unidad: “La Garde recule!” (“¡La Guardia retrocede!”).
El próximo grito marcó el desastre para cualesquier esperanzas que Napoleón pudiera haber tenido de una retirada ordenada: “Sauve qui peut!” (“¡Sálvese quien pueda!”). A lo largo de las tres millas del frente de batalla, los hombres arrojaban sus mosquetes y huían, aterrados por los lanceros prusianos a quienes se les había ordenado perseguirlos con sus lanzas de ocho pies de largo. A mediados de junio, la oscuridad todavía tardaría en caer algunas horas en esa parte de Europa. Pronto se extendió el pánico general.
El general Jean-Martin Petit recordaba que “Todo el ejército estaba en el más apabullante desorden. La infantería, la caballería, la artillería –todo el mundo huía en todas direcciones”. Napoleón había ordenado a dos cuadros de la Guardia Imperial que formaran a ambos lados de la carretera, a fin de cubrir la desbandada, y él se refugió dentro de uno de ellos, mientras su ejército se colapsaba. Petit, que mandaba los cuadros, escribió que “El enemigo se hallaba pegado a nuestros talones y, temiendo que pudiera penetrar los cuadros, nos vimos obligados a disparar a los hombres que estaban siendo perseguidos.”
Tomando unos pocos ayudantes de confianza a su lado, así como un escuadrón de caballería ligera para su protección personal, Napoleón abandonó a caballo el cuadro, para dirigirse a la alquería sita en Le Caillou donde había desayunado esa mañana, lleno de esperanzas en la victoria. Allí, se trasladó a su carruaje. En el aluvión de fugitivos sobre el camino a las afueras de la población de Genappe, tuvo que abandonarlo de nuevo por un caballo, a pesar de que había tantas personas que él apenas podía ir al ritmo de la marcha de un caminante.
Un miembro del entorno de Napoleón, el conde de Flahaut, escribió posteriormente que “Del miedo personal no había ni la más leve traza”. Pero el emperador estaba “tan sobrecogido por la fatiga y el esfuerzo de los días precedentes que varias veces no pudo resistir la somnolencia que le vencía, y si no hubiera yo estado allí para sostenerlo, habría caído de su caballo”. Hacia las 5 de la mañana del 19 de junio se detuvieron al lado del fuego que algunos soldados habían prendido en un prado. Mientras Napoleón se calentaba le dijo a uno de sus generales: “Y bien, señor, hemos realizado una cosa notable”. Es una muestra de su extraordinaria sangre fría que, incluso entonces, le fue posible bromear, aunque sombríamente.
Si Napoleón hubiera seguido siendo emperador de Francia durante los seis años remanentes de su vida, la civilización europea se hubiera beneficiado de manera inestimable. La reaccionaria Santa Alianza de Rusia, Prusia y Austria no habría sido capaz de aplastar los movimientos liberales constitucionalistas en España, Grecia, Europa Oriental y otras partes; la presión para unirse a Francia en la abolición de la esclavitud en Asia, África y el Caribe se habría incrementado; las ventajas de la meritocracia sobre el feudalismo habrían tenido tiempo de ser más ampliamente apreciadas; los judíos no habrían sido forzados a regresar a sus ghettos en los Estados Papales ni obligados a volver a usar la Estrella de David; el estímulo a las artes y las ciencias hubiera sido mejor comprendido y emulado; y los planes para reconstruir Paris habrían sido realizados, haciéndola la más maravillosa ciudad del mundo.

Traducido por: Roberto Soto Santana

LOS FUSILAMIENTOS EN CUBA EN TIEMPO DE LA COLONIA Segunda Parte


    Como dije en la primera parte, en el tiempo de la colonia, el FUSILAMIENTO, fue una cosa normal por parte de las autoridades, ellos estimaban que era una forma de asustar a los cubanos para que no lucharan contra el colonialismo español. Otros de los castigos, fueron los maltratos y las deportaciones a las prisiones de África.
    Hay que recordar el fusilamiento del poeta Juan Clemente Zenea, fusilado por los españoles, en el castillo de la Cabaña, el 25 de agosto de 1871. Y muchos más pagarían con su vida. La Expedición del vapor “Fannie” que traía hombres y armas para los revolucionarios cubanos, fue apresada en el Departamento Oriental, en julio de 1872. El coronel Valera, que apresó a los expedicionarios pasó por las armas a 29 prisioneros , entre ellos al práctico capitán Ángel Torres, a Manuel Oliva, a dos tenientes, y el secretario de Julio Peralta. Se reportó que tenían cercado a 22 prisioneros, que se esperaba que pronto caerían en poder de los españoles. El coronel Valera capturó numerosa correspondencia a los revolucionarios. El cargamento del vapor “Fannie” (filibustero), fue traído a Santiago de Cuba, el que los expedicionarios habían enterrado.
    En toda Cuba se vivía con temor. Los voluntarios por cualquier motivo realizaban ataques contra los cubanos, hombres o mujeres, para ellos era indiferente. En Manzanillo hubo un caso, donde un capitán de infantería en estado de embriaguez, mandó a fusilar y luego a machetear a doce civiles, sin motivo alguno.
    Pero un caso de verdadera injusticia fue el del Fusilamiento de los Estudiantes de Medicina, todo por un incidente en Cayo Hueso, donde muere en duelo Gonzalo de Castañón, a manos de Mario Orozco, el 31 de enero de 1870. Su cadáver fue llevado a La Habana y los voluntarios provocaron incidentes callejeros atacando a los de origen cubano, muriendo siete cubanos y un norteamericano.
    El 23 de noviembre de 1871 un grupo de estudiantes de la escuela de medicina del primer año, asistían a las clases del primer año que se efectuaban en el anfiteatro anatómico, conocido por San Dionisio. Al ver un carro de mulas donde se transportaban los cadáveres, se pusieron a dar vuelta en el, que se encontraba en el antiguo Cementerio de Espada. Fueron acusados por un vil hombre don Vicente Cobas, que diría que los estudiantes habían rayado el cristal del nicho de don Gonzalo Castañón. La cobardía del catedrático don Pablo Valencia que se prestó a todo el rejuego de las autoridades españolas y la cobardía del gobernador Político Dionisio López Roberts, hombre sin escrúpulos, que pensaba sacar beneficio de la libertad de los presos, pidiendo dinero a las familias. El único que los defendió fue el catedrático don Manuel Sánchez Bustamante, que negó que los estudiantes habían profanado la tumba. El otro lo fue el capitán Federico Capdevila, que los defendió honestamente, sin manchar su reputación.
    A la una de la tarde del 27 de noviembre de 1871, el capitán don José Gener, abrió uno de los balcones del edificio del Gobierno Político de la Plaza de Armas, y en medio del silencio, leyó la sentencia: Fueron condenados a la pena de ser pasados por las Armas: don Alonso Álvarez de la Gamba, don José de Marcos y Medina, don Carlos Augusto de la Torre, don Eladio González y Toledo, don Pascual Rodríguez y Pérez, don Anacleto Bermúdez, don Angel Laborde y don Carlos Verdugo. El resto de los involucrados fueron condenados a años de prisión. Aquellos jóvenes estudiantes fueron fusilados por el único delito de ser cubanos.
    Al pasar los años gracias a las investigaciones de Fermín Valdés, se pudo conocer el lugar donde fueron enterrados. Al ser encontrados, se hizo una colecta entre los cubanos por suscripción pública, para levantar un mausoleo, y sus restos trasladados el 27 de noviembre de 1889. En el congreso del Círculo de Cultura Panamericano de 26 de abril de 1998, leí. “Hechos desconocidos Sobre los Estudiantes de Medicina Fusilados el 27 de noviembre de 1871”, donde aparece no sólo la descripción, sino también errores con respecto a sus nombres, en las diferentes placas donde se les honra y las fechas de nacimiento. Que aparece en Charlas sobre Cuba en tiempo de la Colonia (1868-1898)
    Otro de los grandes crímenes de los esbirros de la colonia española y que hoy en día los familiares quieren limpiar sus nombres, con datos falsos, como en el caso del gobernador de Santiago de Cuba, Juan N. Burriel y Lynch, por los fusilamienstos del “Virginius”, apresado en aguas de Inglaterra, pues Jamaica era parte del Imperio Inglés.
    Es verdad que el “Virginius” usaba la bandera de Estados Unidos en alta mar, estaba registrado en el país. Fue utilizado por la Junta en dos viajes con éxito, pero en el tercero, la mala suerte y el abandono en que se encontraba el vapor, exceso de armas y hombres, fue presa fácil del vapor de guerra español “Tornado”. Llevado a Santiago de Cuba, Burriel no perdió tiempo en ordenar los fusilamientos de los jefes de la expedición, y más tarde del capitán del “Virginius” y los expedicionarios, y de otro grupo de expedicionarios y marinos. En total fueron pasados por las armas 53 hombres, sólo por el odio que profesaba el gobernador Burriel, los Voluntarios y el archifamoso y centro de criminales como era el “Casino Español”, apoyados todos ellos y con el visto bueno del Arzobispo y la iglesia católica, que da pena. De nada sirvieron las protestas de los cónsules de Estados Unidos y de Inglaterra. Fue todo una burla. La llegada de la fragata de guerra inglesa “Niobe”, al mando del capitán Sir Lamton Lorraine, para por un momento los fusilamientos, y consigue que sean perdonados 13 ingleses y un francés. Pero es la llegada al puerto del valiente y héroe de la guerra Civil en Estados Unidos, capitán William B. Cushing, al mando de la fragata de guerra “Wyoming”, la que hizo que Burriel se decidiera a parar los fusilamientos, por las amenazas de Cushing “Albemarle” como era conocido, y días después de la llegada del “Kansas” y “Juniata”, hizo correr a Burriel a La Habana, para recibir nuevas órdenes. Tan valiente temía enfrentarse a las unidades navales americanas y a la “Niobe’.
    Se puede hablar de muchos Fusilamientos, pero estos demuestran el odio y la cobardía de los gobernadores militares en Cuba. Pero también hay que culpar al gobierno central y al reino, pues ellos daban visto bueno a todo.
    Muchas veces es triste recordar lo pasado a aquellos primeros luchadores de la libertad de nuestro pueblo, que sufre hoy una dictadura, tan mala o peor que aquélla.

Quilombo de Palmares Primera República Negra de América (Parte Tercera)

René León, de la Academia de la Historia de Cuba (Exilio)

Otro importante futuro jefe de Palmares lo fue Ganga Zumbi dos Palmares, sobrino de Zumba, que había nacido en 1655 en Palmares, pero que había sido capturado siendo joven por los portugueses, llevado como esclavo, y educado por los religiosos. Escapa a la edad de 15 años de edad, y retorna al quilombo; al crecer, se convirtió en un gran guerrero, llegando a ser jefe de un mocambo, denominado por su nombre.
  Desde 1670 Ganga Zumba rechazó todos los ataques de los portugueses, aumentando Palmares hasta una población de 20,000 habitantes entre negros, mestizos, indios y blancos perseguidos por las autoridades portuguesas. En 1676 el gobernador de Pernambuco llega a una tregua con Ganga Zumba, después de numerosos fracasos en su guerra contra Palmares. Se reconoce la libertad de los nacidos en el quilombo, dándoles posesión de algunas tierras poco fértiles en el valle de Cucaú, con la condición de aceptar la paz. Dicha oferta provocó una división entre los principales jefes de Palmares, en especial con Ganga Zumbi,  que se fue para Palmares con sus seguidores; esto trajo la muerte por envenenamiento de Gamga Zumba, y todos aceptaron el liderazgo de Zumbi. Daba comienzo su reinado de prosperidad.
  Según Péret, “La transferencia de poderes de Ganga-Zumba a Zumbi, debido al envenenamiento del primero, adquiere un sentido particularmente claro: los negros se declararon enemigos de los blancos y entablaron con ellos una lucha   decisiva. Una de las dos fuerzas debía desaparecer: el quilombo o los blancos.” (18) p.84
Se inicia una época de  grandes cambios en Palmares. Ganga Zumbi organiza sus tropas y se dedica a atacar a los portugueses por sorpresa, robando esclavos y armas. Los portugueses realizaron varios ataques contra el quilombo pero fracasaron todos.
  Pero todo no iba a ser bienestar, libertad y tranquilidad. En el año de 1693, el gobernador de Pernambuco, Caetano de Mello, decide la destrucción de Palmares. Los plantadores temían su fuerza y eran avasallados muchas veces por grupos de negros que eran ajenos a la república.
  El primer contingente de soldados que es enviado es derrotado en las afueras del quilombo. Mello se encontraba furioso por la lucha ofrecida contra sus tropas. No había pensado en la valiente resistencia de los vecinos de Palmares. Envía otro ejército compuesto por más de 5,000 soldados y artillería. Las fuerzas iban mandadas por Bernardo Vieira.
  La defensa es heroica, Zumbi iba de un lado a otro de la fortaleza dando órdenes. Las murallas de troncos resistieron la artillería y el fuego. Pero al fin abrieron una brecha por donde entraron los enemigos. La batalla de Palmares fue palmo a palmo. Combatían hombres, mujeres y niños. Cuando al fin los principales jefes del quilombo la vieron perdida, se arrojaron desde lo alto de un peñón cercano, cayendo despedazados ante los pies de sus enemigos, que los cortaron en pedazos. Zumbi, con un grupo de sus guerreros, escapa y se interna en las montañas para continuar la lucha contra los portugueses. Los prisioneros fueron exterminados, solo se salvaron unos pocos. El quilombo y los plantíos, destruidos. Así acabaría el  Quilombo dos Palmares, centro de la Primera República Negra en Brasil y América. Los pocos sobrevivientes que pudieron escapar se internaron en lo profundo de la selva, formando pequeños quilombos. Vivieron, a través de los años, de los asaltos que hacían en las haciendas de los blancos.
  Ganga Zumbi y sus hombres  mantuvieron en constante movimiento a los portugueses, que destruyeron los otros mocambos a lo largo del año 1694. El grupo de Zumbi vive en constante peligro de ser exterminado, se limita a la táctica de guerrillas. Los portugueses cogen prisionero a uno de sus hombres de confianza, el cual, después de ser torturado es obligado a decir su escondite, y Zumbí muere emboscado el 20 de noviembre d 1695. Es decapitado y su cabeza, expuesta como trofeo en Recife. Esto sucedió en 1695, un 20 de noviembre, fecha que hoy en Brasil se conmemora como el DIA NACIONAL DE LA CONCIENCIA NEGRA.
  Palmares fue una esperanza en su mundo lleno de maltrato, hambre y miseria. Su espíritu viviría por muchos años. En los cantos de “Kuna” que se hacían en los quilombos, al son de atabaques, engones o ilus (distintos nombres de los tambores sagrados) recordaban a los héroes de Palmares. En sus cantos, contaban las tradiciones de sus dioses y poderosos reyes los Zumba y Zumbi de Palmares, y sus anhelos de libertad, justicia, y el valor de sus guerreros.
  En tiempo de la Colonia se formaron grupos conocidos como “maracutús que eran “asociaciones de negros” de diferentes naciones, que celebraban sus fiestas, y reproducían la solemnidad de la coronación de un rey y una reina en la nueva tierra colonizada, y hacían mención de sus luchas en las nuevas tierras colonizadas. Todavía hoy en Recife, que es la capital de Pernambuco, en los Carnavales se rinde homenaje a la memoria de sus ancestros y antiguos monarcas, bailando y cantando por las calles, acompañados de sus instrumentos.
  Se dice que aquellos anhelos de libertad llegarían a través de los años a la colonia del Caribe más tarde conocida por Haití, en poder de los franceses. Al pasar los años, los negros dirigidos por Toussaint de Louverture, audillo de los insurrectos negros, barrieron con el poder francés, para así constituir la primera nación de esclavos libres de América. El Quilombo do Palmares fue el grito de libertad y protesta contra una sociedad de abuso y violación de todos los derechos humanos.
  Benjamín Péret dice: “ A pesar de todo, el quilombo de los Palmares constituye un episodio de la lucha de los hombres por su libertad. Esta tentativa no era viable en las condiciones que lo vieron surgir, como no lo era el falansterio de Fourier, al que parece anticipar en sus mejores momentos. Sea como fuere, el quilombo insufló a los negros del Brasil una gran esperanza, del mismo modo que las calurosas anticipaciones de Fourier parecieron por un instante aportar la solución ideal e inmediata a las contradicciones que desgarraban la sociedad a comienzos del siglo pasado. Tal vez sea preciso que el hombre cometa errores antes de descubrir, en el fondo de sí mismo, el elemento de verdad capaz de germinar, cuyo reconocimiento condiciona el éxito del cambio que se impone.” (19) p. 101
BIBLIOGRAFIA

 1.- José Antonio Saco, La Historia de la esclavitud , Ediciones Júcar, 1974, Madrid, España, p.1
 2.- Saco, p.166
 3.- Saco, p.166
 4.- José Luciano Franco, Comercio clandestino de esclavos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985, p. 12
 5.- Gonzalo Aguirre Beltrán, La población negra de México, D.F., 1940
 6.- André Duchase, Le Negríers en Le Trafic  des Esclaves, París, 1948
 7.- Saco, p. 174
 8.- Saco, p. 176
 9.-  Archivo Nacional, Real Consulado y Junta de Fomento, legajo 74, no. 2836
10.- Juan Pérez de la Riva, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, año IV, nos. 1-4, enero-diciembre, La Habana, 1962
11.- de la Riva, Revista de la Biblioteca, 1962
12.- Benjamín Péret, El Quilombo de Palmares, Colección Límite, num 2, Barcelona, 2000, p. II
13.- Péret, p.20
14.- Péret, p. 69
15.- María Laura Bergel, Los quilombos y su influencia en la interpretación cultural afro-brasilera. Una aproximación antropológica, Abril de 2006
16.- Bergel
17.- Bergel
18.- Péret, p. 84
19,.- Péret, p.101

Publicaciones Consultadas

  René  León, La Primera República Negra en América, Revista Pensamiento, Publicación Literaria e Histórica, Vol. 2, num. 2, junio-agosto, 1986, p.8
Historia-Breve resumen de la Esclavitud en Brasil. Boletín Informativo Sou Eu Edicion, nr 5. Junio 2010
Historia de los guilombos de palmares, Ciencia y Educación – Maringa
Alfredo Cardona Tabón, El Quilombo de Palmares, Símbolo de la etnia negra, en Historia y región, 29 de abril de 2011
John Huxtable Elliott, España en Europa, Estudios de historia comparada; escritos  seleccionados, Valencia, 2002, p. 79-80
Paulino Montejo, El Quilombo de los Palmares, ALAI, América Latina en Movimiento, oct. 1, 1995

HIMNO DEL DESTERRADO

de José María Heredia

(Santiago de Cuba el 31 de diciembre de 1803; † Toluca (México) 7 de mayode 1839) fue un poeta cubano, secretario deAntonio López de Santa Anna; diputado y ministro de audiencia en México1 y rector del Instituto Literario de Toluca. No se lo debe confundir con el poeta y traductor cubano José María de Heredia(1842-1905).

Reina el sol, y las olas serenas
Corta en torno la prora triunfante,
Y hondo rastro de espuma brillante
Va dejando la nave en el mar.

“¡Tierra!” claman: ansiosos miramos
Al confín del sereno horizonte,
Y a lo lejos descúbrese un monte...
Le conozco... ¡Ojos tristes, llorad!

Es el Pan... En su falda respiran
El amigo más fino y constante,
Mis amigas preciosas, mi amante...
¡Qué tesoros de amor tengo allí!

Y más lejos, mis dulces hermanas,
Y mi madre, mi madre adorada,
De silencio y dolores cercada
Se consume gimiendo por mí.

Cuba, Cuba, que vida me diste,
Dulce tierra de luz y hermosura,
¡Cuánto sueño de gloria y ventura
Tengo unido a tu suelo feliz!

¡Y te vuelvo a mirar...! ¡Cuán severo
Hoy me oprime el rigor de mi suerte!
La opresión me amenaza con muerte
En los campos do al mundo nací:

Mas ¿qué importa que truene el tirano?
Pobre, sí, pero libre me encuentro:
Sola el alma del alma es el centro:
¿Qué es el oro sin gloria ni paz?

Aunque errante y proscrito me miro
Y me oprime el destino severo,
Por el cetro del déspota ibero
No quisiera mi suerte trocar.

Pues perdí la ilusión de la dicha,
Dame ¡oh gloria! tu aliento divino.
¿Osaré maldecir mi destino,
Cuando aún puedo vencer o morir?

Aun habrá corazones en Cuba
Que me envidien de mártir la suerte,
Y prefieran espléndida muerte
A su amargo, azaroso vivir.

De un tumulto de males cercado
El patriota inmutable y seguro,
O medita en el tiempo futuro,
O contempla en el tiempo que fue,

Cual los Andes en luz inundados
A las nubes superan serenos,
Escuchando a los rayos y truenos
Retumbar hondamente a su pie.

¡Dulce Cuba! en tu seno se miran
En su grado más alto y profundo,
La belleza del físico mundo,
Los horrores del mundo moral.

Te hizo el Cielo la flor de la tierra:
Mas tu fuerza y destinos ignoras,
Y de España en el déspota adoras
Al demonio sangriento del mal.

¿Ya qué importa que al cielo te tiendas,
De verdura perenne vestida,
Y la frente de palmas ceñida
A los besos ofrezcas del mar.

Si el clamor del tirano insolente,
Del esclavo el gemir lastimoso,
Y el crujir del azote horroroso
Se oye sólo en tus campos sonar?

Bajo el peso del vicio insolente
La virtud desfallece oprimida,
Y a los crímenes y oro vendida
De las leyes la fuerza se ve.

Y mil necios, que grandes se juzgan
Con honores al paso comprados,
Al tirano idolatran, postrados
De su trono sacrílego al pie.

¿A la sangre teméis...? En las lides
Vale más derramarla a raudales,
Que arrastrarla en sus torpes canales
Entre vicios, angustias y horror.

¿Qué tenéis? Ni aun sepulcro seguro
En el suelo infelice cubano.
¿Nuestra sangre no sirve al tirano
Para abono del suelo español?

Vale más a la espada enemiga
Presentar el impávido pecho,
Que yacer de dolor en un lecho,
Y mil muertes muriendo sufrir.

Que la gloria en las lides anima
El ardor del patriota constante,
Y circunda con halo brillante
De su muerte el momento feliz.

Al poder el aliento se oponga,
Y a la muerte contraste la muerte:
La constancia encadena la suerte;
Siempre vence quien sabe morir.

Enlacemos un nombre glorioso
De los siglos al rápido vuelo:
Elevemos los ojos al cielo,
Y a los años que están por venir.

Si es verdad que los pueblos no pueden
Existir sino en dura cadena,
Y que el Cielo feroz los condena
A ignominia y eterna opresión,

De verdad tan funesta mi pecho
El horror melancólico abjura,
Por seguir la sublime locura
De Washington y Bruto y Catón.

¡Cuba! al fin te verás libre y pura
Como el aire de luz que respiras,
Cual las ondas hirvientes que miras
De tus playas la arena besar.

Aunque viles traidores le sirvan,
Del tirano es inútil la saña,
Que no en vano entre Cuba y España
Tiende inmenso sus olas el mar.