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domingo, 15 de noviembre de 2015

Panchito Gómez Toro y el compromiso con la patria

Tomado de: Archivo Cubano

De izquierda a derecha Fermín Valdés Domínguez, Panchito Gómez Toro y José Martí, Key West, Florida. Año 1894
Era el 11 de marzo de 1876 y la guerra iniciada en octubre de 1868 contra los españoles continuaba en su apogeo. Esa misma tarde en la finca La Reforma, Sancti Spíritus, nacía Francisco Gómez Toro, cuarto hijo del matrimonio integrado por Máximo Gómez y Bernarda Toro (Manana). El padre no pudo estar muy cerca del muchacho en esos primeros meses de vida pues el compromiso con la lucha por la independencia del país al que ya había convertido en su patria lo reclamaba. Ni siquiera estuvieron juntos cuando Manana y los hijos debieron salir rumbo a Jamaica y no es hasta marzo de 1878 que logra reunirse toda la familia.

Pequeño aún, Panchito da muestras de su sentido de la responsabilidad al asumir sencillas tareas hogareñas que, cotidianamente, son distribuidas en medio de la estrechez económica de la familia.
De manera paralela resaltaba su sensibilidad y amor por los padres y hermanos, unido a la admiración por el padre, a quien a veces imitaba en sus juegos infantiles.
Con el fin de las hostilidades independentistas cubanas en 1878, se inicia un período difícil para la familia Gómez Toro. Jamaica, Honduras, Estados Unidos, Haití los acogen y en 1888 llegan a Santo Domingo, la tierra del padre. Se instalan en La Reforma, el mismo nombre que la finca espirituana.
La suerte no siempre les favoreció en dicho sitio: varios de los miembros enfermaron, murieron algunos de los muchachos, las cosechas se arruinaron, pasaron disímiles necesidades y apuros económicos, pero nunca se dieron por vencidos.
En 1892 Francisco Gómez Toro trabaja en la casa Jiménez, en Montecristi y hasta allí va José Martí a buscarlo para que lo conduzca a La Reforma donde se encuentra el padre venerable. Este primer encuentro del joven con el Apóstol marcaría el inicio de una relación que se mantendría hasta la muerte del Maestro.
Para esa fecha Panchito estaba plenamente identificado con la situación que se vivía en Cuba y la necesidad de iniciar nuevamente las acciones para lograr la definitiva independencia. En varias ocasiones participa junto a Martí, Maceo, su padre y otros revolucionarios más en los planes conspirativos.
A pesar de su juventud es un joven maduro, trabajador, responsable, Máximo Gómez tiene plena confianza en él y al partir hacia tierra cubana deja en sus manos y las de su otro hijo Maxito las riendas de los asuntos familiares. Panchito sabe que contrae una gran responsabilidad, que gustosamente cambiaría por poder estar combatiendo en los campos de la Isla.
Muy pronto se ven coronados sus deseos y en septiembre de 1896 se embarca en el vapor Three Friends, con una expedición encabezada por el General Juan Rius Rivera, destinada a desembarcar en el occidente.
Allí espera ponerse a las órdenes de Maceo. El General Antonio acoge a Panchito como a un hijo y siempre lo mantiene cerca de él, sabe que al incorporarlo a su tropa contrae un gran compromiso con Gómez. Participan juntos en varias acciones y como para señalar lo indestructible de esa unión, el siete de diciembre caen juntos en la acción de San Pedro.
Aún no había cumplido 21 años y su sangre anegaba ya los campos patrios. La noticia del deceso le llegaría al padre días después, sumiéndolo en una profunda tristeza que le lleva a expresar:


    "Murió mi Panchito amado muy lejos de mí; mis brazos se quedaron abiertos, esperándole, porque así lo dispuso el destino (...) Descansa en paz héroe feliz, flor de un día que esparció sus perfumes entre los suyos (...) siempre te estaremos llorando (...) en el hogar que tu eterna ausencia ha dejado desolado y triste, eterno será tu duelo". 

    Gerardo Cabrera Prieto
    Investigador del Instituto de Historia de Cuba

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