Estación de Ferrocarril de
Bejucal, terminal del primer ferrocarril cubano en 1837
La historia ferroviaria de Cuba comenzó en 1830 cuando el gobernador general de Cuba,
Franciso D. Vives crea la Junta de Caminos de Hierro para estudiar la construcción del Ferrocarril La Habana-
Güines. En diciembre de ese año el proyecto se paraliza y es retomado en 1832 cuando el habanero Claudio Martínez de Pinillo,
Conde de Villanueva, es nombrado presidente de la Real Junta de Fomento de La Habana.
El 12 de octubre de 1834, la Reina de
España Isabel II, autoriza la construcción de la primera línea La Habana -
Güines. La Real Junta de Fomento llevaría a cabo la construcción del ferrocarril consiguiendo un empréstito de 2 millones de pesos negociado en
Inglaterra. La obra tuvo al norteamericano
Alfred Cruger, como ingeniero principal. El 19 de noviembre de
1837, se abrió a la explotación el primer tramo de 27,5 km desde la capital cubana hasta
Bejucal, solo 12 años después del primer servicio de ferrocarril público inglés. Sería el primer ferrocarril en
América Latina y el primero también de España, y el segundo país en las Américas, solo después de
EE.UU.. La España peninsular contaría con este medio de transporte unicamente a partir de 1848.
A fines de 1839, el ferrocarril habanero fue completado hasta los 44,5 km, alcanzando su destino proyectado, la ciudad de
Güines, entonces cabecera de una rica comarca agrícola y azucarera al sureste de La Habana.
El desarrollo de los ferrocarriles en Cuba tuvo como motor a la industria azucarera, la cual necesitaba un medio de transporte eficaz para el traslado del azúcar y las mieles hacia los puertos para su exportación. En consecuencia, primaron los intereses privados locales en su estadio inicial de desarrollo. Además de la red de La Habana, se desarrollaron impetuosamente redes ferroviarias locales partiendo de
Matanzas,
Cárdenas,
Cienfuegos y
Sagua La Grande, en el occidente y centro de la isla, o sea, donde se concentraba la producción azucarera.
Desarrollo de la red en el occidente
La primera línea Habana-Güines fue puesta en subasta publica y adjudicada a la
Compañia Caminos de Hierro de La Habana en 1842. En diciembre de
1843 esta empresa puso en funcionamiento un ramal entre San Felipe y
Batabanó, conectando así a La Habana con este puerto de la costa sur, empleado entonces para la comunicación marítima con el oriente y occidente de la isla. Posteriormente se fueron añadiendo nuevas extensiones: 17 km en 1847, 21 km adicionales en 1848 y de nuevo otros 21 km en 1849 (es decir, en un período de 15 años se habían construido unos 100 km de vías férreas). La red se extendió hasta
San Antonio de los Baños (1844) y
Guanajay (1849) hacia al oeste, y hasta
Unión de Reyes en el este (1848), entroncando allí con el Ferrocarril de Matanzas, lo cual hizo posible por primera vez la comunicación ferroviaria entre ambas ciudades, aunque dando un largo rodeo por el sur. La conexión con Matanzas mejoraría años después con la construcción de un ramal directo entre Güines y esa ciudad en 1860.
Cárdenas fue la segunda ciudad que contó con ferrocarril después de La Habana, con la apertura de su primera línea en 1840 hasta
Jovellanos (entonces llamado Bemba). Esta red se fue extendiendo paulatinamente hacia el sur y sureste alcanzando Navajas,
Colón en 1851 y
Los Arabos (Macagua) en 1852. En 1843 se unen las redes de la compañía Ferrocarril de Cárdenas con la del Ferrocarril del Júcaro (un embarcadero situado en la misma bahía de Cárdenas, unos kilómetros al este de dicha ciudad, actualmente desaparecido). Pocos años después (en 1854) se funden ambas compañías en el
Ferrocarril de Cárdenas y Júcaro, cuya red conjunta se extendió hasta
Martí (1854),
Calimete (1871),
Aguada de Pasajeros (1885) y Yaguaramas (1888), cubriendo la mitad oriental de la actual
Provincia de Matanzas y el suroeste de
Las Villas.
Por otra parte, la red que partía del puerto de
Matanzas se desarrolló primero hacia el sur (hacia la llamada llanura roja) y después también hacia el sureste, en estrecha competencia con su rival de Cárdenas. Su primera línea hasta Sabanilla (actual
Juan Gualberto Gómez) se inauguró en 1845. En 1848 se prolonga hasta
Unión de Reyes donde enlazó con el ferrocarril de La Habana. Siguiendo hacia el este, llega a Navajas (
Pedro Betancourt) en 1849 donde entronca con el Ferrocarril de Cárdenas, se unen así las tres redes primigenias. Continúa en esa dirección y alcanza
Agramonte (en 1864) y Guareiras,
Colón (en 1869); aquí empalma con el Ferrocarril del Júcaro, y se extiende más allá hasta cruzar el
Río Hanábana, hasta el poblado de Esles en la cercanías de Rodas en Las Villas (en 1886). Un ramal al sur alcanzó
Jagüey Grande en 1878, demolido en los años 1970.
Tranvía en La Habana en 1952
Paralelamente continuó la ampliación de la red habanera. La ciudad tuvo su primer
tranvía (denominado Ferrocarril Urbano de La Habana), el 3 de febrero de 1859. En 1861 se inaugura el Ferrocarril del Oeste que tenía la intención de llegar hasta
Pinar del Río. Su primer tramo alcanzó Calabazar y
Santiago de las Vegas en 1861,
Alquízar en 1863 y
Artemisa en 1864. Sin embargo, tardaría varios años en avanzar más allá de
Candelaria (1866) y San Cristóbal (1871), alcanzando su destino final, Pinar del Río, solo en 1894.
En 1863 se funda el ferrocarril de
Marianao, de carácter más bien urbano y suburbano. Al inicio abarcaría una red de 12 km y tendría una influencia importante en la expansión del conglomerado urbano habanero hacia el oeste.
Desde 1853 data la idea de un ferrocarril central que alcanzara toda la extensión de la isla desde La Habana hasta
Santiago de Cuba. Con esa intención surge el llamado entonces,
Ferrocarril de la Bahía de La Habana, con terminal en
Regla, que en su primera etapa se propuso alcanzar Matanzas en línea directa, atravesando las zonas de relieve difícil de las Alturas Habana-Matanzas. El primer tramo llega a
Jarucoen 1859 y empalma con el ferrocarril Matanzas-Güines cerca de
Ceiba Mocha en 1862. Más allá de Matanzas la empresa adquirió el ramal ya en explotación hasta
Coliseo y Jovellanos (perteneciente al Ferrocarril de Matanzas). De Jovellanos hacia el este se empleaba la línea del Ferrocarril de Cárdenas hasta Los Arabos. La extensión de Los Arabos hasta
Santo Domingo, concedida a los Ferrocarril de Cárdenas y Júcaro, se completó en 1869, empalmando así con el Ferrocarril de
Sagua la Grande, lo cual hizo posible, por primera vez, la comunicación ferroviaria entre el occidente y el centro de la isla, hasta las ciudades de
Santa Clara y
Cienfuegos, a través de Cruces. Solo años después en 1885, se completaría el tramo directo entre Santo Domingo y La Esperanza, que se corresponde con el actual trazado de la línea central en el acceso a Santa Clara.
En el centro de la isla
El ferrocarril de Remedios se inauguró en 1853 entre esa villa y el puerto de
Caibarién en la costa norte. Posteriormente se prolongó hacia el suroeste, hasta
Camajuaní en 1866, y hasta San Andrés en las cercanías de
Placetas en 1871. El nodo central de esta red se fue desplazando hacia el puerto de
Caibarién, culminando este proceso con la construcción del ferrocarril de vía estrecha de Caibarién-
Zulueta-Placetas (1878). La compañía tendría el propósito de alcanzar la villa de
Sancti Spiritus, e incluso llevaría ese nombre:
Ferrocarril de Caibarién y Sancti Spiritus, sin embargo, nunca llegó a lograrlo.
La mayor red, en cuanto a longitud de sus vías, en la zona central de Cuba se desarrollaría en Sagua La Grande. El primer tramo de vía ancha se fundó en 1855 entre el puerto de Isabela (estación Concha) y la villa de Sagua. Esta red alcanzó
Cifuentes en 1858, y Santo Domingo y Cruces en 1860, logrando así empalmar con el Ferrocarril de Cienfuegos. De esa forma se logró por primera vez conexión entre la costa norte y sur en el centro del país. Años después se construiría un ramal hacia el este a través de
Encrucijada que alcanzó Camajuaní en 1890, uniendo así las 3 redes centrales en una sola. También se extendió hacia el oeste partiendo de su nodo en la ciudad de Sagua, alcanzando
Quemado de Güines y Corralillo en 1888.
En 1899 las tres compañías del centro se fusionaron en la “
Cuban Central Railways” de capital inglés, cuya sede central radicó en Sagua la Grande.
En la mitad oriental
En contraste con el occidente y centro, la mitad oriental de la isla, al este de Santa Clara y Caibarién, tuvo un desarrollo escaso del ferrocarril antes de 1898. Factores como la menor densidad poblacional, la geografía, el escaso desarrollo de la industria azucarera y la
primera guerra por la independencia cubana (1868-1878), lo impidieron. Las vías férreas que se construyeron en ese período tuvieron un alcance muy limitado conectando las villas del interior con sus respectivos puertos o atendiendo la zona de influencia inmediata de éstos.
El segundo ferrocarril que obtuvo la concesión para su construcción en Cuba fue el de
Camagüey (entonces llamado Puerto Príncipe) al puerto de
Nuevitas, en la costa norte, hecho que sucedió en 10 de enero de 1837. La construcción del ferrocarril fue iniciada en 1836 por
Gaspar Betancourt Cisneros, el
Lugareño con una extensión proyectada de 72 km. Su primer tramo en las cercanías de Nuevitas se terminó en 1846, sin embargo, su conclusión hasta Puerto Príncipe demoraría 5 años más, hasta 1851.
Partiendo de la Bahía de
Santiago de Cuba (Punta de Sal), se construyó en 1844 un ferrocarril de vía estrecha hasta las minas de
El Cobre, que sería el más antiguo de esa región. Esta obra de propósito industrial, erigida en una geografía difícil, tuvo como artífice al ingeniero francés Julio Sagebién, quién también tendría un papel importante en el ferrocarril de Cienfuegos, en el de Guantánamo y en el del Oeste en La Habana. La vía desaparecería decenios después. Posteriormente, en 1859 se iniciaba la construcción del primer ferrocarril que escalaba la
Sierra Maestra, desde Santiago, hasta el valle central de
Oriente, alcanzando
San Luis en 1865 y facilitando así el acceso desde la capital oriental hacia el interior de la isla. Esta ruta se mantiene hasta la actualidad, por donde circula el Ferrocarril Central.
Trinidad, en el centro sur de la isla tendría su ferrocarril en 1856, enlazando la villa con su cercano puerto de
Casilda. Los hacendados promotores de esta línea se proponían extenderla hasta la vecina
Sancti Spiritus, algo que no sucedería. En su lugar, desde Sancti Spiritus se prefirió extender una línea hacia el puerto sureño de Tunas de Zaza, la cual entró en explotación en 1864. También entre
Guantánamo y el puerto de
Caimanera, en el oriente, se construiría un corto ferrocarril en 1858, que después se extendería hacia todo el valle de Guantánamo.
Fortín reconstruido de la Trocha Júcaro-Morón junto a la línea del Ferrocarril
Un caso muy particular lo constituye el llamado Ferrocarril de la
Trocha Júcaro-Morón, de uso militar en esa barrera defensiva construida por los españoles durante la
Guerra de los Diez Años para contener el avance de las tropas independentistas cubanas hacia el occidente. Su primer tramo que partía del puerto sureño de Júcaro se extendía por escasos kilómetros en 1871. Este ferrocarril fue abandonado después del fin de la guerra en 1878 y reconstruido y completado hasta la
Laguna de la Leche en 1897, durante la
Guerra del 95.
Tardíamente surge el ferrocarril en
Holguín, conectando esta villa con el puerto de
Gibara en 1893. Esta línea estrecha funcionaría hasta 1958. También en los alrededores de la villa de
Banes, hasta su embarcadero funcionó el ferrocarril de los hermanos Dumois, a partir de 1888.
El ferrocarril durante la intervención norteamericana y la etapa republicana
La gran expansión
Al ocurrir la primera
Intervención Norteamericana en Cuba, una vez concluida la
Guerra Hispano-Americana, existía un gran contraste entre la economía y población de la mitad occidental de la isla y la oriental. La escasa y desarticulada red de ferrocarriles en esa parte de la isla reflejaba esta contradicción. A
William van Horne se le atribuye el papel de principal promotor de la que sería la obra más notable en el desarrollo del ferrocarril cubano en el
siglo XX: el llamado
Ferrocarril de Cuba (
Cuba Railroad) uniendo Santa Clara con Santiago de Cuba con un trazado de 573 km que seguía mayormente el eje longitudinal o espinazo de la isla. La obra fue ejecutada en tiempo récord entre 1898 y 1902 con capital estadounidense, bajo el gobierno interventor, avanzando en cuatro frentes, desde Santa Clara en el oeste y San Luis en el este y en dos puntos intermedios:
Camagüey y
Ciego de Ávila. Quedó inaugurado oficialmente el 22 de noviembre de
1902 por el Presidente
Tomás Estrada Palma. En mayo de ese año Cuba había adquirido la independencia formal de los
EE.UU. y se iniciaba el período republicano.
El Ferrocarril de Cuba, que tenía sus oficinas centrales y talleres en la ciudad de Camagüey, fue completado con varios ramales y articuló en una sola red las vías locales existentes en la región oriental, alcanzando en 1911, 935 km de longitud. Así, el ferrocarril de Sancti Spiritus fue conectado en 1903 con un ramal que parte de Zaza del Medio. Holguín fue alcanzado por un ramal desde
Cacocum en
1906. Un extenso ramal paralelo a la línea central, por el sur de ésta, fue construido entre 1908 y 1911, partiendo de Martí en Camagüey, por el valle del
Cauto, hasta
Bayamo y después por el valle central de
Oriente y
Palma Soriano, hasta entroncar con la línea central nuevamente en San Luis. De Bayamo se construiría una línea hasta la ciudad y puerto de
Manzanillo en 1911. La terminal norte del ferrocarril en la provincia de Oriente se levantó en la
Bahía de Nipe en 1905, dando lugar al puerto de
Antilla, unido por un ramal desde
Alto Cedro a través de Cueto.
El Ferrocarril de
Guantánamo se extendió hacia el oeste hasta unirse con la línea central, en 1907, también en San Luis, que se convertiría así en el nodo principal en Oriente.
En el occidente y centro también se harían progresos. El ferrocarril del Oeste alcanzó
Guane, en el extremo occidental de la isla en 1908. En La Habana se crearon los ferrocarriles eléctricos suburbanos de Regla-
Guanabacoa (1900), La Habana-
Guanajay (paralelo a la calzada del oeste) y de La Habana-
Güines (a través del
Cotorro y
San José de las Lajas). Se creó la llamada Línea Sur de los Ferrocarriles Unidos de La Habana, formada por la línea original La Habana-Güines-Unión de Reyes, la línea del Ferrocarril de Matanzas Unión-Esles y la prolongación de la misma para conectar con el Ferrocarril de Cienfuegos a través de
Rodas y Palmira, por el llamado ramal del Central Parque Alto (Congojas, Rodas), estableciendo una conexión alternativa a la línea central entre La Habana y Cienfuegos.
Estación Central de Ferrocarriles en La Habana
En la segunda década del siglo continúa la expansión de la red en todo el país. Trinidad finalmente es unida a la red en 1919 a través de un ramal de 90 km desde Placetas que atravesó el macizo montañoso del
Escambray junto al río
Agabama y que llegó a poseer el puente más largo en Cuba y uno de los mayores de
Latinoamérica, con 52 m sobre el río y 250 m de longitud. Este ramal funcionó hasta 1988 cuando el puente fue derribado por una crecida del río.
Ferrocarril eléctrico de Hershey en 2010
En 1916 se pone también en funcionamiento una nueva conexión entre La Habana y Matanzas siguiendo un trayecto cercano a la costa norte. Sería el
ferrocarril eléctrico de Hershey, construido por esa empresa norteamericana para dar servicio a sus centrales azucareros y también con una fuerte vocación como medio de transporte público de pasajeros. El ferrocarril de Hershey abrió la comunicación a una región de geografía escabrosa, poco explotada hasta entonces y se constituyó en un factor vital de desarrollo del municipio de
Santa Cruz del Norte. Se construyeron numerosos ramales alcanzando
Cojímar,
Bainoa,
Aguacate,
Guanabo y finalmente
Jaruco, en 1931. En la actualidad es el único ferrocarril eléctrico de Cuba y una atracción turística por el pintoresco paisaje que atraviesa en las alturas de Habana-Matanzas y el
Valle de Yumurí.
Las redes ferroviarias que daban servicio a la industria azucarera, para el acarreo de caña y comunicación con los puertos también crecieron considerablemente en la mitad oriental del país. Algunas de ellas alcanzaron centenares de kilómetros, como la de Preston (292 km),
Banes (centrales Boston y Tacajó, 228 km) y Chaparra (actual
Jesús Menéndez), todas de propiedad norteamericana. Las redes de Banes y Preston unificadas en 1935 por la
United Fruit Company llegaron a contar con 542 km. Muchas de estas redes privadas ofrecían también servicio público de transporte de pasajeros. El
Ferrocarril de Chaparra, construido entre 1900 y 1912, cubrió la región de
Puerto Padre, se conectó con el ferrocarril de Gibara y en 1920 con el Ferrocarril Central, en el poblado de Sabanazo. Ofrecía una red 130 km para transporte público. El ramal sur, desde Santa Lucía al central Francisco (actual municipio de Amancio) y el puerto de Guayabal se construyó en 1913. El Ferrocarril de
Las Tunas-
Manatí, terminado en 1924 también contribuyó a expandir la red en esa región del país.
El último gran proyecto ferroviario en Cuba fue el Ferrocarril del Norte entre
Nuevitas y Santa Clara, impulsado por
José Miguel Tarafa, empresario y ex coronel del Ejército Libertador. Esta vía proporcionó una alternativa a la línea central en el centro-este del país y contribuyó al poblamiento y explotación azucarera de amplias áreas de la entonces provincia de Camagüey y el noreste de Las Villas. El nodo central de esta red de 330 km es la ciudad de
Morón donde se enlaza con el antiguo ferrocarril de la Trocha, adquirido también por esta compañía. Los primeros 40 km entraron en explotación en 1917. Hasta 1919 la línea se extendió desde Nuevitas hasta Chambas, posteriormente en 1927 se prolonga hasta conectar con la línea Placetas-Camajuaní-
Caibarién, totalizando 285 km, poniendo así en comunicación ambos puertos de la costa norte. También se construyó en 1918 un ramal entre Woodin (después llamado
Esmeralda) y
Florida. Entre 1927 y 1930, la línea norte se prolongó otros 46 km hacia el oeste hasta alcanzar Santa Clara como terminal occidental, lo cual convertiría a esa ciudad en un nodo de primera importancia de la red nacional. En 1923 se concluye un ramal largamente planificado desde Camagüey hasta
Santa Cruz del Sur, uniendo así la costa norte y sur de la provincia de Camaguey.
Longitud de las vías férreas públicas en Cuba entre 1840 y 2010
En general, entre 1898 y 1929 las líneas de servicio público aumentaron en un 400%. En su apogeo en la década del 1930 el ferrocarril cubano contaba con 6.012 km de líneas públicas y 8500 km privados (mayormente de la industria azucarera), alcanzando una densidad de 49,62 km de vías por cada 1000 km
2 de superficie, entonces la mayor densidad en América Latina. Sin embargo, a partir de 1930 apenas se construyeron nuevas líneas, lo cual obedeció a la construcción de la
Carretera Central y la creciente competencia del transporte automotor así como al influjo de la crisis económica mundial de la década del 30 y el estancamiento de la industria azucarera.
Proceso de consolidación
La competencia desmedida y la irracionalidad del diseño de redes paralelas, junto con la crisis económica condujeron al proceso de fusión de las diferentes compañías ferroviarias. En 1906, los Ferrocarriles Unidos de la Habana (
United Railways) absorben el Ferrocarril de Matanzas y a los Ferrocarriles de Cárdenas y Júcaro. En 1912, esta misma compañía habanera absorbe al Ferrocarril de Oeste (aunque la adquisición no se legaliza por el gobierno cubano hasta 1921) culminando así el proceso de consolidación en las tres provincias occidentales. En 1921 los Ferrocarriles Unidos adquieren al ferrocarril del centro de la isla (
Cuban Central Railway) y acaban de legalizar la compra del Ferrocarril del Oeste completando el monopolio de la red ferroviaria de la mitad oeste de Cuba, con 2719 km de vías. Esta empresa permanecía dominada por capital inglés. Debido a la difícil situación económica de esta empresa, el gobierno de
Fulgencio Batistadecide su nacionalización en 1953 y se crean así la empresa mixta
Ferrocarriles Occidentales de Cuba para administrarlos.
En el este de la isla, los
Ferrocarriles Consolidados de Cuba (2763 km de vías) se constituyen en 1924 con la fusión del Ferrocarril de Cuba, el Ferrocarril del Norte de Cuba y la
Camaguey and Nuevitas Railway Company, bajo capital norteamericano. También adsorbió al ferrocarril espirituano, al de Las Tunas y entre 1948 y 1949 adquirió al ferrocarril de Guantánamo. Esta empresa dominó prácticamente la mitad oriental del país con 2295 km de vías públicas.