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martes, 15 de noviembre de 2016

La Estirpe matancera de los Byrne: patriotas y adalides de la Cultura cubana

Por Roberto Soto Santana



Juan Daniel Byrne (1884-1958)

Abogado, legislador, Delegado al Tribunal Superior Electoral, experto en normativa electoral, orador consumado y poeta, era tío por línea paterna de nuestro contemporáneo cubano de ley Hugo Byrne.
La niñez de Juan D. Byrne transcurrió en la Atenas de Cuba durante los duros y difíciles años de la segunda y definitiva Guerra de Independencia, de 1895 a 1898.
El coetáneo Hugo Byrne es hoy en día el más connotado miembro de esta estirpe luchadora por la Libertad y la dignidad de los cubanos.  A lo largo de su vida, ha acreditado sus mimbres como periodista, profesional de la arquitectura, ensayista, y veterano tanto de las Fuerzas Armadas de los EE.UU. como de los cuerpos de cubanos voluntarios agrupados durante los años ’60 del siglo XX en disposición de emular a los expedicionarios de nuestras Guerras de Independencia.
Hugo Byrne y esposa
El abuelo de Hugo Byrne, cabeza de la red matancera de suministros de los  infidentes –como eran despectivamente llamados los desafectos al régimen colonial- hasta que fue descubierto por el contraespionaje español, logró escapar de la Isla partiendo al exilio a México, saliendo a través del puerto de La Habana en el vapor “Lafayette”, el último buque en zarpar de allí antes de que la Marina de los EE.UU. impusiera el bloqueo naval, al inicio de la Guerra Hispanocubanoamericana.
Su tío y padrino de bautismo, Juan Daniel, fundó en Matanzas, hacia enero de 1910, la revista CUBA y ESPAÑA, compartiendo la Dirección de la publicación semanal –cuya vida duró aproximadamente un año, y en la que vieron la luz abundantes textos literarios y además noticias de la Colonia española de Matanzas- con Corpus H. Iraeta Lecuona, Hilarión Cabrisas, Agustín Acosta y Adrián del Valle.
          Iraeta Lecuona, vizcaíno llegado a Cuba en 1908 con fama de haber sido pèrseguido en España por sus ideas nacionalistas vascas, perteneció al grupo literario El Areópago Bohemio, fue uno de los firmantes en junio de 1927 del Manifiesto del Grupo Minorista de Matanzas, escribió allí en varias publicaciones periódicas, publicó libros sobre la historia de Matanzas, y se cree que falleció en La Habana en 1961, donde residía desde 1957.
          Hilarión Cabrisas (1883-1939) fue otro destacado periodista, dramaturgo y poeta, habanero de nacimiento aunque matancero de formación, participante en las tertulias del Areópago Bohemio. Fue  miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras, del Círculo de Bellas Artes (de cuya Sección de Literatura era presidente al morir), de la Asociación de Escritores Americanos,  y de la Asociación de la Prensa, de la que fue secretario.
Agustín Acosta (Matanzas, 1886-Miami, 1979) fue considerado en la era Republicana como el Poeta Nacional de Cuba durante muchos años –hasta que el Régimen comunista decidió reemplazarlo por Nicolás Guillén, de su mismo jaez ideológico-. Al igual que otros destacados integrantes de la intelectualidad cubana, brilló no solamente en la creación poética y en las instituciones académicas de las Letras sino en el Servicio Civil. Fue jefe del servicio de telégrafos de Matanzas y de La Habana (1909-1920). Ejerció como notario en Jagüey Grande (Matanzas). A la caída del régimen machadista fue nombrado gobernador provisional de Matanzas (1933-1934). En el gobierno de Mendieta ocupó la secretaría de la presidencia. De 1936 a 1944 fue senador de la República. Presidió el Partido Unión Nacionalista (1936-1937). También en La Habana ejerció como notario público. En ocasiones presidió el Ateneo de Matanzas. Miembro de la extinta Academia Nacional de Artes y Letras -en la que ingresó con el discurso Federico Uhrbach. Las montañas: cumbres de la materia. Los poetas: cumbres del espíritu (La Habana, Molina, 1938), de la Academia Cubana de la Lengua y del Colegio de Abogados y el Colegio Notarial, de Matanzas.
            Nacido en Barcelona en 1872, el barcelonés Adrián del Valle llegó a Cuba en 1895. Allí fundó “El Nuevo Ideal”, dedicado a la defensa de las demandas obreras.. Colaboró en “Cuba y América”, “El Mundo”, “La última Hora”, “Heraldo de Cuba”, “La Reforma Social” y en diversas publicaciones extranjeras. Fue secretario de redacción de la “Revista Bimestre Cubana” y director de “El Tiempo” y “Pro-Vida”. Durante muchos años trabajó en la biblioteca de la Sociedad Económica de Amigos del País, colaborando con Rafael Montoro en la redacción de “El Compendio de la historia de la Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana” (La Habana, Imp. y Librería El Universo, 1930).
En su faceta de poeta, Juan Daniel Byrne acreditó soltura y sensibilidad en el soneto, de lo cual los siguientes son botones de muestra:

AMADA VEN (1922)
Amada ven; bajo el boscaje umbrío
las lianas entreabren sus corolas,
y desmayan las frescas amapolas
frágiles a las gotas del rocío.

Hay en la fronda grato murmurío,
el aire besa las inquietas olas
y parece que cítaras y violas
ponen su acento en la canción del río.

Amada ven; bajo el follaje espeso,
más ardiente y sensual será tu beso,
y la cita más dulce en esa hora.

Quiero verme en el sol de tu mirada,
mientras pasa la brisa perfumada
y acaricia tu frente seductora

LA HABANERA (1926)
El mar te besa con caricia ufana
y el sol te dora primorosamente,
¡oh habanera gentil y sonriente
y coqueta como una cortesana!

Bajo el palio de luz de la mañana
al encender sus oros por oriente,
tú surges de esa luz resplandeciente
como Friné, desnuda y soberana.

Por acervo feliz quiso mi suerte,
en la ardiente pasión que me provoca,
volver a ti los ojos para verte.

Quedando prisioneros mis antojos,
en la miel rebosante de tu boca
y el fulgor azabache de tus ojos.

RESIGNACIÓN (1938)
Hija desventurada que moriste
cuando ibas a contemplar la luz primera,
pues no quiso el Destino que estuviera
tu hálito en este mundo; y te me fuiste

hacia el empíreo azul, del que viniste,
-mágica estrella que dejó su esfera-
y vislumbrando lo que el mundo era
rápidamente al cielo te volviste.

Si así quiso el destino que llegaras
al mundo entre los brazos de la muerte,
y al seno de la Gloria retornaras

como un ángel que vuelve al Paraíso;
hija, ya que no pude retenerte,
me resigno al pensar que Dios lo quiso.




UN POEMA ERES TÚ (1921)
¿Un poema me pides?... ¡Insensata!
Un poema es tu boca bella y pura;
un poema de amores es la bata
que ciñe lujuriosa tu cintura.

Un poema de luz vive en tus ojos
dormidos al amor y el embeleso;
ya que quieres que colme tus antojos,
págame con la gloria de tu beso.

Poemas son tus manos infantiles
que semejan dos pétalos carnales,
veinte poemas son tus veinte abriles,
forjados con estrofas inmortales.

Dos palomas anidan en tu seno,
que son poemas de belleza rara,
¿Un poema me pides?... de ti pleno
Lo haré con los hechizos de tu cara.

SOY GUAJIRO (1920)
Luzco sobre la cruda guayabera
pañuelo rojo de sedeño encaje
y ostento como timbre de linaje,
del yaguarama la gentil contera

Una guajira hermosa, en la ribera,
me da cita a la sombra del boscaje,
mientras juega la brisa con su traje
y despeina su negra cabellera

Gallardo campeón en los torneos,
el primero en guateques y paseos,
sinsonte trinador de la sabana

Con mi guitarra al brazo y mi machete,
improviso apoyado a un taburete
la melodiosa décima cubana.

MUSA 1935)
Mi musa no tiene guedejas doradas
ni trajes costosos, raros y sedeños,
ni manos sutiles y aterciopeladas,
sino dedos finos y brazos cenceños.

No tienen sus ojos ardientes miradas,
siempre están cerrados, cargados de ensueños,
pupilas de esfinge, tristes y cansadas,
como si vivieran fantásticos sueños.

Así yo la evoco, y mi vida añora
la simpar belleza que su alma atesora
bajo su faz pálida como de azucena.

Y en la noche quieta, cuando todo huye,
y el viento en la selva su canción diluye,
siempre la recuerdo, por triste y por buena.

ANTÍPODAS (1912)
Dos estrellas errantes
somos los dos;
tú vas hacia el mañana,
yo hacia el dolor.

Antípodas del mundo
de la razón,
¿qué importa la distancia
para el amor?...

MACEO (1912)
Del Marco de la gloria su postura,
emerge tal como en la vida estaba;
igual como luciera en Punta Brava
y de Mal Tiempo la inmortal llanura.

Transformaba su homérica figura
el guerrero oriental cuando peleaba,
y como Ulises su poder fiaba
a su audacia, su genio y su bravura.

El mundo lo contempla todavía
con el machete en alto y su irredento
ideal, vislumbrando el nuevo día.

Ese machete rubricó la historia
de la invasión, el portentoso evento
que entre los héroes lo situó en la Gloria.

ULISES (1916)
Tú que pasas con faz adolorida,
el gesto adusto, el ademán vencido,
sé como Ulises que afrontara erguido
de adversos dioses fiera acometida.

Y pon, ante la mar embravecida,
la proa hacia el viento, y el incauto oído
sordo a la voz, el canto o el gemido
de las torvas sirenas de la vida.

Así recorrerás los anchos mares
y los largos caminos seculares
donde todo dolor tiene su asiento.

Y como el gladiador de la leyenda,
podrás bien pronto levantar tu tienda

y tremolar tu pabellón al viento.

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