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jueves, 1 de junio de 2017

El Louvre

Tomada de: Habana Elegante

     Es un hermoso café que está situado en la esquina donde comienza la calle de San Rafael y que sirve de punto de reunión a la gente de mundo que habita, ya como estable, ya como transitoria, esta ciudad. Salones espaciosos y ventilados, cubiertas sus paredes y columnas de espejos y brillantemente alumbrados, ofrece un lugar elegante y céntrico a la multitud de empleados, militares, marinos, negociantes, etc., que carecen aquí de familia y que forman tertulias en las mesas del establecimiento, muy bien servido y provisto de cuanto puede antojársele al paladar más exigente. El bullicio que produce la incesante charla de los concurrentes, da un carácter de fiesta atractiva, y puede decirse que si se cerrase el Louvre sería un día de duelo para los que saben saborear la vida, pues difícilmente se encontraría otro lugar en la ciudad que supliese al que vamos describiendo.
     Multitud de personas de distintas categorías sociales acuden allí en pos de citas, ytambién tahures y toda clase de gente vividora o alegre que se conciertan para sus aventuras. Es el verdadero círculo de la gente despreocupada y traviesa de levita, que fragua planes de conquistas femeniles, de burlas a la policía, y de toda clase de negocios nonc santos. Los que son prácticos clasifican prontamente la calidad de los distintos grupos que por zonas toman posesión de las mesas del café a diferentes horas, y con una sola mirada pueden decir cómo anda el barómetro de la moralidad pública. En los altos hay juegos de billar y tresillo y algunas veces se dan bailes donde alternan las razas sin las preocupaciones que en otras esferas, bailando muchos jóvenes que se tienen por paletos y elegantes, con lavanderas y fregonas de color de ébano que huelen a sebo y a cebolla y que fingen ocultar su rostro con la careta, que es de todas épocas en esta clase de bailes.
     Pero dejemos el interior del Louvre que bajo su brillante aspecto tiene muchas telarañas y a las que echaremos un velo por no disgustar a las muchas personas intachables que allá concurren, y plantémonos en la acera que da frente al Parque y que es el lugar más animado y turbulento de la Habana y reflejo de nuestro carácter, que allí se ostenta con mayor espansión por estar al aire libre.
     Es una semejanza aunque en menor escala de la Puerta del Sol de Madrid y un lugar verdaderamente alegre. Todo lo que no cabe dentro del café está, en la acera. Billeteros de todas las loterías nacionales, que gritan desaforadamente su mercancía; vendedores de periódicos y debastones, limpiabotas, limosneros, convidadores de garitos, truhanes de todas especies, jugadores, agentes o corredores de la tienda de Cupido; policía uniformada y secreta que todo lo husmea; vagos que esperan la llegada de algún amigo que los convide a cualquiera cosa, ycuantas clases de petardistas pueda imaginar el lector, se hallan allá en alegre roce con otras muchas gentes honradas que pasean por la anchurosa yelegante acera, gozosas de haber encontrado un lugar que contrasta por su belleza con la fealdad y estrechez del resto de la población. Allí se chismea todo lo que pasa ylo que no pasa; atraviesan las ninfas de ciertas calles para recordar su existencia ysus gracias a los disolutos, y también llegan en sus carruajes y a pie damas honestas yencopetadas a saborear los helados de París, que se confeccionan en un establecimiento especial.
     Se discuten las reputaciones, se cena en los buenos restaurantes, se bebe, se gesticula y se riñe. Es la acera del Louvre como la caja de Pandora, donde están los males y los bienes. Allí está todo o por allí pasa todo lo fashionable de la Habana. No hay necesidad de ir a otro sitio para hallar lo que se desea, y lo mismo se puede encontrar una mirada de virgen tropical que regenere hasta á un escéptico, que otra que conduzca a una sentina de corrupción; y puede encontrarse también un carterista que le escamotee la cartera del bolsillo.
     Los demás establecimientos de la acera son a cual mejores y se clasifican así:
     Hotel yrestaurant de Inglaterra, el primero que se montó con lujo en esta ciudad y cuyo salón de comer se ve siempre muy concurrido.
     Cosmopolitan, café y restaurant, donde se come muy bien y sobre todo, se cena.
     Washington, café y también restaurant, muy decente.
     Casino alemán, círculo privado, en los altos.
     Helados de París.
     Barbería el Louvre, acicalamiento de jóvenes a la moda.
     Hotel y restaurant Hispano Americano, más modesto.
     Como se ve y contando con los alrededores, puede vivirse muy confortablemente sin salir de este centro, que no tiene que envidiar mucho a los de otras capitales.

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