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viernes, 15 de febrero de 2019

En el 120 aniversario del hundimiento del acorazado“Maine” en La Habana


Miembro de la Academia de la Historia de Cuba (Exilio)
René  León
El USS Maine entrando en el Puerto de la Habana el 25 de enero de 1898,
donde explotaría tres semanas después. A la derecha, el Castillo del Morro.
Desde lo alto de la farola del Morro de La Habana se dio aviso al Capitán del Puerto, que en el horizonte se veía un buque que se aproximaba al puerto. Una lenta columna de humo avanzaba a la par al buque; eran sus chimeneas que dejaban salir el humo de sus calderas; navegaba a toda velocidad. El práctico del Puerto, Julián García López subió a bordo del acorazado “Maine”, el capitán Sigsbee, le preguntó si se esperaba su llegada, López le replicó “nada se sabía”. Fue llevado a la boya número cuatro, quedando fondeado a ella. Era el 25 de enero de 1898. Cerca fondeado en la boya tres el vapor español “Alfonso XII”, y en la boya dos, el “Legazpi”.
Botadura del USS Maine en 1890.
El 12 de enero estallo un motín en La Habana. El cónsul americano Lee, creyó oportuno cablegrafiar a Washington solicitando el envió de un buque de guerra para proteger las vidas y propiedades de norteamericanos. La justificación de enviar al “Maine”, era que el gobierno de España había perdido la capacidad de proteger las vidas y propiedades de los americanos, y de cumplir con las obligaciones y tratados con el gobierno de Estados Unidos. Pero se sabía del gran interés del gobierno y de las grandes compañías de apoderarse de “La Perla del Caribe”. Ya “la fruta estaba madura” 
Pecio del Maine, 1898.

La guerra entre españoles y cubanos, en la que estos últimos llevaban la ventaja, él ejército español había perdido todas las ventajas; la desmoralización y la muerte los perseguía; mientras que a las fuerzas cubanas, las victorias les eran continuas. España había perdido a su “Perla del Caribe”. Los responsables de los motines en la capital, fueron los Voluntarios, incapaces y cobardes, que sólo atacaban a los vecinos de la capital, pero no tenían el valor de ir a pelear a la manigua. 

Al llegar el “Maine” vinieron días de calma, pero siempre en estado de alerta, por temor a un sabotaje por la parte española. El 15 de febrero de 1898, la bahía se encontraba tranquila. Buques de diferentes nacionalidades estaban amarrados a los muelles; los pequeños botes que iban a Regla y Casa Blanca con pasajeros. Todo se encontraba en calma. A las nueve y cuarenta y siete, se vio una llamarada de fuego y una fuerte explosión de la proa del “Maine”, una columna de humo se elevo al cielo, al despejarse sólo dejaba ver parte del casco del acorazado. 266 marineros y oficiales muertos. Dos marineros españoles fueron muertos también tratando de rescatar a los sobrevivientes. La alta oficialidad se encontraba en una fiesta en la ciudad de La Habana. 

Telegrama enviado al Capitán James Forsythe, Comandante naval de la base de Key West, por Charles Sigsbee, Capitán del USS Maine notificando el hundimiento del buque.

Cerca del “Maine” se encontraba el barco “Ciudad de Washington” que no sufrió daño. Comienzan los ataques contra España en Estados Unidos, los periódicos que más los atacan son el “Herald” y “Word”, con mentiras, acusando a España. En el momento de la explosión se encontraban en la ciudad el financiero Rothschild y el banquero Wertheim que habían llegado en un supuesto viaje de negocio, ellos estaban en un hotel cercano en la ciudad. 

Monumento a las víctimas del USS Maine en la Habana, Cuba, c. 1930.
El águila fue retirada tras la Invasión de Bahía de Cochinos.
Estados Unidos nombró una Comisión Naval formada por miembros de la Armada. Al saberse los resultados de la investigación, que era negativa a España, los ánimos y pasiones se excitaron. El 11 de abril de 1898 el presidente Mckinley se dirige al Congreso. El 13 abril las comisiones de la Cámara y del Senado, determinan que Cuba tenía el derecho de ser libre e independiente. El 20 de abril el presidente obtiene privilegios especiales. La guerra era una realidad. España tendría que recordar que el 15 de febrero de 1898, se hundía a la vez el imperio colonial de España en América Hispana. 
Ahora veamos, a los españoles no se les permite realizar una investigación, y la que ellos realizaron, fue ignorada. Se dijo de la participación de cubanos e intereses americanos. En una investigación realizada por el abogado y juez de la Armada Adolf Marix, este informó: “que el barco había sido destruido por una mina colocada debajo del barco por el buzo José Barquín apodado “Pepe Taco”. El artefacto había sido llevado a La Habana, en el barco “Bucanero” de Randolph Hearst, dueño del “New York Journal”. El barco llegó al puerto sin permiso el 9 de febrero. Había estado merodeando cerca del “Maine”, tres días después fue multado y expulsado del puerto. Las informaciones conseguidas por Marix, era de un francmasón de nombre Carlos Carbonell. Este le dijo a Marix que a él y Pepe Taco les ofrecieron $6,000, por su ayuda. Pepe Taco fue muerto el día después de la voladura. Otro buzo que participó fue muerto y otro encarcelado. Marix informó que al que estaba en la cárcel le estaban suministrando morfina para asesinarlo. Los arrestos aparecían en los partes oficiales de la villa de Regla. Según aparece en el informe se uso una mina de 110 kilogramos, los perpetradores fueron García Corujedo, un tal Villasuso y Maribona, y empresarios francmasones de la calle de Muralla. Esta información aparece en el: Reporte del Presidente al 55avo Senado acusando a José Barquin del hundimiento del USS Maine. El informe de Marix fue publicado en el: Documento 207 del Mensaje del Presidente Mackinley al 55 Senado Apéndice “F”: “Informe de la Destrucción del USS Maine, 1898. 

En el reporte de Marix, el recibe esta información de Henry Drain, que era empleado del consulado de Estados Unidos en La Habana, de un carta anónima que se había recibido, donde se le informaba al General Lee, sobre la explosión del “Maine”, y quienes habían estado envuelto en el sabotaje. Que había sido en la Ferretería “La Marina” donde se habían comprado muchos de los materiales usados. Drain va a visitar la casa de Pepe Taco, que vivía en la calle Rodríguez, en Regla, con mucha miseria, y se había mudado la familia a otra casa en la calle de Gelabert, y que habían recibido $4,000 pesos en adelanto, por el trabajo de Pepe Taco. Drain informa a Marix, que comerciantes francmasones de la calle de Muralla, fueron los que colectaron el dinero. 

Años más tarde el almirante retirado H.G.Rickover publica “Cómo fue hundido el acorazado Maine”. Llegando a la conclusión que fue una explosión interna y no sabotaje. Fue una investigación seria y sin apasionamientos, sus conclusiones fueron: “Se puede afirmar, con probabilidad absoluta de acertar, que el “Maine” fue destruido por accidente ocurrido dentro del buque”…”la destrucción del acorazado y los esfuerzos por determinar la causa del desastre no son si no una nota de pie de página interesante para la Historia”. 

La marina de Estados Unidos ya había tenido anteriormente explosiones en los buques:”New York”, “Oregón”, “Philadelphia”, “Boston”, “Cincinatti”, “Atlanta”, y el “Indian”; esto demostraba el defecto que podían tener los buques. 

En la prensa alemana salió un artículo donde se decía de un grupo de cubanos francmasones dirigidos por un tal Agüero que pertenecía a la Junta Revolucionaria Cubana de Nueva York, que en combinación con anarquistas italianos, residentes en Estados Unidos, tuvieron que ver con el asesinato de Cánovas por Angiobillo. Fueron los que ayudaron en el complot del “Maine”. 

El 15 de febrero de 1910, en el “Evening Bulletin” de Filadelfia en el 12 aniversario de la explosión, decían que el “Maine” había sido volado por los insurrectos cubanos para implicar a los Estados Unidos. 

España nos odiaba más a nosotros que a los americanos, y hasta el último momento lo demostró. Los representantes españoles insistieron hasta el último momento, y alentaron al gobierno de Estados Unidos que se anexaran a Cuba. No supieron en el campo de batalla vencernos. Nuestra guerra de independencia, no fue inspirada por insanos rencores, sino por el derecho y causa natural de la evolución de los pueblos de ser libres.

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