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viernes, 15 de marzo de 2019

HOMELESS



René León

  Ayer se puede decir comenzó otro nuevo año. Año de incertidumbre en el país. Diferencias política en ambos partidos. Una ola de refugiados que llegan a la frontera en busca de trabajo y comida.   La miseria y el crimen los persigue. Grupos armados que buscan en las drogas una vida mejor.
  La América de hoy o más bien dicho los Estados Unidos de América de hoy, es muy diferente a la de los años 50 o 60 del siglo pasado. Estos grupos de ideología socialista o “comunista” crean más problema al gobierno. 
  Pero porque esta conglomeración de refugiados llega a nuestras puertas, se puede decir. No es un fenómeno nuevo, pero sí de creciente conciencia pública en América.
  A estos refugiados se les llama “homeless”, son personas de todos los niveles sociales y antecedentes culturales, económicos y raciales, que de pronto en un lapso de tiempo, se ven precipitados desde su pasiva vida en sus países, a las calles del odio y la miseria cuando no de la violencia.
  En los Estados de América, Homeless puede ser una pareja que no lo previo todo, solo pensaba en la comodidad de sus vidas, pero no previo la enfermedad y carencia de seguro de salud. Homeless es también el veterano de guerra que se encuentra inadaptado a la “paz” posterior de la devastadora guerra. Pero si lo miramos con fijeza,”homeless” en América, USA, lo puede ser cualquiera, ninguno de nosotros está exento de la mala racha o mala suerte, que nos puede poner en esa situación. Homeless puedo ser Yo, por nunca prever esta larga enfermedad. (Piénsese cómo simplemente perder la salud de un cambio de ciento ochenta grados a nuestras vidas).
 Parece que esta condición de “homeless”, más que un fenómeno temporal es un estado en que las personas caen y les cuesta trabajo de salir de ella, y lo difícil que es desasociarse de ella. Las personas encuentran, soledad, falta de afecto de amigos y familia, inseguridad…que más tarde lo sustituyen por prostitución, drogas, violencia. Luego la manera de salir de este mundo, es bien duro y complejo. Parece ser que se requiere más el deseo de romper con la miseria, la intervención consejos familiares  de barrio, iglesia y del “Estado”.
  Yo quisiera por un momento no solo pensar en mí y en los míos. Es posible que alguna vez este momento de intranquilidad y de miseria, pudiera olvidarse. Es posible que algún día dejar de ver niños que lloran de hambre y no saben lo que es la alegría.  
  Conceptos un tanto remotos, muchas veces dejados en nuestros países de origen, empiezan a tomar su más ajustado sentido: la familia, amigos, vecinos, la iglesia, no importa cual. El volver al AYER, cuando la vida se vivía más feliz. Las reuniones familiares, o el vecino que nos invita a una barbacoa, o ir a caminar y volver a soñar, reír y retornar por consejo a Dios.
  La tragedia de nuestro día es creer que estamos derrotados, que no valemos nada. Pero estamos equivocados. Miguel Martín Farto (Cuba), dijo: “Aprendí que lo que sí es intemporal es el Amor; ese sentimiento tan poderoso que ayuda a seguir adelante aún en las condiciones más adversas.” Al regresar de su viaje a Cuba en 2006.
  El término “homeless” se refiere a la pérdida de status, carencia de techo, carencia material. Pero, por otro lado, tiene un significado aún más radical, significa soledad, falta de amor, descuido, indiferencia y maldad. Falta del hogar es falta de calor, ternura, falta de esa llama cálida que todo corazón alberga.
  Basta de lágrimas ante el dolor humano que nos arranca la tranquilidad de nuestras conciencias, es mirar y no ver nada a través de los callos de nuestra mirada, definitivamente pérdida para ser humana, cristiana, buena, latina.
  Este fenómeno, lleno de nombres y caras, vida social y recuerdos de tiempos mejores, nos debiera despertar a todos  cada noche cuando nos vamos a dormir cuando en calles y plazas intenta encontrar acomodo para padecer una noche más. Ser o estar “homeless” sin hogar es una decisión que no siempre depende de la voluntad propia.

EXISTE AYUDA, EXISTE DIOS.

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