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lunes, 1 de julio de 2013

Te digo hermano

Por Antonio A. Acosta


Te digo hermano,
aunque no lo seas de mi sangre,
pero nos une una hermandad
que compromete y estimula
y tenemos la obligación de defenderla,
porque eres hermano en Cuba esclava
y compartimos angustias y quebrantos.
Hermano de caminos y de huellas,
hermano de mil sueños patria adentro,
en el borde de un calendario equivocado.
Hermano de nostalgia en otra orilla,
donde el rumbo ha perdido su distancia
y la brújula ya no marca derroteros.
La lágrima trunca se quedó sin gemidos
y el mar iracundo se ensañó con los nuestros.
Hoy las calles del tiempo me resultan extrañas
y el derecho al regreso se alejó de mi horario.
Las olas insistentes no saben de respuestas,
no saben de tragedias ni miserias humanas,
y elevan sus crestas en son de madrigales.
La palabra carece de euforia y entusiasmo
y no es la misma de los años de aurora;
sólo le queda nobleza en su afán quijotesco
y un susurro de palmas y algarrobos
orquestando el pentagrama de los vientos.
Pero no todo está perdido en la isla del silencio,
pues hay pinos nuevos en pos de nuestra lucha,
crecidos de coraje y de vergüenza,
para lograr una patria sin cadenas,

cubana y martiana para siempre.

1 comentario:

  1. Muy interesante este escrito del amigo René León, que aclara de manera definitiva,



    la contribución que las “Damas de la Habana” aportaron a la revolución americana, precisamente, cuando las arcas de Washington y Rochambeau, estaban casi exhaustas.
    Este escrito de René, como todos los suyos siempre nos muestra la verdadera cara de la Cuba de ayer, siempre al lado de la Democracia.

    Herminia D. Ibaceta

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