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lunes, 15 de enero de 2018
El asesinato de la Historia o Crimen en el Occidente Express
Foto tomada de: Daily Mail |
Por Eduardo Lolo
La vida no es un
musical de Broadway. En las sabanas africanas, el leoncito huérfano de un padre
vencido tendría muy pocas probabilidades de llegar a ser Rey León de la manada,
pues es costumbre ancestral que el nuevo monarca, una vez victorioso en el
duelo con su predecesor, mate a todos los cachorros hijos del soberano depuesto.
Algo semejante entre seres humanos sería considerado una monstruosidad, aunque
algunos magnicidios han comprendido el asesinato de los herederos al poder y
hasta de la familia toda del destituido, como es el caso de la masacre de los
Romanov a mano de los comunistas rusos en el poder, que incluyera los cinco
vástagos del matrimonio.
El carácter excepcional del nefasto final
del último zar y toda su estirpe no puede, sin embargo, disimular el hecho de
que el intento de asesinato de la historia por parte del hombre es mucho más
trágico que entre animales, aunque no sea mediante acciones tan sangrientas. Porque
es el caso que a los humanos no nos basta con borrar el ADN del vencido; es
imprescindible anular, también, su memoria del tiempo, tercamente viva gracias
a la historiografía desarrollada tanto en palabras, como en recuerdos
esculpidos y hasta en el grafiti nervioso sobre una pared ansiosa, en su
desnudez, de posteridad.
La historia sin registro corre el riesgo de no ser tal, degradada a mito o
leyenda. Así, las pirámides egipcias sin jeroglíficos no serían más que saqueados
montículos mortuorios; Ciro, sin Jenofonte, estuviera en la misma categoría que
el Rey Arturo; al tiempo que la conquista del Imperio Azteca por un puñado de
aventureros desprovistos de retorno sería inexplicable sin el recuento senil de
un antiguo alférez. De la historia parte el registro; del registro, la
autenticidad de la historia. De ahí que para extremistas de toda laya no basta
la muerte de la persona: es necesario también matar al personaje; que es decir,
eliminar el registro de la historia que lo convirtió de lo primero (carne
fugaz) en lo segundo (memoria tenaz).
El intento de asesinato de la historia ha sido practicado en todas las
épocas y civilizaciones. En el Occidente actual, como en la novela de Agatha
Christie que parodio en el título, son muchos los que alzan vengativos el arma
asesina ante un aterrorizado Poirot público: anarquistas (ahora llamados
“antisistema”), comunistas reciclados con diversas etiquetas, religiosos
fundamentalistas de disímiles credos “evangelizando” a la fuerza, nacionalistas
excluyentes de intransigencia totalitaria, y otros de igual o semejante calaña;
todos los cuales, en sentido general, no son más que entes frustrados o
inadaptados que quieren culpar a la historia de sus propios fracasos.
Las justificaciones o recompensas
para ser parte de la horda historicida son varias, tanto terrenales como
celestiales: de enjuiciar pasadas actitudes deplorables como si estuvieran
vigentes (aplicando códigos modernos y, consecuentemente, anacrónicos), a las
mil vírgenes a la espera de ser desfloradas por un pene previamente destrozado
por un cinturón suicida. En todos los casos los nuevos cruzados se masifican
para llevar a cabo su misión; que es decir, dejan de ser individuos para
convertirse en ciegos instrumentos de infalibles mesías de nueva factura.
Veamos unos pocos ejemplos:
Una de las primeras acciones que llevó a cabo Fidel Castro a su llegada al
poder fue derribar las esculturas de algunos de los presidentes elegidos
democráticamente que se habían erigido en una céntrica avenida habanera conocida
como Avenida de los Presidentes. Abría el desfile la de Tomás Estrada Palma,
primer Presidente de la República. Por impericia de los que tenían que llevar a
cabo el derribo o una imprevista solidez del monumento, el caso es que la
estatua de Don Tomás no pudo ser derribada, por lo que se optó por cercenarla
por su parte más vulnerable: los tobillos. Quedaron, solitarios sobre el
pedestal, los calzados de bronce. El Monumento a las víctimas del Maine fue
otro caso de intento de asesinato castrista de la historia: el águila que la
coronaba fue derribada estrepitosamente y el texto del pedestal alterado para
culpar al propio gobierno norteamericano de la explosión del acorazado. Luego
se cambiarían los nombres de las calles, escuelas, etc., etc.
Al otro lado del Atlántico, en España se promulgó a principios de este
siglo una Ley de la Memoria Histórica que, en la práctica, solamente se utilizó
para llamar la atención y denunciar los crímenes del bando nacionalista durante
la Guerra Civil y la dictadura franquista, pero dejando de lado los múltiples
asesinatos de inocentes perpetrados por los militares republicanos. Más
recientemente se ha comenzado el derribo de cuanto monumento pueda ser
denunciado como la representación de un aliado de Franco y el cambio de nombre
de las calles a las que puedan endilgárseles igual asociación. Tal parece que
los Nacionalistas, quienes ganaron la guerra por las armas en 1936, van a
perderla por decretos casi un siglo después. Y hasta se habla de destruir el
gigantesco mausoleo conocido como El Valle de los Caídos, donde más de treinta
mil combatientes de ambas facciones, entremezclados, yacen fundidos más que
sepultados.
Pero el caso más destacado en la actualidad es el de Estados Unidos. Los
monumentos a los soldados y destacados oficiales confederados, luego de
respetados por más de un siglo al calor de la reconciliación lograda al final
de la Guerra Civil, se han convertido en blanco casi sin defensores de los que
parecen olvidar que muchos de esos oficiales ya lo eran previamente al intento
secesionista, con una hoja de servicios a la nación que ahora se intenta
desconocer. Hasta el sepulcro de Ulysses S. Grant está en el colimador de los
revisionistas, por una ocasional actitud antisemita durante las hostilidades
que luego enmendaría (inútilmente para sus perseguidores actuales). Pero hay
más: la nueva guerra civil de un solo bando armado se desborda en el tiempo y
abarca todas las épocas de la historia estadounidense, incluyendo aquella en la
cual el país ni siquiera existía. Un ejemplo de ello es la campaña por derribar
la icónica escultura de Cristóbal Colón en Columbus Circle (New York) por este haber
traído esclavos africanos a la América.
Pese a lo anterior, y aunque
asordinadas por la vocinglería “políticamente correcta” y una prensa cómplice, no
han faltado voces sensatas en el desigual debate. Una muestra a destacar es lo
expuesto en una reciente entrevista concedida a la revista Time por Henri Louis Gates, Jr., un conocido historiador
norteamericano de origen africano. Dijo el popular
conductor del programa de televisión Finding
Your Roots: “Often people think, if I take down that statute, I will erase
the racism that the person represented and the statue embodied. It doesn’t work that way.” Y aunque se
queda corto en defender los monumentos en sus ubicaciones originales, propone
llevar las estatuas a museos, por lo que el componente artístico lograría
sobrevivir la demoledora ira impune contra mármoles y bronces hasta ayer
respetados en tanto que obras de arte. Desafortunadamente, su lógica sugerencia
ha caído en los oídos sordos de los destructores talibanescos y sus promotores.
No obstante todo ello, y pese al celo de sus verdugos, la historia casi
siempre sobrevive, incluso cuando muchos la creen muerta. De ahí que en Rusia ya
San Petersburgo haya recuperado su identidad luego de décadas de forzada
nomenclatura espuria, que los moradores de las calles de Madrid y La Habana las
sigan identificando por sus nombres originales, mientras que la real memoria
histórica de los pueblos sigue llorando los crímenes de todas las facciones. Y
hasta se dio el caso que el águila derribada del Monumento al Maine en la
capital cubana no haya sido fundida como había ordenado el Comandante en Jefe,
sino que fuese, con indiscutible valor, resguardada clandestinamente por
quienes tenían que cumplir la orden destructiva y devuelta, décadas después, a
la reinaugurada Embajada de los Estados Unidos en Cuba. No me extrañaría,
entonces, que la estatua mutilada de Tomás Estrada Palma aparezca de igual
forma en una etapa poscastrista y sea reunificada con sus afligidos zapatos
luego de decenios descalza. Y sí, contradiciendo todo cálculo de
probabilidades, eventualmente un leoncito huérfano puede llegar a ser Rey León
de su manada.
Porque es el caso que la historia se puede enmascarar, secuestrar,
escamotear, y hasta mutilar; pero no se puede hacer desaparecer: tarde o
temprano, gracias a su tenaz capacidad de supervivencia, emerge entre brumas de
tiempo, premiando a los veraces, enmendando a los equivocados, y juzgando a los
historiadores del escarnio como lo que siempre fueron: cómplices de la mentira.
Porque el registro histórico (ya sea en piedra, palabras, imágenes o impulsos
cibernéticos) ha permitido alcanzar al ser humano en tanto que personaje (lo
mismo sacro que execrable), algo que antes de su advenimiento estuvo reservado
sólo a las deidades: la inmortalidad. Y no habrá turba política alguna, por muy
poderosa que esta sea, capaz de lograr, como antiguo Dios irascible, expulsarlo
de nuevo.
Publicado
originalmente por la Agencia EFE el 8 de enero de 2018.
Paisaje Otoñal
MARÍA MANTILLA, ¿la HIJA EXTRAMATRIMONIAL del Apóstol JOSÉ MARTÍ?
Jose Marti y Maria Mantilla 1890 Foto Tomada de:Cartas desde Cuba |
En 1871, Carmen Zayas-Bazán era una
joven camagüeyana de 18 años de edad que había emigrado con su familia a la
ciudad de México, donde vivía con su padre y sus hermanas Isabel y Rosa. En
febrero de 1875, Martí –desterrado de Cuba- pasó a ser inquilino en esa ciudad
de una vivienda propiedad de un cuñado de Carmen, cuyo trato comenzó a
cultivar. El 20 de diciembre de 1877, Martí y Carmen contraen matrimonio religioso en la parroquia del
Sagrario Metropolitano de México, y el civil en la casa de Manuel Mercado. Los
esposos se trasladan a Guatemala, donde residen hasta el 27 de julio de 1878,
cuando –tras la firma de la Paz
del Zanjón- viajan a La Habana ,
donde nace su hijo José –el futuro protagonista de Ismaelillo- el 22 de noviembre de 1878.
Martí es deportado de
la Isla , hacia
España, el 25 de septiembre de 1879. Su esposa y su hijo permanecen en
Camagüey. El periplo de la vida de casados sigue siendo accidentado: su mujer y
su hijo se reúnen con él en New York el 3 de mayo de 1880, y regresan juntos a La Habana el 21 de octubre.
Tras el fracaso de la
Guerra Chiquita (enero a julio de 1881), Martí pide a Carmen
que viaje con su hijo a Caracas, donde él tenía perspectivas de estabilidad
económica. Pero ella se niega y regresa sola, con el niño, a Puerto Príncipe.
No obstante, Carmen y el niño vuelven al lado de Martí en New York, conviviendo
de nuevo entre diciembre de 1882 y marzo de 1885, y una vez más –la última- desde
el 30 de junio hasta el 27 de agosto de 1891. En esta última fecha, Carmen
obtiene, a espaldas de Martí, pasaporte del consulado español en New York, y
regresa con su hijo a Cuba. No vuelven a verse más.
Retrocedamos
al 3 de enero 1880, cuando Martí llega a New York. Se aloja en la casa de
Miguel Fernánez Ledesma, compañero de presidio político, en el 337 W. 31st St.
Algunas semanas después, se muda a la vivienda del matrimonio formado por
Manuel Mantilla (de 37 años de edad) y Carmen Miyares (de 29 años de edad), en el
49 E. 29th St., a seis cuadras. Éstos ya tenían tres hijos: Manuel, de 9 años;
Carmen, de 6; y Ernesto, de 2. Aproximadamente un año antes de fallecer –lo que
acaeció el 12 de febrero de1885- a Manuel Mantilla se le diagnosticó un
padecimiento del corazón, una condición que a cinco meses de su muerte fue
ampliada a la de “congestión de los pulmones, riñón e hígado”.
María
Mantilla nació el 28 de noviembre de 1880, casi a los once meses de la llegada
de Martí a la vivienda del matrimonio Mantilla-Miyares. Martí dejó de residir
en el hogar de éstos por lo menos a partir del Censo federal de población
tomado en New York el 8 de junio de 1880, puesto que en esa fecha el Apóstol de
la Independencia
de Cuba figura alojado en la casa de huéspedes de Henry C. Beers, en el 345 4th
Avenue de Manhattan.
La madre viuda de María falleció y fue inhumada en New York el 17 de
abril de 1925. María se había casado en 1905 con César Romero, un comandante
del Ejército Libertador, con quien procreó al conocido actor cinematográfico
César Romero. En una carta dirigida por María Mantilla a su hijo actor, con fecha 9 de febrero de 1935, le manifestó
lo siguiente: “Yo quiero que sepas, querido, que él [se refiere a Martí] era mi
padre, y yo quiero que tú te sientas orgulloso de eso. Algún día hablaremos
mucho sobre esto, pero claro, esto es solamente para tu conocimiento, y no para
publicidad. Esto es mi secreto, y Papá lo sabe…”. María continuó residiendo en
los EE.UU. hasta su muerte, en Hollywood, en 1962 y sus cenizas se encuentran
el panteón familiar en el cementerio de Inglewood (California).
El 23 de enero de 2004, dos nietas de María Mantilla viajaron a La Habana y entregaron el
original de la citada carta a la Fragua
Martiana.
Como recuerda y señala el investigador
martiano Carlos Ripoll en relación con los Actos del Centenario de la
proclamación de la República ,
“A pesar de que algunos escritores cubanos se negaron a participar en
los actos de 1953, por el golpe de Estado de Batista, y de que trataron de
impedir que asistieran sus colegas del extranjero, muchos de éstos aceptaron la
invitación oficial. Pero el gran acontecimiento fue la visita de María
Mantilla. A algunos les pareció que con su presencia Martí aprobaba la
dictadura, y el aprecio popular no era solamente para la persona que tanto
quiso él: en la mente de todos aquella mujer de 73 años era "la hija del
Apóstol". Batista la recibió en el Palacio Presidencial y ella le entregó
el grillete que tuvo Martí en el presidio. A María Mantilla, que fue acompañada
de la hermana mayor de César Romero, se la disputaron los políticos, las
organizaciones cívicas y los escritores. Tanto acaparó la atención nacional que
muy pocos se acordaron de María Teresa Bances, la viuda de José Martí y Zayas
Bazán, quien protestó en una carta al Diario de la Marina por el olvido;
decía allí: [algunas personas] "han manifestado extrañeza por el hecho de
que siendo yo la viuda del general Martí y Zayas Bazán, que con tanta dignidad
supo llevar siempre el nombre glorioso de su padre, y de cuya devoción tengo
más hondo recuerdo que nadie, que no haya ido yo a ciertos actos oficiales con
motivo del Centenario...", y la razón fue, agregaba, que no la
invitaron... Había rivalidad entre ellas, y, a todas luces, la prefrida era "la
hija", no la nuera del Apóstol; por eso "Teté" Bances, que
siempre sintió desprecio por ella, cada vez que se le presentaba la oportunidad
destacaba, y no para hacerle un favor, el gran parecido entre la Mantilla y Martí, porque
así la desacreditaba, resaltando su origen bastardo”.
María Mantilla reivindicó
abiertamente la condición de hija de Martí en una carta de fecha 12 de febrero
de 1959, dirigida a Gonzalo de Quesada y Miranda, en cuyo segundo párrafo
afirmaba lo siguiente: “Yo, como usted sabe, soy la hija de Martí, y mis cuatro
hijos María Teresa, César, Graciela y Eduardo Romero son los únicos nietos de
José Martí. Desde el año 1880, año en que yo nací, Martí vivió en mi casa,
rodeándome de infinito amor y protección espiritual, con una devoción entrañable,
hasta el día en el año 1895 que salió para Santo Domingo para juntarse con
Máximo Gómez y luego el famoso desembarque en Cuba. Usted me preguntará ¿por
qué este relato mío? Porque tengo [que] defender el nombre de mi padre, ante
los cubanos que veneran la memoria y el nombre de José Martí…Le aseguro que
este asunto me ha causado mucho pesar; y realizando que no me quedan muchos
años más de vida, quiero dar a conocer al mundo este secreto que guardo en el
corazón con tanto orgullo y satisfacción”.
La versión del propio José Martí la
ha proporcionado la
Cátedra Martiana de la Universidad de La Habana , al dar a conocer en
el cuaderno “Patria”, editado el 2 de enero de 1989, el borrador de una carta
inédita del Apóstol, sin fecha pero presumiblemente posterior al fallecimiento
de Manuel Mantilla, y dirigida a Victoria Smith, prima hermana de Carmen
Miyares.
En ella, Martí dice: “Victoria:
Carmita me ha dado conocimiento de la carta que le escribe a V., y en que se
refiere a mí. Es difícil, Victoria, que una persona de su tacto y bondad, haya
sabido prescindir por completo de uno y de otra…Tengo un sentido tan exaltado e
intransigente de mi propio honor, un hábito tan arraigado de posponer todo
interés y todo goce mío al beneficio ajeno, una costumbre tan profunda de la
justicia, y una seguridad tan de mí mismo, que le ruego me perdone si soy
necesariamente duro…Yo sé padecer por todo, Victoria, y consideraría en llano
español, una vileza quitar por ofuscaciones amorosas el respeto público a una
mujer buena y a unos pobres niños. Puedo afirmar a V., ya que su perspicacia no
le ha bastado esta vez a entender mi alma, que Carmita no tiene, sean
cualesquiera mis sucesos y aficiones, un amigo más seguro, y más cuidadoso de
su buen parecer que yo. Además, debe V. estar cierta de que ella sabría, en
caso necesario, reprimir al corazón indelicado que por satisfacer deseos o
vanidades tuviese en poco el porvenir de sus hijos…De Carmita, pues, no le digo
nada, porque ella sabe cuidarse…Una observación, sí he de permitir hacerle. Leída
por un extraño, como yo, la carta de V. a Carmita no parece hecha de mano
amorosa; sino muy cargada de encono: ¿cómo, Victoria, si V. no es así, sin
duda? No sólo tiene V. el derecho, sino el deber, de procurar que no sea
Carmita desventurada; y si sospecha V. que quiere a un hombre casado, y poco
preparado para sacar de la vida grandes ganancias, haría V. una obra
recomendable urgiéndola a salir de esta afición desventajosa…Ahora, de
murmuraciones, ¿qué le he de decir? Ni Carmita ni yo hemos dado un solo paso,
que no hubiera dado ella por su parte, naturalmente, a no haber vivido yo, o
que en el grado de responsabilidad moral, de piedad, si V. quiere, que su
situación debe inspirar a todo hombre bueno, no hubiere debido hacer un amigo
íntimo de la casa, que no es hoy más de lo que fue cuando vivía el esposo de
Carmita.
“Yo le repito que de esto sé cuidar
yo: si alguna mala persona, que a juzgar por la estimación creciente de que
ella por su parte y yo por la mía vivimos rodeados, sospecha sin justificación
posible y contra toda apariencia que ella recibe de mí un favor que la manche,
esa, Victoria, será una de tantas maldades, mucho menos imputables y propaladas
que otras, que hieren sin compasión años enteros a personas indudablemente
buenas, que las soportan en calma…Con toda el alma, y no la tengo pequeña,
aplaudo que si sospecha que Carmita intenta consagrarme la vida, desee V.
apartarla de un camino donde no recogerá deshonor, porque a mi lado no es
posible que lo haya, pero sí todo género de angustias y desdichas…Pero no tiene
V. el derecho de suponer que lo que mi cariño me obligue a hacer por la mujer
de un hombre que me estimó y sus hijos huérfanos es la paga indecorosa de un
favor de amor.”
Frente a esta defensa a ultranza del
honor de Carmen Miyares y del suyo propio por parte de Martí, está el
testimonio revelado a la escritora Nydia Sarabia “por Teté Bances Vda. de
Martí, años antes de su fallecimiento. Ella entonces nos pidió que no se
publicara mientras viviera. Así lo cumplimos”. La viuda del hijo de Martí
relató lo siguiente: “Yo no conocía personalmente a María Mantilla. Con mi
esposo este tema era delicado y nunca se habló de la existencia de María. Pero
llegó el Centenario de Martí en 1953. Como única hija política de Martí fui
invitada a un banquete donde asistiría Batista que era entonces el presidente
de turno…Al fin me convencieron y fui al banquete…Cuál no sería mi sorpresa al
anunciar la llegada de María Mantilla. Cuando la vi por primera vez en persona
y bastante cerca, me impresionó el parecido que tenía con Pepe Martí, mi
esposo, ya fallecido.
“…A medida que la veía conversar con
los que la rodeaban, me percataba que en sus ademanes, su sonrisa, su forma
hasta de sentarse, aparte del parecido físico como la cara, las manos, eran tan
iguales a las de Pepe Martí, que no pude por menos de convencerme que existía
un parentesco entre ambos.”
Teté Bances y Fernández Criado nació
en La Habana
el 8 de febrero de 1890. Contrajo matrimonio el 21 de febrero de 1916 con el
hijo único de Martí. No tuvieron hijos. Su esposo falleció en La Habana el 22 de octubre de
1945. Y ella falleció también en la capital, en su residencia de la calle
Calzada, en el Vedado, adonde vivía completamente sola, el 12 de octubre de
1980. Evidentemente, sin los resultados de un examen del ADN –prueba científica
disponible sólo desde hace pocos años-, sigue siendo imposible corroborar la
relación paternofilial entre José Martí y María Mantilla. Pero los indicios en
tal sentido permanecen tan sugerentes como los que a simple vista apreció Teté
Bances viuda de Pepe Martí.
Fuentes
consultadas
Sobre la vida matrimonial de José Martí con
Carmen Zayas-Bazán: http://www.jose-marti.org/jose_marti/biografia/minibiografias/cz-b/cz-b02.htm
.
Sobre la visión de
un José Martí deificado, incapaz de pasiones, y rayano en la gazmoñería:
“Relaciones transparentes entre Martí y la familia Mantilla-Millares” (sic, si bien este apellido Miyares procede
escribirlo con “y”), por José Raúl Casañola González: http://www.monografias.com/trabajos90/relaciones-transparentes-marti-y-familia-mantilla-millares.html
.
Sobre la visita a La Habana de las nietas de
María Mantilla (de nombre, respectivamente, Victoria y Martí), el artículo en Granma
International
del 29 de enero de 2004, por el periodista Boris Leonardo Caro: http://www.latinamericanstudies.org/marti/maria-mantilla.htm .
del 29 de enero de 2004, por el periodista Boris Leonardo Caro: http://www.latinamericanstudies.org/marti/maria-mantilla.htm .
Sobre las afirmaciones de Carlos Ripoll en su
trabajo “La Vida
Íntima y Secreta de José Martí”: http://eddosrios.org/marti/Vida_Intima/Intima_mantilla.htm
.
Sobre la estancia de José Martí como huésped
de los Mantilla-Miyares: artículo del Dr, Antonio de la Cova , del 21 de mayo de 2010,
en www.baracuteycubano.com .
Sobre las cartas cruzadas entre María Mantilla
y Gonzalo de Quesada y Miranda en 1959: http://www.cubadebate.cu/noticias/2012/01/27
.
Sobre los
testimonios de contemporáneos en torno a la filiación de María Mantilla: el opúsculo
“Carmen Miyares: La patriota del silencio”, por Nydia Sarabia. Editorial de
Ciencias Sociales. La Habana ,
1990 (especialmente, pp. 42 a
45 y 94 a
97).
José Martí y sus siete hermanas
Por Emilio Martínez Paula
Las hermanas de José Martí:
Mariana Matilde, Ana nació en La Habana el 8 de Junio de 1856 y falleció en la ciudad de México el 5 de Enero de 1875.
María del Carmen, la Valenciana, nació en Valencia, España, vio la luz en Valencia. España, el 2 de Diciembre de 1857, murió en La Habana el 14 de Julio de 1900.
Antonia Bruna nació en la Habana el 6 de Octubre de 1864 y murió en este propio lugar el 9 de Febrero de 1900.
Las hermanas de José Martí:
Leonor Petrona, Chata, nació en La Habana, el 29 de Julio de 1854 y murió en esa localidad el 9 de Junio de 1900.
Rita Amelia nació en La Habana el 10 de Enero de 1862 y murió en esta urbe el 16 de Noviembre de 1944.
No tenemos fotos de ellas:
María del Pilar Eduarda, nació en La Habana el 13 de Noviembre de de 1859 y falleció el 11 de Noviembre a dos días de haber cumplido seis años.
Dolores Eustaquia (Lolita) nació en La Habana el 2 de Noviembre de 1865 y murió el 29 de Agosto de 1870.
Creo muy importante reconocer que el hijo del Apóstol al enterarse de la muerte de su padre, le pidió permiso a su madre para irse a la guerra independentista, y ganó los galones de capitán durante la toma de Victoria de las Tunas donde sirvió como artillero, sin separarse del cañón, lo que le causó perder parte de su capacidad auditiva. De la correspondencia de Martí con sus hermanas no tengo muchos datos, pero al fallecer Ana él compuso unos conmocionados versos publicados en la Revista Universal de México: Mis padres duermen, mi hermana ha muerto, es hora de pensar, pensar espanta, cuando se tiene el alma en la garganta.
De su madre sabemos que la llevó a vivir dos meses a los Estados Unidos. También en algún momento logró pasar algunos meses con su padre, en los Estados Unidos.
Mi madre tiene grandezas y se las estimo, dijo en algún momento. Sin embargo con la mujer que amó intensamente, tampoco tuvo afinidad con las ideas de su esposo, llegando esta inclusive a escaparse con el hijo de ambos, ya de diez o doce años, lo que le causó a Martí profunda tristeza, que lo mantuvo en cama durante días.
Fotos tomada de: josemarti.cu
Un cubano se reencuentra 30 años después con su hija polaca
Tomada de: Diario De Cuba
Santiago de Cuba
3 de Noviembre de 2017 - 18:11 CET.
El cubano Abelino Corrales. (THE STAR)
El cubano Abelino Corrales acaba de reunirse este miércoles con su hija polaca, Karolina, después de 30 años sin verla, informa The Star.
Corrales conoció al amor de su vida, una mujer polaca llamada Danuta Tarnawa, en una fábrica textil en la antigua Checoslovaquia en 1985, mientras estaba allí con un contrato de trabajo de cuatro años.
Un año después, Tarnawa dio a luz a su hija Karolina. Cuando la niña tenía solo dos años, Corrales, mecánico de profesión, se vio obligado a regresar a Cuba porque su contrato gubernamental se había terminado.
Corrales regresó a Cuba y Tarnawa llevó a Karolina de vuelta a Polonia, donde recibió una fría recepción de parte de su familia, que no aprobó un hijo fuera del matrimonio.
"Aún así, la pareja permaneció profundamente enamorada y se comunicó a través de cartas secretas transmitidas por un amigo. Pero después de 14 años de comunicación, las cartas a Corrales se detuvieron abruptamente", señala The Star.
Durante esos años, Corrales intentó contactar y buscar a su hija pero no pudo conseguirlo.
Gracias a un turista canadiense de origen polaco, Andrzej Rozbicki, que visitó Santiago de Cuba en noviembre de 2016, Corrales acaba de reencontrarse con su hija.
Orlando Corrales, hermano de Abelino, que trabaja como camarero, fue quien le contó la historia de la pérdida de su hermano de su amor e hija.
"Orlando me contó que su hermano, que ahora tiene 56 años, nunca se casó. Durante más de 30 años, estuvo buscando a través de la embajada, de la Cruz Roja, de todo lo que podía. Que todavía se despertaba por la noche solo pensando que en algún lugar del mundo, tiene una hija", contó Rozbicki, director de orquesta y profesor de música jubilado de Toronto.
Rozbicki usó sus lazos con la comunidad polaca y durante aproximadamente seis semanas dedicó unas cinco horas al día a bucar a la hija de Abelino Corrales.
Una nota manuscrita de Corrales, que contenía información escasa y parcialmente incorrecta, era todo lo que tenía el canadiense para hacer su búsqueda de dos mujeres entre 38 millones de habitantes.
Sabía que Danuta Tarnawa vivía en un pueblo llamado Poremba. Pero hay unas 30 aldeas llamadas Poremba en Polonia, y Rozbicki tardó horas interminables en Street View de los mapas de Google para encontrar el número de casa correcto.
Rozbicki luego rastreó al sacerdote local, quien lo ayudó con la búsqueda porque casualmente lo conocía de un concierto y fue quien finalmente le encontró el número de teléfono de la tía de Karolina, la hermana de su madre.
El canadiense llamó a Karolina por teléfono y la joven se mostró sosprendida: "Estaba convencida de que tenía familia en Cuba, de que mi padre había seguido con su vida y que se había olvidado de mí".
"Estaba completamente convencida de que (mi padre) ya no me busca más, que la historia había terminado, que volvió a Cuba", contó Karolina, de 32 años, a través de traductores en una reunión en el Consulado General de Polonia esta semana.
Danuta Tarnawa murió de cáncer cuando su hija Karolina tenía alrededor de 16 años. Ella estaba ansiosa por volver a conectarse con él. Rozbicki facilitó el viaje de Karolina a Toronto, la primera vez que cruzó el Atlántico, antes de su viaje a Cuba este miércoles.
Karolina fue quien contó a su padre cubano que su madre Danuta Tarnawa había muerto de cáncer 14 años después de la separación, razón por la cual las cartas se detuvieron. Como Corrales, la polaca nunca se casó.
Aunque toda su aldea sabía que su padre era cubano, Karolina dijo que su madre nunca habló de Corrales porque era un tabú: no había habido bendición de la iglesia ni matrimonio oficial, y la juventud de Karolina fue difícil después de la muerte de su madre.
"Se ocupó de la escuela y no tuvo apoyo de la familia de su madre", dijo.
Este miércoles, Karolina, junto con Rozbicki y su esposa, viajaron a Cuba para reunirse con su padre perdido hace mucho tiempo.
"Estoy aprendiendo a tener un padre, y es una sensación hermosa", concluyó Karolina.
La Saga de los barcos “Virginius” y “Tornado”
René León
Se ha hablado y escrito sobre dichos barcos en aquellos años de luchas revolucionarias en Cuba por alcanzar la liberación de España, pero la historia nos facilita muchas informaciones desconocidas y una de ellas es como están relacionados dichos barcos. Vayamos a 1863, durante la guerra de Chile contra España. La Armada chilena estaba falta de barcos para repeler a la armada española. Se aprueba un crédito de $500.000 para comprar uno o dos barcos. Mientras esto pasaba, en los Estados Unidos, el Norte y el Sur peleaban. La marina del norte bloqueaba los puertos de los Estados del Sur, para impedir la salida de sus barcos corsarios.
Chile tiene conocimiento que en los puertos de Glasgow y Greenock, Escocia, había dos barcos construidos en Clyde, embargados, que habían sido encargados por los Estados Confederados al gobierno inglés. Eran el “Texas” y el “Tornado”, que serían nombradas corbetas “O’Higgins” y “Chacabuco”, compra que se había mantenido secreta, pero las autoridades españolas al saberlo protestaron en Glasgow. El “Cyclone” pertenecía a un propietario de la ciudad, mientras que el “Tornado” no se sabía su propietario. El almirante chileno Roberto Simpson viaja a Liverpool para apresurar la entrega y salida de los barcos, y reclutar tripulación de marinos extranjeros para ambos barcos. El “Tornado” se dirige a Quaresand, en las islas Faroe, y se une a los vapores “Emperor” y “Ivanhoe”, que iban consignados a Gibraltar. Se le cambia el nombre a los dos barcos por el “Pampero”, para confundir a los españoles. En noviembre de 1866 el “Pampero”, llega a Chile y se incorpora a la armada con el nombre de “Abtao” Mientras que el otro barco el “Cyclone” o “Tornado”, zarpa y llega al puerto de Leith, Edimburgo, el 28 de julio. El 7 de agosto se hace a la mar con destino de Río de Janeiro, pero es avistado por la fragata “Gerona” el 22 de agosto de 1866, y es interceptado; el “Tornado” no llevaba armamento para defenderse. Llevado al puerto de Cádiz, queda amarrado esperando decidieran su destino. El 27 de octubre de 1870 el “Tornado” es destinado a La Habana.
El “Virgin”, mas tarde llamado “Virginius”, había sido construido en Clyde, encargado por los Estados Confederados. Vapor de ruedas de 491 toneladas que le permitía alcanzar considerable velocidad. Al terminar la guerra, el gobierno norteamericano se deshace de él, y es comprado por John Patterson, agente de la Junta Cubana de Nueva York. Usaba la bandera de Estados Unidos para sus operaciones de llevar armas y hombres a Cuba. La marina española sabía todos sus movimientos y trataba de capturarlo. El 9 de julio de 1873 después de dejar armas y municiones en Cuba, llega a Kingston, Jamaica. Después de reparaciones, reunir tripulación, un nuevo capitán, y recoger los expedicionarios que habían llegado a mediados de octubre en el barco “Atlas”, en total 95 hombres, sale para Jeremie, Haití: era el 23 de octubre. Se dirigen a Port-au-Prince, recogen armas y municiones, se dirigen al fondeadero de Comito, donde recogen cuchillos y machetes. Siguen con rumbo a las costas de Cuba., pero es sorprendido por el “Tornado” y llevado a Santiago de Cuba. El gobernador Burriel ordenó constituir un Consejo de Guerra, siendo fusilados 53 hombres, entre expedicionarios y tripulación. El “Virginius” después de negociaciones entre los Estados Unidos y España, es entregado a las autoridades americanas, y
frente a las costas del Estado de North Carolina se hunde.
El “Tornado” sigue en Cuba hasta agosto de 1877 en que regresa a España. En 1883 es asignado a la Escuela de Torpedistas, hasta el 25 de octubre de 1888. Es escogido como sede del Asilo Naval Español. Y como son las cosas de la vida, se encontraba fondeado en el puerto de Barcelona, y el 28 de noviembre de 1938, durante la Guerra Civil española, aviones italianos bombardearon el área donde estaba fondeado, hundiéndolo. De su recuerdo sólo quedaba la placa que fue llevada al Museo Marítimo de España. Habían pasado 75 años de historia del “Tornado”.
Las informaciones obtenidas para este artículo fue tomada de: Liga Marítima de Chile “Historia de la Corbeta “Tornado” de Germán Bravo Valdivieso. René León “El Apresamiento del “Virginius” y sus consecuencias”. “Comandante Willian B. Cushing. Un Héroe Olvidado”
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Recordando Personas Famosas del ayer.
-El 1ro de noviembre, día de todos los Santos, 300 mil personas entraron en París al cementerio del Pére Lachaise. Entre las tumbas más visitadas en esta gran necrópolis, la de Beranger la cuentan los cronistas en primer término: la multitud no cesó en toda la tarde de arrojar sobre ella flores y coronas: la de Alfredo de Musset y Ernesto Baroche, el comandante de la guardia nacional muerto en el Bourget, atrajeron también gran muchedumbre. Los curiosos contemplaban el alto cono de piedra que cubre las cenizas del conde de Beaujour, y los enamorados inconsolables lloraban en torno de Abelardo y Eloisa. Una sorpresa aguardaba este año al público, y es el monumento sencillo y elocuente dedicado a los desconocidos de la fosa común; esos que ni siguiera un nombre dejan sobre su sepulcro. Este monumento consiste en una columna rota. El cementerio de Montmartre acudieron como cuarenta mil personas, y en este cementerio las tumbas más visitadas fueron: la de Teófilo Gautier, y la de Mürguer, Girardin y Offenbach han sido casi olvidadas por la multitud. Dícese que la muerte es el principio de la gloria, y, sin embargo, ¡cuántas reputaciones se extinguen a las puertas del cementerio!”
Sección Constante: 21 de Diciembre de 1881.
Fotos tomada de:
Pére Lachaise: vigoenfotos
Montmartre: elcondefr.blogspot.com
Recordando al Apóstol José Martí en el 159º años de su nacimiento: La Primera Estatua Erigida en La Habana
René León
Este año se cumple 164 años del nacimiento del Apóstol José Martí, y nosotros debemos recordarlo con cariño, como nuestro Maestro, como el hombre que con fuerza de carácter y voluntad pudo reunir a todos los cubanos en el exilio, llevando el mensaje de PATRIA y LIBERTAD, el de ser libres e independientes, sin ataduras a ningún gobierno.
Rebuscando entre mis libros y papeles, me encontré con un artículo escrito en el año de 1992 en Charlotte, North Carolina. Era sobre la primera estatua que fue erigida en La Habana a José Martí, y viene muy bien en estos momentos para recordar como se merece a nuestro Maestro.
La revista habanera “El Fígaro”, en su edición del 30 de abril de 1899, un mes y medio después de ser removida la estatua de la reina española Isabel II de su emplazamiento en el Parque Central – que había dado lugar a protestas por los españoles para quienes que era una ofensa a España-, dio cuenta del resultado de una encuesta que expresaba la preferencia popular para la erección de una estatua de una estatua del Apóstol a fin de reemplazar a la de la monarca isabelina. Creo no se habían dado de cuenta de que Cuba era LIBRE. Ya desde el 12 de marzo de 1899, dicha revista había estado realizando la encuesta para saber qué estatua poner allí, con la efigie de alguno de nuestros guerreros, políticos o personalidades del mundo de las letras cubanas.
De las 105 o 110 personalidades encuestadas, a favor de Martí sólo habían votados 16, quedando repartidos los demás votos o preferencias entre Carlos Manuel de Céspedes (13), Estatua de la Libertad (8), José de la Luz y Caballero (7), Cristóbal Colón (5) -seguramente fueron españoles sus votantes-, Cuba Libre (4), La República (3), y la independencia, la Revolución y la Concordia (nombre Francmasón) (2) votos para cada uno, y por último el rebelde cacique Hatuey, con (2). La cosa estaba complicada. Con un solo voto seguían Félix Varela, José Antonio Saco, Narciso López, Ignacio Agramante, Antonio Maceo, Marta Abreu y Máximo Gómez. Aparecieron, creo, dos propuestas a favor de los Estados Unidos. Hay que recordar que teníamos la bota americana sobre nuestra cabeza, y siempre de que los hay, los hay. La primera firmada con las iniciales R.F.G, y decía: “Para no engañarnos unos a los otros con ilusiones “tontas”, la de Jorge Washington”. La otra si estaba firmada por Manuel M. Coronados - por lo menos la firmó-, a favor de una estatua del Presidente de los Estados Unidos. Hubo otra propuesta, de Saturnino Lastra, que propuso “por una estatua que represente a España, Cuba y Estados Unidos”. Enrique Hernández Miyares, propuso una estatua de la Fuente de “La India”.
Todo esto trajo muchas discusiones y opiniones diferentes. Votaron por José Martí: Fermín Valdés Domínguez, Juan Gualberto Gómez, Esteban Borrero Echevarría, Diego Vicente Tejera y Leopoldo Berriel, más cuatro de nuestras grandes poetisas: Aurelia Castillo de González –que propuso la estatua compartida con Carlos M. Céspedes-, Martha Pierra de Poo, Mercedes Matamoros y Nieves Xenes, y la representación combatiente, Rosario Sigarroa. Entre los generales que votaron por Martí, estaban Emilio Núñez, Daniel Gisbert y Enrique Loynaz del Castillo.
“El Figaro” formuló a los lectores la misma pregunta, esperando un resultado más satisfactorio. Se había impreso en el margen de una página una pequeña papeleta. Que decía: “Voto por la respuesta de -----“ (a la pregunta de “?qué estatua debe ser colocada en el Parque Central?) y debía ser remitida y llena al “El Fígaro” en su oficina en Obispo 62. Para el escrutinio de los votos se fijo la fecha del jueves 25 de mayo. El jurado estaba formado por Enrique José Varona como presidente, Diego Vicente Tejera, Gastón Mora, e Ignacio Sarachaga, actuando de secretario José María Collantes. Al tenerse los resultados se dieron a conocer el 28 de mayo. La propuesta de Diego Vicente Tejera, por la estatua de Martí (375). La de Marta Abreu, por “La Libertad” (371). La de Antonio González Lanuza, por la de Cristóbal Colón (184). La de José de la Luz Caballero (123). La de “España, Cuba y Estados Unidos” (89). Máximo Gómez (84). Carlos M. de Céspedes (69). La del presidente de los “Estados Unidos firmando la proclama de independencia” (61). La de “Cuba Redimida por él soldado cubano” (44), y la de Antonio Maceo (32)
Al fin se escoge a José Martí y se forma, en 1900, una Asociación del Monumento a Martí, con la obligación de recabar los fondos para el proyecto. Contrataron al escultor cubano radicado en Roma, José Villalba de Saavedra, y se decidió que el monumento sea de mármol, con un precio de $4,500 pesos en moneda americana, que se pagaría en tres plazos, que incluía su traslado a La Habana desde Italia.
El monumento fue desvelado el 24 de febrero de 1905. Pero antes el domingo 6 de noviembre de 1904 había sido colocada la primera piedra, y se había puesto en una caja metálica, el acta levantada al efecto, junto con ejemplares de diversos periódicos, y un ejemplar de “Patria” correspondiente al 14 de diciembre de 1895. En su inauguración estuvieron presentes Leonor Pérez, Carmen Zayas Bazán y Amelia Martí, dándose término al acto cuando la hermana del general Bernabé Varona (Bembeta), Juana de Varona, colocó en el pedestal del monumento un clavo de oro con la inscripción La hermana de Bembeta. Al terminar todo esto, multitud de niños de diferentes edades desfiló frente a la estatua del Apóstol de nuestra Independencia, JOSÉ MARTÍ. Por la noche, en el Parque Central, se encendieron las bombillas y una banda de música puso fin a dicho acto. Voladores, banderas cubanas abundaron por doquier. Éramos libres de España como siempre quiso Martí, aunque en aquel inicio republicano supeditados a los Estados Unidos, por la traicionera ENMIENDA PLATT, y hoy en día por la revolución comunista que ha destruido nuestra nación.
Honrar, Honra, como dijo José Martí en el Nº 1 de la Revista Venezolana, creada por él el 1 de enero de 1881 en Caracas, en el artículo que con este título dedicó a la memoria del patriota Miguel Peña, prócer de la independencia venezolana que había luchado al
ESA INFANCIA DORADA
Foto tomada de: Salud180 |
Lola
Benítez Molina
Málaga
(España)
“Estos días azules y este sol de la infancia…”
(Antonio Machado)
Mundo dorado en el que se mantiene la inocencia, y
aún no se ha probado la fruta prohibida.
Años que nadie debería enturbiar, en los que la figura materna y paterna
son cruciales, como numerosos estudios científicos así lo abalan. Sin embargo,
la desdicha se apodera, en muchas ocasiones, de esos días que deberían ser
siempre luminosos y radiantes, sin un ápice de tristeza.
Recientemente,
el 30 de agosto del año en curso, falleció en su casa de San Diego la escritora
y oradora estadounidense Louise Lynn Hay, considerada como máximo exponente del movimiento del “Nuevo
Pensamiento” y una precursora de los libros de autoayuda, que hoy en día están
en plena actualidad, en un mudo muchas veces carente de valores esenciales. El
hombre necesita aferrarse, en algún momento de su existencia, a todo aquello
que pueda darle un sentido a su vida, por ello, es un buscador incansable de
tesoros, unas veces falsos y otras, erróneos. Pues bien, Louise Hay con su
libro “Usted puede sanar su vida” estuvo en la lista de best-sellers del “New
York Times” durante doce semanas consecutivas. El Dr. Bernie Siegel escribiría
sobre el mismo: “un libro excelente para reestructurar nuestra vida y alcanzar
la autoestima y el amor propio”. Pero lo que a mí más me llamó la atención ,y
me afligió, fue conocer la infancia de
tan insigne escritora, marcada por la pobreza, la inestabilidad y los abusos
físicos, hechos lamentables que nadie debería experimentar. No obstante, esta
mujer es un claro ejemplo de superación, que la llevó a realizar prácticas
espirituales como la meditación trascendental, y aprendió a superar sus temores
con la siguiente filosofía de vida: los pensamientos y las palabras son
creadores de nuestra vida, que cada uno es responsable de sus propias
experiencias y que puede cambiar su vida si modifica su modo de pensar,
escogiendo y prestando atención a las palabras que utiliza”. Estudió en la
Maharishi´s International University, en Fairfiel, Iowa, y relacionó las causas
psicológicas y espirituales con la aparición de las enfermedades.
Como
diría Agatha Christie: “Una de las cosas más afortunadas que te pueden suceder
en la vida es tener una infancia feliz”. La infancia es una de las grandes
cuestiones que marca nuestras vidas para bien o para mal. Es cuando se forja el
carácter.
Edgar
Allan Poe, poeta, narrador, crítico y uno de los mejores cuentistas, estuvo
marcado, como tantos otros, por su infancia al quedar huérfano con apenas dos
años de edad. La temprana muerte de su madre se convirtió en una de sus
obsesiones recurrentes y lo marcó profundamente.
He
conocido a mucha gente en mi vida y puedo afirmar que el hombre, ser buscador
incansable de la felicidad, dice estar más cerca de ella cuando experimenta lo
que es la fe y sabe darle un sentido a su vida. Estas personas viven con
alegría y saben afrontar los problemas con una entereza digna de encomio.
Como
colofón, esta preciosa frase de Austin O`Malley: “Una rosa obtiene su color y
fragancia de la raíz y el hombre su virtud de su infancia”.
JOSÉ LUIS SAMPEDRO Y STÉPHANE F. HESSEL
José Luis Sampedro (1917 - 2013) |
Foto tomada de: La Casa de San Jamas |
Carlos
Benítez Villodres
Hay un cierto paralelismo entre los escritores José Luis Sampedro y Stéphane Fréderic Hessel. El escritor español nació el 1 de febrero de 1917 en Barcelona y el francés (estaba en posesión de la Ciudadanía francesa), vino al mundo en Berlín, el 20 de octubre de dicho año. Por otro lado, Sampedro falleció en Madrid el 8 de abril de 2013 (96 años) y Hessel nos dejó en París el 27 de febrero del mismo año a la edad de 95 años. Además, Sampedro participó en la Guerra Civil española y Hessel en la II Guerra Mundial, como miembro de la resistencia francesa y, posteriormente, debido a su origen judío, fue capturado y torturado por la Gestapo y recluido en los campos de concentración de Buchenwald y Dora-Mittelbau, siendo liberado por las fuerzas armadas aliadas. También he de reseñar que Sampedro y Hessel trabajaron para la Administración de sus respectivos países. Asimismo, el español y el francés se convirtieron, ya ancianos, en líderes indiscutibles de la juventud reaccionaria. No olvidemos que el diplomático francés fue uno de los doce redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por la ONU en 1948.
Del mismo modo, cuando Stéphane Hessel presentó el 28 de marzo de 2011 en el Teatro del Institut francais (Liceo francés) de Madrid su libro ¡Indignaos! (Ediciones Destino, 2011) con prólogo de Sampedro, a petición de la editorial española, éste dijo, en su intervención en el acto, que “con el Plan Bolonia se ha entregado la vieja Universidad del saber a los poderes financieros, Por consiguiente, hay que apostar menos por una sociedad de consumo y más por una libertad de pensamiento”.
La defensa de los Derechos Humanos” fue el leitmotiv, tanto en la vida de Sampedro como de Hessel, y ambos intelectuales lucharon, cada uno desde su puesto en la sociedad, para que los jóvenes de cualquier época continúen conservando y mejorando los Derechos Humanos.
Ciertamente, ¡Indignaos! es una llamada para salir pacíficamente del conformismo, de la resignación, de la pasividad… de los ciudadanos, para activar y mantener el diálogo entre personas de distintas ideologías políticas, de distintas culturas, de distintos credos…, para construir un nuevo mundo en el que impere y gobierne la voz del pueblo, en definitiva, ¡Indignaos! es un alegato a la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica. “Parece utópico, comentó Sampedro, dirigiéndose a la juventud presente en el evento antes mencionado, pero es el mejor camino para vuestro futuro, que el mío es ya corto”. Cuántas veces dice Isabel Sampedro, hija de José Luis e Isabel Pellicer, que su padre siempre manifestaba que “su consejo máximo era que la vida hay que vivirla”. Vivir la vida con valentía y con honradez, con positividad y con esperanza… para que nadie nos mienta, nos avasalle, nos someta… Somos nosotros, los ciudadanos de cualquier país del mundo, quienes hemos de luchar para nuestro bien y para el de la sociedad en la que vivimos. Sólo así abriremos nuevos caminos para vivir la vida con sentido, en paz, en solidaridad, en definitiva, vivir la vida desde la comprensión, la fraternidad, el amor.
Gloria Palacios publicó el libro-entrevista José Luis Sampedro: la escritura necesaria (Ed. Siruela, 1996).
José Luis Sampedro contrajo matrimonio en 1944 con Isabel Pellicer. De esta unión nació una hija, Isabel, diplomada comercial del Estado. Ésta se casó con Juan Antonio Yáñez-Barnuevo García, número 2 de la exministra del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Trinidad Jiménez. De este matrimonio nació el único nieto de José Luis Sampedro, Miguel. Ciertamente, de la relación abuelo-nieto, Sampedro escribió La sonrisa etrusca, una de sus novelas más famosas. El escritor, docente, humanista, economista y académico catalán enviudó de Isabel el año 1986.
En 1997, Olga Lucas Torre, nacida, en Toulouse, el 2 de octubre de 1947 en el seno una familia española, conoce personalmente a José Luis Sampedro en el Balneario de las Termas Pallarés, de Alhama de Aragón. Ella es escritora, poeta y traductora. Al cabo de un año ambos disponen vivir juntos. Ya en 2003 deciden casarse (29 de junio) en la más estricta intimidad, y eligen para su boda el salón de Plenos del Ayuntamiento de dicha localidad zaragozana. Olga desempeñó las labores de secretaria particular de su marido.
En abril de 2014, coincidiendo con el primer aniversario de la muerte de José Luis Sampedro, vio la luz Sala de espera, el último libro del escritor barcelonés, publicado por Plaza & Janés. Su viuda Olga lo presentó el martes 24 de junio en la librería Primado, de Valencia. “Que el legado de José Luis Sampedro, refirió Olga en el acto de presentación de dicha obra, no se olvide, que su obra se lea y que siga viva, porque es un referente que nos hace mucha falta”. Como dicho libro lo dejó Sampedro inconcluso, antes de morir le pidió a su esposa que lo “pusiera en claro y lo publicara”. Ciertamente, Sala de espera es la obra póstuma de un escritor imprescindible, de un escritor que nos enseña a vivir la vida intensa y positivamente, aunque nos intenten manipular, desalentar y aletargar el poder del Estado y demás poderes “de facto” con sus falacias, vilezas y apaños.
El legado de José Luis Sampedro es faro y puerto para el hombre del presente y del mañana en especial para los seres humanos sin voz, con problemas difíciles de solventar, aislados en medio de una sociedad que no quiere saber nada de ellos, derrotados, desesperanzados… Asimismo, la palabra y las ideas y el ejemplo personal de Sampedro transforman la realidad aciaga de cada día en otra en la que predomine una convivencia sana, productiva, solidaria, es decir, eficaz y auténtica, con la que logremos un presente y un futuro mejor que el que tenemos. El legado del escritor barcelonés posee, desde sus entrañas hasta su superficie, una luz que guía y enseña a la ciudadanía para que ésta sea consciente de que sólo el diálogo y el respeto, el intercambio y el conocimiento del otro abren el camino para la paz, el amor, el entendimiento, en definitiva, para el crecimiento positivo de las personas y de sus dignos quehaceres en los campos de la vida. “Cualquier destino, refiere Jorge Luis Borges, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”. Y Sampedro supo constantemente quién era desde aquellos años, ya lejanos, de su infancia.
Fernando Magallanes. El Viaje Inconcluso
Habitantes en las riberas del Estrecho de Magallanes |
René León
© 1993
Charlotte, N.C
(Tercera parte y última)
En una
reunión abordo de la nave capitana Magallanes manda a prender a Juan Cartagena, por insubordinación. El
oficial Antonio de Coca es nombrado capitán del “San Antonio”. El 29 de
noviembre un grito lanzado por un marinero “tierra a la vista” alerta a todas
las tripulaciones. Es la costa del Brasil. Después de un viaje de once semanas,
los cinco barcos entran en la bahía de Río de Janeiro, es el 3 de diciembre. Su
nombre fue dado por ser el día de San Jenaro, y río porque detrás se veía la
desembocadura del Río de la Plata. Los marineros empiezan a hacer trueque con
los naturales. Todas estas informaciones se podrán saber al cabo de los años
gracias a Pigafetta. Salen el 10 de enero, a lo lejos ven una colina a la que
llaman Montevidi (Montevideo). Tienen
que fondear allí por haber un mal tiempo. El río que ellos encuentran es la
desembocadura del Río de la Plata,
Magallanes cree haber encontrado el prometido “paso”. Envía los barcos pequeños
en dirección al Oeste, los dos mayores atraviesan la desembocadura hacia el
Sur. Al cabo de quince días se encuentran sin haber encontrado el “estrecho”.
Magallanes se da cuenta en ese momento que el mapa de Behaim, estaba
equivocado. Decide coger el rumbo hacia el Sur., para acercarse a las zonas
polares. La navegación se hace más
trabajosa día a día. Los días más cortos, las noches más largas. El viento frío
los bate. Los marineros luchan a diario contra los temibles “pamperos”, el
viento se vuelve más fuerte, que rompen los mástiles y rasgan las velas. El
invierno ha llegado. Los envuelve la soledad. Las murmuraciones y quejas
empiezan a minar la moral de los marineros. Los oficiales españoles están
disgustados con él. Han pasado nueve meses. El 31 de marzo se presenta otra
bahía, Fondean los barcos y le pone por nombre San Julián, es el grado cuarenta
y nueve de latitud. Un lugar desconocido para todos ellos.
Magallanes
manda a reunir a sus capitanes en una comida para discutir con ellos los planes a segur, cos que antes no
había hecho en nueve meses de navegación. Los capitanes no asisten en muestra
de protesta. Ellos son Gaspar de Quesada, Luis de Mendoza y Antonio de Coca.
Acaban de desafiarlo.
Un bote sale
hacia el “San Antonio” abordo van Cartagena, Quesada y Coca, más treinta de sus
hombres. Sorprenden a la tripulación. Se apoderan de él, y dejan a su mando a
Juan Sebastián Elcano (que sería el oficial que daría la vuelta al mundo, después
de muerto Magallanes). Los oficiales de la nave y amigos de Magallanes han
quedado presos. Cosa que él ignora. Se
entera de la rebelión de sus oficiales. Se lo juega todo a una carta. Los
oficiales rebeldes le mandan una carta donde ellos “sólo pretendían un mejor
trato y le obedecerían, siempre que respetara sus condiciones”. Pero Magallanes
mira las cosas desde otro punto, y
decide a tacarlos en la misma forma que ellos lo hicieron. Manda un bote con
cinco marineros y un oficial de su confianza, donde este mata a Luis de Mendoza
y se apoderan de la “Trinidad”. Al mismo tiempo que un grupo de sus hombres se
apodera de la “Victoria”. Los capitanes se rinden y quedan humillados. El único
ajusticiado fue Gaspar de Quesada que fue decapitado por su criado Luis de
Molina. Deja a Juan de Cartagena y a un sacerdote en la playa de “San Julián”,
por haberlo traicionado, y le dejan suficientes provisiones.
Magallanes
manda a reparar los buques. Han pasado cinco meses. Llega la primavera. Un día
se ve a lo lejos un hombre en una colina cercana, de gran tamaño. Le bautizan
con el nombre de “pies grandes” (patagao), y llaman a esa zona Patagonia.
Llegan más hombres a visitarlos, pero la mala fe de los expedicionarios que
prenden a tres de ello hacen que éstos se vuelvan sus enemigos. Los prisioneros
fallecen de hambre en los barcos. Magallanes ordena al capitán del “Santiago”
que se dirija hacia el Sur. A las pocas semanas regresan con el informe de que el barco se había
estrellado contra la costa.
Magallanes
sale en busca de los supervivientes, ellos estaban en la desembocadura del río
Santa Cruz, así nombrado por Serrâo. Allí decide esperar por dos meses por la
llegada de mejor tiempo. No sabe que sólo a dos días ésta el “estrecho” tan
esperado. Era el 26 de agosto de 1520.
El 18 de
octubre de 1520, después de oir misa, salen hacia el Sur. Al tercer día descubren una nueva bahía. Manda
a la “San Antonio” y la “Concepción” a avanzar por dentro de ella, mientras se
dirige con la otra a revisar la costa. Las naves se demoran cinco días en
volver, pero vienen con la noticia de haber encontrado una salida. No se ve a
ningún ser humano, pero de noche se ven luces, por lo que se llama a aquel
lugar “Tierra de Fuego”. El “San Antonio” y la “Concepción” van por la parte Sudeste,
mientras que él se dirige al Sudoeste y se comprometen en encontrarse en cinco
días. Pero el “San Antonio” no regresaría jamás, su capitán decide desertar.
El 22 de
noviembre de 1520 abandona el río Salinas, pocos días después salen al estrecho
que ponen por nombre “Magallanes”. Dejan detrás al cabo Deseado. El 28 de
noviembre saludan su entrada en aquel mar desconocido para ellos, con descargas
de artillería.
Le hacen
frente a las tormentas, al hambre por escasear los alimentos. Nos buques se van
deteriorando día a día. Sólo se ven espacios vacíos. La galleta en el barco se ha terminado, sólo
pescado salado. Se comen la suela de los zapatos. El cuero que cubría el palo
mayor, lo tenían que sumergir en agua salada durante cuatro o cinco días, para
ablandar la piel y después comerla.
El 6 de
marzo de 1521 vuelve a oírse un grito en lo alto de la cofa “Tierra, Tierra”.
Uno días más y hubiera sido fatal. Se acercan a la bahía donde se ven unas
chalupas que se acercan. Suben a bordo y se empiezan a llevar todo lo que ven.
Los marinos los dejan, no saben que hacer. Al día siguiente Magallanes manda a
sus hombres a tierra con orden de coger alimentos, y con orden de que si
aquellos hombres se rebelan, que los ataquen. Ponen a esta isla la de “Los
Ladrones”, por las cosas que se llevaron de abordo.
Los
alimentos salvan la vida a varios marineros. Se acopian reservas. Vuelven a
navegar el 17 de marzo, descubren otra isla, a la que llaman “Humunu”, por ser
pequeña y no ven seres humanos. No desembarcan en la más grande por miedo de
ser atacados. Al siguiente día viene una canoa que trae alimentos y frutas
frescas. Entre ella agua de coco, que les hace efectos enéficos a los enfermos.
Magallanes se había alejado de su rutay había ido a dar al archipilago de las
Filipinas A la isla grande se le pone el nombre de “Suluán”. Otra isla le ponen
el nombre de “Massawa”. Pero para sorpresa de él, manda a tierra a su esclavo
Enrique, y al llegar este, descubre que el idioma que hablan los nativos es él
suyo. Al enterrarse Magallanes se da cuenta que acaba de lograr su fin. Con su
tesón, acaba de demostrar que “La Tierra es redonda” y su expedición lo ha
logrado. Ha encontrado el derrotero de las Indias, el que no pudieron encontrar
otros navegantes. Ha cruzado un océano inmenso, lleno de peligos desconocidos.
Había llegado donde nadie había podido llegar. Sólo unos días más para llegar a
las Molucas.
El 4 de
abril salen con rumbo a la isla “Cebú” (Zubu). Llegan al cabo de seis días. El
rajá de Cebú, Humaton, ya ha tenido contacto con otros hombres de otros países.
Sabe el valor de las cosas. Exige derecho por dejar los barcos fondear en la
bahía. Magallanes se niega. Llega a la isla un mercader moro, que informa al
rajá del peligro de comerciar con estos. El rajá cambia de opinión e invita a
Magallanes a comer. Se intercambian mercancías. Se ofrece en ayudarlo en caso
de que algún enemigo lo amenazara, al ver que el rajá juro fidelidad a España.
Este le comunica que otro rajá en una isla llamada “Silapulapu” le hacía la
guerra. Magallanes prepara una acción de guerra contra el rajá. Humabon se
opone por temor que cuando los españoles se fueran, sería atacado a otra vez.
Serrâo y Barbosa están de acuerdo. Le envía emisarios para que reconozca al rey
de España y jure fidelidad, y que deje tranquilo a su vecino. Cosa que éste se
niega. La expedición de escarmiento se prepara, pero esta vez todo sale mal. Va
con sesenta hombres el 26 de abril de 1526, a atacar la isla, pero son
recibidos por más de 15,00 hombres. Magallanes es herido con una flecha en un
pie, sus hombres se retiran en desorden, dejándolo con seis hombres que fueron
rodeados, y muertos, el fue asesinado por los indígenas. Así, el hombre que
había descubierto una nueva ruta. Los españoles tratan de recobrar el cuerpo de
Magallanes, haciendo intercambio de mercaderías, pero el rajá isleño
“Silapulapu” se niega a ello. Comunica a las otras islas, de su triunfo. Los
españoles sólo tuvieron ocho muertos en el combate. Cifra insignificante.
Después de
lo sucedido los isleños le pierden el respeto a los españoles. Le mandan
mensajero a los barcos, para intercambiar mercancías. Después de terminar los
intercambios los invitan a tierra, pero es para matarlos. Así sucede, sin poder los españoles defenderse, él
último superviviente es Joao Serrâo, que muere en la playa, en el momento que
sus compañeros se alejan en los barcos dejándolo sólo.
La
“Concepción “ es abandonada por estar en malas condiciones. Sólo queda la
“Trinidad” y la “Victoria”. Es nombrado Juan Elcano capitán de la “Trinidad”, y
Gómez de Espinosa de la “Victoria” y el piloto Poncero como gobernador de la
armada. Su rumbo es indeciso. Llegan el 8 de noviembre a la isla de “Tildore”.
Conocidos de Francisco Serrâo, le informan de la muerte de éste. Pero son
ayudados por un rey de los lugares, que les da comida y abastecimientos para
seguir el viaje, pero una de las naves está en malas condiciones. La “Victoria”
lleva cuarenta y siete hombres, y la “Trinidad” cincuenta y uno. La que
emprendería el viaje de regreso sería la “Victoria”. Los marinos que se quedan
en “Tildore”, se despiden. La última nave de Magallanes va de regreso a España.
Por cosas
de la vida, Gómez de Espinosa el hombre que cuando la sublevación del Puerto de
“San Julián” fue el hombre que hizo abordar la conspiración contra Magallanes,
decide quedarse en la isla d “Tildore” con el resto de la tripulación. La
historia no le reconoce méritos. Se los
llevaría Sebastián de Elcano, que en la sublevación había sido perdonado por
Magallanes. Así es la historia de ingrata, con hombres que lo dieron todo por
una idea. Así fue el pago de España, para muchos hombres que cruzaron los mares
hacia lo desconocido, arriesgando su vida por su reino. Lo mismo le pasó a
Balboa, que fue ajusticiado injustamente.
Empieza el
viaje de regreso desde las Molucas a España. La vieja nave, parece como si no
pudiera más, sólo el afán de aquellos bravos marinos la hace impulsar. Elcano
trata por todos los medios de evitar barcos portugueses. El viejo barco va
cargado de mercancías. Es el 13 de febrero de 1522. Elcano había mandado a
calafatear la embarcación. El historiador Pigafetta, toma nota de todo lo
acontecido, de las costumbres de los nativos, de su vida. Diecinueve marinos le
acompañan. Sus historias están llenas de leyendas de las bellas islas.. La isla
de las mujeres que no tinenhombres, y tienen hijos, fecundados por el viento.
Si era varón se le daba muerte, pues sólo podían vivir las niñas. Se van alejando de las
bellas islas, el barco se ve rodeado por el océano. Las semanas van pasando.
Al llegar a
Cabo Verde que es colonia portuguesa, Elcano habla con los marineros,
diciéndoles que nadie diga naa de que ellos son parte de la expedición de
Magallanes. Si no, marinos que una tormenta los llevo a mares desconocidos.
Elcano baja a tierra en un bote con dos marineros a comprar víveres. Los
alimentos comprados le devuelven las energías. Al llegar a tierra los marinos
traen la información de que era jueves, y no miércoles, lo que demostraba la
redondez de la tierra. El piloto Francisco Albo llevaba el diario de a bordo,
decía que no podía haberse equivocado, se había descifrado un secreto. El viaje
de Magallanes, demostró lo que Heráclito de Ponto había dado como hipótesis “de
que la esfera del mundo no permanecía fija en medio del mundo, sino que se
movía”. Era un nuevo conocimiento.
La
“Victoria” va arrastrando por el océano su construcción en mal estado, cada día
hay que bombear más agua. Al salir de Cabo Verde, al ver que los portugueses habían descubierto su
estrategía.Los marinos habían bebido en tierra, y habían hablado de la
expedición. Elcano dejó a los marinos responsables en tierra. En el barco sólo
quedaban dieciocho marinos. Al fin el 4 de septiembre de 1522, casi tres años
después de haber salido avistan tierra europea. Era el cabo de San Vicnte. El
olor del hogar tan deseado les llegaba a los pulmones. Van contando las horas.
Un día pasa. Pasa la noche. A lo lejos se ve una franja de tierra, es el
Guadalquivir, que desemboca en el mar. En Sanlúcar de Barrameda anclan en su orilla. Los hombres bajan a tierra y la
besan, han regresado. Era el 6 de septiembre de 1522. Sebastián Elcano fue el
capitán que llegó a Sevilla, y recibió el homenaje del rey. Por honor, el rey
le dio un escudo que tenía de blasón un globo y el lema: “tu primus circumdisti
me” (tu fuiste el primero en dar la vuelta en torno mío).
Nota: no va aparecer la lista de los que
participaron en la expedición, por ser demasiado larga.)
La primera parte de esta historia salio publicada el 1ro de diciembre 2015. La segunda parte salio publicada el 15 de diciembre 2015.
A continuación va aparecer el nombre de los que llegaron a Sanlúcar de Barrameda, en el barco "Victoria" 1522.
La primera parte de esta historia salio publicada el 1ro de diciembre 2015. La segunda parte salio publicada el 15 de diciembre 2015.
A continuación va aparecer el nombre de los que llegaron a Sanlúcar de Barrameda, en el barco "Victoria" 1522.
Pérdidas humanas
De los 234 hombres que salieron en la flotilla capitaneada por Fernando de Magallanes, solamente a 18 les cupo la suerte de poder regresar a España al mando de Elcano después de haber vencido los temporales de toda la redondez de la Tierra. El hambre y las privaciones les habían convertido prácticamente en espectros. Otros cuatro hombres de los 55 de la tripulación original de la Trinidad, que habían emprendido una ruta de regreso distinta desde las Filipinas, regresaron finalmente a España en 1525.
Supervivientes de la expedición
Estos dieciocho hombres regresaron a Sanlúcar en la Victoria, en 1522, y figuran en una placa conmemorativa en la fachada del Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda.
Nombre | Puesto |
---|---|
Juan Sebastián de Elcano, de Guetaria | Capitán |
Francisco Albo, de Axio | Piloto |
Miguel de Rodas, de Rodas | Piloto |
Juan de Acurio, de Bermeo | Piloto |
Antonio Lombardo (Pigafetta), de Vicenza | Sobresaliente |
Martín de Yudícibus, de Savona | Marino |
Hernando de Bustamante, de Mérida | Marinero y barbero |
Nicolás el Griego, de Nauplia | Marinero |
Miguel Sánchez de Rodas, de Rodas | Marinero |
Antonio Hernández Colmenero, de Ayamonte | Intérprete |
Francisco Rodríguez, portugués de Sevilla | Marinero |
Juan Rodríguez, de Huelva | Marinero |
Diego Carmena Gallego, de Bayona | Marinero |
Hans, de Aquisgrán | Artillero |
Juan de Arratia, de Bilbao | Grumete |
Vasco Gómez Gallego el Portugués, de Bayona | Grumete |
Juan de Santandrés, o de Santander, de Cueto | Grumete |
Juan de Zubileta, de Baracaldo | Paje |
Los doce hombres retenidos como prisioneros en Cabo Verde que regresaron algunas semanas más tarde a Sevilla, vía Lisboa:13
- Martín Méndez, secretario de la flota;
- Pedro de Tolosa, despensero;
- Richard de Normandie, carpintero;
- Roldán de Argote, artillero;
- Mestre Pedro, supernumerario;
- Juan Martín, supernumerario;
- Simón de Burgos, preboste;
- Felipe Rodas, marinero;
- Gómez Hernández, marinero;
- Bocacio Alonso, marinero;
- Pedro de Chindurza, marinero;
- Vasquito, grumete.
Los cinco supervivientes de la Trinidad también completaron la vuelta al mundo, aunque no regresaron a Europa hasta 1525 o 1526:
- Gonzalo Gómez de Espinosa, alguacil mayor de la flota;
- Leone Pancaldo, piloto;
- Juan Rodríguez el Sordo, marinero;
- Ginés de Mafra, marinero;
- Hans Vargue, artillero.