Tomado de: fotolog.com
sábado, 15 de marzo de 2014
Vote por Barbara González
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Desde que dimos comienzo a Pensamiento Digital, soy la responsable del montaje de ella, con René, y nos sentimos muy contentos de que tenemos más lectores cada día.
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España y sus Tenores
Rowland J. Bosch
España ha llevado el estigma de su retraso
industrial y económico dentro del grupo de las naciones europeas, por razones
que no son del caso analizar aquí y que tienen mucho que ver con su evolución
histórica. Por ello no participó plenamente en el desarrollo del siglo de las
luces, ni se adentró como otras naciones en el completo disfrute de los
adelantos científicos del pasado siglo.
Ahora, ya estabilizada como nación y como
parte integrante del Mercado Común Europeo, marcha por nuevos senderos de
prosperidad.
Pero España sí puede vanagloriarse de su
contribución al campo de las artes y de las letras, y ha regalado al mundo las
voces clásicas más bellas y prodigiosas de los tiempos que corren. A través de
los años, la Madre Patria
ha dado muchos cantantes ilustres y muy en especial ha sido prolífica en
tenores operísticos.
El primer tenor español de que se tiene
memoria es Manuel García (1775-1832), después ocupó el trono Julián Gayarre
(1844-1890), posteriormente descolló el malogrado Miguel Fleta (1897-1938) y el
longevo Hipólito Lázaro, barcelonés nacido en 1889 y muerto recientemente,
quien tenía una voz de alcance extraordinario, y fue un maestro del bel canto,
pero España ha seguido brillando hasta el presente, recordemos en el terreno de
la zarzuela las voces de los barítonos Marcos Redondo, Emilio Sagi Barba y su
hijo Luis Sagi Vela y el tenor lírico ligero Emilio Vendrell.
Al presente, y con la excepción de Luciano
Pavarotti, Italia parece haberse detenido en su producción de grandes tenores
internacionales y España se ha apoderado del cetro operístico.
Hay hoy en día, por lo menos seis grandes
voces en el rango de los "Si" naturales: citemos a los catalanes José
Carreras, Jaime
Otro gran cantante, que ha sido el pionero de este grupo contemporáneo, es Alfredo Kraus, cantante dotado de una incomparable voz de tenor lírico. Era un artista inteligentísimo, que supo mantener su voz intacta, y a los 70 años de edad, aún cantaba esporádicamente en los principales centros de ópera del mundo, aunque limitando su repertorio al género puramente lírico, óperas como "
Y terminemos con el inmenso Plácido Domingo,
madrileño de nacimiento, hijo de grandes artistas de zarzuelas. Quizás algunos
recuerden a Pepita Embil, su progenitora y eminente soprano. Domingo, además de
poseer una voz extraordinaria de tenor lírico espinto, ha resultado ser un
brillante director de orquesta. En la pasada temporada del Met, Domingo cantó
en "Los Cuentos de Hoffman", "Payasos" y "La Traviata ", y el gran
barítono catalán, Juan Pons, cantó también en "Payasos".
Mucho más podríamos decir de estos grandes cantantes que han llevado el nombre de España a todos los rincones del mundo. Unidos estos nombres a los del glorioso pasado, formaríamos un firmamento operístico del que cualquier nación se sentiría orgullosa. Aparte de los artistas mencionados al comienzo, recordamos como parte de este firmamento los nombre de otros cantantes nacidos en España.: Miguel Villabella, a quien muchos consideran francés, pero nació en Bilbao. Conchita Supervía, Victoria de los Angeles, Adelina Patti, María Barrientos, Regina Pacini, Mercedes Capsir, Pilar Lorengar, Luisa Vela, Conchita Badía, Monserrat Caballé, Francisco de Andrade, Lucrecia Bori y Teresa Berganza. Todos juntos constituyen un inmenso legado del que España, nuestra Madre Patria, se llena de orgullo y que generosamente, regala, al mundo del canto clásico.
Tomado de: Musica de ayer, de hoy y de Siempre, Autor Rowland J. Bosch 2013
ETERNAMENTE VIVO
Autor: Herminia D. Ibaceta
Soneto I
Canta el angel,... allá en el palmar,
entreteje su armiño la luna,
y una humilde y romántica cuna
de la Patria se erige en altar.
Un sol niño se va a galopar
los ribazos de un campo aceituna;
entonando su ritmo una a una,
se columpian las ondas del mar.
!Despertad!, ideales durmientes,
cual despiertan las mansas corrientes
de su sueño abismal y longevo,
!Despertad!, ancestrales montañas,
que de Cuba las verdes entrañas
han parido hombre auténtico y nuevo.
SONETO II
Su existencia quemó como el cirio
para darnos entera la luz.
Como Cristo, cargando la cruz,
caminó por la senda al martirio.
Cara al sol y al azul de su cielo,
coronada de albores la faz;
en el pecho una rosa de paz
empapando de púrpura el suelo.
No acalló sus palabras la muerte;
como dardos, el ámbito inerte
taladraron marcando la hora.
Los machetes las sombras tajaron
y una fúlgida estrella levaron
en el asta inmortal de la aurora.
SONETO III
Si supieras que triste y a solas
me debato entre el mar y la niebla;
de fantasmas mi tierra se puebla,
de fantasmas y sueños las olas.
Las campanas que agita el quebranto
van tañendo su verbo encendido,
y yo sigo, clavada al olvido,
no les basta el recuerdo de un canto.
Te esperamos, Apóstol, regresa.
hacen falta tu espíritu y brazo
conciliando la voz dividida.
Haz que tornen palabra en promesa
y anudados al mismo regazo,
entonemos un himno a la vida.
de la Patria se erige en altar.
Grandes momentos del fotorreportaje cubano
Tomado de cubaperiodistas.cu Miércoles, 26 de Marzo de 2008 | ||||||
Cuando llegó al Parque Central, ya venía escoltada con un alborozo de claxon de autos y un disonante coro de piropos de los más diversos colores. Se une el fotorreportero del diario Información Rubén González quien tomó unas fotografías.
Un policía se acercó boquiabierto a la mujer y desconcertado le preguntó qué hacía así por la calle. Ella, con su más seductora sonrisa le respondió: Yo solo quería demostrar que no soy La Engañadora. El uniformado como no sabía si era una loca o una exhibicionista, decidió llevarla a la estación de policía. Las actuaciones revelaron que se trataba de Virginia Martha Lachima, una bailarina norteamericana conocida en el mundo del burlesco como Miss Burbujas y que debutaría próximamente en un cabaret capitalino. Ella había ofrecido un anuncio vivo de su arte en el lugar más concurrido de La Habana.
|
El Descubrimiento del Brasil. Los Primeros años de la colonización
René León
A partir del año de 1432, los
portugueses siguieron el impulso del Infante Enrique el Navegante, como era
conocido en Portugal, y las empresas marítimas de descubrimiento y colonización
crecieron. Los mares ecuatoriales eran
surcados por sus capitanes (1471-1476), siguiendo de cerca la costa en busca
del estrecho de que se hablaba tanto, que los conduciría a las Indias.
En 1484 descubre Diogo Cão, el
Congo. Las noticias del comercio con la India, llegaban al rey. La figura
legendaria del Preste Juan, crecía día a día. Se prensaba que a través de él se
podían conseguir los tratados comerciales con este país. Llega Cristóbal
Colón a Lisboa, y le ofrece al rey
navegante el descubrimiento de las Indias, tomando el rumbo de Oriente. Sus
ideas son estudiadas por dos juntas de hombres prácticos y conocedores de las
ciencias náuticas. Serían rechazadas por no poder encontrar dichos hombres la
manera de probar que existía una ruta. Sin embargo, el rey ordenó el envío de
una pequeña expedición en busca del camino de la India, que regresó con
noticias de que era imposible encontrar más allá de los mares ya conocidos la
ruta a la India. Colón descubría un Nuevo Mundo, pero no la India.
El Mapa de Juan de la Cosa, que data de 1500, menciona el viaje a la costa noreste de Brasil hecha por Vicente Yáñez Pinzón. |
Sale en 1499 del puerto de Palos de
la Frontera, cuatro carabelas, con Vicente Yánez Pinzðn como jefe de la
expedición. Entre las personas que lo ayudaron a organizarla estaban: Arias
Pérez, Juan Quintero, Juan de Umbría y Juan de Jerez, que eran excelentes
pilotos y habían acompañado a Colón en sus viajes. Llegan a las Canarias,
cruzan el Atlántico, y encuentran la costa en 8 grados de lat.Sur,
llamando a la tierra descubierta Santa María de la Consolación, que más tarde
sería conocida por cabo de San Agustín, un poco al sur de Pernambuco. En nombre
de Castilla, tomaba Pinzón posesión de
ella. Al continuar el viaje con rumbo al Ecuador, llegan a la
desembocadura de un río donde tienen
escaramuzas con los naturales y mueren diez españoles. Siguen la navegación, y
llegan a un paraje donde el agua se tornaba dulce, cosa que no podían creer.
Había sido descubierto el Amazonas. Regresa a Palos de la Frontera la
expedición. Al mismo tiempo, parte otra expedición como dos carabelas, Diego de
Lepe como jefe y piloto, que sigue la
misma ruta llegando a San Agustín, que bautiza con el nombre de Rostro Hermoso.
Sigue al Sur, viendo que la costa continuaba, vira al Norte, hasta Pariá. Lleva
a su regreso un mapa al obispo Fonseca.
En la imagen se aprecia a Pedro Álvares Cabral a la edad de 32 ó 33 años en una pintura que data del siglo XX. No hay registro de retratos de Cabral contemporáneos a su época. |
El portugués Pedro Alvarez Cabral sale de
Lisboa con una flota de 13 buques el 8 de marzo de 1500. En su viaje se le
presentan fuertes vientos, perdiendo la nao de Pedro de Figueiró, tratando de
huir de los mares del cabo de Las Tormentas. Toman rumbo a Occidente, viendo al
cabo de los días la costa a barlovento.
Desembarque de Cabral em Porto Seguro, óleo sobre tela de Oscar Pereira da Silva, 1904. Contenido en el Museu Histórico Nacional (Río de Janeiro). |
Un domingo al amanecer, disparan una falconeta,
para avisar a la flota que habían visto tierra. Descubre que no era una isla,
sino tierra firme. Toma posesión de ella en nombre de su rey, Manuel el
Afortunado. Era el 22 de abril de 1500. En su exploración descubren ríos, y montes donde la vegetación era de
extraordinaria belleza. Ven una gran bahía, donde entran. Es enviado a tierra
en un esquife el oficial Nicolás Coelho, con un piloto moro, para ver si habían
habitantes. Baja a tierra con diez hombres armados con lanzas y ballestas.
Hallan un poblado donde los hombres y las mujeres de color “blanca bestial,
desnudos, sin ningún cubrimiento de sus vergüenzas”. Algunos se cubrían con
redes de un hilo que se creía de algodón, y plumas de aves de muchos colores.
Allí descubren que los naturales tenían un palo, que al ser tirado al agua,
soltaba una tinta roja. No fueron atacados por los naturales, al contrario los
ayudaron. Se celebró una misa para dar gracias a Dios. Se construyó una cruz
grande entre los portugueses y los naturales. El 2 de mayo, regresan a Portugal. Pinzón y
Diego Lepe, habían descubierto una tierra nueva, pero no habían tratado de
hacer contacto con los naturales, por los combates que habían tenido
anteriormente.
Brasil es olvidado por varios años. Van
pasando los años, los portugueses se van cansando de las conquistas de Asia y
África porque les van costando muchas
vidas. El Rey Juan III veía las batallas contra los moros como algo imposible.
Ya no se presentan voluntarios. Los portugueses vuelven los ojos al Nuevo
Mundo.
Decide
Juan III enviar en 1522 al capitán Cristóbal Jaques, como jefe de una pequeña
armada al Brasil. Arriba a la bahía de Todos los Santos, que ya había sido
descubierta el 1 de noviembre de 1501. Encuentran fondeados unos buques
franceses que negociaban con los naturales, y los pocos portugueses que vivían
allí. Son echados a pique los barcos y muertos todos los tripulantes, Las
costas nunca estuvieron exentas de corsarios y comerciantes que venían en busca
de comercio con los naturales y portugueses que vivían alejados.
Se le
asignó una capitanía a Joao de Barros, era la primera sección de la de Maranháo, con encargo de subir el Amazonas en
busca del Perú. También recibió la del Río Grande. Se asignan otras ocho
capitanías: La segunda sección del Maranháo, a Fernando Álvarez de Andrade.
Ceará, a Antonio Cardoso de Barros. Itamaracá, a Pero Lopes de Sousa.
Pernambuco, a Coelho d’Alburquerque. Ilhéos, a Jorge de Figuereido Correa.
Porto Seguro, a Pedro Campos Tourinho. Espíritu Santo, a Vasco Fernández
Coutinho. Santo Tomé, a Pedro de Góis da Silveira. Las de Río de Janeiro y San
Vicente, a Martín Alfonso de Sousa. Las
de Santo Amaro y Santana, a Pero Lopez
de Souza. El rey se reservaba el dominio absoluto de San Salvador de Bahía, que
al pasar el tiempo lo cedería a Francisco Pereira Coutinho. Sus capitanes
tenían poderes especiales. La décima parte del valor de los tributos, pasaba al
rey. Cada capitán tomaba entre 70 a 100 leguas de costa y tierra adentro.
Cuando
Cabral escribe al rey, al principio de la colonización, le habla de las
riquezas y en especial del “palo de brasil”, dando luego su nombre a las nuevas
tierras. Los portugueses fueron los primeros en establecerse, y los primeros
mercaderes. Entre los primeros colonos se encontraban algunos judíos expulsados
de Portugal a instancias de la consorte del rey Manuel I de Portugal, Infanta
de Castilla y Aragón –hija de los Reyes Católicos, hermana de Doña Juana “la
Loca”, e inesperadamente muerta en el parto de su hijo Miguel de la Paz, por
breve tiempo príncipe heredero de Portugal, ya que falleció antes de cumplir
los dos años de edad, en 1500-.
Para el
año de 1549 las capitanías no habían dado el resultado esperado, a causa de la
resistencia de los naturales, -que serían llamados “indios”-; los ataques de
los corsarios y piratas, y la inmensidad del territorio. El rey nombra un
gobernador General y pasa todo el territorio al poder de la corona. Es nombrado
Thomé de Souza, y se instala en Bahía. No permite la entrada de expediciones
sin su conocimiento y limita el intercambio con los extranjeros. Regula la
explotación del azúcar, de la que se dice que fue un colono de Madeira el que
plantó la caña de azúcar.
Hace su
entrada en la colonia la religión, siendo la orden de los jesuitas la que más
poder y control alcanzó. Se hacen cargo de la educación de los indios. El
Brasil que ellos encontraron no era como otras colonias, donde existía tanto
atraso. Se comerciaba con la Metrópoli. Se cultivaba la caña de azúcar en las
áreas cercanas a la costa, pero surgía el problema grave de la falta de brazos
para el trabajo. Los jesuitas se oponían a la explotación de los indios. Los
colonos cuando le hacían falta trabajadores, se internaban en la jungla y
atacaban las tribus pacifícas, y se llevaban prisioneros para sus colonias. Las
mujeres, muchas de ellas, más si eran bellas, eran escogidas como mujeres de
ellos. A las mujeres lusitanas no les interesaba venir a la nueva colonia. Los
indios en venganza, cuando eran atacados, al poco tiempo destruían las siembras
y atacaban a los colonos en represalia. El indio era cazado para trabajar, y
los naturales cazaban a los portugueses, para martirizarlos, en venganza.
Los jesuitas, con vista a poner coto a la persecución de los indios, proponen la
entrada de esclavos negros en la colonia. Los padres Nobrega y Azpilcueta
organizan a los indios en poblaciones, donde le daban atención y educación,
para evitar que fueran maltratados. En Bahía se fundan dos seminarios
religiosos. Otros padres son enviados al interior del Brasil. Muchos fueron
muertos en venganza por los abusos de los colonos. Los padres sufrieron
tratando de evitar el atropello de los indios por parte de los colonos.
Aprendieron los dialectos para mantener una mejor comunicación con ellos.
Al fin
consiguen la entrada de buques de esclavos de África, cada año. Trataron de salvar a los indios, sin embargo, como en
el caso del Padre de las Casas, sacrificaron a los negros traídos de esclavos.
El mal estaba ya sembrado. Los portugueses y los mestizos, cuyo número había
aumentado considerablemente, les hicieron la guerra a los indios y a los
jesuitas. Los Padres los armaban en los poblados para su defensa. Al pasar los
años la labor realizada por los jesuitas fue destruída completamente, y sumidos
los indios en la esclavitud. Otros se refugiarían en la jungla alejados de los
blancos.
En el año
de 1620 se empieza a combatir abiertamente a los jesuitas. Al principio fueron
defendidos por el rey Juan IV, pero el Brasil estaba muy distante. Para el año
de 1680 sólo quedaban bajo el control de ellos 12,000 indios, de los 100,000
que habían tenido. En el año de 1689 habían sido obligados a embarcar para
Europa. En 1757, Bombal (primer ministro de Portugal entre 1755 y 1779, coincidiendo con la
duración del reinado de José I) mandó a expulsar completamente a todos los
jesuitas que quedaron en la colonia.
NOTA: Las imagines fueron tomadas de Wikipedia.
La elección de la primera Academia de Ciencias
La elección de la primera Academia de
Ciencias
Fecha 5/18/11
Por: Dra. Yolanda Díaz,
Investigadora Titular Archivo Nacional de
la República de Cuba
El 19 de mayo de 1861, con la presencia del gobernador general Francisco
Serrano, quedaba constituida en La Habana la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales. De esa forma se cerraba un proceso cuya
génesis se había iniciado varios meses antes.
La idea de crear una institución que acogiera a la comunidad científica
ubicada en la Isla, y de manera particular en La Habana, había sido una
aspiración de los criollos desde hacía algún tiempo, pero nunca había
fructificado con ese alcance, hasta ese momento los debates que de alguna
manera tenían que ver con cuestiones de carácter se desarrollaban en el seno de
la Sociedad Económica de Amigos del País.
A mediados de 1860, esa idea cobró fuerza nuevamente. El empuje del asociacionismo científico en
España poco a poco tuvo sus ecos en la Isla, después de varios reclamos, el 6
de noviembre de 1860 por Decreto Real se promovía la creación de la Academia de Ciencias en La Habana.
Ese proceso estuvo conformado de cuatro momentos fundamentales: Admisión
de aceptaciones. Junta general de los
aceptantes para elegir a los 30 académicos de número fundadores. Junta para elegir la directiva. Celebración de la sesión solemne.
Un total de 166 científicos respondieron a la convocatoria de
constitución de dicha entidad, aceptando las condiciones planteadas;
correspondía a la Junta la elección de los 30 miembros fundadores.
La Junta aconteció el 3 de marzo de 1861 en la Sala Capitular del
Ayuntamiento de La Habana, presidida por Antonio Mantilla, gobernador político
de La Habana y delegado del gobierno superior civil. Este encuentro resulto esencial pues era el
paso previo a la conformación de la Academia: sin la elección de los 30
miembros resultaba imposibles su constitución.
A la reunión asistieron 85 aceptantes y, después de acordarse la forma
de realizar la votación se procedió a hacer efectiva la misma. Esta Junta,
conocida también como Acta de Elección, es uno de los tantos documentos
originales de innegable valor histórico que atesoran los fondos del Archivo
Nacional de Cuba. En la Elección de la
primera Academia de Ciencias aparecen reflejados los resultados de los votos
que, después del escrutinio público, permitió conocer los resultados de las
elecciones por las tres diferentes secciones o áreas en que se había decidido
dividir a los votantes: Medicina, Farmacia y Ciencias.
Gracias a la acuciosidad investigativa del Dr. Pedro M. Punta, se ha
podido determinar que de los 30 elegidos como miembros fundadores, la mayor
parte eran médicos y farmacéuticos, de ellos 24 eran nativos de Cuba-nacidos en
La Habana-, del resto, 5 procedían de España y 1 era francés. Como se había exigido todos residían en la
capital.
Posteriormente, en la Junta directiva, se eligió al Dr. José Nicolás
Gutiérrez como su Presidente y al Dr. Ramón Zambrana como Secretario
General. Finalmente, el 19 de mayo de
1861, quedaría oficialmente constituida la Academia
de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.
A ese empeño científico se incorporarían en años sucesivos otras
instituciones, destacándose entre ellas la Sociedad
Antropológica de la Isla de Cuba o algunas estaciones agronómicas
experimentales empeñadas en llevar adelante el quehacer investigativo en la
Isla.
LA CRUZ DE COLÓN.
…se dice es la única cruz que queda de las veintinueve que plantó Colón en sus viajes al Nuevo Mundo, lo que le confiere un carácter histórico de valor incalculable.
Josefina Ortega| La Habana
Uno de los tesoros guardados con más orgullo por quienes viven en la ciudad de Baracoa es la cruz de Cristóbal Colón. La cruz, con su carga de historia, tiene además una aureola de leyenda, alimentada continuamente de entonces acá.
Comencemos por recordar que la ciudad de Baracoa, situada en el extremo oriental de Cuba, es conocida como Ciudad Primada por haber sido la primera villa fundada el 27 de noviembre de 1492 por Cristóbal Colón, quien debió quedar impresionado por la pequeña pero acogedora bahía y la bien cubierta entrada del río Macaguanigua.
Entonces Colón escribió en su diario: “La más hermosa cosa del mundo”, y que allí era “el propio lugar para hacer la villa o ciudad y fortaleza por el buen puerto, buenas aguas, buenas comarcas y muchas leñas”
Y allí colocó una cruz, símbolo de la cristiandad y de paso también de la colonización.
Tres días, después el Almirante de la Mar Océana agregaba otros detalles no menos importantes: “…muchas poblaciones, tierra fertilísima y toda labrada”.
Un escribano dejaba registrado en lo libros: “Asentó una cruz grande a la entrada de aquel puerto que no creo que llamó Puerto Santo, sobre una peñas vivas”.
Según se dice es la única cruz que queda de las veintinueve que plantó Colón en sus viajes al Nuevo Mundo, lo que le confiere un carácter histórico de valor incalculable.
En la época en que fuera plantada - también “según se dice”- tenía algo más de siete pies de alto, y es de dura madera que no se pudre y proviene de un árbol desconocido en la flora cubana, pero nadie se explica como desapareció un día para reaparecer al cabo de muchos años en los terrenos de un rancho cercano al pueblo, y envuelta entre los sarmientos de una parra. De ahí que se le llame también la cruz de la parra.
Hoy permanece a un costado de la nave principal de la Iglesia Parroquial Mayor Nuestra Señora Asunción de Baracoa, con menos de un metro de altura, por las acciones inescrupulosas de unos cuantos, quienes le fueron cortando pedazos para llevárselo como souvenir, hasta que una beata donó resguardos de metal que hoy cubren los cuatro extremos.
Su autenticidad ha sido validada en los laboratorios de la Universidad de Lovaina La Nueva, de la ciudad de Bruselas, Bélgica, pero justo es decirlo, el pedacito arrancado para el análisis, fue mínimo.
De ello de encargó un equipo multidisciplinario integrado por el Dr. Roger Deschamps, del Museo de Tervuren, en Bruselas, Bélgica; la Dra. Raquel Carrera, del Instituto de Investigaciones Forestales de Cuba y el investigador Baracoense Alejandro Hartman, director del Museo Fuerte-Matachín e Historiador de la Ciudad Primada.
A la Cruz de Colón se le atribuyen varios milagros que pertenecen a la imaginería popular baracoense, y la ciudad, que hoy es uno de los lugares más pintorescos del país, es fuente de misterios que merece le dediquemos unos párrafos adicionales.
Aunque el 15 de agosto se le atribuyó el nombre de Nuestra Señora de la Asunción, desde siempre sus habitantes –nativos y los llegados- la llamaron Baracoa. Obtuvo su escudo en 1838 concedido por la Reina María Cristina de Hamburgo y Lorena. El escudo posee en su parte superior la Corona de Castilla; en su cuartel superior izquierdo aparece el famoso perro mudo – se dice que era aborigen y con él los indios cazaban- con la antorcha de la civilización en la boca; en el superior derecho un cocotero, como árbol más abundante en la naturaleza local.
En la parte inferior en cuartel central aparece la Bahía de Baracoa, el poblado y la no menos famosa montaña conocida como el Yunque de Baracoa, por su forma que asemeja el recio instrumento de un herrero.
Según cuentan los historiadores la cruz sirvió a Fray Bartolomé de las Casas para oficiar en sus misas; otros señalan que en ocasión de un terremoto (1528) fue sacada en procesión para detener la furia de la naturaleza, o ante peligro de ataque pirata, los pobladores la llevaban tierra adentro junto con sus pertenencias para protegerla. Se ha llegado a asegurar que cuando el Adelantado Diego Velásquez decidió mudar la capital hacia Santiago de Cuba, un grupo de notables la sustrajo en secreto y no apareció sino cuando ya la mudanza era un hecho consumado. El símbolo de la ciudad para suerte de todos quedaría siendo, para siempre, patrimonio del lugar.
© La Jiribilla. La Habana. 2003
http://www.lajiribilla.cu
http://www.lajiribilla.cubaweb.cu
José Dolores Poyo: un centenario olvidado
LA HABANA, Cuba. 25 de octubre (Gustavo Pardo Valdés, 173.203.82.38 ) -En horas de la mañana del domingo 23 de octubre, los miembros de la logia Masónica Cuba, rindieron homenaje en el cementerio Cristóbal Colon, a uno de sus miembros fundadores; José Dolores Poyo Estenoz, quien además, es un prócer independentista. La Lic. Lizet González…
Por Gustavo E. Pardo
LA HABANA, Cuba. 25 de octubre (Gustavo Pardo Valdés,173.203.82.38 ) -En horas de la mañana del domingo 23 de octubre, los miembros de la logia Masónica Cuba, rindieron homenaje en el cementerio Cristóbal Colon, a uno de sus miembros fundadores; José Dolores Poyo Estenoz, quien además, es un prócer independentista.
La Lic. Lizet González Batista, historiadora del lugar expuso a los reunidos una síntesis de las características históricas, arquitectónicas y simbólicas de la Necrópolis. Al concluir su exposición, González condujo a los masones en un recorrido por el lugar, explicando las características de diferentes panteones en donde descansan figuras emblemáticas de la Isla.
Una vez frente a la tumba de José Dolores Poyo, el Sr. Ernesto Sánchez Losaso, presidente de la logia Cuba, procedió a develar la tarja colocada en el lugar para conmemorar el centenario del fallecimiento de este patriota y masón.
La oratoria central del acto, estuvo a cargo de Alberto Gutiérrez Felipe, Secretario de la logia; quien dedicó sus primeras palabras a reconoce la actividad desarrollada por el Lic. Cayetano Toledo Cabrera en el rescate de la memoria histórica de los próceres de la patria que pertenecieron a la logia Cuba.
A continuación, Gutiérrez reseñó la actividad patriótica desplegada por Poyo; señalando que el mismo “nació en La Habana el 24 de marzo de 1837”, y que, “producto de sus actividades revolucionarias, emigrando a Cayo Hueso en 1869; en donde trabajó como lector de tabaquería”.
El orador, enfatizó que este patriota, continuó su labor revolucionaria en el Cayo; fundando la Asociación Patriótica de Cayo Hueso, el club Hijas de la Libertad, los periódicos El Republicano y Yara. También colaboró en la fundación del club San Carlos, de la Convención Cubana y del Partido Revolucionario Cubano. En Estados Unidos, Poyo fue uno de los cubanos emigrados de confianza del Apóstol Martí. Fue cónsul del Perú en Cayo Hueso.
Se ha constatado que estuvo entre los fundadores de la logia Dr. Félix Varela # 68 del Cayo, y que en 1900 fue uno de los fundadores más activos de la logia Cuba.
En 1904, es nombrado Director del Archivo Nacional de Cuba, cargo que ocupa hasta su fallecimiento ocurrido en La Habana, el 26 de octubre de 1911. También fue Presidente de la Asociación de los Emigrados Cubanos.
Al concluir sus palabras, Gutiérrez dejó constancia de la gratitud de la logia al jefe de arquitectura del Cementerio, Arq. Carlos Bauta Martín, por la colaboración prestada a la logia en la reconstrucción el panteón de Poyo, el cual se hallaba en franco estado de deterioro.
Asistieron a la actividad, además de los miembros de la logia auspiciadora, masones de diversas logias de la ciudad; así como el Sr. Bernad Rubiera, de la Gran Logia Nacional de Francia; representantes de la Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos y de la Asociación de Veteranos Masones.
La Gran Logia de Cuba no estuvo representada por ninguno de sus Grandes Funcionarios.
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