Emilio J. León (†) Modesto Novoa (†) Modesto y Emilio cocinando un puerco en el barbeque. El niño nieto de Emilio 1984. Tiempos Felices |
lunes, 24 de diciembre de 2018
Feliz Navidad a todos nuestros lectores
sábado, 15 de diciembre de 2018
A propósito del día de Difuntos. Notas para mi Testamento
- Detalles
- Escrito por Emilio Roig de Leuchsenring Historiador de la Ciudad desde 1935 hasta su deceso en 1964.
En este artículo Roig hace a sus «parientes y amigos, especiales recomendaciones para el día de mi muerte, rogándoles encarecidamente las guarden y cumplan al pie de la letra, como mi última y solemne voluntad».
El luto no sirve más que para que los parientes maldigan del muerto, sobre todo si es en verano o hay fiestas de carnaval en esa época.
Hoy – 2 de noviembre– que el rebaño humano, en su carnerismo cada día más agudo, se consagra a recordar a los muertos, me ha parecido oportuno dedicarlo a escribir estas breves notas, en las que hago a mis parientes y amigos especiales recomendaciones para el día de mi muerte, rogándoles encarecidamente las guarden y cumplan al pie de la letra, como mi última y solemne voluntad.
Elevo ruegos vehementes a santos y médicos, de mis deseos de morir de alguna enfermedad rápida y poco dolorosa; mientras más rápido mejor, y si es instantánea y el papel del galeno, llamado con urgencia, se puede limitar a certificar la muerte, encantado de la vida, o mejor dicho, de la muerte. También son agradables las defunciones por accidente, siempre que la pérdida de vida sea instantánea. A lo único que tengo terror es a morir atropellado por algún vehículo, sobre todo si es una bicicleta, y al día siguiente sale en los partes de policía un suelto q. diga: «Arrollado por una bicicleta». Ayer, en la esquina de las calles Cuba y Empedrado, fue arrollado por una bicicleta el blanco Emilio Roig. El hecho se considera casual y el Juez de Guardia dejó en libertad al blanco Zutano de Cual, dependiente de bodega, que montaba la bicicleta, entregando a sus familiares el cadáver de la víctima, con la obligación de llevarlo mañana al Necrocomio para la práctica de la autopsia. ¿Quieren Uds. muerte más ridícula?
Si la enfermedad es larga e incurable, suplico a parientes y amigos apresuren mi muerte; así me ahorrarán sufrimientos y se evitan ellos molestias. Esos casos en que el enfermo está postrado en la cama durante meses, produce, poco a poco, en sus parientes el deseo de descansar, aunque lo disimulen hipócritamente, exclamando:
–¡El pobre! ¡Cuánto sufre! Para seguir padeciendo así Dios le haría un favor llevándolo a descansar. – que en realidad quieren decir es: –¡Qué lata nos está dando! ¡cuándo nos dejará tranquilos!
Hay otros casos en que los parientes, aunque tienen la afirmación de los médicos de que el enfermo no se salva y el desenlace es cuestión de días, le prolongan artificialmente la vida, no para agotar los recursos de la ciencia, sino para darse el gusto de tener a su amado pariente unos días más contemplándolo. Es el mismo deseo que a veces se manifiesta de tener el cadáver en la casa mayor tiempo posible, y que hace que casi todos los entierros salgan mucho después de la hora señalada.
Quiero que me tiendan con la caja tapada. Así evito la curiosidad malévola de los conocidos que van a rascabuchear al difunto, para exclamar, después de contemplarlo un rato: –¡Ya cumplió! ¡Qué desfigurado está! ¡Cómo se le nota ahora lo feo que tenía la nariz!, – otras cosas por el estilo.
Suprímanme las velas y las flores.
¿Para qué necesita luminarias un cadáver? Además las luces dan calor y la cera, mal olor. El que alumbren a uno que ha sido guarapeta, pase, porque resulta simbólico, pero en los demás casos, no adivino la necesidad de aclararle ni iluminarle algo al difunto.
Las flores, solo sirven hoy día para que los jardines de La Habana se anuncien a diario en las crónicas sociales. ¿No han visto Uds. esa sección o capítulo de las crónicas que se suelen titular «Los últimos duelos»? Pues no hay tal sentimiento ni pena por la muerte del difunto. Este importa poco para el caso, solo sirve de pretexto para lo interesante, que es: decir que las coronas, ramos, etc., fueron confeccionados en tal o cual jardín.
Háganse, pues, parientes y amigos, el cargo de que he muerto en la carretera, y no me manden flores.
Supriman el velorio. Ya que no me puedo divertir en él, no quiero que los demás se diviertan a costa mía. Váyanse al cine o al Malecón a pasar el rato. Para cumplir con los reglamentos sanitarios, que exigen transcurran 24 horas desde la muerte al enterramiento, enciérrenme en un cuarto o deposítenme en cualquier sitio, durante ese tiempo. Así se evitan también la mala noche. Duerman tranquilos, que yo no me correré.
Al entierro llévenme en automóvil y por buenas calles, pues los baches me molestan mucho. ¡Por Dios, no cojan por la Calzada de Zapata: está intransitable!
A los que asistan, les relevo de vestirse de negro; vayan como estén, en la seguridad de que no me molestaré, y ellos me lo agradecerán.
No se pongan luto. Lo prohíbo terminantemente. El luto no sirve más que para que los parientes maldigan del muerto, sobre todo si es en verano o hay fiestas de carnaval en esa época. Para que Uds. se den cuenta de lo que significa en realidad el luto, voy a contarles este caso curiosísimo.
En una temporada carnavalesca se trató de organizar, para asistir a un baile, una comparsa de jóvenes y muchachas. Estas debían ir vestidas de capricho. Se empezó a discutir entre ellas el traje. Quien decía que de Pierrete, quién de aldeana, etc; y entonces saltó una de las muchachas y declaró:
– clase o modelo del traje me importa poco; lo único que me interesa es el color, porque yo solo podré asistir al baile, si el tono de los disfraces es negro o lila, pues Uds, saben que tengo luto de mi abuela.
Como pertenezco a varias sociedades culturales, aunque no a tantas como mi amigo Marinello, que es Secretario de 45 de ellas, me preocupa extraordinariamente el peligro que me amenaza de sufrir las veladas necrológicas en mi honor.
¡Colegas y amigos!: si les es posible suprímanme los elogios fúnebres. Si no pueden, recomiéndele al panegirista, que sea breve y no de lata. Sobre todo no vayan a hacerme la jugarreta de encomendarle el elogio a algunos de esos consagrados q. yo he satirizado en estos artículos. ¡Eso sería peor que rematarme después de fallecido!
De los sueltos en los periódicos y de los artículos necrológicos, no se ocupen. Yo haré un modelo de cada uno, con copias abundantes. Así les evito el trabajo a mis compañeros del periodismo y amigos, y estoy más seguro de lo que vayan a decir de mí. Es un sistema cómodo y práctico que usa un orador amigo mío, cada vez que pronuncia un discurso.
Suprímanme los bustos y estatuas. No quiero que me pase lo que con los de Varona y Sanguily, que están encajonados desde hace meses en la Aduana. Ni que me ocurra lo que a Maceo, que después de ser en vida un héroe, le han puesto, como adornos, ranas, que es el símbolo de la cobardía, y tinajones, como si se tratara de la estatua de algún camagüeyano ilustre, como la Avellaneda o el Coronel Zayas Bazán.
Elevo ruegos vehementes a santos y médicos, de mis deseos de morir de alguna enfermedad rápida y poco dolorosa; mientras más rápido mejor, y si es instantánea y el papel del galeno, llamado con urgencia, se puede limitar a certificar la muerte, encantado de la vida, o mejor dicho, de la muerte. También son agradables las defunciones por accidente, siempre que la pérdida de vida sea instantánea. A lo único que tengo terror es a morir atropellado por algún vehículo, sobre todo si es una bicicleta, y al día siguiente sale en los partes de policía un suelto q. diga: «Arrollado por una bicicleta». Ayer, en la esquina de las calles Cuba y Empedrado, fue arrollado por una bicicleta el blanco Emilio Roig. El hecho se considera casual y el Juez de Guardia dejó en libertad al blanco Zutano de Cual, dependiente de bodega, que montaba la bicicleta, entregando a sus familiares el cadáver de la víctima, con la obligación de llevarlo mañana al Necrocomio para la práctica de la autopsia. ¿Quieren Uds. muerte más ridícula?
Si la enfermedad es larga e incurable, suplico a parientes y amigos apresuren mi muerte; así me ahorrarán sufrimientos y se evitan ellos molestias. Esos casos en que el enfermo está postrado en la cama durante meses, produce, poco a poco, en sus parientes el deseo de descansar, aunque lo disimulen hipócritamente, exclamando:
–¡El pobre! ¡Cuánto sufre! Para seguir padeciendo así Dios le haría un favor llevándolo a descansar. – que en realidad quieren decir es: –¡Qué lata nos está dando! ¡cuándo nos dejará tranquilos!
Hay otros casos en que los parientes, aunque tienen la afirmación de los médicos de que el enfermo no se salva y el desenlace es cuestión de días, le prolongan artificialmente la vida, no para agotar los recursos de la ciencia, sino para darse el gusto de tener a su amado pariente unos días más contemplándolo. Es el mismo deseo que a veces se manifiesta de tener el cadáver en la casa mayor tiempo posible, y que hace que casi todos los entierros salgan mucho después de la hora señalada.
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Quiero que me tiendan con la caja tapada. Así evito la curiosidad malévola de los conocidos que van a rascabuchear al difunto, para exclamar, después de contemplarlo un rato: –¡Ya cumplió! ¡Qué desfigurado está! ¡Cómo se le nota ahora lo feo que tenía la nariz!, – otras cosas por el estilo.
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Suprímanme las velas y las flores.
¿Para qué necesita luminarias un cadáver? Además las luces dan calor y la cera, mal olor. El que alumbren a uno que ha sido guarapeta, pase, porque resulta simbólico, pero en los demás casos, no adivino la necesidad de aclararle ni iluminarle algo al difunto.
Las flores, solo sirven hoy día para que los jardines de La Habana se anuncien a diario en las crónicas sociales. ¿No han visto Uds. esa sección o capítulo de las crónicas que se suelen titular «Los últimos duelos»? Pues no hay tal sentimiento ni pena por la muerte del difunto. Este importa poco para el caso, solo sirve de pretexto para lo interesante, que es: decir que las coronas, ramos, etc., fueron confeccionados en tal o cual jardín.
Háganse, pues, parientes y amigos, el cargo de que he muerto en la carretera, y no me manden flores.
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Supriman el velorio. Ya que no me puedo divertir en él, no quiero que los demás se diviertan a costa mía. Váyanse al cine o al Malecón a pasar el rato. Para cumplir con los reglamentos sanitarios, que exigen transcurran 24 horas desde la muerte al enterramiento, enciérrenme en un cuarto o deposítenme en cualquier sitio, durante ese tiempo. Así se evitan también la mala noche. Duerman tranquilos, que yo no me correré.
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Al entierro llévenme en automóvil y por buenas calles, pues los baches me molestan mucho. ¡Por Dios, no cojan por la Calzada de Zapata: está intransitable!
A los que asistan, les relevo de vestirse de negro; vayan como estén, en la seguridad de que no me molestaré, y ellos me lo agradecerán.
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No se pongan luto. Lo prohíbo terminantemente. El luto no sirve más que para que los parientes maldigan del muerto, sobre todo si es en verano o hay fiestas de carnaval en esa época. Para que Uds. se den cuenta de lo que significa en realidad el luto, voy a contarles este caso curiosísimo.
En una temporada carnavalesca se trató de organizar, para asistir a un baile, una comparsa de jóvenes y muchachas. Estas debían ir vestidas de capricho. Se empezó a discutir entre ellas el traje. Quien decía que de Pierrete, quién de aldeana, etc; y entonces saltó una de las muchachas y declaró:
– clase o modelo del traje me importa poco; lo único que me interesa es el color, porque yo solo podré asistir al baile, si el tono de los disfraces es negro o lila, pues Uds, saben que tengo luto de mi abuela.
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Como pertenezco a varias sociedades culturales, aunque no a tantas como mi amigo Marinello, que es Secretario de 45 de ellas, me preocupa extraordinariamente el peligro que me amenaza de sufrir las veladas necrológicas en mi honor.
¡Colegas y amigos!: si les es posible suprímanme los elogios fúnebres. Si no pueden, recomiéndele al panegirista, que sea breve y no de lata. Sobre todo no vayan a hacerme la jugarreta de encomendarle el elogio a algunos de esos consagrados q. yo he satirizado en estos artículos. ¡Eso sería peor que rematarme después de fallecido!
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De los sueltos en los periódicos y de los artículos necrológicos, no se ocupen. Yo haré un modelo de cada uno, con copias abundantes. Así les evito el trabajo a mis compañeros del periodismo y amigos, y estoy más seguro de lo que vayan a decir de mí. Es un sistema cómodo y práctico que usa un orador amigo mío, cada vez que pronuncia un discurso.
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Suprímanme los bustos y estatuas. No quiero que me pase lo que con los de Varona y Sanguily, que están encajonados desde hace meses en la Aduana. Ni que me ocurra lo que a Maceo, que después de ser en vida un héroe, le han puesto, como adornos, ranas, que es el símbolo de la cobardía, y tinajones, como si se tratara de la estatua de algún camagüeyano ilustre, como la Avellaneda o el Coronel Zayas Bazán.
ELOGIO DE LA POLICÍA POR EL INSPECTOR TRUJILLO
ELOGIO DE LA POLICÍA POR
EL INSPECTOR TRUJILLO,
SEGUNDO JEFE DE LA BOFIA*
de la Provincia cubana
de La Habana a fines del
siglo XIX
por Roberto Soto
Santana, de la Academia de la Historia de Cuba
*En la jerga caló –variedad del romaní hablada por los gitanos de España, Francia y Portugal-, “bofia” es el antropónimo o sustantivo que designa la profesión de policía.
En el libro “Los Criminales de Cuba y el Inspector Trujillo”, cuya autoría la atribuye quien lo publica a “G.G. y F.”, aunque de manera escasamente velada en clave autobiográfica al Inspector de Policía José Trujillo Monagas (entonces acabado de llegar a la cuarentena, pues había nacido en 1841), decía este cuidador del orden público que “En la Isla de Cuba, como en todas partes, se han cometido siempre, como se cometen ahora, delitos y crímenes contra las personas y contra las propiedades. En Cuba, como en todos los demás países, nunca han faltado gentes corrompidas y perversas, de todas clases y condiciones dispuestas á cometer crímenes por inclinación, por interés, por satisfacer malas pasiones ó por el deseo de vengar verdaderos ó supuestos agravios-.
“Nadie ignora que en la mayor de las Antillas Españolas…hubo una época en que el número de crímenes y de criminales aumentó de una manera extraordinaria; habiendo llegado la audacia de las gentes de mal vivir hasta el extremo de convertir las calles de las más importantes poblaciones en teatro de escenas sangrientas: los propietarios del campo y los habitantes de las ciudades estaban asustados: los criminales de distintas razas al parecer habian perdido el miedo de la justicia, como vulgarmente se decia entonces; y lo mismo exigían dinero á los hacendados, amenazándoles con pegar fuego á los cañaverales ó á los edificios si se negaban á dárselo, como se apoderaban de cuanto habia en las tiendas y almacenes del campo ó asaltaban á los cobradores de las casas de comercio en las calles más concurridas de la capital de la Isla…No son pocas las personas que viven todavía y recuerdan perfectamente lo que pasaba en la Habana, en las demás poblaciones y en los campos de Cuba antes que llegara el General Tacón á encargarse del Gobierno Superior de esta Isla. ¿Quién ignora que en pleno dia y en las calles más concurridas de la Habana eran muy frecuentes los robos y los asesinatos? ¿Quién no sabe que en aquellos tiempos los criminales más conocidos y más temidos, cuando caian en manos dé los agentes dé la Autoridad, permanecían pocos dias en la cárcel? ¿No es notorio que los criminales sacados de la cárcel por secretos protectores, lo primero que hacían al verse libres, era vengarse de los que habian declarado contra ellos, y hasta de los agentes de la Autoridad que se habian atrevido a echarles mano? El General Tacón, hombre inteligente y enérgico, al ver tantos escándalos y deseando devolver la tranquilidad de ánimo á las personas honradas y pacíficas que vivían en continuo sobresalto, tomó acertadas disposiciones; escogió algunos hombres de valor y de toda confianza, dándoles las instrucciones que consideró convenientes y oportunas para perseguir álos ladrones y asesinos de las ciudades y á los bandoleros é incendiarios de los campos; procuró que los que cayeran en poder de la justicia no salieran tan fácilmente sin castigo como antes de su llegada á la Isla; y estas prontas y acertadas medidas dieron tan buenos resultados prácticos, que al cabo de pocos meses la situación del país habia cambiado por completo y con gran satisfacción de todas las personas pacíficas y honradas.”
Retrato de Miguel Tacón, Gobernador de la Capitanía General de Cuba entre 1834 y 1838, teniente general de la Real Armada, mariscal de campo del Ejército de Tierra y I duque (posteriormente, marqués) de la Unión de Cuba, y Grande de España. litografía de Luis Carlos Legrand para la obra de Pedro Chamorro y Baquerizo Estado Mayor General del Ejército Español. Biblioteca Nacional de España
“Gracias al buen tino con que el General D. Miguel Tacón puso fin á los escándalos y abusos inveterados, castigando á tiempo y como merecían los criminales que cayeron en manos de la justicia, transcurrieron largos años sin que en la Isla de Cuba, en proporción al número de habitantes y á la extension de territorio, fuese el número de delitos tan grande como en otros países de América y de Europa.”
Foto tomada de: Chiquianmarka.com |
A esta evocación nostálgica de la mano de hierro aplicada por el el Gobernador Miguel Tacón Rosique durante su mandato, el Inspector Trujillo omitió adosar el recuerdo de que aquel militar de alcurnia, en el ejercicio de las facultades omnímodas con las que el Rey Fernando VII había dotado en 1825 a los Capitanes Generales de Cuba, dispuso el destierro de la Isla de uno de los ínclitos pensadores cubanos y también uno de los precursores de su Independencia, el polígrafo José Antonio Saco, a quien obligó a salir en un buque con destino a Inglaterra el 1 de septiembre de 1834, a las seis de la mañana, iniciando así un largo e injusto exilio de 45 años, solo concluido con su muerte –ya que nunca se le permitió regresar a su tierra nativa-.
En carta a José de la Luz y Caballero, fechada el 24 de abril de 1835, Saco hubo de decir: “Aquí es imposible escribir sobre la isla de Cuba… No nos quieren, ni nos entienden, ni se acuerdan de nosotros sino para robarnos y sacrificarnos. Reina contra nosotros una prevención terrible. Resentidos de haber perdido las Américas, se proponen encadenarnos más de lo que nos tienen para que nunca podamos escaparnos… Aquí es donde se conoce bien lo que es España respecto de nosotros.”
En el desenvolvimiento de su crónica profesional, el Inspector Trujillo pasa a referirse a la Guerra de los Diez Años (1868-1878) como portadora de un efecto criminógeno, y dice que “Por desgracia se aproximaban para la Isla de Cuba dias de prueba! ¡Una revolución y diez años de guerra bastan y sobran en todos los países para aumentar el número de las gentes de mal vivir, de las que salen la mayor parte de los criminales!
“Prescindiendo de estas y otras causas que pueden haber contribuido más ó menos en el aumento de los delitos que se cometen en la Isla de Cuba en estos últimos tiempos, ¿no es bien sabido que en la Habana hace tiempo que no se ha castigado á nadie con pena de muerte? ¿No es bien sabido que se han cometido homicidios y que sus autores han sido capturados? ¿No es cierto que para gentes de ciertas clases y condiciones, fuera de la pena de muerte, no hay otras que les inspiren serios temores?”
Aquí, Trujillo predica subuso** -es decir, calladamente, como indica esta voz de raíz africana y uso común en el habla cubana- la bondad de la pena de muerte como medida de defensa social frente a los delincuentes considerados irredimibles. Es oportuno consignar que la última y singularmente democrática Constitución cubana, la de 1940, en su Artículo 25 prohibía la aplicación de la pena de muerte por delitos políticos, aunque autorizaba al Consejo de Ministros a imponer dicha pena en los casos de “delitos de carácter militar, de traición o espionaje en favor del enemigo en tiempo de guerra con nación extranjera, y otros de pistolerismo y terrorismo de extrema gravedad”.
Aparte de la facultad para imponer la pena de muerte que la Constitución de 1940 concedía al Consejo de Ministros, dicha sanción se aplicaba de acuerdo con el Código de Defensa Social de 1936, Artículos 168 A y E, 431 B, 432, 468-1 y 472 B, respectivamente, a los [siguientes] delitos de piratería acompañada de homicidio o abandono de persona en peligro; naufragio o varadura de un buque con el propósito de robar o atentar contra las personas que se encuentran a bordo, si como consecuencia del naufragio resultare la muerte de alguna persona de las que tripulare el barco; asesinato; parricidio; homicidio causado por el empleo de explosivos; naufragio, varadura o destrucción de una nave, aunque no mediare dolo específico, si como consecuencia del estrago resultare la muerte de una persona. De acuerdo con el Artículo 30 del mismo Código, la pena capital era aplicable a los autores mediatos e inmediatos, excluyéndose tácticamente a los cómplices].
Trujillo no olvida encomiar el celo de las Fuerzas de Orden Público en la averiguación de los delitos y el castigo de sus autores: “El temor saludable que todavía inspira la justicia entre determinadas gentes, contribuye mucho á contenerlos: los buenos servicios que hace tiempo viene prestando en los campos la benemérita Guardia Civil, y las mejoras que en estos últimos tiempos ha recibido la organización de la Policía de la Isla, entre cuyos funcionarios algunos han probado con hechos que poseen las grandes condiciones que se necesitan para el buen desempeño de sus difíciles cargos, han contribuido más que todo á que en estos tiempos de perturbación la, sociedad no haya tenido que lamentar mayores males. Y aquí es del caso advertir que, si muchos criminales salen absueltos de las cárceles, porque los jueces no han podido encontrar las pruebas necesarias para imponerles pena; si nadie quiere declarar contra los delincuentes, aun cuando hayan visto cometer el delito; si los penados cumplen pronto sus condenas y salen de los presidios con instintos é intenciones peores que los que les impulsaron antes á cometer los anteriores crímenes, y si parte de los condenados consiguen escaparse, no se pueden achacar estos males á la benemérita Guardia Civil ni á la Policía, que están desempeñando con celo y actividad el servicio, puesto que procuran y consiguen en los más de los casos, prender á los criminales y entregarlos á los Tribunales de Justicia.”
A continuación, veremos –relatado en tercera persona por el propio autor del libro autobiográfico- la reseña de “los delitos que ha descubierto y los delincuentes que ha conseguido reducir á prisión el actual Inspector del Tercer Distrito de esta Capital, D. José Trujillo y Monagas, de acuerdo con sus jefes y auxiliado por los subalternos é individuos de la fuerza pública que ha considerado necesarios para asegurar el éxito de sus peligrosas empresas. Las pruebas de actividad, celo é inteligencia que ha dado el Inspector Trujillo en el desempeño de sus funciones, le han valido un renombre que…no ha alcanzado ningún otro funcionario del ramo: esto…nos [ha] impulsado á emprender este trabajo, que quizás en algo podrá contribuir á contener á los criminales, estimular á los buenos servidores del Estado, mejorar las costumbres y estirpar los abusos.”
(Continuará)
SUSURROS DE SILENCIO QUE PERMANECEN INTACTOS
Stefan Zweig |
Málaga (España)
A pesar de estar a salvo en su exilio brasileño, Stefan Zweig, ensayista, biógrafo y novelista, se suicida junto a su segunda esposa y secretaria Lotte Altmann, convencidos ambos de que el mundo entero caería bajo el dominio nazi.
En su libro “El mundo de ayer”, Zweig reflejó la Europa cosmopolita, que él quería recuperar. Cuando uno vivió en un paraíso terrenal, aunque haya sido por poco tiempo, esa imagen queda grabada en la memoria aún a sabiendas de que nada será nunca igual, y parece que nuestra vida esté predestinada a querer encontrar aquellos momentos que nos dieron la felicidad anhelada.
Durante su faceta literaria, destacó por las importantes biografías que escribió: Mª Antonieta, María Estuardo, Fouché o Magallanes.
Consiguió recopilar manuscritos importantes, entre los que se incluían de Goethe y de Beethoven, incluso un catálogo de las obras de Mozart escrito por el mismo Mozart.
Zweig, amante de la vida cultural y de la Europa anterior al nazismo, realizó numerosos viajes a Viena, Berlín, París y Bruselas. Es precisamente, en esa época, cuando conoció a importantes escritores y artistas como Rainer Maria Rilke, Auguste Rodin, Romain Rolland, Pirandello, Thomas Mann y un largo etcétera.
Al comenzar la Primera Guerra Mundial, Zweig llegó a escribir artículos en su apoyo, como patriota austríaco que era, y sirvió en los Archivos Austríacos del Ministerio de Guerra, pero no pudo permanecer impasible ante los horrores de la contienda y sufrió una gran transformación, que reflejó en sus escritos enormemente críticos.
Se trasladó a vivir a Suiza hasta el final de la guerra, convirtiéndose en un gran pacifista que pugnaba por una Europa unida.
Con Hitler, sus libros fueron prohibidos y se vio obligado a dejar su casa. Fue entonces, cuando se marcha a Londres y contrae segundas nupcias con su secretaria L. Altmann. Durante este período, sus personajes son seres atormentados en situaciones extremas. En su novela “Novela de Ajedrez” incluiría datos autobiográficos. Emprendió un periplo entonces que lo llevó en 1940 a Nueva York, pero no fue hasta que se instalaron en Petrópolis (Brasil) que les pareció tener un halo de esperanza, que más tarde se desvaneció y los llevó al fatídico desenlace. No pudo hacer frente a un mundo que creía que ya no volvería a ser igual, y en 1942 se suicidó junto a su mujer con una sobredosis de barbitúricos. Dejó una carta escrita en la que explicaba los motivos de tal decisión.
Son vidas impregnadas de derrotas, en las que el dolor propio y ajeno, las sume en una profunda congoja. Corazones limpios que dejan constancia de la realidad imperante. El sentimiento de impotencia, ante las atrocidades humanas, no los pudo dejar indiferentes.
Para él es un profundo sentimiento de desarraigo no saber a qué patria perteneció.
Frases suyas son: “Toda ciencia viene del dolor. El dolor busca siempre la causa de las cosas…” y también diría “El destino me ha condenado con una mirada insobornable, una mirada dura, pero un corazón frágil”.
Es cierto que aquello que se idealiza, y por lo que vale la pena vivir, es lo que perdura.
Susurros de silencio, melodías de fragancias me asaltan. Ese corazón que se cansó de latir en un mundo hostil fortaleció el de otros que luchan con el pensamiento y con la pluma, como él lo hizo, para dejar testimonio de lo que nunca más deberá suceder.
Observatorio Cubano de Derechos Humanos
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EL PROYECTO NACIONAL DE CULTURA GRANADA COSTA CONVOCA EL I CERTAMEN INTERNACIONAL DE POESÍA DEDICADO A LA ALHAMBRA
Foto tomada de: alhambra |
Desde el Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa, a través de su Academia de las Ciencias, Bellas Artes y Buenas Letras, y con motivo de difundir la poesía, se convoca el I Certamen Internacional de Poesía dedicado a La Alhambra.
1) Podrán participar todos los hombres y mujeres de cualquier nacionalidad que lo deseen, siempre y cuando el poema esté escrito en castellano. El poema será dedicado a la Alhambra. Para tal efecto se crean dos categorías:
- Una de mayores a partir de 16 años.
- Una segunda categoría de hasta 15 años.
2) El poema deberá de ser inédito, escrito en formato DIN A4 por quintuplicado a doble espacio por una sola cara. No existe ni mínimo ni máximo de versos para los trabajos a presentar.
3) Cada participante presentará un único trabajo que será firmado con un pseudónimo, el cual figurará en la cara exterior del sobre cerrado. En el interior del sobre se incluirán nombre y dirección del participante, número de teléfono y correo electrónico.
4) Todos los trabajos deben remitirse al Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa. Avenida de Andalucía, 18. 2ª planta. 18611- Molvízar – Costa Tropical – Granada (España).
5) Premios:
Para la primera categoría, comprendida a partir de los 16 años, se otorgan cuatro premios:
- 1º: 1.500 € más diploma
- 2º: 1.000 € más diploma
- 3º: 500 € más diploma
- 4º: Finalista con diploma
Segunda Categoría, hasta 15 años, se otorgan también cuatro premios:
- 1º Premio: Bicicleta valorada en 400 € más diploma
- 2º Premio: Ordenador portátil más diploma
- 3º Premio: Tablet más diploma
- 4º Premio: Finalista con diploma
6) El día 1 de marzo finaliza el plazo de admisión de los trabajos.
7) El fallo del jurado se hará público el 21 de marzo de 2019 coincidiendo con el Día Internacional de la Poesía, durante las 5ª 24 Horas de Poesía que celebrará nuestro Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa en Granada. Al mismo tiempo se dará a conocer en el periódico digital de Granada Costa: www.granadacostanacional.es y en el periódico impreso de ámbito nacional Granada Costa correspondiente al mes de marzo.
Para más información tienen a su disposición el correo electrónico fundacion@granadacosta.net y el teléfono de contacto 958 62 64 73.
8) Los premios se entregarán el día 21 de marzo de 2019 durante las 24 Horas de Poesía para aquellos ganadores que se encuentren presentes en el acto. Al resto se les enviarán por Agencia de Transportes o Transferencia Bancaria con cargo al ganador. Si así lo desea podría recogerlo personalmente o por persona que lo represente en la Sede del Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa en la dirección anteriormente mencionada.
9) El fallo del jurado será inapelable quedando las obras premiadas en propiedad del Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa y reservándose el derecho de editarlas o difundirlas en sus medios de comunicación. Las no premiadas serán destruidas.
El jurado estará presidido por Doña Toñy Castillo Meléndez, Doctora por la Universidad de Lleida en el Departamento de Psicología y Pedagogía y Directora de la Academia Granada Costa, más cinco vocales:
- Don José Jaime Capel Molina, Catedrático de Geografía Física de la Universidad de Almería y Delegado Nacional de Artes Plásticas, Monumentos y Esculturas;
- Don Manuel Ceballos Pozo, Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla y Delegado Nacional de Sanidad;
- Don Diego Sabiote Navarro, Profesor Emérito en Filosofía y Subdirector y Delegado Nacional de Literatura;
- Doña Carmen Carrasco Ramos, Docente, escritora y Delegada Nacional de Poesía;
- Don Julián Díaz Robledo, Delegado Nacional Aula Frutas Tropicales, Empresario y Escritor y Encomienda de Número de la Orden Civil del Mérito Agrícola (S.M. El Rey Juan Carlos)
LA CONQUISTA DE LA FLORIDA
Cristóbal Colón descubre un Nuevo Mundo en el año de 1492. Europa al saber los pormenores del viaje, puso interés en participar en el descubrimiento y conquista de ese Nuevo Mundo.
El 5 de marzo de 1496, el veneciano conocido como Juan Cabot fue autorizado por Enrique VII de Inglaterra para "navegar hacia occidente en un viaje de exploración". Cabot y su hijo Sebastián salieron de Bristol en 1494. El 24 de junio llegaron a lo que es hoy América, en la costa de Nueva Escocia. Después de navegar sin rumbo fijo, regresan a Inglaterra. Juan Cabot muere al poco tiempo de llegar. Sebastián prepara su segundo viaje con 300 colonos, con intenciones de colonizar. Este viaje los lleva a la Bahía de Hudson. Sin saber qué hacer sigue navegando, pereciendo los colonos de frio. Al regresar a Inglaterra, fue culpado por no haber realizado sus planes. Para el año 1512 Sebastián Cabot pasa al servicio de España.
El primer mapa que se tiene noticia sobre el Nuevo Mundo, lo hizo el español Juan de la Cosa en 1500, donde aparecían Cuba y otras tierras.
Juan Ponce de León nació en San Serván, España. Conquistó la isla de Puerto Rico en el año de 1508, tomando posesión de ella en nombre de España. Es destituido por el gobernador de La Española, Diego Colón, en 1512. Ponce de León prepara una expedición hacia una isla llamada Boyuca o Bimini donde se dice que hay una "fuente que mantiene a los hombres siempre joven". Después de una larga navegación, descubre una costa larga, que recibe el nombre de Terra Florida, por ser el día de la Pascua Florida, 27 de marzo de 1512. Regresa a España, recibiendo el título de Adelantado de la Florida. Vuelve otra vez en 1521, con tres naves en las que llevaba caballos, yeguas, terneras, ovejas, cabras y aperos de labranza. La suerte no le acompaña esta vez. Es herido mortalmente por los indios. Muere a su regreso a Cuba.
En el epitafio que figura en su lápida aparece:
Aqueste lugar estrecho es sepulcro de varón,
que en el nombre de León
y mucho más en los hechos.
En su libro Historia Verdadera de la Conquista de Nueva España, Bernal Díaz del Castillo, se refiere al encuentro que tuvieron con los indios de la Florida los miembros de la expedición de Francisco Hernández de Córdoba, cuando regresaban del viaje de reconocimiento de las costas de Yucatán, en 1517. Llegaron a las costas de la Florida en su regreso a Cuba, en busca de agua potable, cuando fueron atacados por los indios, que eran considerados muy peligrosos y buenos guerreros. Salieron todos los marineros que pudieron. regresar al navío heridos, dejando varios muertos en las playas.
Hernando de Soto nace en Extremadura, en 1495. Viene a América con Pedro Arias de Avila en 1519. Se distingue en estos años de la Conquista del Perú, obteniendo grandes riquezas. A su regreso a España es nombrado gobernador de Cuba y Adelantado de la Florida. Desde San Cristóbal de la Habana sale con 600 hombres el 19 de mayo de 1539 con rumbo a la Florida. Deja como gobernadora a su esposa Doña Isabel de Bobadilla, que sería la primera mujer que en tierras americanas era elevada a la categoría de representante del monarca español. Según cuenta la leyenda ella esperaba el regreso de su esposo de su largo viaje, y desde las ventanas del castillo de la Fuerza esperó a diario la vuelta de su esposo. Hernando de Soto, jamás regresó a la isla.
De Soto desembarca en la bahía del Espíritu Santo en mayo de 1539. Desde un principio enfrenta grandes problemas con los indios. Es atacado a diaño. La vegetación era diferente a ta de Cuba y América del Sur. Anda por cuatro largos años, por los estados actuales de Florida, Georgia, Alabama, Luisiana y parte de Texas. Descubre el río Mississippi. Muere en 1542. Sus oficiales dejaron el cadáver en el lecho del río. El resto de sus hombres, al mando del teniente Moscoso construyen una embarcación y llegan a Pánuco (México). Hacía cuatro años que habían salido de Cuba. Como vimos anteriormente de la conquista de la Florida no había sido posible.
El explorador Juan de Verrazzano, que había nacido en Florencia, recibe una "patente" de Francia, para descubrir y establecerse. Llega a América en 1524, a Carolina del Sur, navega hasta Terranova. Regresa a Francia y publica un libro sobre su viaje. Por orden de Francisco de Garay, gobernador de Jamaica, manda una expedición bajo el mando de Alfonso Álvarez de Pineda, para reconocer las costas de la Florida, pero perdió muchos de sus hombres por los ataques de los indios. Sin haber' logrado hallar la buscada ruta hacia Asia. Su viaje duraría ocho meses. En la expedición halló la embocadura de un río caudaloso, al que puso el nombre de Espíritu Santo (Mississippi). La segunda expedición de reconocimiento y colonización fue mandada por el mismo Garay, que había obtenido del rey, el título de Adelantado de la Florida. Saldría de Sevilla con once naves y 700 hombres. La expedición echó anclas en el estero del río Las Palmas, a fines de 1523. Pero lo inhóspito del lugar y la guerra que le hacían los indios, le hizo seguir viaje, llegando a las costas de Panuco, México. Siendo allí reducido por las huestes de Cortés.
Pánfilo de Narváez sale de España con la orden de conquistar la Florida en 1528. Desembarca en el litoral donde hoy se encuentra la ciudad de Tampa. Esta sería la expedición más desafortunada que llegó a la Florida. La mala dirección, los indios, el hambre y los desaciertos de su capitán, hizo que sólo sobrevivieron cuatro de sus hombres. Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, Alonso del Castillo, Andrés Dorantes, y el negro Esteban, después de estar prisioneros de los indios, lograron escapar y anduvieron desde la Florida, hasta el golfo de California. Habían pasado nueve años de calamidades y trabajos. El 15 de mayo de 1536 llegaron a la villa San Miguel. Después de descansar regresan a España. Alvar Nuñez publicó un libro sobre su experiencia y el desastre de la expedición de Narváez.
El virrey de Nueva España, Don Antonio de Mendoza, prepara una expedición a cargo de Fray Luis de Cáncer, de Barbastro, que iría acompañado de otros frailes, para así poder conseguir el favor de los indios floridianos. Saldrían de la Habana acompañados sólo de Biblias, rosarios, y cuentas de "cristal". Al llegar a la costa desembarcaron Fray Diego Peñalosa y Fray Juan Fuentes, que serían los primeros religiosos en ser sacrificados por los naturales del país. Un español prisionero de los indios por más de diez años, pudo escapar e informar a los otros frailes y españoles que esperaban en los barcos, que sólo les podía esperar la muerte si desembarcarban. Fray Luis de Cáncer, no hizo caso y bajo a tierra, al pasar las horas, la playa se lleno de indios que mostraban los restos del religioso.
Nuevamente el virrey Don Luis de Velasco, prepara otra expedición en 1553, pero ésta no llegaría a las costas de la Florida, debido a un mal tiempo que la destruyó al salir.
La siguiente expedición no saldría hasta el año de 1559. De México salieron 1,500 hombres y trece embarcaciones. Al llegar a las costas de la Florida, un mal tiempo la destruyó nuevamente.
Anteriormente hemos visto cómo las expediciones españolas habían fracasado en sus intentos de establecer una colonia en la Florida. Le toca a Francia establecer una colonia en la Florida. Gracias a las relaciones de los viajes de los franceses que escribieron los capitanes Jean Ribault, René Laudonniére, Nicolás de Challeux y Dominique de Gourges , es que podemos tener informaciones sobre el primer establecimiento.
El almirante francés G. de Coligny recibió la orden del rey de enviar una expedición para establecer una a colonia en la florida, el capitán escogido para la expedición fue Jean Ribauft, su segundo, Goulaine de Laudonniére. Ellos sentaron la base del primer establecimiento en el Río de Mayo (St. John's River) en el año de 1562, que fue nombrado Charlesfort llamado así por el rey Charles IX. Regresa Ribault a Francia a finales de julio de 1562; en el año de 1565 volvería con otra expedición. Pero ya para entonces España enterada de los planes franceses había ordenado el envío de una expedición, su capitán sería Pedro Menéndez de Avilés. La expedición la formarían treinta embarcaciones y dos mil seiscientos hombres. pero no todos ellos irían a la Florida. Sólo cinco buques y seiscientos expedicionarios serían los que se lanzan contra los franceses para expulsarlos de la Florida. Menéndez de Avilés es nombrado por el rey Felipe II. Adelantado y Gobernador de la Florida. Los franceses enterados de la fuerza expedicionaria de España , envían refuerzos con Ribault. La flota española avistó tierra floridiana el 28 de agosto de 1565, era cabo Cañaveral. El 1 de septiembre anclan sus barcos en lo que es hoy San Agustín. Allí se entera de que cerca de allí se encuentran los franceses. Ordenó levar anclas hacia el norte a unas pocas leguas estaban fondeados los barcos de Ribault, eran cuatro galeones. Menéndez Avilés, ordena aproximar sus buques "y a viva voz le, pregunta" quiénes eran. y quién era su capitán, y qué religión profesaban. Al comprobar que eran franceses y herejes, él le dijo: '"Soy el General de la Armada del Rey de España y vengo a colgar a todos, los herejes que por aquí encuentro; esas son las \ órdenes de mi Rey y las llevaré a cabo tan pronto amanezca."
Los franceses abandonaron sus galeones y se dirigieron a tierra para unirse a los otros hombres. Los españoles los persiguieron. Los hombres de Ribault se prepararon para el combate. Menéndez se retiró a San Agustín para desde allí preparar el plan de combate. El 16 de septiembre prepara una columna de soldados para sorprender al enemigo. Después de cuatro días de intensas caminatas atacan el fuerte de Caroline por sorpresa, dando muerte pasados a cuchillos a todos los prisioneros hombres 132 murieron. Las mujeres y niños se salvaron . El capitán Laudonniere logró escapar con un grupo de hombres. El nombre del fuerte fue cambiado a San Mateo. Al regresar Menéndez a San Agustín se encuentra uno de los galones de Ribault que había naufragado con 140 hombres exhaustos y temerosos de la furia española. Estos parlamentaron con Menéndez para rendirse. pero el capitán español no les daría cuartel. De diez en diez fueron pasados a cuchillo, maniatados e ignorantes de su propia suerte. En recuerdo de lo de allí sucedidó lleva el nombre de Bahía de Matanzas. Cerca de San Agustín naufraga otro galeón francés, con Ribault y muchos de sus oficiales. Menéndez se dirige al lugar, y le manda un mensaje: "tengo guerra con uds. por ser luteranos. y por venir a estas tierras que pertenecen al Rey de España". Pasaría a cuchillos a muchos de ellos salvando la vida sólo a cinco de ellos. Unos ochenta franceses se internaron en la costa para huir de la muerte segura en manos de los españoles; muchos de ellos fueron prisioneros y enviados a trabajar en las construcciones militares de La Habana. Menéndez de Avilés empezó a consolidar la permanencia de España en la Florida. Se refuerzan las posiciones españolas con refuerzos de La Habana. Los franceses volverían y vengarían la muerte de sus compañeros, en la misma forma que ellos pasaron muertos a cuchillo, con la inscripción:
"degollados por ser españoles". Pero ya la presencia española se empieza a ver. Misiones, nuevos poblados. Esto hace que el capítulo de la Florida, sobre su conquista llegará a su final. Serían los franceses los primeros en establecerse, pero gracias al genio de Menéndez de Avilés, la colonización de estas tierras dio su comienzo.
Nota: Los Españoles cometieron mucho abuso en su conquista del Nuevo Mundo. Por eso en los paises de latinoamerica se recuerda los abusos de los Españoles.
El Burro Perico
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El Burro Perico. Personaje popular de la ciudad de Santa Clara, Cuba que lo convirtió en leyeda, a estas alturas, ya nadie sabe lo que el animal era capaz de hacer para delicia de sus admiradores.
Contenido
Historia
En un Principio, Bienvenido Pérez (Lea) prestó el animal de trabajo a su primo Eusebio quien lo utilizó en el tiro de un carro de helados; pero Perico escapaba con mucha frecuencia hacia Cerro Calvo, quizás por inadaptación, quizás guiado por sus sentimientos. La verdad es que tenía cansado al heladero y una tarde fue el colofón.
Cuando se encontraba vendiendo helados en el paradero de trenes los truenos y relámpagos anunciaron un fuerte aguacero y el hombre fue a refugiarse en los portales dejando amarrado al pobre jumento a un poste. Las primeras gotas de lluvia aterrorizaron tanto al animal que logró partir las riendas que lo sujetaban, y se lanzó a toda carrera para la casa de Lea, no sin antes dejar el carro de las sorbeteras en un deplorable estado.
Muy molesto Eusebio devolvió formalmente el burro a su dueño, quien al parecer lo entendía mejor, pues no pasó mucho tiempo sin que Perico tirara de un carro al que llamaban "La Ferretería ambulante". Los trabajos de este carretón sirvieron para que se estrecharan los vínculos amistosos entre Perico y Findingo otro que con el tiempo llegó a ser un personaje muy popular entre los vecinos de Santa Clara, pues usaba ropas extravagantes y dondequiera recitaba: "Que te paxa Maripoxa, que sobre todas las coxas te poxas', a la vez que cubría su pecho con toda clase de medallas y baratijas que encontraba a mano.
Burro Perico con el carretón de botellas |
El mismo carretón después pasó a la recolección de tercerolas de manteca y por último a la recogida de botellas por todos los establecimientos de la ciudad. Más de mil botellas vacías transportaba el burro en cada viaje. Así pasaron tres lustros; el negocio de la botellería, gracias al trabajo de toda la familia Lea y la "modesta colaboración de Perico, dio muy buen resultado, al punto que el burro fue sustituido en su trabajo por un medio más moderno: Un camión. Lea, agradecido del trabajo de Perico, lo exoneró de todo deber, con el retiro merecido y una suculenta ración diaria de maíz.
No obstante, el animal, que ya había demostrado su inteligencia en otras ocasiones ingenió un plan para procurarse el sustento sin afectar directamente a su benefactor, plan que, con el decursar de los años haría imborrable su nombre en el folklore de Santa Clara.
Celebridad y fama
Después de dejar las barras del carretón, al parecer por el hábito adquirido, comenzó a recorrer las empedradas calles villaclareñas con su andar lento y distraído Al principio, el contacto con la gente le fue un poco difícil pues había quien no aceptaba que un animal paseara las calles de la ciudad tan libremente. Esa fue la primera conquista de Perico, ganarse pacientemente la simpatía de todos. Los niños lo llamaban para ofrecerle caramelos y otras golosinas, que él lentamente saboreaba agradecido.
Algún día de aquellos, Perico aprendió un manejo muy importante; tocó delicadamente con uno de sus cascos delanteros a la puerta de alguna casa, donde seguramente con anterioridad y de forma espontánea le habían brindado pan. Fue como un toque a la puerta de la historia, pues desde entonces trascendió a la celebridad y la fama.
Comenzó a visitar algunas casas donde le procuraban su alimento predilecto, el pan. Así siguió engrosando la lista de sus cariñosos suministradores. E1 toque de Perico era algo sensacional en la cotidianidad de una casa; brindarle pan, más que una limosna era un acto de gratitud por tan simpático gesto.
Cuando alguien, sin él solicitarlo le brindaba algo de comer en la puerta o ventana de la casa, aceptaba la invitación sin tardar, grabando el recuerdo en su solípeda memoria, de modo que jamás olvidaría saludar diariamente a los nuevos amigos.
El recorrido por la ciudad era siempre igual y con poca variación en el tiempo, siempre obedeciendo a la ubicación de los que visitaba y de los establecimientos que tenían sus latones llenos de desperdicios comestibles. Su ruta incluía a todos los barrios. La Pastora, El Carmen, Buen Viaje etc. y es notable que en ninguno de estor lugares a pesar de haber pozos de magníficas aguas, tomaba ni una gota de sus fuentes pues sólo la tomaba de manos de Victoria, la esposa de su dueño quien mimosamente se la servía cuando, al atardecer, regresaba de sus andanzas exigiéndole que rebuznara primero para dársela después, cosa que hacia Perico.
Anécdota
Cierta vez, este invariable curso por las calles fue alterado cuando tuvo un altercado con un novato agente del orden que estrenaba su azulado uniforme en la posta de Parque y Marta Abreu. Perico venía en dirección al Parque por la referida calle, en su diario crucero, para dirigirse al Liceo (hoy Casa de la Cultura); pero ese día el nuevo vigilante desconociendo que Perico no era un burro ordinario, y creyendo que era su deber ahuyentarlo comenzó a realizar toda suerte de maniobras y gesticulaciones profiriendo el típico cantar de los vaqueros del sur de las provincias centrales al conducir sus reses para que este desviara su rumbo; pero el burrito que no entendía que el policía tuviera derecho a bloquear su acostumbrado camino y le jugaba cabeza una y otra vez.
Burro Perico tocando puertas |
El incidente se fue convirtiendo en un espectáculo; la gente comenzó a aglomerarse para presenciar las peripecias de Perico y las ineptitudes del agente, y éste, presionado por su vanidad autoritaria propinó dos fuertes golpes en el lomo para que el animal entrara en razones. Aquello puso de mal humor al público y hubo voces que se alzaron contra la actitud del advenedizo esbirro.
Un sargento de la Policía que se encontraba entre los espectadores amonestó públicamente al guardia y le aclaró que Perico no era un burro ordinario, sino que se trataba de un burro "con los mismos derechos de cualquier ciudadano de la República”. El vigilante amoscado, y aún sin explicarse el suceso en su real magnitud, se excusó ante la gente y prometió guardar al burro todas las consideraciones que le habían concedido.
Pero ello no termina todavía: Perico, desde aquel día cuando llegaba a 1a barbería de Marta Abreu y Villuendas, detenía su paso y levantaba la vista para observar al vigilante de la posta del Parque. Si el que encontraba allí era el del referido altercado, daba marcha atrás y tomaba otra ruta. Así, Perico, amparado por el cariño, la admiración y el cuidado popular va dejando paulatinamente de ser un burro ordinario para convertirse en la amada mascota de la ciudad.
Manifestaciones populares
Hubo quienes trataron de utilizar su imagen para beneficios personales en las campañas politiqueras típicas de aquella época. Levantaron una ola de injurias a través de la prensa contra su dueño aduciendo que este después de haberse hecho rico a costa del trabajo del animal y de haber explotado al admirable burro lo tenía en la indigencia. Cartas de protesta fueron recibidas en el periódico El Mundo por tan descaradas mentiras, el pueblo conocía el gran amor con que el propietario del burro y sus hijos lo trataban.
El burro era punta de lanza en las manifestaciones estudiantiles, que se llevaban a cabo. Los jóvenes del instituto indignados ante la llamada "Prueba Selectiva" fueron con su protesta al Rector de la Universidad y allí iba Perico.
A raíz del primer gobierno de Fulgencio Batista, Perico saltó a la calle portando sendos carteles que decían: "Abajo Batista" y "Abajo el director", refiriéndose al Director del Instituto de Segunda Enseñanza que en componenda con los políticos de turno permitía a algunos estudiantes que recogieran dinero a nombre del estudiantado y para su beneficio personal.
Perico estuvo preso. Un día cometió el error de invadir los jardines del Parque Leoncio Vidal: El alcalde asomado a una de las ventanas del Palacio de Gobierno lo vio personalmente y lo mandó a prender por comerse el césped.
El estudiantado, al enterarse de 1a noticia, se lanzó a la calle conjuntamente con la población. El alcalde, al ver que se ponía en juego su próxima reelección creando estas discordias, accedió a ponerlo en libertad.
La muerte de Perico
Todos los informantes coinciden en decir que lo más asombroso de su vida fue su muerte. Eran las seis de la tarde del día 26 de febrero de 1947. Perico se encontraba cerca del café Villa Clara Lea, lo vio y se le acercó. Notándolo cabizbajo y afiebrado le dijo: Perico tú estás enfermo, vamos para la casa. Y el animalito siempre obediente le siguió hasta la botellería.
Al otro día por la mañana, Caballo; el sereno que cuidaba del patio de la botellería, muy temprano le preguntó a Victoria que ya estaba en pie: "¿El viejo está durmiendo?" y tras su respuesta afirmativa. "Pues mira. Perico ni se mueve, pa' mi que está muerto, yo lo estuve mirando por una ventana.
No hallaban cómo decírselo a Lea; Pero al final, la dolorosa realidad se impuso. Al divulgarse la noticia, muchos centros de trabajo cesaron en sus labores, innumerables escuelas enviaron a sus alumnos; todos querían ver por última vez su simpática figura.
Llevándole flores, los niños desfilaron cerca de su cadáver para ofrendárselas, los obreros le llevaban coronas a nombre de sus lugares de trabajo; los muchachos del Instituto de Segunda Enseñanza, quisieron enterrarlo en el cementerio de la ciudad; pero Lea no permitió que su cadáver fuera sacado a la calle, y tras la autorización del Ayuntamiento. se acordó enterrarlo en el propio patio de la botellería donde durmiera toda su vida.
Su sepelio debía llevarse a cabo allí, en una fosa que el mismo pueblo cavó. Cuatro metros cúbicos de tierra fueron removidos para ocultar su cuerpo eternamente, con una mezcla de arena y cal. pues bajo estas condiciones había accedido el Gobierno Provincial a su entierro dentro de la localidad de Santa Clara.
Unos dicen que su fallecimiento fue por muerte natural, y otros que ingirió boniatos más allá de lo debido. Lo cierto es que su desaparición enlutó a Santa Clara y a su sepelio acudieron tantas personas que fue reseñado por la prensa y la radio nacionales, y, cuenta la leyenda popular, que hasta en el periódico norteamericano The New York Times se habló del suceso. La despedida de duelo la hizo un senador de la República.
Las historias de Perico pasan de niño a niño en Cuba, de abuelos a padres y de estos a sus hijos. El infatigable andador de las adoquinadas calles de Santa Clara, continuará paseando su asnal filosofía en la imaginación de los niños, en la memoria de quienes lo conocieron y entre los recuerdos bellos de esta ciudad. Santa Clara perdió a uno de sus personajes más populares. A el, los artistas cubanos han dedicado canciones, narraciones y la escultura metálica, siempre con alguien a su alrededor, para que Perico esté acompañado como en sus buenos tiempos.
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